¡No seré un enemigo! – Capítulo 57: La verdad sobre lo sucedido

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


— ¡Kiara-san!

Cuando puso la flecha en su boca, las comisuras de sus labios se mancharon con la sangre del príncipe, Kiara se acercó a Reggie sin preocuparse por la chispa que lo rodeaba.

Incluso cuando Caín intentó detenerla, terminó dudando de si su decisión era correcta o no.

Después de todo, la única aquí que entendía el asunto relacionado con los magos era ella. Por lo tanto, no podía decidir si sus acciones podrían ayudarlo o si solo era una acción imprudente.

Sin embargo, el Príncipe Reginald debe salvarse a toda costa. Él es la insignia del ejército. Por lo tanto, rezó para que la acción de Kiara tuviera éxito.

Caín apretó sus manos con fuerza.

No podía ser de ninguna ayuda. Incluso si quisiera protegerla de la chispa, pensó que habría una posibilidad de que su acción la obstaculizara.

Sin embargo, solo podía hacer lo que podía en este momento.

— ¡Busquen al arquero! ¡Están en el lado oeste de los muros del castillo!

Ante las palabras de Caín, los soldados y los caballeros que no se habían movido en absoluto debido a la situación, finalmente, comenzaron a correr.

— ¡Cierren la puerta!

— ¡Envíen la señal para estar atento!

En medio del alboroto, Caín no se movió ni una pulgada de su lugar. Si el ataque no terminaba solo con esto, había una posibilidad de que Kiara también fuera atacada. Como tenía el deber de ser su caballero, Caín no podía ir a buscar al autor.

Caín y otros cuatro soldados permanecían de pie, haciendo guardia alrededor de Kiara y Reggie, vigilando en las cuatro direcciones cardinales.

Por el rastro de la flecha anterior, sabían que el atacante disparó desde los muros del castillo. No había comerciantes autorizados a pasear por esa zona. Solo estaban los soldados que sirven dentro del castillo y los parientes del señor feudal, también las personas cercanas a ellos.

Aparte de esas personas, solo estaban las personas que se quedan como invitados dentro del castillo. Estaban en alerta. Aun así, ¿cómo en el mundo lograron escapar de la supervisión? ¿O, el perpetrador, fue el caballero de Cecilia?

Mientras pensaba, la situación demostró que Kiara estaba alterada. Parece que la situación era bastante severa, Kiara, que estaba conversando con la muñeca que es su maestro. Se dio cuenta de que el Príncipe Reginald recibió la maldición de los magos.

Sin embargo, Caín y los demás no podían hacer nada. Solo podían dejarle todo a ella.

Cada vez que las llamas la tocaban, su ropa se quemaba, e incluso hacía una mueca de dolor. Mientras repetía, desesperadamente, las palabras: “No te mueras”.

Caín nunca había pensado, ni siquiera en sus sueños, que llegaría una ocasión en la que no podría hacer nada.

Incluso si su maestro, el que tenía la forma de una muñeca parlante ni siquiera podía usar su magia, le decía que se rindiera y lo dejará en manos del destino, Kiara sacudió la cabeza y, al final, incluso tuvo que ofrecerle la sangre que goteaba de la herida en su mano que ella misma provocó.

Luego, en poco tiempo, los destellos que estaban alrededor del Príncipe Reginald disminuyeron.

Al final, Kiara se derrumbó debido a que había usado toda su fuerza. Horace le gritó a Caín y a los otros soldados que jadeaban.

— ¡Dense prisa y muévalo a un lugar más seguro!

Los nerviosos soldados llevaron al Príncipe Reginald en la camilla. Como su extraña condición se había estabilizado, los soldados corrieron hacia la residencia en alivio.

Caín sostuvo a Kiara en sus brazos.

Tenía los ojos cerrados y jadeaba como si hubiera corrido un maratón. Su condición no parecía buena.

—Horace-san, Kiara está…

—Mi discípula se excedió.

Si su expresión pudiera cambiar, según su voz, Horace, tal vez, estaría haciendo una expresión cansada.

