¡No es tu hijo! – Capítulo 10

Traducido por Usagi

Editado por Yusuke


Estaba dentro de una habitación, la luz del sol era bloqueada por las gruesas cortinas que estaban cerradas dando paso únicamente a pequeños rayos de luz anaranjados.

—¿Kalia? —pronunció Sheyman con voz ronca producto de llamarla por su nombre toda la noche.

Su voz sensual que había sido callada, sonó a través del espacio, parecía que Kalia no tenía intenciones de pronunciar palabra, no obstante, eso indicaba que seguía dormida cuando él la llamó.

Sí, merecía un poco de descanso porque anoche fue espectacular y con una sonrisa tonta dibujándose en su cara, Sheyman sonrió despejando el sueño que tenía.

Estaba muy entusiasmado hasta que el sol comenzó a subir, ahí fue cuando sintió el cuerpo adolorido y flácido como si lo hubieran golpeado repetidamente.

El placer de su primera vez fue extraordinario y la noche entre los dos no resultó ser un encuentro fugaz, todos los sitios donde sus labios se tocaron se incendiaban.

Mientras más veces tocaran un punto en la piel, más sensitivo se volvía hasta llevarlos a la locura y después no había nada que ellos pudieran hacer para evitarlo.

Oh dios mío… incluso para Kalia anoche debió ser excesivo, no puedo creer que siga dormida, nada más y nada menos que ¡Kalia Tackskate! La mujer más fuerte del imperio, la mujer más fuerte y activa, un símbolo de fuerza y perseverancia.

Y ahora la mujer de Sheyman.

Sheyman oculto su cara en la almohada para cubrir su gran sonrisa extendiendo el brazo hacia el lugar vacío.

—Kalia.

Siempre había querido tocar su firme y suave piel por años ese fue el objetivo de Sheyman, quería sostener el gentil y formado cuerpo de Kalia y cuidarlo gentilmente, abrazarla tan fuerte y cálidamente, más que ningún otro.

Con sus dos manos, con sus dos brazos.

—¿Kalia?

Pero el brazo estirado no encontró contacto y nadie respondió al llamado.

Sintiéndose vacío, Sheyman abrió los ojos y miró alrededor.

Nada.

No importaba cuanto mirara no había ni una señal de Kalia, la cama desarreglada como resultado de la pasión desatada solo tenía un huésped y ese era Sheyman.

La confusión lo invadió por un momento por sus vagas memorias, incluso considero que todo fue un sueño, pero pronto encontró largos cabellos dorados que yacían en la cama y su ansiedad se disipó.

No importaba que solo fueran unos cuantos cabellos se palmeó el pecho con alivio.

—Whoo —exclamó.

Casi, casi me vuelvo loco.

Se levantó de la cama donde estaba sentado suspirando en el proceso y camino hacia las ventanas y corrió las cortinas permitiendo a los rayos solares invadir la habitación.

A pesar de ser un mago era consciente de que ejercitarse era importante por lo que no había un solo día que no lo hiciera especialmente si se comparaba con cierta persona.

Uno de estos días puede pasar algo interesante, y no quiero que mi cuerpo parezca delgado y flácido a comparación del tuyo.

Incluso si los músculos no tenían la misma complexión que los de los caballeros del reino su cuerpo estaba moderadamente esculpido y encajaba a la perfección con los movimientos de Sheyman.

Miró más allá del castillo contemplando los colores rojizos que se dibujaban en el cielo, pero no pudo quedarse mucho, se sentía patético.

¿Hice ejercicio hoy?

No era gracioso y sin embargo solo se pudo escuchar una carcajada emerger.

♦ ♦ ♦

He estado sentado aquí desde hace mucho sin saber qué hacer…

Es obvio sin siquiera mirar.

Perdido en sus pensamientos mientras recordaba la noche anterior viendo su cuerpo desnudo Sheyman quiso reírse un par de veces mientras buscaba su ropa con movimientos cansados y lentos.

Kalia probablemente escondió su presencia y salió de la habitación y es la razón por la que él no despertó una vez que se entregó al sueño.

¿Podremos comportarnos como si nada mañana?

Sheyman imagino fácilmente la reacción de Kalia.

¿Se sonrojara? ¿Huirá de mí?

Tal vez sí, tal vez no o ¿jugó con él la noche anterior?

Y yendo así de lejos en sus pensamientos los labios de Sheyman formaron una sonrisa.

No me importa, deje algunas marcas que no podrás negar.

Besó cada herida en su cuerpo lamiendo y succionando sus ásperos dedos y sus adorables y rosados melocotones, la noche pasada Kalia perteneció a Sheyman de pies a cabeza.

Vivió cada momento con intensidad, fue valiente y nunca se retiró incluso en el primer movimiento y, después Kalia solo supo pedir más y más, como un general habilidoso sus tácticas y su manera de inspirar eran impresionantes como una estratega y conquistadora nata.

Oh, Kalia. Kalia

Sheyman estaba de buen humor recordando sus momentos con Kalia quien resultó ser honesta y sencilla, eso fue hasta que se encontró con alguien que lo esperaba en el lobby de la torre, al bajar las escaleras Sheyman notó a un extraño sentado cómodamente en el sofá como si fuera su propio estudio.

Ataviada en un hermoso vestido levantó la mirada hacia Sheyman como si se percatara de su presencia.

