La Tierra está en línea – Capítulo 115: El juego del reloj de la verdad del señor conejo

Traducido por Shisai

Editado por Meli


Tang Mo se tensó en cuanto vio a la muñeca matrioska rusa de dos metros de altura. Tenía una cubierta de madera lisa de color blanco con un gracioso conejo negro pintado. Pequeños ojos de un siniestro rojo brillante y de su enorme boca, sobresalían afilados dientes triangulares de tiburón que contenían un rastro de carne y sangre.

—Globos oculares humanos con azúcar son lo mejor para comer… —murmuró el conejo negro de la cubierta, mientras babeaba como si muriera de hambre.

Tang Mo retrocedió dos pasos, chocando con una pared invisible. Todo a su alrededor estaba en la penumbra.

Probablemente solo haya un metro cuadrado de espacio móvil, concluyó tras usar la sombrilla para tocar las paredes invisibles. Estaba atrapado, de pie en el número 6 del brillante reloj azul.

La torre negra emitió una extraña carcajada.

Medio minuto después, Tang Mo soltó la pequeña sombrilla.

—Eh, humano, ¿por qué no agarras tu sombrilla rosa y te defiendes? —dijo el conejo con una voz ronca y sonrisa hostil—. Mirarla, decorada con encaje me recuerda a algo repugnante. ¿Debería colgarte de ella para hornear? Es una idea excelente. Ese lindo paraguas es asqueroso.

Tang Mo estiró los brazos y tocó por encima de su cabeza.

¡También hay una pared aquí!

—Parece que no puedes correr —se burló Tang Mo y continuó con ironía—: ¿Solo puedes mirar? Desde que entraste, te paraste en el número 12. ¿No puedes moverte?

—¡Te comeré! —exclamó iracundo.

Con una patada, saltó hacia arriba, pero el muro invisible lo hizo rebotar y caer al suelo, todo el lugar tembló.

Tang Mo apoyó la mano contra la pared y estabilizó su cuerpo. Entonces notó que el reloj permanecía invómil, firme en su sitio.

El conejo negro estaba furioso, sin poder hacer más, continuó golpeando la pared para que Tang Mo perdiera el equilibrio.

El conejo se rió y se estampó contra la pared de enfrente. Tang Mo sacó la pequeña sombrilla para apoyarse.

—Humano, te voy a comer. —Hizo una mueca—. Pronto sabrás el gran error que has cometido.

Se siguieron enfrentando por un tiempo, hasta que oyeron unos pasos en la oscuridad. Se giraron en la dirección del sonido y vieron a un conejo blanco que corría en dirección al número 3.

El conejo vestía ropas finas y llevaba un aro de metal en la oreja. Sacó un reloj de bolsillo mientras corría hacia delante.

—Es demasiado tarde, demasiado tarde… aaaaah… —Tropezó en el borde del reloj y cayó. Se frotó la frente y volvió a consultar la hora. Gritó—: ¡Voy a llegar tarde otra vez!

Se levantó y corrió hasta el centro del reloj, donde la aguja de las horas se cruzaba con la de los segundos, y desapareció. Tang Mo se sorprendió, pero se mostró impasible, después de todo, la torre negra aún no le decía la misión principal de la estancia.

—Humano. —Sonrió el conejo negro y apretó los dientes. Lo miró con resentimiento—. ¿Crees que me he metido de forma accidental en el reloj de la verdad?

El corazón de Tang Mo se estremeció, pero permaneció en silencio. El conejo negro rio con demencia. Saltó de nuevo y golpeó el suelo con más fuerza.

—¡Quiero abrir el juego del reloj de la verdad! —rugió el conejo negro.

Tang Mo no pudo ocultar su asombro.

Las manecillas de la hora y los minutos, hasta entonces inmóviles, empezaron a girar como un veloz ventilador. El reloj brillo en un color azul deslumbrante. Los punteros se detuvieron y la luz se debilitó.

El reloj marcaba las seis. La manecilla de las horas apuntaba a Tang Mo y la otra al conejo.

Sonó una fuerte campana y repicó seis veces, una vez que se silenció, el conejo negro volvió a reír. Entonces, resonó una voz mecánica ni masculina ni femenina.

El juego del reloj de la verdad se ha abierto.

El jugador a las 0 en punto, por favor entre en el juego.

Tang Mo miró el reloj y luego al conejo, que gritaba:

—¡Él! ¡Él es un jugador humano! —Sonrió de forma malévola.

La verdad es correcta. El jugador 0 ha entrado con éxito en el juego.

El jugador a las 6 en punto, por favor entre en el juego.

Tang Mo sostuvo la pequeña sombrilla y miró con recelo el reloj que resplandecía en un tenue color azul. El conejo negro vio al joven con arrogancia. La voz mecánica se oyó de nuevo:

El jugador a las 6 en punto, por favor entre en el juego. Si no entra en el juego dentro de un minuto, violará la ley de la verdad y se convertirá en una falacia. El reloj de la verdad borrará la falacia.

