¡No aceptaré una heroína como tú! – Capítulo 29

Traducido por Dimah

Editado por Lucy


La escuela primaria Fengfeng Gakuen es diferente de otras escuelas privadas. Más aún si se compara con las escuelas públicas.

Sus estudiantes son niños de clase alta. En otras palabras, son los hijos de los empresarios que impulsan la economía japonesa.

Por ello, rara vez los padres intervienen en las disputas surgidas entre ellos.

Si los involucrados son similares entre sí (entiéndase en prestigio o riqueza), terminará con éxito y pérdidas para ambas partes.

De manera implícita se entendía que las disputas surgidas en la escuela deben quedar allí contenidas. Sin embargo, si la situación acaecida era excesiva, podría resultar en un problema entre casas y los padres se presentarán.

Aunque niños, los estudiantes son chicos ricos. Muchos de ellos son problemáticos, orgullosos, además de arrogantes y con la ambición de estar en la cima.

Debido a esto, los profesores los tratan con extremo cuidado.

No se dejan adular de buen humor. Si son demasiado estrictos, los padres aparecerán y sería problemático. Era difícil encontrar el equilibrio.

Por eso, el noventa por ciento de los maestros de las escuelas primarias y secundarias eran egresados de la institución.

Un docente rico para niños acaudalados sabía cómo tratarlos, y si alguien de clase alta les estaba enseñando, los niños escucharían mejor.

De forma excepcional, cierto número de personas, de hogares plebeyos, se convertían en maestros de la escuela Fengfeng.

Dichos docentes quedaban bajo la tutela de otros maestros, quienes les enseñaban con anticipación, tanto las reglas tácitas de comportamiento, como la manera de tratar a los estudiantes.

Los alumnos no eran estúpidos, ellos escuchaban lo que decían los profesores a menos que hicieran algo extra.

La razón por la que Tsubaki estaba pensando en esto era porque se había producido esa excepción.

La causa fue que un maestro se tomó un descanso debido a una enfermedad repentina.

Además, fue malo que ese día tuvieran clase de piscina.

Peor aún, el docente sustituto era un maestro nuevo de un hogar común.

Y para mala suerte que el profesor era un maestro muy entusiasta quien sería popular entre los estudiantes, si fuera una escuela pública.

En pocas palabras, lo que sucedió fue solo una escena que a menudo se ve en las escuelas públicas.

Después de la clase de piscina, había un artículo perdido en el vestuario de mujeres. El objeto en cuestión era ropa interior.

Al finalizar la clase, el docente anunció: “¿A quién pertenecen estas bragas?” en el aula donde se encontraban juntos tanto hombres como mujeres, mostraba el objeto.

La forma correcta de manejar este tipo de situaciones es: “Encontramos un artículo perdido en el vestuario, por lo que los estudiantes que hayan perdido algo deben venir a la sala de profesores”.

A Tsubaki le dolía la cabeza por la ausencia de consideración hacia los estudiantes en medio de la pubertad, quienes habían alcanzado la segunda fase de crecimiento de los grados superiores, y la falta de reconocimiento por parte del maestro de que se trataba de estudiantes de Fengfeng Gakuen.

Al mismo tiempo que el maestro mostraba las bragas, Tsubaki vio a una estudiante de primer año mirando hacia abajo y temblando.

La niña supo de inmediato que fue a ella a quien se le olvidaron sus bragas, ya que su porte estaba lejos de su apariencia digna habitual, y quería sujetarse su cabeza.

Deseaba preguntarle a Todo por qué olvidó su ropa interior en el vestuario, pero no podía hacer eso.

Sin embargo, la actitud actual de la joven fue increíble para quienes la vieron.

La niña considerada su brazo derecho y quien se encontraba sentada a su lado, notó su estado y comenzó a entrar en pánico.

—¿Qué? ¿No es de nadie? No hay más remedio. ¿Preguntaré en otra clase?

El maestro novato dijo eso, y Tsubaki le arrojó toda mezcla de palabras abusivas desde su corazón.

«¡Eres un chico grande! ¿Eres idiota?»

«¡Algunos idiotas no pueden imaginar cuán avergonzados o heridos podían estar los adolescentes!»

«¿Le gustaría estar expuesto durante todo el año escolar? ¿Quién contrató a este maestro?»

Tsubaki no quería beneficiarse de Todo por causa de esto, pero si era derrotada aquí, estaría en problemas.

La niña temía que Todo, quien a primera vista era respetada, fuera objeto de burlas por parte de otros estudiantes, y se atrofiara.

Todo, siendo la hija de una buena y tradicional familia, no podía tolerar el humor subido de tono. Era fácil imaginar cómo los chicos de buena condición dirían varias cosas.

