¡Me convertiré en la villana que pasará a la historia! – Capítulo 55

Traducido por Yonile

Editado por Lugiia


—Me gusta el color negro.

—¡Oh, así que te gusta ese! Mi color favorito es el blanco.

—Parece que somos exactamente opuestas —le digo, sonriendo a Liz, quien también me sonríe.

Aunque ambas sonreímos, los significados detrás de nuestras expresiones también son exactamente opuestos.

—¿No es genial que seamos opuestas?

—Sí. Realmente genial —acepto de manera automática.

Esta conversación se está volviendo aburrida. ¿Cuál es el punto de continuar? Como si pudiéramos aprender algo la una de la otra a través de estos intercambios superficiales y sin sentido.

—¿Qué te gusta?

¿En serio sigues haciéndome preguntas? E incluso se están volviendo más abstractas ahora.

Liz carece de la capacidad de leer el estado de ánimo. Y aquí tenía la esperanza de que en realidad pudiera extraer al menos un solo pensamiento o emoción adicional de mi expresión.

Siendo honesta, ¡es por eso que no soporto a la heroína! ¡Es tan aburrida y estúpida!

—Esto.

Con un sonido nítido y claro, chasqueo los dedos.

En un instante, una de las flores del jarrón al otro lado de la habitación se suelta de su ramo y flota hacia mí.

Mi hechizo de magia gravitacional que se supone que atrae objetos hacia su lanzador actúa exactamente como lo había previsto. Con una floritura, arranco con gracia la única flor del aire y se la ofrezco a Liz.

—Para ti.

No solo Liz, todos me miran con los ojos muy abiertos.

¿Podrían estar asombrados por mi cortesía?

—¿Magia…?.

—Sí, obviamente.

Date prisa y toma la flor, ¿quieres? Es vergonzoso seguir aguantando así.

—Pero Ali todavía no…

—Ella tiene diez años.

—¿Verdad?

Oigo al joven Curtis y a mi hermano Albert murmurando entre ellos.

Cuando usé magia por primera vez frente al abuelo Will, también me preguntó cuántos años tenía. Me pregunto si he superado el nivel de magia que los niños de mi edad suelen emplear.

—Gracias. —Por fin, Liz toma la flor de mi mano extendida—. Una margarita. Es hermosa —añade con su rostro iluminado por una sonrisa que incluso avergonzaría a los ángeles.

No apuntes esa cosa peligrosa hacia mí. ¡Ese tipo de mirada irritantemente sublime podría incluso capturar a la villana!

Sin importar cuánto aumente su favorabilidad hacia mí, no seré feliz en lo más mínimo. Estaba tratando de ser desagradable cuando te entregué esa flor, ¿sabes?

Qué bendición debe suponer ser tan ignorante y tonta.

Al final, hoy tampoco se decidió nada.

Lo único que logramos fue la conversación entre Liz y yo. Una conversación larga y aburrida.

Sin embargo, ahora que todos se fueron, me dirijo a la biblioteca para poder hacer algo productivo. No obstante, antes de llegar a mi destino, veo a mi hermano Albert y a mi padre parados en un pequeño rincón, hablando.

Sus expresiones se ven extremadamente serias. ¿También lo es su conversación?

Me acerco sigilosamente a ellos para no alertarlos de mi presencia.

—¿Alicia usó magia? ¿Es eso cierto?

—Sí. Lo vi con mis propios ojos.

—Pero Alicia solo tiene diez años…

¿Qué tiene de malo tener diez? ¿Por qué todos se sorprenden tanto cuando hablan de mi edad?

—Esta es la primera vez que escucho algo así. No puedo creerlo.

—Yo tampoco. Ya que no deberías poder emplear magia antes de cumplir los trece años.

¿Antes de cumplir los 13…? Pero tengo diez…

Los cálculos parecen extraños…, ¿verdad?

—Hereje… —murmura mi padre con voz sombría.

¿Hereje? ¿Yo?

Se suponía que la heroína era la que no se ajusta a los estándares de la sociedad, no yo. Además, poder emplear magia solo después de cumplir trece años simplemente no tiene sentido. Tiene que haber algún tipo de error.

Sin esperar a escuchar más, me doy la vuelta y corro el resto del camino a la biblioteca, incapaz de digerir por completo lo que acababa de escuchar.

Sé que es inaceptable que una villana pierda la compostura hasta este punto, pero por una vez, esos pensamientos ni siquiera pasan por mi mente.

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