Los ojos de Tang Mo se entrecerraron; apretó la sombrilla.

—Es un jefe de la torre negra.

El conejo negro se quedó atónito y luego soltó una carcajada. Tang Mo tuvo una sensación ominosa cuando la voz fría se escuchó de nuevo:

¡Error en la verdad, falacia! ¡Falacia!

Falacia gris de nivel tres, el jugador a las 6 ha abierto la caja de Schrodinger y ha aceptado el castigo.

Al segundo siguiente, la jaula invisible se llenó de agua, cubriendo el cuerpo de Tang Mo, lo que le hizo tragar unas cuantas bocanadas de agua. Contuvo la respiración. El conejo negro brinco de alegía, atormentando aún más al jugador humano. Diez minutos después, su forma física había llegado al límite, entonces, el agua se disipó, tan repentinamente como había aparecido.

Empapado, se apoyó en el suelo y tosió ferozmente hasta que pudo respirar con normalidad.

—¿Te preguntas por qué la conclusión de que soy el jefe de la torre negra es una falacia? —se burló—. Ja, ja, ja, estúpido humano. Es porque cuando pisé el reloj de la verdad e inicié el juego, me convertí en un participante. En el reloj de la verdad, no hay jefe de la torre negra. Este reloj es el verdadero jefe.

El jugador a las 6 en punto, por favor, entra en el juego.

Tang Mo se levantó del suelo y se limpió el agua de la frente. Miró al conejo negro y declaró:

—Soy un jugador humano.

La verdad es correcta. El jugador a las 6 ha entrado con éxito en el juego.

El conejo negro apretó los dientes y se estampó furioso contra la pared. Tang Mo se retorció la ropa empapada con el rostro inexpresivo. En ese momento, una clara voz de niño entró en sus oídos:

¡Ding, dong! Desencadenada la misión principal: El juego del reloj de la verdad del señor conejo.

Las reglas del juego…

En primer lugar, la verdad no es una ley inmutable del universo. Ser reconocido por la torre negra es la verdad.

En segundo lugar, solo se permite un vencedor en el reloj de la verdad.

En tercer lugar, el reloj de la verdad reconoce todas las verdades y rechaza todas las falacias.

En cuarto lugar, el reloj está dividido en sesenta cuadrados y de dos a cincuenta y ocho objetos indeterminados aparecerán en el reloj de la verdad cada diez minutos. Debe haber una verdad distinta cada dos objetos. Todos los elementos del reloj de la verdad se limitan a una verdad común entre solo dos objetos, en otras palabras, hay una sola verdad.

En quinto lugar, averigua la verdad individual y elimínala con éxito. Esto te permite avanzar una casilla.

En sexto lugar, si encuentras una falacia o ninguna verdad, retrocederás una casilla. Si hay algún elemento en el reloj que no haya sido eliminado al abrir la caja de Schrodinger, retrocederás dos casillas.

En séptimo lugar, las falacias se dividen en cuatro tipos: falacia de origen de nivel uno, falacia sofística de nivel dos, falacia gris de nivel tres y falsa verdad de nivel cuatro. Diferentes falacias desencadenan diferentes castigos de la caja de Schrodinger. Una vez abierta la caja, la falacia más grave del jugador es juzgada y castigada.

En octavo lugar, elimina con éxito todo lo que aparece en el reloj de la verdad y podrás resolver el juego de acuerdo con la verdad.

En noveno lugar, el jugador que sea atrapado primero caerá en el eterno agujero negro de la verdad. El jugador superviviente es el único ganador en el reloj de la verdad y pasará la partida. Si un jugador muere por el castigo de la caja de Schrodinger, el superviviente también podrá pasar la partida.

En décimo lugar, cada hora, solo habrá cuatro partidas en el reloj de la verdad. La verdad de estos ítems es la verdad más difícil.

El reloj de la verdad solo reconoce a los verdaderamente fuertes. Este es el recordatorio amistoso de la torre negra. Para superar el juego, ¡sé fuerte!

♦ ♦ ♦

La autora tiene algo que decir:

Mo Tang: [Retuerce la ropa con cara fría]

Viejo Fu: ¡¡Cuando estaba fuera, alguien intimidó a mi Mo Tang!!


Shisai
A ver, yo no entendí. Veamos, ¿qué es una falacia? Mmm... Según Wikipedia, es un argumento que parece válido, pero no lo es. La Torre Negra dice que hay que ser fuerte, quizás por los castigos, pero este parece un juego de inteligencia. Veremos que tal le va a Tang Mo.
Meli
Pues yo nunca entiendo… ☹️ Lo bueno es que siempre aclaran sus conclusiones.

Una respuesta en “La Tierra está en línea – Capítulo 115: El juego del reloj de la verdad del señor conejo”

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