Lucía – Capítulo 29: Damian (2)

Traducido por Maru

Editado por Tanuki


Un carruaje negro azabache cruzó las calles de Roam.

Echando un vistazo más de cerca al pequeño carruaje de madera negro, se podía encontrar el símbolo de un león negro dibujado en él.

El carruaje negro era tan fascinante que la gente dejó de hacer lo que estaban haciendo para mirarlo cuando apareció por primera vez.

La madera negra utilizada como material principal del carro era tan fuerte como el acero, y se decía que fue utilizada por los militares en el pasado.

Y debido a que muchas personas se marchitaron hasta la muerte por la enfermedad del hábitat natural de la madera negra, el precio de la madera negra ahora había superado al del oro.

Hugo había hecho ese carruaje de madera negra para la seguridad de su esposa, por lo que Lucia a menudo salía en un carruaje que era apto para un rey.

En este punto, la gente ya sabía quién estaba dentro cada vez que pasaba el carruaje negro.

La mayoría de las personas nunca verían las caras de los que están dentro de un carruaje en su vida porque los que estaban dentro estaban en una posición tan alta.

Y así, cuando apareció el carruaje, lo observaron hasta que estuvo fuera de su vista.

Cuando el carruaje cruzó el puente y entró por las puertas, se escuchó el sonido de una bocina. El carruaje negro que llevaba a Lucía continuó corriendo y se detuvo frente a la torre interior más profunda del castillo de Roam.

Todos los sirvientes estaban afuera para saludar a la dama. Cuando Lucia regresó de montar a caballo, como de costumbre, se bañó y luego se sentó en la sala de recepción, bebiendo el té fragante que Jerome servía.

—¿Disfrutó su salida, mi señora?

—Me gustó mucho. Emily es una niña muy amable, siguió mis instrucciones torpes muy bien.

Emily, su caballo favorito, era una yegua agradable y bien entrenada que Hugo le había regalado.

Lucia realmente no sabía mucho sobre caballos, pero cuando miró su aspecto brillante, pudo adivinar que era un buen caballo.

Cada vez que Lucia escuchaba elogios por su belleza, simplemente se encogía de hombros.

—¿Quién dijo tal cosa? Incluso si tuvieras diez caballos, no puedes reemplazar a Emily. Ella es un caballo muy caro.

—Sí. Parece de esa manera.

Como no era cortés discutir el precio del regalo de su amo, Jerome no dijo los detalles. Lucía tampoco preguntó, pero estaba agradecida de que Hugo pensó en ella y le regaló su precioso caballo.

Lo echo de menos…

—¿Cuándo va a volver?

—¿Sí? Ah… no sé exactamente, pero puede ser largo. Creo que será alrededor de un mes.

—¿Un mes…? ¿Qué está pasando exactamente? Sé que es trabajo en el feudo…

Antes no estaba interesada en lo que estaba haciendo, pero ahora quería saber más al respecto.

—Algunas partes son sobre el feudo, otras no. Es algo que el maestro va a hacer anualmente.

Jerome trató de enfatizar que la partida repentina de su maestro fue solo por razones laborales y definitivamente no por razones privadas. No sabía sobre la dramática reconciliación de la pareja.

—Mi señora ya sabe que la frontera norte está cerca de los bárbaros. No son una tribu central, por lo que de vez en cuando cruzan la frontera para saquear. El maestro los somete una vez al año para mantenerlos bajo control.

—Entonces, ¿cada año, se va en esta época del año?

—Este año es más temprano que otros. Generalmente se va temprano en el invierno. Escuché que llegó una orden de despacho. Parece que a los bárbaros no se les ha prestado mucha atención después de la guerra, por lo que su saqueo se hizo más frecuente.

—Debe ser difícil para la gente del norte que continuamente se pone ansiosa por esto.

—Si no viven cerca de la frontera, no creo que estén ansiosos. Las cosas son muy diferentes cuando lo miras desde lejos.

Lucía asintió con la cabeza, bebió un poco de té y luego exclamó de repente.

—¡Oh Dios mío! ¿Cómo podría olvidarlo? ¿Hoy no es su cumpleaños, Jerome?

