Marietta – Capítulo 7: La princesa llevada

Traducido por Kaori

Editado por Narumi

Corregido por Aurora Blue


—Estamos aquí.

Cuando Mistral se detuvo en el bosque, Belvant desmontó suavemente y aseguró las riendas a un árbol cercano. Volviendo a Marietta, quien no podía bajar por su cuenta, puso sus manos alrededor de su cintura, la levantó de la silla y la colocó sobre el suelo.

—¡Ah!

A pesar de que había tenido el cuerpo de Belvant apoyándola, la muchacha todavía se había sacudido un poco encima del gran caballo de batalla; sobre todo, considerando la velocidad de Mistral. El temblor se extendió de sus pies a través de su cuerpo, haciéndola tambalearse al punto en que no pudo poner ninguna fuerza en sus piernas. Sus rodillas se doblaron, y ella buscó el apoyo más cercano.

En otras palabras, su delgado brazo blanco se aferró del robusto pecho de Belvant.

—¿Qué pasa?

La ligera Marietta aferrándose a él no era más incómodo que un pequeño pájaro que descansaba sobre su hombro, pero por alguna razón, la visión de la joven que enterraba su cabeza rubia contra su pecho provocó sentimientos turbulentos y poco familiares en su interior.

—Lo siento terriblemente, pero parece que no tengo ninguna fuerza en mis piernas.

Sintiendo como el brazo de Belvant rodeaba su cintura y la sostenía con firmeza, el rostro de Marietta se sonrojó. Confiando su cuerpo al agarre confiable del hombre, un extraño y dulce cosquilleo se extendió por su pecho. Tomando una respiración profunda para calmar los nervios, ella aprovechó para aspirar el aroma a hierbas secadas al sol de su amado Belvant. Una vez más, su agitación se disparó en exceso.

Oh no, ¿cómo puede oler tan increíble?, pensó, avergonzada de lo extasiada que estaba con el olor desconocido.

Mientras se ruborizaba y deseaba poder permanecer así para siempre, oyó la voz preocupada de Belvant.

—¿Te encuentras mal, princesa? Ya que usted no está acostumbrado a montar, ¿fue demasiado intenso? Mis disculpas.

—No, estoy bien.

Marietta sacudió la cabeza en negación al tiempo que miraba los ojos claros azules de Belvant y se aferraba a su fuerte pecho.

Ahh, como pensé, él es realmente encantador. Sus pálidos ojos son como gemas. Que un hombre así pueda convertirse en mi querido esposo, es como un sueño… ¡Mi amado; sólo mío!

—La verdad, me encuentro muy avergonzada. También… Por favor, llámame Marietta, querido esposo.

—B-Bien.

El severo rostro de Belvant se puso rojo. Si los que conocían el carácter del General estuvieran presentes, podrían confundir esta actitud con un presagio del apocalipsis y tratarían de huir de la escena de inmediato; pero esa gente no estaba en el bosque en estos momentos. Lejos de todo el mundo, sin la carga del título “La Deidad Guardián de Oltaire”, era un simple hombre que mostraba sus emociones sinceras en su rostro.

—Solo… No estamos casados todavía; así que, llamarme “marido” es…

—¡Oh! Ciertamente. Eso es inapropiado. Disculpe, parece que he sido descortés.

Al ver el rostro afligido de Marietta, Belvant respondió apresurado.

—¡No! Eso es. ¡No quise decir que era inapropiado! Por ahora, solo llámame Belvant, Marietta.

—¡Sí! ¡Sir Belvant!

Al contemplar sus amplios ojos fijos en él sus labios llenos y rosados pronunciando su nombre con una voz tan encantadora, una sonrisa afloró en Belvant de forma involuntaria.

—Marietta…

Viendo por primera vez una sonrisa en el rostro siempre sombrío e inexpresivo del General, el aliento de Marietta quedó atrapado en su garganta. Ella había reconocido desde el comienzo que su audaz cara era bastante atractiva; sin embargo, a pesar de que por lo general parecía no tener ni un ápice de suavidad, con sólo este pequeño gesto su belleza aumentó.

