Traducido por Shisai
Editado por Meli
La suelo tembló tras el golpe de la cabeza del conejo negro contra la pared.
Tang Mo se sentó y lo observó al tiempo que analizaba los cuatro objetos en el centro del reloj.
El bollo era del tamaño de la cabeza de una persona, se veía suave y dulce, desprendía un tenue calor. A su lado estaban un líquido escarlata, una galleta a medio comer y una bolsita rosa.
El conejo negro saltó, frustrado por no poder comer el bollo. Todo en el lugar se tambaleaba.
—Cállate —le ordenó Tang Mo.
El conejo negro se quedó atónito, iba a responder cuando notó en las manecillas que solo le quedaban treinta segundos.
El conejo había revelado algunos detalles y Tang Mo sabía que en la Taberna Banana, la mejor del Reino Subterráneo, se vendían esos deliciosos bollos de polizones.
Lo descubrió mientras paseaba en el Reino Subterráneo durante la instancia del Circo Extraño, cuando permaneció una semana protegiendo a la lombriz de tierra y luchando con los veintidós jugadores.
La venta de bollos no tenía una hora definida, se ofrecían cada vez que se capturaban polizones. Quizás podrían hacer pizzas y otra comida con la carne, pero preferían esa preparación.
Tang Mo cerró los ojos y respiró hondo. El olor a carne y sangre penetró sus fosas nasales, abrió los ojos y se concentró en el líquido escarlata. Sonrió, podía adivinar de qué se trataba, en tanto, el conejo tenía los ojos fijos en él.
Una vez que se había acabado el tiempo, el muro azul cayó lentamente y Tang Mo miró al conejo negro del otro lado.
—¡Humano! —rugió la muñeca rusa, mostrando sus dientes, pero fue ignorado.
Tang Mo dio las respuestas de la ronda en voz baja, el conejo estaba nervioso, pero se tranquilizó cuando percibió que el otro solo había pronunciado unas cuantas palabras, entonces dio sus propias conclusiones al reloj de la verdad.
Las manecillas se movieron al mismo tiempo. Las de las horas, bajo Tang Mo, lo hizo tres casillas hacia atrás, el conejo se mantuvo en su sitio, en la casilla uno.
El jugador 0 ha activado una falacia gris de nivel tres.
El furioso conejo negro espero el siguiente anuncio, pero este no llegó.
Los ojos de Tang Mo brillaban mientras veía la escena, no podía ocultar su sonrisa.
—¡¿Cómo puedes activar la verdad no universal de nivel cinco y escapar del castigo?! —Se golpeó contra la pared—. ¡Estúpido humano, te comeré! ¡Seguro que te comeré! Para poder descubrir la verdad no universal de nivel cinco, debes ser un polizón muy delicioso. Quiero comerte… ¡aaaah!
Llamas azules se elevaron, quemando el cuerpo de madera del conejo negro que gritó de dolor.
—Quiero comerte, el reloj de la verdad debe estar equivocado sobre ti activando la verdad no universal de nivel cinco —se quejó.
Tres minutos después, el fuego se apagó y el conejo negro cayó al suelo, su cuerpo de madera había casi desaparecido. Aún jadeante, no dejó de exclamar que se comería a su oponente.
Tang Mo, se mantuvo en silencio, con las manos en los bolsillos, la izquierda tocaba la moneda de oro y la derecha golpeaba rítmicamente el huevo de pavo.
—Te dije que te callaras. ¿Por qué no lo haces?
El conejo negro se sobresaltó y permaneció en silencio por un instante, solo para continuar con más energía sus quejas, el sonido de su irritante voz llenó el lugar.
Tang Mo cerró los ojos un instante, al abrirlos, sacó su pequeña sombrilla rosa y la apuntó hacia el monstruo. Su cara reflejaba la misma expresión asesina que aprendió de Fu Wenduo, cuya aura asesina siempre era diferente cuando mataba.
Aunque Tang Mo, había asesinado a muchos después de que la Tierra se conectara, nunca lo hizo con la determinación de su compañero. Había dos tipos de intención asesina en el mundo: una era la intención asesina de Fu Wenduo y la otra no era la intención asesina de Fu Wenduo.
El conejo se calló, estaba atónito ante la amenaza.
—Es así —susurró para sí el joven con una sonrisa, guardó su arma, se sentó en el suelo y cerró los ojos.
—¡Debo comerme a este maldito humano!
En la séptima ronda, se mostraron doce elementos. Tang Mo se detuvo en su sitio mientras el conejo negro avanzó dos casillas.
Para la octava ronda, aparecieron veintiocho elementos. El monstruo avanzó una casilla y el otro dos.
La eliminación de veintiocho elementos consumió una gran cantidad de energía para Tang Mo, se frotó las sienes luego de aceptar su castigo.
El conejo negro ya no tenía energía ni para hablar.
Había una rara paz en el reloj de la verdad.
Tang Mo estaba en la casilla veinte y el conejo negro en la cincuenta y ocho.
El tiempo de descanso pasaba siempre deprisa y volvía a oírse la voz mecánica:
La hora es la 1:30.
Lugar: el reloj de la verdad.
Han aparecido dos objetos ricos en verdad.
Ambos se sorprendieron y fijaron sus ojos en el centro. El conejo negro suspiró tras verlos y vio con recelo al joven, que no notó la expresión por estar concentrado.
En el centro estaban: un objeto de chocolate negro sospechoso y un búho negro.
A primera vista, no había ninguna similitud; sin embargo, era lógico que en ausencia de otros objetos, un punto en común entre ellos se convirtiera en la verdad individual.
El largo segundero comenzó a moverse, marcando el tiempo.
Tang Mo se sentó en el suelo con las piernas cruzadas, miró el chocolate y el búho. Justo antes de que terminara el minuto, se dirigió al conejo negro:
—No me gusta el chocolate. Aunque si tuviera que elegir, creo que Dove es mejor que Ferrero. ¿Qué te parece?
La pared azul cayó entre los dos jugadores. Para levantarse luego de las respuestas.
El conejo temblaba un poco, Tang Mo bajó la cabeza.
En la quietud del oscuro, se oyó la voz del reloj de la verdad:
El jugador 0 ha retrocedido dos casillas y el jugador 6 ha retrocedido cuatro casillas.
♦ ♦ ♦
La autora tiene algo que decir:
Mo Tang: Hay dos tipos de intenciones asesinas en el mundo. Una es la intención asesina de Fu Wenduo y la otra no es la intención asesina de Fu Wenduo.
Viejo Fu: Estoy tan conmovido. ¡Mi Mo Tang piensa que soy guapo cuando me siento asesino!
Mo Tang: No eres guapo. Me das miedo.
El pequeño teatro siempre es una maravilla, ¡pero ahora quiero saber que pasa!
Gracias por la traducción