Matrimonio Oculto – Capítulo 123: Un beso para establecer su propiedad

Traducido por Sharon

Editado por Ayanami


Una vez que Ning Xi regresó, Jiang Muye por fin pudo relajarse.

—¿Por qué te tomó tanto tiempo? ¡Pensé que te habías caído dentro del inodoro!

—Algo peor sucedió; ¡Caí en un nido de lobos! —Ning Xi se reclinó en el sofá, con su rostro todavía mostrando rastros de miedo.

—¿A qué te refieres? —Le preguntó Jiang Muye, frunciendo el ceño.

—Entré en el cuarto equivocado. Estaba lleno de la gente más importante de la ciudad, e incluso estaba ese gordo apestoso que me agarró a la fuerza y se rehusó a dejarme ir. ¡Incluso quiso que lo acompañara a beber!

—¿Qué le dijiste? —La expresión de Jiang Muye cambió al instante, la miró de arriba abajo, ansioso—. ¿Cómo hiciste para regresar?

—Eso es porque tuve buena suerte. ¡Me encontré con el jefe de los jefes! —Murmuró Ning Xi. Al escucharla, la expresión de Jiang Muye se oscureció.

—No me digas que hablas de Lu Tingxiao…

—¡Bingo! ¡Correcto! ¡El Gran Jefe Lu estuvo genial! Apareció en el momento justo para salvarme del fuego, e incluso me acompañó aquí él mismo —dijo, chasqueando los dedos.

¿No se suponía que Lu Tingxiao tenía un alto IQ y nada de EQ? ¿Ese hombre tan suave realmente es el mismo Lu Tingxiao que conozco?

♦ ♦ ♦

Después de la cena, todos se despidieron, uno por uno.

—Ning Xi, ¿cómo irás a casa? ¿Quieres que te acompañe? —Le preguntó Ye Linglong.

—¡Gracias, señor Ye, pero no es necesario! Tengo un amigo cerca, y me acompañará a casa.

—¡Entonces me iré primero!

—Bien, tenga cuidado en el camino.

—Muye, ¿qué hay de ti? ¿Cómo te irás? —Preguntó Guo Qisheng.

—Estoy esperando a mi manager.

—Muy bien, nos vemos mañana entonces. Si el clima lo permite, continuaremos filmando la escena de hoy. ¿No fue extraño cómo comenzó a llover de repente? —Murmuró Guo Qisheng de mal humor.

Mientras el grupo se reducía uno por uno, sólo Ning Xi y Jiang Muye quedaron al final. Mareada y borracha, ella estaba cerca de su límite. Estaba inclinada contra un pilar dorado con sus ojos entrecerrados, luciendo como un perro muerto. Jiang Muye la miró de reojo.

—Ming llegará pronto. No te molestes en esperar por tu amigo, sólo regresa conmigo. Espera un minuto, no me digas que estás esperando a…

Antes de que pudiera terminar de hablar, un hombre vestido de traje salió del salón del hotel. Bajo la luz de la luna, sus pasos seguros lo llevaron hasta Ning Xi, que actualmente estaba por quedarse dormida. Su voz sonaba como una brisa de verano.

—Ning Xi.

—Lu Tingxiao… —dijo ella, abriendo sus ojos somnolientos.

El hombre frente a ella se había convertido en su puerto seguro. En el momento en que su figura entró en su vista, ella colapsó de lado y dejó ir lo que le quedaba de conciencia.

Viendo la situación, Jiang Muye se quedó sin palabras. Antes de que pudiera correr a su lado, alguien más se le adelantó, y la chica colapsó a salvo en sus brazos. Lu Tingxiao acarició su cabello desordenado con una mirada cálida, y su otro brazo alcanzó sus rodillas para levantarla con facilidad.

Al mismo tiempo, un Maybach negro apareció en silencio en la entrada; el conductor aumentó la velocidad y abrió la puerta del auto.

Como Lu Tingxiao estaba tratándolo como si no existiera mientras llevaba a Ning Xi hacia el auto, Jiang Muye no pudo contenerse más. Rápidamente prendió la grabadora de su teléfono y gritó:

—¡Tío!

Los pasos de Lu Tingxiao se detuvieron. Se giró ligeramente y le lanzó una mirada inquisidora, preguntándole qué sucedía.

Jiang Muye apretó los dientes. ¿Tenía que preguntar cuál era el problema? ¿No podía borrar esa expresión que parecía decir que la situación era normal?

—¿Qué intenciones tienes con Ning Xi? —Le preguntó directamente, mirándolo a los ojos.

Al escucharlo, Lu Tingxiao miró a la chica durmiendo en paz en sus brazos. —Hacia Ning Xi…

—¡Sí! ¿No crees que tu actitud hacia ella es extraña? ¿No es demasiado ambigua? —Jiang Muye resistió la fuerte presión de su tío y continuó hablando. Al mismo tiempo, sostuvo el teléfono en sus manos con fuerza, esperando ansioso por la respuesta del hombre.

—Creo que mis intenciones son claras —le respondió él, dándole una mirada indiferente—. Si todavía no lo entiendes…

En el siguiente instante, las pupilas de Jiang Muye se contrajeron.

El hombre frente a él no dijo nada, sino que bajó su cabeza y tocó los labios de la chica con los suyos. Después de tres segundos, se retiró con una expresión de anhelo y afecto. Antes de irse, le lanzó otra mirada al joven estupefacto.

—¿Está claro ahora?

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