La fecha de cumpleaños que Jerome le había recordado antes, era exactamente hoy. Lo había tenido en mente, pero lo había olvidado porque estaban peleando.

—Debería habérselo dicho antes de que se fuera. Era su cumpleaños, pero no recibiría ninguna felicitación, solo luchará contra los bárbaros.

Se sentía tan triste por él que le dolía el corazón.

—Mmmmmm… Su Gracia, el maestro nunca se había ocupado de su cumpleaños por separado.

—Lo esperaba. ¿Quién se encargaría de su cumpleaños así? Solo las personas a su alrededor pueden.

—Eso… no le gusta que se lo recuerden.

—¿Por qué?

—Realmente no sé mucho. Pero a menudo tengo la sensación de que no se trata solo de su cumpleaños, sino que al maestro tampoco le gusta que le recuerden su infancia.

Jerome nunca hablaba de nada de lo que no estaba seguro ni descuidadamente decía lo que pensaba, pero como la señora parecía muy triste, dio una respuesta sincera.

—Así que no tiene ningún recuerdo que quiera recordar de su infancia…

Eso era algo triste.

Lucía había vivido una vida difícil, pero hubo un momento en su vida donde sus recuerdos estaban llenos de alegría. Fue feliz hasta los doce años. Los tiempos en que vivía con su madre cuando era niña eran tiempos felices.

La historia de la tragedia del duque en la torre oeste volvió a ocupar el primer plano de la mente de Jerome. Fue algo terrible en ese momento y no debía pensar en ello ni hablar de eso, así que trató de olvidarlo.

Sin embargo, el pensamiento siempre surgía cada vez que veía la torre oeste, y a medida que pasaba el tiempo, se interesó más en la historia de fondo que en el asesinato en sí.

El duque muerto había abandonado a uno de sus hijos para detener la desgracia y lo había dejado a su suerte. Como hizo algo que ningún padre debería hacer, se lo impuso.

—Jerome, dijiste que nunca antes habías conocido al difunto duque, ¿verdad?

—Sí. He servido al maestro desde que se convirtió en caballero.

—Esto puede ser mi prejuicio, pero creo que fue un hombre muy despiadado.

Jerome dudó un momento antes de hablar.

—De los pequeños fragmentos que he reunido, no creo que mis pensamientos difieran mucho de los de mi señora.

Su pasado está muy lejos de lo normal. Pensó Lucía.

No conocía la cara de su madre porque ella murió poco después del parto, mientras que su padre abandonó a un hijo después de sopesar las ventajas y desventajas.

Era normal que creciera para tener una personalidad tan fría y sin emociones. O más bien, considerando su pasado, había crecido de manera excelente.

¿Abandonar a un bebé recién nacido? Simplemente no puedo entender por qué el difunto duque haría eso.

No era que hubiera surgido ningún problema, pero debido a que podría suceder alguno, el difunto duque abandonó a su hijo recién nacido.

Fue realmente la suerte de Hugo que fue elegido para ser el sucesor del duque.

Si él fuera el abandonado… podría haber sido el hermano fallecido y el asesino…

Maru
Jaja… No… claro…

Numerosas familias nobles se habían ocupado constantemente de problemas de sucesores, ya fuera en el pasado, presente o futuro, pero no hubo ningún caso en el que se resolviera de esta manera. Cuando se supo este asunto, mucha gente lo había criticado.

Dijo que los descendientes eran raros en la familia Taran, ¿verdad? Si los descendientes fueran raros, entonces los gemelos deberían haber sido criados más preciadamente.

Simplemente no cuadraba.

En el caso de Damian, claro, él es el hijo preciado de una familia con hijos preciosos.

Damian era el único hijo. Era el sucesor.

Incluso si se podía decir que Damian fue enviado a un internado para criarlo estrictamente, ni siquiera había contacto entre ellos.

Había demasiada indiferencia.

¿Fue porque no recibió mucho cariño de su padre cuando era niño, que no sabía cómo darlo?

Cuanto más lo pensaba, más extraño lo encontraba. Mientras preguntaba constantemente y respondía en su mente, cayó en una profunda contemplación.

Ha tenido muchas mujeres. No sería extraño si tuviera algunos hijos ilegítimos.

