La Tierra está en línea – Capítulo 108: Te tocaré la cara~

Traducido por Shisai

Editado por Meli


Terminaron de registrar los cadáveres. Aparte de los pocos accesorios y armas, solo encontraron la extraña nota con la palabra «pan, Tang Mo la guardó en su mochila.

Fu Wenduo encontró un bidón de gasolina en un rincón y repostó el coche.

El ex bibliotecario se acercó a la ventana y observó los alrededores. Confirmó que no había más gente antes de bajar las cortinas. El mayor agarró un rotulador al óleo y dibujó un pequeño mapa de Beijing en la pizarra, marcó varios edificios emblemáticos. Trazó un triángulo sobre la Ciudad Prohibida y uno más en la esquina noroeste, donde escribió: distrito de Yanqing.

—En promedio, hay una torre negra por cada diez mil kilómetros cuadrados de terreno. En Beijing hay dos: una junto a la Ciudad Prohibida y otra al noroeste, en el distrito de Yanqing. Estamos en la séptima circunvalación de Beijing, del distrito de Daxing, en el extremo sur. Mi casa está junto a la Ciudad Prohibida y la del pequeño Sheng en el distrito de Dongcheng. Fui a su casa hace cinco meses, pero no vi a nadie. Por lo tanto, no la registré cuidadosamente. Este es nuestro destino —Hizo un pequeño círculo en el distrito de Dongcheng.

Antes de que la Tierra se conectará, Tang Mo había visto la torre negra sobre la Ciudad Prohibida en la televisión. Centró sus ojos en el pequeño círculo.

—Ya que la organización Tian Xuan quiere matar al hermano Tang y atacarnos, no entremos a la ciudad. Su base está en el distrito de Chaoyang, muy cerca del distrito de Dongcheng. Creo que si mis padres estuvieran vivos, habrían buscado a mi hermano mayor cuando escucharon su nombre. Ha pasado tanto tiempo sin noticias —declaró Fu Wensheng.

—¿No quieres ver tu casa? —lo interrogó el polizón.

—No, ha pasado tanto tiempo que sé que mis padres no están allí.

Fu Wenduo lo entendía, los había seguido de vuelta a Beijing y creyó que el niño no se rendiría hasta inspeccionar su casa por sí mismo. Al igual que Tang Mo, que buscaba a su amigo, aunque era muy probable que este se hubiera ido.

Tian Xuan era la organización más poderosa de Beijing. No importaba la razón por la que querían matar a Tang Mo, la ciudad era muy peligrosa.

La pizarra blanca aún anunciaba el precio diario de la gasolina, Fu Wensheng tomó el borrador y empezó a limpiarla. Tang Mo miró la espalda del chico y anunció:

—Seguiremos yendo a Beijing.

Fu Wensheng giró la cabeza con sorpresa.

—Mi hermano mayor dijo que la organización Tian Xuan se ha desarrollado mucho en cuatro meses. Su líder incluso superó el modo difícil del segundo piso.

—No solo se trata de encontrar parientes —dijo Tang Mo con seriedad—. Queremos determinar su paradero. Yo también busco a un amigo. Por eso he venido a Beijing. Además, dado que nos atacaron a hurtadillas, deben tener una forma de determinar mi paradero. Pueden encontrarme donde quiera que vaya. Pero no tienen toda la ventaja. No saben que Fu Wenduo es mi compañero de equipo —Hizo una pausa antes de añadir—: También estás tú.

Fu Wenduo conocía al líder de la organización Tian Xuan. Si hubieran sabido que tendrían que atacarlo, no habrían enviado solo a cuatro personas, incluso teniendo de su lado la habilidad de revertir el tiempo. Creyeron que podían salir con seguridad, porque su objetivo era Tang Mo. Si hubieran sabido que su compañero de equipo era el poderoso polizón, no habrían actuado con tanta facilidad.

Decididos a no salir de Beijing y entrar en la ciudad, el trío empezó a planificar su ruta.

—El distrito de Chaoyang es su base, así que lo rodearemos. Entraremos al distrito de Dongcheng desde el oeste —indicó Fu Wenduo, su profunda voz hizo eco en la gasolinera.

Estaba oscureciendo y la lluvia cesó. Decidieron marcharse al día siguiente. Fu Wensheng agarró unas botellas vacías de agua mineral y corrió a un lado.

Fu Wenduo, con la mirada en el suelo, pensaba en lo ocurrido. Cuando la luz que tenía delante se bloqueó, levantó la cabeza y frunció el ceño.

Tang Mo estaba de pie frente a él, con la mano derecha en el bolsillo y frotando una gema roja. Su compañero habló antes de que él pudiera hacerlo.

—¿Tienes que salir a hacer algo?

Un momento después, Tang Mo habló con calma:

—Salgamos juntos. —Fu Wenduo lo miró, interrogante—. Tengo algo que decirte.

Hubo un breve momento de sorpresa antes de que los labios del mayor se curvaran.

Salieron juntos de la gasolinera y entraron en un diminuto almacén detrás. Parecía una habitación para desechos. Estaba llena de escombros y tenía menos de dos metros cuadrados de espacio, había una pequeña ventana en lo alto de la pared y la luz de la luna brillaba a través de ella, formando una mancha blanca en el suelo.

—¿Qué pasa?

—¿Por qué vuelves a Beijing? —Tang Mo fue directo al grano.

—Estoy buscando pistas sobre la torre negra —contestó un momento después.

Tang Mo ya lo sospechaba, tres meses atrás, Fu Wenduo viajó miles de kilómetros desde Beijing a Shanghai y no fue para visitar los lugares de interés. Encontró la organización Ataque e intercambió información con Luo Fengcheng. No había escuchado la conversación, pero presentía que su objetivo era descubrir los misterios de la torre negra.

—Hace cuatro meses,e n el Instituto de la Torre Negra de Beijing, encontré un correo electrónico del Instituto de Investigación de Shanghai. Lo enviaron a las diez de la noche del diecisiete de noviembre, diciendo que habían encontrado cuatro pacientes que tenían un ritmo cardíaco muy alto, estaban emocionalmente agitadas e incluso se autolesionaban. El estudio del Instituto de Investigación de Shanghai sobre la torre negra es más profundo, muchos de los datos de Beijing fueron enviados desde Shanghai. Por eso decidí ir allá, en busca de pistas.

—Entonces, ¿por qué quieres volver a Beijing?

—El doctor Luo me contó todo lo que sabía. Nada relevante y ya conoces los datos críticos. Sin embargo, me dijo algo importante: el día quince, la Casa Blanca envió un correo electrónico secreto a Beijing. Dos investigadores estadounidenses llegarían el día diecisiete para intercambiar información. El tema era tan confidencial, que incluso Luo Fengcheng no tuvo acceso, pero sabía dónde se alojaban los dos investigadores tras llegar a Beijing.

—¿Estás buscando esa información?

Fu Wenduo no contestó. Se volvió y miró a través de la estrecha puerta hacia la gigantesca torre negra en la distancia.

—El día diecisiete asistí a una reunión de alto nivel. Estoy seguro que la gente allí, desconocía la información aportada por los investigadores estadounidenses. Solo hay dos posibilidades: una, los datos eran erróneos y carecían de valor; dos, era tan importante que el instituto no se atrevió a informar a la ligera. Necesitan verificar la información. No importa la razón… debía ser confirmada.

El polizón estaba de pie en aquel almacén abarrotado, su espalda estaba recta como un pino. Sus ojos estaban fijos en la torre negra. Volvió la vista atrás, él y Tang Mo se sorprendieron cuando sus miradas se cruzaron.

—La organización Tian Xuan puede considerarse un enemigo. —Tang Mo cambió el tema—. Son tan poderosos que limpiaron el segundo piso de la torre negra en el modo difícil. No debemos subestimar su fuerza. No sé por qué quieren matarme o por qué la torre negra les da información. Tal vez solo sea una tarea encomendada a esos cuatro polizones y no tiene nada que ver con la organización Tian Xuan, pero si es esta la que quiere matarme y conocen mis coordenadas. No importa adónde vaya, no podré escapar.

No era su deseo separarse del polizón y el niño; no renunciaría a ellos tan fácilmente. Y creía que Fu Wenduo pensaba igual. No lo abandonaría solo por la organización Tian Xuan.

El mayor esperó en silencio las siguientes palabras de su compañero.

Tang Mo apretó los dientes, un poco incómodo, levantó la cabeza y lo miró con seriedad.

—Desde el juego de limpieza de basura, no he logrado ver tu habilidad. Intentémoslo otra vez. Conocer sus funciones y limitaciones ayudará a lidiar con la organización Tian Xuan. Además, también puedo replicar el uso de tu habilidad para mejorar mi fuerza.

Fu Wenduo, se sorprendió, no esperó que el objetivo de llevarlo al pequeño almacén fuera ese asunto.

—De acuerdo.—Sonrió y le tendió la mano—. Es hora de comprobar mi habilidad.

Dos segundos después, Fu Wenduo frunció el ceño y estaba a punto de abrir la boca cuando el joven alargó la mano y… le tocó la mejilla.

Fu Wenduo se quedó helado, con los ojos muy abiertos y la sonrisa rígida.

Tang Mo nunca lo había visto tan sorprendido. Sintió alivio, después de todo, incluso alguien tan inteligente como él, no había adivinado el verdadero uso de la habilidad.

—Hmm… Esta vez te tocaré la cara. —Sonrió.

Fu Wenduo no pudo evitar mostrar su sorpresa.

♦ ♦ ♦

La autora tiene algo que decir:

Viejo Fu: Tómame la mano~

Mo Tang: Te tocaré la cara~ [Sonríe]

Viejo Fu: ¡¡¡Qué!!!


Meli
¡Por fin! Vamos, Fu Wenduo, invítalo a tocar más abajo

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