Como se esperaba, Tsubaki en silencio levantó su mano derecha.

—Soy yo.

—¿Hmm?

—Esa ropa interior es mía.

En ese momento, los estudiantes empezaron a murmurar.

“¿Eh? ¿Eso es de Asahina?”. Tsubaki también escuchó que los estudiantes estaban hablando desde varios lugares del aula sobre si ella estaba usando ropa interior o no en este momento.

No duele ni pica donde la reputación ha caído.

“¿Qué es eso? ¿Son de Asahina? Ten cuidado”.

Tsubaki se puso de pie y recibió su ropa interior de manos del profesor.

Por supuesto, sin olvidar aconsejarle.

—¿Esta institución es Fengfeng…?

—Así es.

—Si es así, Creo que es imposible que no sepas, pero esta no es una escuela pública como a la que el maestro asistió. Todos los estudiantes son hijos e hijas de familias famosas. Los padres no intervienen en los conflictos entre niños, pero si es un docente, la historia es diferente. Quiero que te des cuenta de que faltarnos al respeto significa irrespetar a nuestra casa.  Deberías haber escuchado de otros maestros cómo deben ser los profesores en Fengfeng Gakuen. Si no puede salvaguardar eso, es mejor que se retire de la profesión docente.

—¡Ah! Puede ser vergonzoso, pero no te desquites conmigo.

—No es un golpe, es un consejo.

Cuando no tuvo nada más que decir, Tsubaki dio media vuelta y regresó a su asiento.

Entonces, sonó el timbre, y el malhumorado docente miró a la niña y salió del aula.

Aún después de que el profesor se retiró, el salón de clases estaba en silencio y nadie hablaba ni se movía.

Miraban a Tsubaki sin reservas.

Ella se puso de pie, pensando que no quedó claro, miró a sus compañeros de clase quienes la estaban observando.

—¿Se les ofrece algo?

Tsubaki emparejó sus ojos con los de un chico y de su boca salió una voz llena de mal humor.

Cuando le preguntó, el niño negó con la cabeza y gritó:

—¡Nada!

Con eso como un detonante, los otros compañeros de clase comenzaron a moverse de forma apresurada y se prepararon para su regreso.

Mientras miraba de reojo a sus condiscípulos[1], Tsubaki se preparó para su regreso y salió al pasillo con su bolso.

Mientras caminaba hacia la puerta principal para llegar a casa con rapidez, la chica, brazo derecho de Todo, la estaba esperando en el pasillo.

—¿Tienes un poco de tiempo?

—¿Debo ir a la habitación privada del comedor?

Como sabía lo que sucedió, Tsubaki mencionó el lugar al que era probable que la llamarían. La chica tenía una mirada extraña mientras se preguntaba por qué lo sabía antes de decirlo.

Sin embargo, no quiso, de forma cortés, explicarle el motivo, así que le pidió el número de habitación privada y se dirigió al lugar.

Cuando llegó, llamó a la puerta, escuchó una voz desde adentro, la abrió y entró.

En efecto, Todo estaba adentro, sentada sola en el sofá.

Tsubaki no pudo sentir la usual digna atmósfera, parecía sentirse culpable de alguna manera.

La niña se acercó a Todo, sacó su ropa interior de su bolso y la expuso frente a ella.

—Si, ¿esto es tuyo?

Todo, en silencio y con cara de amargura, recibió su ropa interior, abrió la boca después de ponerla en su bolso.

—¿Qué pretendes haciéndome un favor?

—No intento hacerte un favor. El comportamiento de ese docente fue muy malo. Yo también quería irme temprano a casa.

—No quiero estar en deuda.

—Entonces, no pienso que sea una deuda.

—¡Es mentira! ¡No puedes ayudarme sin otras intenciones!

Parece increíble que Tsubaki, quien está en una relación hostil con ella, la haya ayudado, así que Todo rechazó de manera obstinada sus palabras.

Ahora, Tsubaki, quien no podía darse el lujo de exponer la situación a Todo, pensó en cómo convencerla y decidió ofrecer los términos del intercambio.

—Si es así, en Kagurazaka hay una tienda que es famosa por su tarta de queso. ¿La conoces? Eso es lo que quiero.

—He oído hablar del local, pero ¿está bien sólo con tal cosa?

—Si. No puedo pensar en algo más.

Pagar la deuda con dulces. ¿Qué? Mientras pensaba en que Anna y Kyosuke pondrían los ojos blancos, Tsubaki esperaba una respuesta de Todo.

Si ella no quería estar en deuda con Tsubaki, decidió que era mejor pagar lo antes posible. Todo estuvo de acuerdo.