Pero ella no había oído hablar de él teniendo más hijos en sus sueños.

¿Es tan difícil tener un hijo que tuvo que hacer que Damian fuera el sucesor?

Entonces, no debería haber ninguna razón para que él fuera reacio a que Lucía quedase embarazada. Tendría más sentido si quisiera tener tantos descendientes como fuera posible.

La razón por la que muchos nobles preferían la fertilidad y la competencia por la herencia entre sus hijos era por el futuro de su familia.

Tener solo un sucesor conllevaba riesgos inconmensurables.

Cuando tuvo una discusión con él, se dejó llevar por sus emociones y fue incapaz de analizar sus palabras con calma, así que ahora contempló sin prisas sus palabras.

“No necesito un niño.”

“No quiero dejar mi marca.”

No dijo eso porque tenía miedo del conflicto por la sucesión.

Marca.

El matiz de la expresión contenía una repulsión subyacente.

¿Y qué hay de Damian? ¿Es que él no lo quería pero la mujer ni siquiera le dijo que estaba embarazada y dio a luz?

Era muy posible.

En lugar de la eliminación forzosa de un niño, las secuelas de dar a luz eran mucho más fáciles para el cuerpo de una mujer. Muchos niños ilegítimos nacieron de esta manera. Lucía nació así también.

Si realmente no quisiera un hijo, entonces no debería haber sido tan negligente.

Solo deseaba ver el lado bueno del hombre que amaba, pero tenía que reconocer que tenía un lado frío y cruel.

Hubiera forzado un aborto si realmente no quisiera al niño.

¿Simplemente aborto? Podría hacerlo aún peor.

Su razonamiento le susurró pero ella lo ignoró. De todos modos, ella quería ver el lado bueno del hombre que amaba tanto como fuera posible.

No. Si piensas en su edad cuando Damian nació… era muy joven, por lo que podría haber una brecha… Él también es una persona, puede cometer errores.

Tal vez porque él había revelado sus sentimientos internos durante algún tiempo la última vez que pelearon, ella podría decir que Damian no era un niño nacido del amor.

Incluso si no lo quieres, el niño nacido no ha hecho nada malo. Es como si hubiera abandonado a Damian. Por lo general, los hombres sentían un profundo afecto por su carne y sangre, pero… es como si Damian no fuera su verdadero hijo…

Maru
Nuestra Lucía piensa. Has llegado al quid de la cuestión. Lástima que lo vayas a negar xD.

Fue un pensamiento aleatorio que apareció en su mente, pero de repente se sintió abrumada por una intensa sospecha.

Eso es ridículo.

—Mi señora, ¿lo lleno con más té?

La voz de Jerome la sacó de su ensueño y se miró la mano para encontrar su taza vacía.

—¿Ah…? Claro.

El corazón de Lucía se aceleró mientras veía cómo se llenaba la taza de té.

—Jerome… ¿alguna vez has visto al joven señor?

Jerome se estremeció y comenzó a estudiar a su ama.

¿Está comenzando de nuevo? Leyó su expresión mientras se ponía nervioso.

—Sí —dijo tras un silencio.

—¿Él… se parece mucho a mi esposo?

—Sí. Se ven muy similares, en una medida muy impactante.

Creo que mi salto en la lógica fue demasiado… bueno, por supuesto, es una idea ridícula.

¿Permitir que alguien que ni siquiera era su sangre heredará su nombre? Algo así no sucedería.

Ella trató de sacar la tonta idea de su mente pero todavía sentía que algo faltaba.

—¿Viste a Damian cuando nació? ¿Y cómo entró en la Casa Ducal?

Jerome hizo una mueca de preocupación. No importaba cuánto quisiera contarle todo a Su Gracia, había un límite para las cosas.

—Me disculpo, mi señora. No puedo hablar indiscretamente sobre nada relacionado con el joven maestro. Creo que sería mejor preguntarle al maestro.

Aunque era una pena, no quería poner a Jerome en una posición difícil.

Lucía lo pensó durante mucho tiempo; se sentía como si hubiera captado algo, pero al mismo tiempo, se sentía como si no lo hubiera hecho, así que, aunque había alguna sospecha, no pudo llegar a una conclusión definitiva.