—Es una suerte que solo tomara una pequeña dosis, pero tomar la misma cantidad de esa dosis y retener el poder de la piedra de contrato que no tenía nada que ver con ella…fue una exageración. Como anteriormente ha visto a los magos, convertirse en arena, ella retuvo y retrocedió el proceso por la fuerza…ni siquiera podía imaginar la cantidad de energía que usó para eso.

— ¿Está en una condición de peligro?

Horace levantó los brazos de su cuerpo de tierra, mientras respondía la pregunta de Caín, como si quisiera inclinarse de hombros.

—Se las arregló para soportarlo bien, así que no debería morir. Pero, por la forma en que usó su poder, no sería extraño que su dedo se convirtiera en arena y se desmoronara. Incluso sabiendo eso, ella decidió hacerlo —dijo Horace, mientras miraba a Kiara.

Caín sintió simpatía en algunos aspectos cuando la miró.

—Eres el guardia de mi discípula, ¿verdad? Este discípulo mío, definitivamente, tratará de ayudar a aquellos cercanos a ella la próxima vez. Ten eso en cuenta. Incluso si no es fácil obtener la piedra de contrato, siempre y cuando nos enfrentemos al mismo enemigo, existe la posibilidad de que el mismo método vuelva a ocurrir en el futuro.

Caín asintió ante la advertencia de Horace.

No quería enfrentar el mismo peligro, él se sentía igual.

Sin embargo… ¿Cuál es la mejor manera en que la podría protegerla? Si no pudiera salvarlos, ni siquiera a ella, existe la posibilidad de que el Príncipe Reginald, Allan, e incluso él mismo estuvieran en peligro debido a la naturaleza de su enemigo.

Aun así, no es como si una sola persona pudiera proteger a todos.

No hay nada perfecto en este mundo. Por lo tanto, la mejor manera en que algo puede suceder es renunciar a la vida y la muerte de otra persona que no sea ella.

Pero, si tuviera que hacer eso, Kiara, definitivamente, se opondría.

♦ ♦ ♦

La búsqueda del autor, después de eso, terminó con un resultado complicado.

La persona que disparó la flecha planeaba desaparecer entre la multitud, pero Allan, que se unió al grupo de búsqueda, sospechaba demasiado de él, por lo que detuvo a esa persona.

El autor resultó ser uno de los cuatro caballeros de Tolisfid.

—Cuando Allan detuvo a ese caballero, tenía el resto de los bienes que pensamos que se usaron en el Príncipe Reginald, y cuando hizo que una parte de la pared se convirtiera en arena, él también se convirtió en arena y se desmoronó.

Dos de los otros caballeros escaparon fuera del castillo.

Si las únicas personas que entraban y salían del castillo ese día eran soldados, la búsqueda sería más fácil. Sin embargo, en ese momento, también entraron y salieron comerciantes del castillo, por lo que hubo personas que se detuvieron en la confusión, al ver a los que intentaron escapar rápidamente, y personas heridas que gritaron y causaron más confusión. Lo que retrasó la persecución y búsqueda.

El último caballero intentó asesinar a Cecilia.

Gracias a que Kiara transmitió la extraña situación de Cecilia a Madame Beatrice, pudieron tomar precauciones.

La señora Beatrice, que escuchó la historia de Kiara, envió de inmediato a su propia criada, Clara y algunos caballeros. Luego, cuando la respuesta se retrasó desde la habitación, de inmediato, Clara abrió la puerta pensando que algo ocurría, incluso si tenía que asumir la responsabilidad de lo que se desarrollaría.

Al ver el miedo de Kiara, Clara pensó que el enemigo era muy ingenioso en el engaño, ya que el soldado que vigilaba no había informado ninguna anormalidad, incluso cuando la situación era una en la que necesitarían ayuda.

Si ese era el caso, lo mejor era tomarlos por sorpresa para que no pudieran seguir apareciendo. Por lo tanto, saltó a la habitación en el momento en que sintió que había algo mal con la respuesta.

Fue precisamente, en ese momento, en que el caballero Tolisfid estaba tratando de deshacerse de Cecilia. Sin embargo, al decidir que, Cecilia fuera tratada como una visita, se les dio acceso a los caballeros para llevar a cabo sus acciones, de modo que, por el momento, el caballero pensó en dejar que Cecilia para que respondiera tal como le había indicado. Gracias a eso, Cecilia evitó ser asesinada de antemano, pero, durante el momento en que Clara y los demás llegaron para ayudar, y antes de que la espada fuera empujada hacia ella, terminó con sólo un delgado corte en el cuello.

