No quiero ser amada – Capítulo 214: Asesina a la reina

Traducido por Maru

Editado por Sharon


Un par de sonrisas encantadoras más tarde, el viejo y tonto vizconde se enamoró de inmediato de Leticia. La noble esposa los vio alcanzar el clímax juntos. Estaba completamente enfurecida y le lanzó unas palabras a Leticia.

—¡Aunque fui generosa con una plebeya como tú! ¡Dejé entrar una serpiente a mi casa!

La mujer nunca envió una mirada de desprecio a su marido y se preguntó por qué había pecado. Era vieja y fea, una mujer arrugada y él deseaba un rostro juvenil. Leticia le dio eso. Su esposa usó todo el poder que pudo reunir para echarla de la mansión. Falló. Leticia la mató. Fue una causa razonable del pecado de insultarla. Tal vez fue porque lo había hecho una vez, pero cometer el segundo crimen fue mucho más fácil.

—Estoy segura de que este fue el plan de la reina —maldijo Leticia.

Después de todo este tiempo, nunca surgió ningún problema. Nadie se atrevió a amenazarla, pero todo cambió, todo se retorció después de que conoció a la reina.

—Es la familia real. Sus huellas están por todo esto —confirmó el hombre—. El Gran Chambelán Basil se involucró personalmente en este asunto.

Leticia, furiosa, apretó los dientes. ¿Quién fue el que la puso en esta situación? ¿En esta vida turbulenta de dificultades? Era la madre de esa mujer. Si esa mujer no hubiera robado el amor de su padre, él y su madre habrían vivido felices para siempre y habrían consumado un matrimonio oficial. Ella no sería una hija ilegítima. Sin embargo, su media hermana no sintió ni una pizca de empatía por ella y la vida que vivía. Más bien, reveló los pecados que Leticia cometió en el pasado.

—Por favor, no te preocupes. Quiero ayudarte, vizcondesa.

Ante sus inesperadas palabras, Leticia levantó la cabeza.

—¿Me ayudarás?

—Te ayudaré, vizcondesa. Vengarse de la reina. ¿No es eso lo que quieres?

—¿Por qué lo harías? ¿Qué beneficio te aporta? ¿Y quién eres tú?

El hombre se quedó quieto, sonriendo simplemente a la belleza pelirroja.

—¿No deberías considerar tu situación antes de preguntarme mi identidad?

—¿Mi situación? —Leticia se burló—. Soy muy consciente de ello.

—Estoy pensando en dejarte aquí para que te pudras si no vas a ser útil.

Los labios de Leticia se separaron, ligeramente.

—Si te preocupa si planeo matarte, no es necesario. No soy de los que usan este método tosco. Pero si no deseas vengarte, simplemente estoy pensando en dejarte libre. Pasará menos de un día antes de que lleguen los soldados y te arrojen a la fría prisión. Están rodeando todo este lugar. No podrás escapar, no sin ayuda.

Leticia se dio cuenta del sentimiento de falta de armonía en su corazón cuando lo conoció. El hombre tenía un oscuro secreto dentro de él. Comparado con ella, era una serpiente con colmillos que portaban un veneno mortal. Que él pronunciara en voz alta que la dejaría de lado si no le resultaba útil no era una amenaza vacía. La mantuvo viva durante tanto tiempo para que sus planes se hicieran realidad, después de todo.

—¿No me estás diciendo que cometa un asesinato?

El hombre sacudió su cabeza.

—No, claro que no. Te estoy aconsejando que tomes una decisión y te estoy dando una oportunidad. Si decides vengarte de la reina, te ayudaremos. Te daremos la oportunidad de entrar al palacio y clavar el cuchillo en su corazón. Sin embargo, si decides no hacerlo, simplemente puedes dejar este lugar cuanto lo desees.

—¿Por qué harías esa sugerencia…?

—La razón no es importante. Simplemente te estoy dando una opción. Si no estás dispuesta a llevar a cabo su venganza, pudrirse silenciosamente en la cárcel depende de ti.

Los ojos rojos de Leticia temblaron fuertemente.

—Ahora, te pregunto de nuevo: ¿qué harás? —preguntó de nuevo luego de estudiar su expresión.

Estaba acorralada en una esquina sin ningún otro lugar a donde correr. No tardó en darse cuenta de que era la única en quien podía confiar. Vivir y sobrevivir significaba aceptar su sugerencia y cometer un asesinato.

—¿Tienes un plan adecuado? —preguntó a través de sus dientes rechinando.

El hombre rio, satisfecho.

—La reina pronto tendrá su banquete de cumpleaños —respondió con un tema sin relación con su pregunta.

Leticia frunció el ceño y el hombre golpeó la mesa.

—Ya que acordaste promulgar la venganza, entonces comenzaremos nuestra conversación sobre el plan ahora.

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