En la tarde del mismo día, una criada trajo medicinas a su habitación cuando se estaba preparando para quedarse dormida.

Anna aún no había podido encontrar una cura, por lo que le dio a Lucía un medicamento beneficioso para el útero de una mujer.

Mientras Lucía tomaba un sorbo, el sabor único y desagradable de las hierbas entró en su boca.

El sabor de esa medicina también era bastante único.

Aunque estaba en sus sueños, Lucía aún recordaba el sabor de la medicina que había tomado para tratar el envenenamiento de artemisa en su cuerpo porque tenía un sabor único.

Aroma de vainilla… era un sabor similar a eso.

♦ ♦ ♦

Al día siguiente, Lucía estaba paseando por el jardín después de una comida.

—¡Su Gracia!

Una doncella corrió hacia ella llena de urgencia, su expresión parecía bastante nerviosa.

—¿Qué pasa?

—El… el joven señor… él está aquí.

Al ver al chico de ojos rojos y cabello oscuro con miradas muy similares a las de su maestro, Jerome contuvo su confusión y le dirigió a Ashin una mirada feroz cuando el joven señor no estaba prestando atención.

Ashin se sobresaltó y con culpa evitó la mirada de Jerome.

—Ha pasado mucho tiempo, joven maestro. ¿Ha estado bien? —preguntó Jerome.

Como de costumbre, Damian no tenía nada que criticar sobre el saludo cortés de Jerome. Pero…

Está confundido. Damian pensó para sí mismo mientras observaba la actitud distraída de Jerome. Hablando con mayor precisión, la expresión y actitud perfecta de Jerome no revelaban nada.

Sin embargo, incluso si Jerome no hizo nada, todos los sirvientes que estaban alineados para recibirlo cuando llegó, incluidos los caballeros guardianes, tenían la misma expresión que decía: ¿Qué está haciendo él aquí?

—Ha sido un tiempo —respondió el joven.

—Supongo que está cansado de su largo viaje. ¿Ha almorzado? —preguntó el mayordomo.

—Todavía no, pero lo tendré más tarde. El carruaje seguía tambaleándose, así que mi estómago está incómodo.

—Entiendo, joven maestro. Entonces, le acompañaré a su habitación para que pueda descansar…

Jerome de repente dejó de hablar y los alrededores cayeron en un extraño silencio. Damian esperaba que alguien hubiera aparecido y podía adivinar quién era. Damian volvió la cabeza en dirección a las miradas de todos.

La mujer que entró por la puerta entreabierta de la sala de recepción debía haber estado corriendo porque sus hombros se movían hacia arriba y hacia abajo. La mujer de cabello castaño parecía más joven y más pequeña de lo que Damian esperaba y parecía sin aliento y tensa.

Es ella…

La dama de la casa de Taran. La duquesa y la madrastra de Damian.

♦ ♦ ♦

Guau…

Una vez que Lucía escuchó a la sirvienta decir que Damian había llegado, se había escapado. En el momento en que lo vio, tuvo que detenerse para admirar.

¿Cómo podrían haber sido tan similares?

Jerome no exageraba en absoluto. Con ojos rojos y cabello negro, las facciones del niño eran como si alguien tomara al duque y lo redujera a un tamaño más pequeño. Nadie podría siquiera dudar de su relación con el duque.

Incluso dudar es ridículo. Pero él sabe que ha sido anunciado como sucesor… ¿verdad?

Damian suspiró un poco mientras miraba a la duquesa que lo miraba con los ojos muy abiertos. Acaba de casarse y solo podía quedarse sin palabras porque su esposo ya tenía un hijo ilegítimo.

O ella se ponía rígida en estado de shock, le lanzaba una mirada penetrante, se iba furiosa, lo miraba como un gusano repugnante o lo sorprendía con una bofetada en las mejillas. Estas fueron las reacciones más débiles.

Si ella hiciera esto, Damian no se preocuparía por la duquesa. Sin embargo, si se mantenía compuesta, enmascaraba sus sentimientos mientras sonreía y lo trataba como a un hijo, ese sería el plan más sabio para ella.

Pero para Damian, no sería muy bueno.

4 respuestas a “Lucía – Capítulo 29: Damian (2)”

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