La Tierra está en línea – Capítulo 76: El hermano y la hermana Wang

Traducido por Shisai

Editado por Meli


La mujer, al frente, llevaba un vestido negro y una fina chaqueta negra de algodón, tenía el pelo corto. Temerosa de recibir otro disparo, levantó las manos en señal de rendición, la imitó el joven bajo y delgado, detrás de ella. Con cuidado, salieron de la gran piedra tras la que se escondían.

En el campo, los sonidos sutiles eran tragados por el viento. Tang Mo y Fu Wenduo habían estado concentrados en practicar con el arma mientras las dos personas se escondían muy lejos. No fue extraño que no los encontraran al principio.

Tang Mo los inspeccionó con frialdad. Miró a su compañero y ambos asintieron, confirmando que no había amenaza en el hombre y la mujer.

Fu Wenduo al fin soltó la mano de Tang Mo y este guardó la pistola. En silencio, observaron a las dos personas.

—Eso… —dijo la mujer—. ¿Creen que somos inofensivos?

—No —respondió Tang Mo e hizo una pausa antes de añadir—: No les creo.

El rostro de la mujer se puso rígido y miró a su compañero con confusión.

—Vivimos en una casa no muy lejos —explicó el hombre—. Es un pequeño pueblo cerca de Wuxi. Yo soy Wang Wenhao y ella es mi hermana, Wang Wenjuan. Crecimos aquí y al graduarnos en la universidad, trabajamos en Wuxi. Después de que la Tierra se conectará, volvimos a nuestra casa para evitar problemas.

El hombre se avergonzó ante la mirada de Tang Mo. Miró a los hombres y agregó:

—Somos simples jugadores de reserva. La ciudad es peligrosa y hay muchos jugadores serios. Nosotros… no nos atrevimos a quedarnos allí. Solo queríamos volver a casa para comer y evitar los horribles juegos de la torre negra.

—Así es, —confirmó la mujer—. No tenemos intenciones hostiles. Llevamos mucho tiempo sin ver a una persona viva, así que vinimos a ver cuando oímos disparos. No nos malinterpreten. Nos vamos ahora.

Los hermanos vieron a los hombres con expresiones incómodas. No parecían campesinos, sino de trabajadores de cuello blanco que fueron a la universidad.

Tras ver que no decían nada, se miraron antes de darse la vuelta para irse.

Entonces, una deslumbrante luz blanca brilló en el cielo. El sonido ensordecedor de un trueno se escuchó y los terribles relámpagos cayeron de un extremo a otro del cielo, casi estrellándose contra el suelo. Los hermanos Wang se asustaron, Fu Wenduo frunció el ceño mientras veía el oscuro cielo sobre él.

Una espesa nube de oscuridad se posicionó sobre ellos, la presión atmosférica bajó. El viento en las tierras de cultivo se detuvo y hubo una sensación de tensión que indicaba que se avecinaba una fuerte lluvia. Era la primera lluvia de la primavera.

Los hermanos miraron las nubes oscuras del cielo. El hombre fijó sus ojos en Tang Mo.

—Está a punto de llover. ¿Quieren resguardarse de la lluvia? Nuestra casa está cerca de aquí. Ah, deben tener un coche, allí pueden refugiarse. Pero creo que esta lluvia puede ser un poco fuerte… —dijo Wang Wenhao, él y su hermana miraron con sinceridad a los dos hombres.

Fu Wenduo fijó sus ojos en ellos, estaba a punto de hablar cuando oyó a Tang Mo:

—¿A qué distancia está?

El polizón se volvió para mirarlo, estaba sorprendido.

—No está muy lejos. —Wang Wenhao respondió y señaló el lugar a doscientos metros de distancia—. En la primera fila de granjas, el edificio de dos plantas del centro es nuestra casa.

—Entonces los molestaremos.

Caminaron rápido, pero a mitad de camino cayeron grandes gotas de lluvia sobre los cuatro. El cabello del ex bibliotecario estaba mojado, Fu Wenduo se lo alisó con la mano. Los dueños del hogar les dieron una silla.

Había muchos suministros en la ciudad, pero la comida y el agua eran mucho peores que en el campo.

La mujer llevó un tazón de sopa de verduras de la cocina y entregó dos tazones de arroz caliente a sus invitados. Los dos hombres lo pusieron en la mesa, pero no comieron.

—Acabamos de comer y no tenemos hambre —comentó Tang Mo y los hermanos se rieron.

Los cuatro se sentaron en la gran sala de estar y se enfrentaron.

Fu Wenduo tomó una silla, la pegó a la puerta, que estaba abierta hasta la mitad y se sentó allí. El viento y la lluvia entraban de vez en cuando en la casa, pero él no se inmutaba, sus ojos estaban fijos en el suelo, lo que hacía difícil saber lo que pensaba.

—Será al menos otra media hora —declaró Tang Mo, luego de observar el cielo.

—¿Sabes leer el tiempo? —preguntó el hermano.

