Matrimonio Oculto – Capítulo 184: Una cita especial

Traducido por Sharon

Editado por Ayanami


En el camino, Ning Xi abrió la ventana del auto. La brisa de la mañana era algo fría, pero soplaba cómodamente contra su rostro. Al mismo tiempo, dispersó la frustración que se había acumulado durante los últimos días. Lu Tingxiao prendió la radio y, al instante, los tonos de una canción ligera sonaron a través del vehículo.

Globos de confesión soplan por la calle.

Volando y sonriendo en el cielo.

Dijiste que eras difícil de perseguir.

Querías que me rindiera antes de que fuera demasiado tarde.

No me dejaste elegir el regalo más caro.

Todo lo que querías eran las hojas caídas de los Campos Elíseos.

Oh~. Planeando una cita romántica.

Sin miedo de arruinarlo todo.

Tenerte es como poseer todo el mundo.

Querida, desde el día en que comencé a amarte, la felicidad llegó con facilidad.

Querida, no seas terca.

Tus ojos dicen que estás dispuesta.

La melodía de la canción era muy suave y llevaba una vibra brillante y animada, típica del verano. Sin embargo, cuando Ning Xi la escuchó, no podía dejar de pensar que había algo mal.

Era claro que habían salido a comprar comida, ¿entonces por qué la situación parecía una cita? Además, esa letra… Por alguna razón, al escucharla se sintió demasiado consciente de sí misma.

Después de que pasaran media hora en esta atmósfera ambigua, por fin llegaron al mercado mojado.

—¿Quieres que te compre una máscara? —Le preguntó Lu Tingxiao, sintiéndose algo preocupado. Después de todo, para que no los molesten había decidido no traer ningún guardaespaldas.

—No, no es necesario. Los trabajadores que vienen aquí no tienen el tiempo como para preocuparse por rumores. Además, hoy luzco como una dama virtuosa. Estoy segura de que nadie podrá reconocerme. Por cómo lo veo, son tú y Pequeño Tesoro quienes necesitan cubrirse —bromeó Ning Xi.

A pesar de que todavía era muy temprano, ya había varias personas dentro del mercado, haciendo su camino dentro y fuera de las tiendas. A Ning Xi le preocupaba que Pequeño Tesoro pudiera sentirse incómodo, así que se agachó para recogerlo.

Era la primera vez que el niño venía a este tipo de lugar, por lo que estaba mirando todo lo que podía en el camino. Su pequeña cabeza giraba por todos lados sobre su hombro, inclinándose contra ella mientras observaba con una concentración extrema.

Sin embargo, últimamente el pequeño bollo había subido un poco de peso, y estaba algo pesado. Por ello, después de llevarlo durante un rato, Ning Xi comenzó a sentirse cansada.

—Déjame llevarlo —dijo Lu Tingxiao a su lado cuando notó su incomodidad, y tomó a su hijo.

El pequeño ya estaba en brazos de su padre, pero sus manos se aferraban con firmeza al cuello de Ning Xi, rehusándose a soltarla. La expresión de Lu Tingxiao se tornó grave.

—¿No sabes que eres pesado?

Al escucharlo, la expresión del niño parecía decir que acababan de golpearlo. Como si le hubieran dicho gorda a una chica. A pesar de que Ning Xi pensó que era una reacción divertida, se apresuró a reconfortarlo.

—No escuches las tonterías de tu padre. No eres nada pesado, incluso podrías ganar algo más de peso.

De alguna manera, eso consoló a Pequeño Tesoro, pero ya no estaba de humor para observar a su alrededor. En su lugar, miró fijamente a Ning Xi durante todo el camino, por miedo a perderla entre la multitud. Cada vez que sentía que la distancia entre ellos aumentaba demasiado, extendía su mano hacia ella.

—Wow, ¡el pescado de aquí luce muy fresco! —Comentó ella, acercándose a un puesto. Lu Tingxiao la miró, y soltó una de sus manos para tomar la de ella.

Ning Xi se quedó en blanco y, sin pensarlo, miró la mano que había sido agarrada. Su palma se sentía muy cálida.

—Pequeño Tesoro está preocupado de que puedas perderte —dijo Lu Tingxiao, luciendo como si no le hubiera quedado otra opción más que sostener su mano. Ning Xi observó al niño, y se dio cuenta de que su rostro estaba lleno de ansiedad.

—Hey, señora, ¿todavía quiere el pescado? —Preguntó la vendedora a su lado.

—¡Sí, sí, lo quiero! —Respondió ella, rápidamente—. Ya dimos una vuelta alrededor del mercado, pero el pescado que tiene es el más fresco, tía.

—Señora, realmente tiene buenos ojos. Solo pregunte alrededor. Todos saben que tengo el mejor pescado de todo el mercado —comentó la mujer, llena de orgullo.

Ning Xi solo se dio cuenta de que había dicho algo raro después de escucharla un poco más.

¿Me acaba de llamar “señora”?

Era claro que pensaba en ellos como una familia de tres.

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