No quiero ser amada – Capítulo 117: ¿Me concedes este baile?

Traducido por Maru

Editado por Sharon


Antes de hacer su aparición pública, Igor había intentado apaciguar a su amada esposa al sentir que estaba siendo forzada por la ansiedad y el nerviosismo.

Lanzando un suspiro repleto de ansiedad, aceptó de inmediato las sugerencias de Igor. A su consentimiento, él inmediatamente agarró su mano y no la soltó. Sin que ella lo supiera, su corazón rebosaba de dulce felicidad.

Lo que él le dijo después la sorprendió más que su sugerencia. Le contó que mientras ella sostuviera su mano con fuerza, los ojos de la nobleza permanecerían fijos en ese punto y nadie querría mirarla.

Al parecer, estaba en lo correcto. Cuando se sentaron en el trono, Igor no le soltó la mano. Había tratado de alejarse furtivamente, pero Igor no se movió.

Fue un caso afortunado que todos los ojos estuvieran pegados a sus manos cerradas a pesar de fingir que no. Desde el momento en que hicieron su aparición en público, la nobleza inmediatamente perdió interés en la reina y compitió por conocer su relación. Era raro ver a los reyes mostrar signos de verdadero afecto en un entorno oficial como este.

Pronto, todos los nobles se alinearon y los saludaron personalmente. El orden era de los nobles de alto rango a los nobles de menor rango.

El esposo y la esposa de la Casa de Lissel promocionaron una larga tradición de saludar a la realeza primero.

—Felicidades por su matrimonio, Su Majestades.

El duque se inclinó y besó el dorso de la mano de Igor; luego besó también la de Rihannan.

—Ambos se ven maravillosos juntos. Espero que la bendición de los cielos esté con vos ahora y para siempre.

Cuando terminó su saludo, la duquesa comenzó el suyo. Saludó a la realeza de la manera opuesta y se acercó a la reina primero y al rey segundo. Al igual que su esposo, les dejó un mensaje de felicitación y se alejó a partir de entonces.

Los nobles y compañeros vinieron a saludarlos uno por uno, y la línea ordenada se hizo más pequeña.

Mientras tanto, Rihannan se echó a reír y susurró con una pequeña voz:

—¿Cuándo me vas a soltar la mano?

—Volveremos a tomarnos de las manos. ¿Por qué dejarlo ir ahora?

—¿Volveremos… a tomarnos de las manos?

—Sí, bueno…

Mientras continuaban los saludos de la nobleza, Igor y Rihannan susurraron entre ellos, pero pronto dejaron de discutir y sonrieron brillantemente a los nobles que se acercaban.

Cuando el saludo final llegó a su fin, Rihannan pudo escuchar el razonamiento de Igor.

—Porque tienes que bailar conmigo, Rihannan —dijo Igor, señalando con la mano la pista de baile.

Levantó un dedo, y en ese momento, la música cambió de una melodía serena a una adecuada para bailar.

Se levantó de su asiento y extendió la mano. Rihannan había recibido muchos besos en el dorso, un símbolo de la lealtad absoluta de los nobles hacia ella, pero ahora fue Igor quien se paró frente a ella y se inclinó al igual que la nobleza. Él tiró de su mano y plantó un beso suave y gentil.

—Rihannan, mi esposa, ¿me concedes este baile? —sonrió con suavidad, sus ojos llenos de afecto.

Igor la miró con nostalgia.

Rihannan miró hacia atrás.

En sus ojos, vio al hombre que una vez conoció del pasado parado detrás del hombre frente a ella.

Era… el Igor que una vez conoció.

Ese tenía una expresión estoica y enojada. Tuvieron la peor noche, su consumación matrimonial terminó amargamente. No se molestó en poner una sonrisa falsa, y bailaba con ella porque era una obligación necesaria.

Su yo anterior se sintió como una vaca arrastrada al matadero.

Aunque era costumbre bailar con su pareja dos veces, Rihannan no pudo soportar las miradas burlonas y susurros de la nobleza, por lo tanto, no pudo continuar en el segundo baile.

Al ver que parecía colapsar en cualquier momento, Igor la dejó ir y se alejó. No le pidió un segundo baile.

Pero eso fue entonces…

Rihannan miró a los ojos de Igor, el hombre que pertenecía a esta línea del tiempo.

—A-Acepto.

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