La joven, que ya estaba loca por su valiente guerrero, quedó prendada de él.

—S-Sir, Belvant… —Sus ojos permanecieron fijos en él mientras sus delgados dedos apretaron con fuerza su camisa.

Por otro lado, Belvant, quien había venido a regañadientes a esta excursión a caballo debido a los preparativos de Adlan y la presión de Su Alteza para acceder al plan “intimidad creciente”, luego de haber tenido el delicado cuerpo de la joven tan pegado al suyo por tanto tiempo, absorbiendo en el proceso su suave y agradable esencia, la situación de su parte inferior tomó un giro inesperado.

Los dos estaban solos en el bosque. La inocente princesa le confiaba su cuerpo vacilante, colgando en sus brazos. Sus ojos brumosos lo miraban fijamente, sus labios de rosa pétalo llamaban a su nombre… ¿Era un perfume, la fragancia de la princesa, flotando vagamente como el aroma de las flores?

Así que ella se convertirá en mi esposa, esta encantadora hada flor. 

La mano de Belvant se extendió hacia el rostro de Marietta. Cautivado por sus inocentes y profundos ojos azules fijos en él, antes de darse cuenta, sus labios  cubrían los de la muchacha.

Sus labios son cálidos; además, son suaves también. ¿Huh? Espera, ¿es este el verdadero rostro de Sir Belvant? ¿El que está dentate de mis ojos? Los ojos de Marietta se ampliaron por la sorpresa; todo tipo de sensaciones convergieron en sus labios. Luego, pensó: Oh, oh Dios mío, yo, él, ¡es un beso!

Con sus labios unidos en lo que sólo podía ser un beso, el cuerpo de la joven cedió bajo el peso de sus emociones. En el momento en que las fuerzas en sus piernas se evaporaron, Belvant puso más fuerza en el brazo que rodeaba la cintura de Marietta, apoyando por completo su cuerpo.

—Oh, ¿estás bien?

—Ah, um, yo… —Con el rostro teñido, los ojos brumosos  y un tanto nerviosa, ella respondió: —Parece que estar de pie es un poco duro, eh.

Al escuchar eso, Belvant colocó otra mano bajo las rodillas de Marietta y la cargó en sus brazos. Incapaz de decir una palabra, la joven envolvió sus brazos alrededor del cuello del General y se aferró a él.

Ella parece casi completamente como una ardilla pequeña en pánico.

Viendo aquel rostro enrojecido y su actitud nerviosa, Belvant fue golpeado de nuevo con el impulso de saborear sus labios, pero soportó el sentimiento y comenzó a caminar.

—Hay algo que quiero mostrarte un poco más adelante.

Belvant sonrió ante el tímido comportamiento de Marietta, y esta se ruborizó aún más al ver esa encantadora sonrisa de nuevo. Él cargó con ella con una sola mano; con la otra, cogió el equipaje de su caballo y comenzó a caminar adentrándose en el bosque. Al cabo de unos minutos los árboles se abrieron y, ante sus ojos, apareció un hermoso lago rodeado de árboles, cuya superficie era de un azul profundo y resplandecía con la brisa circundante..

—Oh, es tan hermoso…

—Cuando lo vi, pensé que es del mismo color que sus ojos —respondió, mirándola a los ojos—. Quería mostrarle este color profundo. Soy un simple soldado grosero, que no entiende lo que una princesa podría disfrutar, tampoco sé hilar palabras agradables. Sin duda, debe pensar que ser forzada a un matrimonio con tal hombre es una desgracia, pero… la trataré con el mayor cuidado, a partir de ahora.

—Eso… Me siento muy contenta de poder recibir un regalo tan encantador. Además, llamar a esto una gran desgracia sería… —Comenzó, marietta, para después murmurar—: En realidad lo consideraría una gran fortuna.