Después de resistir violentamente, Clara y los demás mataron al caballero Tolisfid.

A pesar de estar herida, Cecilia sintió que, finalmente, estaba a salvo, ya que lloró, mientras se aferraba a Clara.

Pasó el tiempo y, según la información que obtuvieron, Cecilia estaba siendo monitoreada y amenazada por los caballeros.

Además, los caballeros no eran gente de Tolisfid. Todos ellos eran subordinados del vizconde Credius. A partir de esta información, podían decir que la ocupación militar del feudo Tolisfid tenía algo que ver con el vizconde Credius.

Además, Cecilia dijo que su madre fue envenenada. Le dijeron que, si quería salvar la vida de su madre, tenía que ayudar a arrebatar las vidas del príncipe y del mago. Y así, la llevaron al territorio Everal.

Se le ordenó darle el veneno al príncipe cuando estaban juntos.

La razón por la que cometió esos errores, al punto de llorar, es porque no quería que tocaran el té, después de su fracaso, para proteger al príncipe. De nuevo, Cecilia parecía haber confesado lo que pasaba cuando le dijo a Kiara que no se acercara al príncipe. Sin embargo, era para evitar el que estuvieran presentes juntos en una ceremonia del té y, en el peor de los casos, evitar que fueran asesinados al mismo tiempo.

Sí, por ejemplo, no podía derramar el té y se colocó el veneno, Cecilia planeaba tomar la bebida de Reginald en un método suicida para salvar al menos al príncipe.

Como no quería repetir una experiencia tan espantosa, Cecilia le pidió “Ayuda” a Kiara.

Mientras el fracaso previsto de Cecilia continuaba, el día de la partida del ejército Everal se acercaba. Por lo tanto, los subordinados del vizconde Credius pensaron que, al menos, debían atacar al mago para matarla. Parecían juzgar que, si el mago no estaba presente, el poder del ejército podría reducirse a alrededor de la mitad.

Además, sellarían la boca de Cecilia, con eso lograrían que la persona que ordenó el asesinato permaneciera oculta.

La flecha impregnada con la arena de contrato que le dispararon a Kiara fue con el objetivo de matarla. No existe ningún mago que pudiera curar heridas. Además, sería difícil para ella negar los efectos de la piedra de contrato si resultara herida.

Sin embargo, la flecha atravesó al Príncipe Reginald.

Como el destinatario no era un mago, el príncipe, definitivamente, moriría incluso si la flecha no hubiera causado una herida mortal. Aunque la situación había cambiado, el enemigo pensó que también era bueno y planeó escapar.

Cecilia, que terminó de hablar, mientras todavía lloraba, dejó el lugar donde estaban el marqués, la marquesa y los caballeros, mientras Clara la sostenía.

Horace la vio salir y luego, a regañadientes, informó a Caín y los demás.

—El vizconde Credius es un mago.

— ¿Eh? ¿Mago?

El marqués Vayne, Allan, Madame Beatrice y todos los que escucharon las palabras de Horace se pusieron pálidos.

— ¿Cómo? —Preguntó la señora Beatrice.

Horace continuo incómodo, mientras usaba su mano de porcelana para rascarse la cintura.

— ¿Por qué crees que vine a esta frontera y trabajé para esparcir el anzuelo de las bestias?

— ¿No fuiste contratado por Sarehald?

Al escuchar la respuesta de Allan, Horace se echó a reír en tono burlón.

—Hihihi. Qué lindo sería si me contratarán. Fue porque fui emboscado y atado por un contrato de esclavitud…después de todo, me dieron de comer la piedra de contrato.

—Entonces, no estabas buscando riquezas…

Allan pronunció una dura declaración abiertamente.

—No quería tener ni la más mínima relación con este tipo de guerra, porque quería vivir mucho tiempo. Y, sin embargo, sin mostrar su figura, logró tomarme desprevenido y atraparme. Como tal, no pude vengarme…así fue. Él sabe demasiado sobre magos.

Una respuesta en “¡No seré un enemigo! – Capítulo 57: La verdad sobre lo sucedido”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido