No quiero ser amada – Capítulo 101: Gran físico

Traducido por Maru

Editado por Sharon


Rihannan se perdió en la confusión. Mientras tanto, Igor desató su hilo suelto. Su ropa se aflojó y él la bajó lentamente.

Su bonita piel apareció a la vista y él respiró hondo admirando su belleza. Ella tenía una especie de magia que siempre lo atraía… en aquel entonces e incluso ahora.

Se inclinó hacia delante y chupó su delgado cuello ligeramente y ella se mordió los labios para contener el gemido que ansiaba escapar.

Pero fue duro.

Era difícil.

Mientras más continuaba, mayor era la sensación de hormigueo que sentía.

Y luego le chupó el pecho.

Su piel sabía a sinfonía y su sudor a luz de luna. La forma de la mujer lo consumía, lo devoraba y cada caricia lo arrastraba más profundamente al abismo del placer.

Se convertiría en su religión, alguien a quien adoraría hasta los confines de la tierra.

—Ah…

Rihannan se cubrió la boca con una mano, amortiguando sus constantes gemidos.

Mientras él se bañaba en la flexibilidad de su piel, sus labios inferiores se ahogaron en líquidos húmedos y seductores.

Sus manos viajaron hasta su falda, tiraron de sus bragas a un lado y tocaron su jardín húmedo.

Ella se volvió de un rojo ferviente.

—Ah…

Su cuerpo se retorció. Se movió para evitar su toque, pero él la sostuvo y la encerró en sus brazos y la besó en la mejilla, mordió su oreja y devoró sus labios uno tras otro.

—Relájate. No te haré daño.

Su beso vertiginoso fue relajante y su tensión gradualmente disminuyó.

Y extrañamente… se vio flotando… en alguna parte.

¿Es esto lo que la señora Cessley quiso decir?

El pensamiento vino a mi mente y se fue en breve. Igor alcanzó su secreta feminidad. Sus dedos devastaron su interior, entraron y salieron.

Ella respiró y apretó su ropa fuertemente con ambas manos.

—Así… es. Solo agárrate a mí, Rihannan —le susurró al oído y plantó suaves besos en su cuello.

Su cuerpo temblaba. Sintió su carne tensarse sobre él mientras se movía cuidadosamente dentro de ella.

—¿Te sientes mal?

Sacudió su cabeza. Claro que era incómodo, pero no dolía. Era extraño más bien… y vergonzoso.

¿Por qué?

Apenas había sentido esta nueva sensación de euforia antes.

¿Es así como hablamos?

La duquesa le aconsejó que no soportara el dolor cuando se sintiera incómoda en cualquier momento y que le informara de inmediato.

La comunicación era clave.

Ella sabía a qué se refería la duquesa, pero tal vez era algo así…

Cada vez que se ahogaba en sus pensamientos, su mente volvía a la sensación de hinchazón en sus labios inferiores. Sus dedos atrincheraron su jardín y entraron y salieron.

Se estremeció y jadeó bajo su arrugada ropa.

—¡Ugh!

Su seno se levantó y sus dedos se curvaron. Su aliento se hizo más pesado y la sensación más extraña. Sus labios se separaron naturalmente y una lengua la invadió de inmediato.

El placer se fue acumulando gradualmente de arriba a abajo y todo lo que pudo hacer fue aferrarse a él.

—Ah…

Luego, en un momento, vio un destello blanco y algo salió de ella. Sus músculos se contrajeron y luego se relajaron.

—Está bien —la calmó, soplando en su oído.

Su cuerpo seguía temblando. La sensación permaneció. Un nuevo deseo ardía en su interior y no desaparecería.

Estaba aturdida. Todo estaba borroso. Cuando levantó la vista, él se desnudó.

Ella apresuradamente giró la cabeza.

Esta fue la primera vez que vio un claro atisbo de desnudez porque cerraba los ojos o volvía deliberadamente la otra mejilla.

Los cuerpos de un hombre y una mujer diferían. El suyo era suave mientras que el de Igor estaba rodeado de músculos sólidos. Tenía un gran físico, mucho más grande de lo que pensaba originalmente.

Y abajo también… se preguntó cómo se las arregló para encajar dentro de ella…

Su cara se enrojeció de nuevo.

4 respuestas a “No quiero ser amada – Capítulo 101: Gran físico”

  1. Es que nunca es la misma reacción cuando te reciben abiertamente, a cuando te rechazan con asco y miedo. El hecho de que sea hombre no significa que no le afectó en el pasado.

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