—Finalmente bajas ya casi termino mi libro aquí y solo tengo este.

Era una voz llena de confianza que resonaba por el lugar, la mujer que juntaba las últimas páginas con su pulgar, se levantó del sillón y sus ojos coincidieron con los de Sheyman.

Sus ojos rojos como rubíes lo miraron fijamente y en su mirada había algo, una sensación de familiaridad como si ya conociera a Sheyman, era extraño, pero su cara lo confirmaba ya habían sido presentados con anterioridad, pero era obvio que no había sido una presencia significativa en su vida ya que no lograba recordarla.

—Finalmente puedo conocerte. ¿Dormiste bien?

La provocativa voz de la mujer provocó que Sheyman sacara su monóculo de su bolsillo y se lo pusiera, en un día normalmente cansado la vista en su ojo derecho es mala es posible que esa sea la razón de no poder reconocerla ya que es uno de esos días.

Pero incluso con una visión clara de su cara todavía no puede identificar a la mujer que luce extremadamente confiada frente a él de repente recuerda dónde ha visto a la mujer con una sonrisa que parece más una mueca.

La tercera princesa de Ain.

Fue en la fiesta de victoria la noche anterior justo cuando Kalia tomaba su copa de vino número veintiséis, no importa que tan tolerante al alcohol fuera incluso ella caería bebiendo así, si se emborracha se reirá y entonces Sheyman se molestará porque odia que los demás vean esa hermosa sonrisa.

Necesito detenerla ahora mismo.

Pero Luismond lo detuvo antes de moverse…

—Esta es la princesa Luina de Ains está un poco aburrida, ¿tienes algún evento especial al que pienses asistir?

Rodeado con el marqués Carlo que no paraba de hablar, su hijo e invitados extranjeros, frunció los labios, pero únicamente para que Sheyman lo viera.

Ayúdame por favor.

No le importaba Luismond quien estaba empapado en sudor, pero Sheyman necesitaba algo para distraer a todos y así dejar a Kalia fuera del juego.

Sin pronunciar palabra se acercó al centro de la terraza y materializó fuego mágico sin ningún encantamiento.

¡Boom! ¡Boom! Resonó en el aire.

—Oh, mira ¡fuegos artificiales!

—¡Nunca había visto colores tan brillantes!

—¡Son hermosos, parecen flores!

Pronto los ojos de todos estaban fijos en el cielo, las miradas de los idiotas que animaban a Kalia a beber vino y los ojos de la princesa Lunia, quien estaba viendo a través de Sheyman al príncipe también fueron cautivados.

Tomando ventaja del momento Sheyman rápidamente se llevó a Kalia.

Ese era el recuerdo que tenía de la princesa real.

La princesa y Sheyman no tuvieron más interacción que esa.

—Te he estado esperando desde la mañana, pero no has bajado, otros magos me mintieron diciendo que no sabían dónde estabas y la general Kalia quien es cercana a ti se fue hace algunas horas, pero he estado esperando por ti con la esperanza que vinieras.

Esa no era una razón muy buena para esperar por él desde la mañana mirando los ojos dorados de Sheyman, la princesa sonríe, ojos rojos como rubíes y un cabello color miel rumoreado como extremadamente bello fluía frente a él pero Sheyman no estaba impresionado o interesado.

Quien amaba no era la bella mujer frente a él…

Luina quien no perdía confianza mientras miraba la expresión de indiferencia de Sheyman. Se plantó y quedaron frente a frente.

—¿Tienes idea del porque te esperé?

—Bueno en realidad no, no estoy interesado.

Los ojos de Luina se entrecerraron sutilmente en una mirada de desagrado.

Pero rápidamente después de un profundo suspiro habló con voz temblorosa y agarrándolo del cuello

—Estoy aquí para proponerte matrimonio duque Sheyman.

Esas palabras tan inesperadas causaron que Sheyman frunciera el ceño.

—¿Te casarías conmigo?

¿Casarse con ella?

Era lo más ridículo que había escuchado desde la mañana.

Como si fuera la primera vez.

Desde que el imperio de rojas es un país conocido por igualdad de género no era raro que las mujeres se propusieran a los hombres, pero esto era el colmo.

Tan absurdo que ni la más mínima pizca de bondad fue retenida dejando un aura que congelaba todo a su paso, sin un momento de vacilación Sheyman respondió:

—Me disculpo, pero no puedo aceptar su propuesta, me niego, pretenderé que no escuche su oferta por el bien de la princesa.

Inclinó la cabeza ligeramente para hacer la propuesta parecer algo inexistente, la cara de la princesa Luina estaba ligeramente roja de la humillación, pero no retrocedió sino que se aprovechó de su punto débil.

—¿Es por la general Kalia?

Sheyman le dedicó una fría mirada a Lunia y pronto se sintió degradado.

Ahora se sentía sucio, porque el nombre de Kalia fue dicho despectivamente por una princesa salida de la nada.

Pero sin poder leer el significado de la fría mirada de Sheyman, la princesa sonrió y pretendiendo ser benevolente mencionó:

—La ví bajar muy de mañana, era muy temprano para ser una visita amistosa, pero bueno, está bien, no tengo intenciones de recordarte algo que no tienes en mente.

La expresión de indiferencia desapareció del rostro de Sheyman.

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