Matrimonio Oculto – Capítulo 155: Demasiado salvaje

Traducido por Sharon

Editado por Ayanami


Lu Jingli estaba a punto de derribar la puerta para salvarla, pero cuando vio que la situación había dado un giro completo, se congeló en el lugar y permaneció mirando sin saber qué decir.

—Por su cuenta… Maldición, ¡en verdad trajo una pistola! ¡Santa mierda! Si no estoy equivocado, ¡esa es una verdadera Beretta 92F! ¿Dónde consiguió eso? —Preguntó incrédulo.

Al terminar de hablar, un pensamiento trágico pasó por su mente. Esta era la segunda oportunidad en un mismo día de ser un héroe y salvar a la damisela en apuros que terminaba de la misma manera.

♦ ♦ ♦

Dentro del cuarto, Zhang Qiang miraba la pistola en la mano de Ning Xi con rigidez. Estaba asustado hasta la muerte de que ella fuera a dispararle sin advertencia alguna de nuevo. Ni siquiera le había dado la oportunidad de reaccionar, ¡era demasiado cruel!

—Y-Y-Yo… ¡Todo lo que dije es la pura verdad! ¡No es ninguna mentira! ¡De otra forma, que un rayo me parta la cabeza en este lugar!

Ning Xi no dijo nada, y no estaba claro si le creía del todo. Jugueteó con la pistola en su mano hasta que la misma se volvió un borrón.

¡Santos ancestros! ¡Que no dispare esa cosa por error!

Zhang Qiang estaba a punto de mojarse en los pantalones sólo por observarla.

—Si… Si quieres que mienta y testifique que fue alguien en específico… Que fue Ning Xueluo quien me pagó… ¡Puedo hacerlo! ¡Haré todo lo que me pidas sin quejarme! ¡El instigador puede ser quien sea que decidas! —Dijo, temblando de miedo.

¿Mentir? ¡Lo que quiero es pruebas concluyentes!

—Dame los números de las cuentas bancarias que la otra parte usó para contratarte, al igual que los e-mails —dijo, mientras apuntaba a su barbilla con el cañón del arma.

—¡Bien, bien! Están en mi computadora, iré a agarrarla ahora mismo. Sin embargo, los e-mails fueron hechos por una cuenta anónima, e incluso la cuenta bancaria tiene origen en el extranjero. Probablemente no sirvan de nada, aunque te los de… —dijo, y consiguió la laptop de debajo de una manta. A continuación, le mostró los correos y los detalles de la transferencia bancaria.

Ning Xi miró todo. Después de confirmar que no había problemas, le dijo:

—Esta computadora es mía ahora. ¿Alguna objeción?

—No, no. Gran ancestro, simplemente llévatela —habló Zhang Qiang mientras sacudía la cabeza con violencia—. ¡Llévate todo lo que quieras¡

Ning Xi bufó. Había pasado de llamarla hermana a gran ancestro.

Con una sabandija como esta, aunque intentara razonar con él, nunca escucharía. Si intentaba negociar, sería insaciable: si le das la mano, te tomaría del codo. Si intentaba engañarlo, se volvería más cuidadoso. Por ello, la única forma que tenía de combatir su violencia, era con más violencia.

En realidad, esta era la primera vez que estaba usando un arma después de regresar al país. Era imposible no sentirse nerviosa, pero por suerte era buena actuando. Siempre y cuando pudiera pretender que estaba dentro de un papel, podía calmarse al instante.

Había elegido con cuidado el papel de una maníaca homicida y, al parecer, le había dado buenos resultados.

Actuar no solo era su amada profesión, sino la manera en que podía protegerse.

—Entonces, gran ancestro, ¿hay algo más que necesite? —Zhang Qiang tragó con nerviosismo cuando vio que ella no tenía intenciones de irse todavía.

—Sí… Déjame pensar un poco —respondió Ning Xi, dándole una mirada pensativa.

—Pensar… ¿En qué?

—Por supuesto, estoy pensando… Si debería matarte para eliminar a cualquier testigo. ¿Qué haré si le dices a alguien que te forcé a confesar de esta manera? —Comentó con un tono extremadamente natural y serio. Zhang Qiang se arrodilló frente a ella luego de perder toda la fuerza en sus extremidades.

—¡Eso es imposible! ¡Nunca me atrevería a hacer algo como eso, aunque tuviera nervios de acero!

Estaba diciendo la verdad. Estaba en su naturaleza maltratar a los débiles y temer a los fuertes. Esta vez, Ning Xi lo había asustado más allá de la imaginación.

En verdad nunca había esperado que alguien de apariencia tan débil y delicada pudiera tener un lado tan aterrador. No se atrevía a mirarla directamente a esos ojos negros y siniestros, temiendo que fuera a causarle pesadillas por las noches.

Ning Xi se rió ligeramente, y palmeó su mejilla con la pistola.

—No te preocupes, no te mataré e incluso te daré dinero.

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