Estas últimas palabras no llegaron a oídos de Belvant, pero como ya no parecía asustada, él estaba satisfecho.

Pensando que la joven todavía parecía incapaz de ponerse de pie, la bajó sobre una roca cercana y colocó el equipaje en el suelo.

—El chef de la casa preparó un conjunto variado de alimentos para el almuerzo. ¿Te gustan los picnics, Marietta?

—Sí

—¿Es eso así? Sólo he considerado picnics en el contexto de camping; así que, pensé que me gustaría preguntar si a las mujeres les gusta.

—Pienso que ser capaz de recibir una comida en medio de un hermoso paisaje es muy agradable.

—Es bueno, si ese es el caso.

Sobre el mantel que Belvant extendió en el suelo, repartió frutas, pasteles, pequeños bocadillos y una jarra de té.

—¡Cielos! Todo parece delicioso.

—Como no sabía lo que te gustaba, he traído mucho de todo. Vamos a lavarnos las manos en el lago, para luego comer.

Belvant alzó de nuevo a Marietta, para llevarla a la orilla.

—No se caiga —la previno.

La mano del General apoyó su espalda. Aunque Marietta no tenía ninguna experiencia con ser sostenida por algún hombre, ya se había acostumbrado su toque. Después de lavarse las manos, le dedicó una sonrisa dulce.

—Ahora bien, Sir Belvant es el siguiente.

—Pero, ¡sería terrible si quito mi mano y se cae!

—Debería estar bien así, creo —dijo Marietta, rodeando la cintura de Belvant y aferrándose.

Aunque modesto, el pecho de Marietta era suave y presionaba contra su cuerpo. Belvant quedó momentáneamente sin palabras.

—Y-Yo, e-eso, aguante firme —balbuceó.

—¡Sí!

Aunque el plan del rey era “crecimiento íntimo”, de ninguna manera se podía traducir en asaltarla. A pesar de que se vio  perturbado por el contacto con el pecho de la joven, el hombre conocido como el Dios Demonio, consiguió reunir cada onza de su sentido común y no atacarla.

—Ah… Marietta, asegúrate de no abrazar a otro hombre así, aparte de mí —le advirtió, acariciando de forma afectuosa su cabeza y fingiendo serenidad mientras se levantaba. Marietta también lo siguió, casi pegada a él.

—¡Sí! Además de Sir Belvant, no haré tal cosa con nadie más.

Todavía incapaz de poner fuerza en sus piernas, sus pies tropezaron y se aferró a él con desesperación.

¡Gah! Venir aquí puede haber sido un error táctico, pensó Belvant mientras se agachaba y tomaba a la joven una vez más en sus brazos. Luego, dirigió la mirada hacia el cielo y meditó: Uff, parece que todavía podría usar algún entrenamiento mental.

Kaori
Mientras traducía esta cap estaba todo el rato gritando \'¡¡KYAAA!!\' y \'¡¡dios mío!!\' Esto fue muy intenso para mi kokoro

25 respuestas a “Marietta – Capítulo 7: La princesa llevada”

      1. Xdxdxdxdxd el pobre general Xdxdxdxd no se por que pero creo que el pobre general va a ser amarrado por nuestra linda princesa 🤤🤤

    1. Lo amo ,amo esta bovela tiene su toque exacto au que no logro imagina como la princesa se aferra al caballero cuando se van a lavar las manos no logro imaginar la pocision😯😯

  1. Que monada de pareja, me quiero morir de lo bonitos que son ambos. Desearía tanto ver una imagen sobre ellos en esta escena.
    ¿Quién no se enamoraría de hombre así?
    Tienes bue gusto, princesa.

  2. Un minuto de silencio por nuestro querido general que no sabe en qué se metió… Pero este capítulo fue tan asgwefdidoisfnoie ¡¡¡DIOOOOOOSSSS!!!

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