Tsubaki le devolvió su ropa interior, por lo que no había más negocios que la retuvieran en el lugar.

Le dijo que sus lecciones estaban a punto de comenzar, así que se retiró de la habitación privada.

Al día siguiente, Todo se dirigió hacia donde estaba Tsubaki acompañada de Anna, su respiración estaba agitada.

—¡Me has engañado! Esa tienda, ¡no es una tienda que rechazas a simple vista!

Tsubaki le susurró a Anna frente a los ojos de Todo, quien estaba enojado con ella.

—Oye, Todo es linda, ¿no es así?

—De verdad tienes muy buena personalidad.

Después de maldecir a Tsubaki por un tiempo, Todo fue tranquilizado por la chica que vino a recogerla, la tomó del brazo y se la llevó lejos.

Para bien o para mal, Todo es una persona seria.

Desde entonces, el nuevo profesor nunca asistió a la clase de Tsubaki, incluso como sustituto. Quizás lo sucedido llegó a oídos del jefe de grado y lo tomó en consideración.

Cuando se encontraron en la sala de profesores, miró a Tsubaki y mostró una pequeña cantidad de ropa interior en un intento de criticar su trivialidad cuando se exhibió su ropa interior. La niña se preguntó cómo sería su actitud adulta antes de comenzar la profesión docente.

Un colega docente, le advirtió, pero él respondió:

—Mi padre es amigo del director de la escuela, así que no hay problema.

Además, posterior a esa fecha, el nuevo maestro, quien había estado viendo a Tsubaki como una enemiga, se asustaba cada vez que se la encontraba, y comenzó a alejarse para escapar de su vista.

Ella no informó a sus padres y la escuela tampoco les dijo nada.

La niña se preguntaba qué decir, pero parecía que Saeki movió su mano.

Desde la primavera, Kyosuke había estado hablando con él más a menudo, y  su nuevo amigo fue capaz de hablar con Kyosuke mucho más que antes.

Kyosuke, Anna y Saeki, varias veces, usaron una habitación privada y él le ofrecía dulces.

En ese momento, Tsubaki se enteró que Saeki tenía un nuevo maestro.

Como profesor de Fengfeng, pensó que tendría la actitud de un docente. Y dijo que tenía conexiones con el presidente. Cuando le dijo a su madre, estuvo indignada de forma inesperada. Su madre fue a la escuela al día siguiente para quejarse. Después de todo, no podía pasarlo por alto como hija del presidente.

—Con sinceridad, lo siento mucho.

—Está bien. Para ese maestro aceptar lo que dice un niño, es impensable.

Como mencionó Saeki, sería extraño que lo aceptara.

Tsubaki tampoco se expresó bien. No obstante, como profesor, no era bueno ignorar las reglas de la escuela.

Hablando de eso, recordó que la madre de Saeki era la hija del presidente.

Ella no recordaba mucho la historia, así que pensó que era malo decir que la ruta del niño sería un pequeño problema.

Sin embargo, estaba agradecida de que la situación se resolviera gracias a Saeki antes de que empeorara.

—En general, si no te quejas de inmediato, ese profesor pondrá la culpa en ti. En ese momento, si se enoja y el rostro del presidente es pisoteado, no serás capaz de verlo.

—Todo es acerca de problemas de crédito escolar.  Si simpatizas con la filosofía de la escuela, permites que tus hijos asistan, pero si el director comete un error, el número de estudiantes nuevos el siguiente año, se reducirá de forma considerable.

Como afirmó Kyosuke, ese nuevo maestro no cambiaría su actitud a menos que se encuentre en problemas.

En el peor de los casos, si convertía a los hijos y padres la familia de clase alta en sus enemigos, no había duda de que sería rechazado por otras familias de renombre.

Tsubaki no pensó que debería hacer algo adicional porque si permanecía calmado, podría obtener un salario y vivir una vida tranquila.

—Pero está bien porque ya no soy hostil de forma innecesaria. Eso es increíble.

—Haz hecho demasiados enemigos. Esta es una batalla de cerebros.

—Kyosuke, no hay paz que puedas conseguir sin luchar.

Cuando Tsubaki murmuró, Anna volvió su mirada consternada hacia ella.

—Deja de pensar: “Lucha y toma lo que quieras”.

—No puedo.

Tsubaki respondió de inmediato.

Era imposible cambiar su personalidad, tan arraigada desde su la vida anterior.


[1] Condiscípulos: Persona que estudia o ha estudiado con otra u otras en el mismo centro docente o que recibe o ha recibido las enseñanzas de un mismo maestro.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido