Matrimonio depredador – Capítulo 92: Sinceridad

Traducido por Yonile

Editado por YukiroSaori


Con esas palabras, todos sus terribles pensamientos desaparecieron como nieve derretida. El puro alivio provocó un nuevo torrente de lágrimas. Ishakan había creído que finalmente se calmaban y no supo qué hacer ante la nueva inundación. El hombre, normalmente elocuente, no pudo decir nada, como si hubiera perdido la lengua. Solo sostuvo a Leah en silencio.

Apoyada contra él, ella lloró con todas sus fuerzas. Hacía mucho tiempo que no podía llorar con tanta libertad. Era casi la primera vez que lo hacía abiertamente, en lugar de en silencio en la esquina de su dormitorio.

¿Cuánto había llorado? Se sintió como si solo se detuviera cuando finalmente se quedó sin lágrimas. Ishakan la besó y acarició todo el tiempo.

—Leah —dijo en voz baja. Ella lo miró, sus pestañas mojadas revoloteando. Ishakan la miró directamente a los ojos—. Si regresas… —susurró lentamente—, realmente morirás esta vez.

Sintió una sensación espeluznante dentro de su pecho. Sabía que él no estaba mintiendo para tratar de retenerla. No cabía duda de lo que haría Cerdina. Incluso si no la mataba, podría dejarla en la misma condición que el rey.

—Te liberaré de los hechizos de alguna manera. Por favor… —Ishakan apoyó suavemente su frente contra la de ella y frotó su nariz con la de él—. Quédate conmigo en el desierto.

Lo había oído varias veces antes. Leah parpadeó, sus pestañas rozando su mejilla. En ese lugar, donde incluso sus alientos se mezclaban, esperó su respuesta.

Nada se había resuelto. Ella todavía podía ponerlo en peligro. Pero Ishakan dijo que él se encargaría de eso. El hombre ante ella definitivamente podría sobrevivir. Él la protegería sin importar qué amenaza o peligro se interpusiera en su camino. Ella quería creerle.

Durante todo este tiempo, había forzado a sus labios a pronunciar palabras contrarias a los deseos de su corazón. Finalmente, ella podría decir la verdad.

—Lo haré… —Vacilante, besó cuidadosamente sus labios y luego se retiró. Sus ojos se abrieron. Mirando esos ojos dorados, sus pupilas dilatadas, continuó—: Me quedaré si…

Pero ella no terminó. Ishakan agarró la parte posterior de su cuello y juntó sus labios con entusiasmo. Una lengua caliente entró en su boca y lamió cada parte de ella, frotando cada uno de sus dientes, acariciando tenazmente su paladar blando. Se le escapó un gemido.

—Ah…

Ante su pequeño gemido de placer, sus besos solo se intensificaron. Su cuerpo cayó lentamente hacia atrás ante su ardor y pronto estaba acostada en la cama con Ishakan encima de ella, besándola con avidez. Sus manos seguían acariciándola. Tocó su hermoso cabello, acarició sus mejillas, masajeó sus hombros. Estaba inmersa en el torrente de cariño que estaba recibiendo.

Apenas podía agarrarse a sus hombros. Podía sentir los músculos firmes bajo las palmas de sus manos, y los recorrió a lo largo de sus clavículas robustas y cuello duro, llegando a abrazar su cuerpo grueso. La cadena colgaba junto a su mano extendida.

—Leah, Leah… —En voz baja repitió su nombre una y otra vez. Se estremecía cada vez que lo decía. Una extraña sensación hormigueó en la parte inferior de su abdomen. Cuando ella levantó los labios inconscientemente, Ishakan deslizó sus brazos detrás de ella y la abrazó con fuerza, como si lo hubiera estado esperando.

Sus mentes se nublaron mientras continuaban besándose apasionadamente.

De repente, sintió un calor contra sus muslos. Ahora sabía exactamente qué era eso. Ishakan no trató de ocultar su entusiasmo. Presionó su virilidad contra uno de sus muslos y Leah inconscientemente se frotó contra el muslo entre sus piernas. Cuando se le escapó un gemido de placer, Ishakan frunció el ceño y levantó la cabeza.

—Ahh… Puede ocurrir un problema si esto continúa. —Le mordió suavemente la mejilla, que estaba teñida de rojo como un melocotón maduro—. ¿Alguna vez has oído de alguna bestia o Kurkan con la capacidad de controlarse a sí mismos?

Ella negó con la cabeza y él sonrió, lamiendo sus labios.

—Si continuamos, con el estado actual de tu cuerpo… —murmuró.

Pero a pesar de sus palabras, no le fue fácil retirarse. Con expresión decepcionada, le besó la cara, el cuello y los hombros por todas partes. Ella no rechazó sus besos. En el fondo de su corazón, quería fingir que no era cierto y terminar lo que habían comenzado. Pero ella sabía mejor que nadie que su cuerpo no estaba en condiciones normales. No sabía qué daño podría causar si tenía sexo con Ishakan.

Ishakan la mordió y la chupó durante mucho tiempo antes de levantarse para agarrar un paño de algodón. Mientras le limpiaba la cara y el cuerpo, se detuvo de repente. Sus ojos se posaron en su muñeca.

Rápidamente, le quitó el brazalete de cuero. A pesar del agarre flojo y la tela suave dentro del cuero, una marca roja permanecía en su muñeca. No era nada grave y parecía que se curaría rápidamente. Ishakan miró la muñeca enrojecida y se la llevó a los labios.

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