Traducido por Yonile
Editado por Noah
7Sus palabras la sorprendieron, incluso mientras sollozaba de placer. Era una propuesta salvaje y dulce. Ninguna otra mujer en el mundo había recibido jamás una propuesta así.
Pero ella no pudo responder, e Ishakan sonrió amargamente ante su silencio. Le dolió el corazón cuando vio que sus ojos se oscurecían. Quería consolarlo de alguna manera.
Ella lo besó. Lamiendo sus labios con torpeza, deslizó su lengua dentro, sintiendo sus dientes afilados mordisquear suavemente. Su lengua se retorció mientras profundizaba más, y él frotó y la chupó, jugando con ella. Mientras se besaban, ella se frotó los senos para mostrar que estaba aplicando lo que él le había enseñado, y cuando sus labios se separaron, él la miró fijamente.
—Tú… —Su voz se quebró mientras susurraba—. No siempre eres honesta —Sus ojos estaban llenos de picardía y le mordió la punta de la nariz—. Eres buena mintiendo.
Leah no respondió, pero parecía que él sabía lo que ella sentía y deseaba decir.
Él colocó sus piernas sobre los hombros. Debido a la considerable diferencia en el tamaño de sus cuerpos, Leah levantó las caderas de la cama y su virilidad la penetró profundamente, haciéndola gemir.
Los ojos de Leah se agrandaron, sus pantorrillas temblaban por la posición. Él empujó lentamente y en el momento en que llegó al fondo, un calor estimulante se extendió desde la parte inferior de su vientre y recorrió todo su cuerpo.
Dejó escapar un gemido, arqueando la espalda, a la vez que los huesos de su columna se marcaban a lo largo de la curva. Aunque tiritaba, Ishakan no se contuvo.
Leah apenas podía levantar los brazos para abrazarle el cuello después de llegar al clímax con fuerza otra vez. Su cabeza se inclinó hacia atrás y suplicó con labios temblorosos:
—Ishakan, yo… acabo de venirme…
Tenía las entrañas empapadas, así que estaba segura de que él lo sabía, pero siguió moviendo la cintura. Pensó que moriría. Arañándole la espalda con las uñas, le habló desesperadamente:
—Estoy exhausta, ahhh, no puedo más…
—¿Exhausta?
—Sí —se quejó—, estoy exhausta… Descansemos un poco…
Ishakan sonrió y movió su cintura con más fuerza.
—Seguramente esa es otra mentira.
Ella nunca había mentido sobre esto, pero era difícil refutarlo. Su mirada se volvió vidriosa y solo gemidos salían de su boca, mientras la saliva salía de las comisuras. Sus brazos cayeron lejos de su cuello.
—Ah, ahhhh…
Ella había llegado al clímax de nuevo. Ishakan la aprisionó entre sus robustos antebrazos, sujetándola con sus grandes manos, mientras la miraba con picardía. Leah solo tembló, desorientada.
La levantó de la cama, dejándola con las piernas suspendidas en el aire. Leah se estremeció, pero él la abrazó con más fuerza y apoyó su cuerpo contra la fría pared
A pesar de lo confusa que estaba, no le preocupada tener sexo en esa posición, sino caer al suelo, y por ello, sus muslos se apretaron alrededor de Ishakan, su hombría la penetró de nuevo.
Su enorme y caliente virilidad emitía sonidos obscenos al momento que empujaba dentro de ella, mientras su cuerpo se balanceaba violentamente en cada embestida. Sus senos rebotaban, a la vez que sus pezones rozaban contra el musculoso pecho de Ishakan.
—¡Hmm, eh, ahh…!
Aunque ya había alcanzado el orgasmo varias veces, volvió a sentir el hormigueo en la parte inferior de su cuerpo y un torrente de líquido salió a chorros donde sus cuerpos se unían. Sintió que estaba perdiendo la cabeza. Sus ojos morados estaban desenfocados, mientras las lágrimas se acumularon en las comisuras de sus párpados y corrieron por sus mejillas.
—Di mi nombre. —La lengua caliente de Ishakan lamió sus lágrimas—Tienes que recordar con quién lo estás haciendo.
Solo podía aferrarse a él, confiando en el hombre que tenía delante. Con sus últimas fuerzas, lo abrazó y pronunció su nombre en un torbellino de miedo y placer:
—Ah, Ishakan…
Los ojos dorados se llenaron de satisfacción cuando Leah lo abrazó.
—Hmm, Leah…
Sus dientes mordieron su cuello y Leah dejó escapar un fuerte gemido ante el dolor agudo:
—Ahh, Ishakan, hmm…
Su gruesa y rígida virilidad empujó profundamente dentro de ella y un chorro de líquido caliente llenó todas sus paredes internas. Sus brazos y piernas temblaron ante un placer tan indescriptible, y aun después de que su cuerpo se relajara, sus dedos seguían temblando.
Ishakan continuó moviendo su miembro, aún ligeramente ablandado, dentro de Leah, mientras ella seguía perdida en su placer. Ella gimió desesperada al sentir como él frotaba su semen contra sus paredes internas.