Él no lo negó. La lluvia era intensa, pero se trataba de una lluvia primaveral intermitente. El grosor de las nubes significaba que no pararía durante al menos media hora. Miró alrededor de la habitación. Se trataba de una casa de campo normal y corriente de dos plantas. La mayoría de la gente del campo no renovaba sus casas y el suelo era de cemento. Un gran espejo ocupaba media pared, mientras que en la pared opuesta había un armario con una estatua de Buda y una imagen del presidente.

Parecía que los hermanos llevaban mucho tiempo viviendo ahí, ya que todos los lugares de la casa estaban limpios.

—¿Qué quieres decir? —inquirió Tang Mo.

—¿Te has dado cuenta? —El atónito hombre tosió y agregó con timidez—: No son mala gente o no nos habrían dejado ir. Mi hermana y yo hemos permanecido en nuestra casa durante mucho tiempo y somos los únicos en el pueblo. No hemos estado en ningún juego de la torre negra y podemos vivir a base de lo que cultivamos aquí. Pero… —dijo con un tono amargo. —Esto… esto…

—Mi nombre es Víctor, él es Tang Ji.

—Víctor, como sabes, la torre negra declaró hace un mes y medio que todos los jugadores están obligados a atacar la torre en un plazo de tres meses. En ese caso, mi hermana y yo tendremos que enfrentarnos a un juego de la torre negra.

—¿En qué juegos han participado?

—No hemos participado en ningún juego —respondió ella—. No sabemos qué ha pasado. Hace cuatro meses, cuando nuestros compañeros desaparecieron, volvimos a nuestra ciudad natal. Ah, sí, el pasado mes de noviembre, fuimos arrastrados al juego de la torre por el polizón llamado Fu Wenduo. En el juego en el que participaron todos los jugadores chinos.

Tang Mo observó al polizón en silencio.

—No tenemos experiencia en juegos. Estamos muy contentos de poder conocerlos. Señor Víctor, Señor Tang Ji, ¿pueden decirnos algo sobre los juegos de la torre negra? ¿Y qué hay del mundo exterior? —el joven pidió con impotencia.

—Después de que la Tierra se conectará, ¿volvieron aquí y no salieron más?

—Sí. El dieciocho de noviembre, la Tierra se puso en línea y la gente que nos rodeaba desapareció. La mañana del veinte, mi hermana y yo volvimos aquí. Después de eso, fuimos arrastrados a un extraño juego y nunca vimos a nadie más después de eso. Señor Víctor, ¿puede decirnos algo sobre el mundo exterior? No tiene que ser gratis. Cocinamos algunos platos y también hicimos pan al vapor. Hay ingredientes afuera, así que pueden tomarlos…

Una ráfaga de viento sopló desde el exterior de la casa, haciendo que la puerta golpeara contra la pared e hiciera un fuerte ruido. Fu Wenduo permaneció impasible, como si no hubiera oído el terrible sonido. La mujer le dirigió una mirada extraña y se adelantó para cerrar la puerta.

—Señor Tang Ji, ¿por qué está sentado aquí? Está lloviendo —preguntó con cautela.

El polizón se volvió para mirarla de forma calmada, aun así, Wang Wenjuan se puso nerviosa y tragó saliva.

—Le gusta la lluvia —explicó Tang Mo y ella se apresuró a entrar en la casa.

—No tenemos más que ofrecer —dijo el indeciso hombre—. Señor Víctor, si no quiere decir nada, lo entendemos. Supongo que el mundo exterior no está en un buen estado. ¿A dónde se dirigen? ¿También piensan ir a casa?

—Vamos a Nanjing —le respondió.

—Nanjing, está muy lejos. Hay muchos coches en la autopista, así que tendrán que conducir otro día y otra noche.

Los hermanos y Tang Mo hablaron durante un rato.

La lluvia se fue aligerando hasta que se detuvo, y solo unas pocas gotas de lluvia flotaban en el aire. Los hermanos Wang no se dieron por vencidos mientras intentaban averiguar alguna noticia de sus invitados.

—La lluvia va a parar. Deberían comer algo antes de irse —mencionó la mujer, acto seguido, corrió a la cocina y sacó un tazón de sopa de verduras caliente que Tang Mo sostuvo. Sorprendida, agregó—: Señor Víctor, ¿realmente no puede decirnos nada sobre la situación de afuera? Solo necesitamos un poco. No hemos visto a ninguna persona viva en mucho tiempo.

Los hermanos lo miraron expectantes. La mano del ex bibliotecario tocó el borde del plato. Bajó la cabeza y miró la lechuga que flotaba en el plato de sopa. Después de un largo rato, dijo:

—En realidad, no es gran cosa. Puedo contarles información que todo el mundo conoce.

Los hermanos Wang le miraron con sorpresa.

Tang Mo levantó la vista y sonrió.

—Pero antes de eso, quiero preguntarles… ¿Han oído el nombre de Li Wen antes?


La autora tiene algo que decir:

Viejo Fu: ¿Quién soy? ¿Dónde estoy? ¿Qué voy a hacer?

Shisai
Li Wen aparece en el capítulo 10, era el chico que se encontró a Tang Mo en la carretera, que lo acompañó a la escuela de Chen Shanshan. ¿Pero por qué les pregunta sobre él?

Una respuesta en “La Tierra está en línea – Capítulo 76: El hermano y la hermana Wang”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido