Pronto, utiliza el rostro del demonio – Arco 2 – Capítulo 3

Traducido por Shiro

Editado por Yugen


Mientras observaba a Zhou Yun Sheng, el cuerpo de Ning Wang Shu estaba rígido, listo para poner en marcha sus piernitas y salir huyendo en cualquier momento. Pero el otro fue muy cuidadoso en evitarlo, solo agarrando la paleta y las brochas junto a él, y luego girándose para seguir pintando, sin realizar ningún otro movimiento. El pequeño se sintió aliviado y, en silencio, se paró a un lado de su joven tío y volteó su cabeza para mirar el lienzo con ojos brillantes.

Zhou Yun Sheng había olvidado por completo la pequeña cosa a sus pies. Heredó de Wei Xi Yan su amor fanáticoy apasionado por la pintura, su brocha en constante movimiento.

Wei Xi Yan era un experto en el estilo de pintura moderno, lo cual implicaba pintar directamente sobre el lienzo el contorno y luego rellenarlo lentamente. Sin embargo, Zhou Yun Sheng se especializaba en una técnica más antigua, donde la representación se hacía a través de múltiples capas sin añadir blanco, solo usando pintura diluida. Cada capa nueva de pintura debía añadirse una vez que la previa ha secado por completo. Se podría decir que incluso antes de empezar, su mente ya había completado la totalidad de la pintura.

Debido a que las capas de color eran cada vez más delgadas, el color de la capa inferior quedada ligeramente visible, mezclándose en matices sutiles con la capa de color superior. Por esta razón, este método requería de habilidades más sofisticadas e incluso una comprensión intuitiva superior, así como un juicio más precisos de la armonía del color.

La pintura de Wei Xi Yan contenía una gran área de tonos cálidos y estaba completamente seca. Entonces, Zhou Yun Sheng añadió azul, púrpura y verde, transformando paulatinamente los tonos cálidos en fríos, y por último, usó resina como esmalte, dando la ilusión de que había capas sobre capas de gris.

Después de una media hora aproximadamente, la escena original de un jardín floreciente similar a un brocado con deslumbrantes flores se había convertido en un bosque sumergido en la luz brillante de las estrellas.

Las estrellas titilantes que llenaban el cielo emitían un brillo tenue, parecía que tan solo con que estiraras el brazo, podrías tomarlas y admirarlas en tus propias manos. Allí, no parecía una pintura, más bien, era la entrada a otro mundo utópico y hermoso, real e ilusorio en partes iguales.

Zhou Yun Sheng retrocedió unos pasos para evaluar su trabajo práctico, cuando una leve exclamación de asombro alcanzó sus oídos. Ante ello, desvió su atención de la pintura y miró al pequeñín a sus pies.

El día radiante se transformaba en la noche infinita, los cálidos rayos del sol en el brillo de las estrellas, el jardín en un bosque profundo… Incluso si Ning Wang Shu seguía siendo muy pequeño como para entender qué era la estética, las excelentes técnicas de pintura de su tío pequeño lo abrumaron.

Al notar que había interrumpido a su tío, Ning Wang Shu cubrió de prisa su boca con sus manitas regordetas, sus ojos grandes llenos de pánico. Pero Zhou Yun Sheng solo lo miró para luego voltearse y seguir evaluando la pintura. Tras lo que tomó una brocha para hacer unos ajustes mínimos.

Ning Wang Shu se sintió aliviado al ver que su tío pequeño no tenía la intención de echarlo. Esto hizo que su coraje incrementara, y sus diminutas manos comenzaron a explorar las brochas sobre el banquillo. Las estiraba y las retraía, estiraba y retrañia… Después de debatirse por un largo tiempo, finalmente tomó una brocha con una de sus manitas.

Había algunos trozos de tela blanca esparcidos sobre el suelo, junto con un frasco de aceite para limpiar las brochas. Ning Wang Shu mojó con rapidez el pincel en un poco de aceite de adormidera, se puso de cuclillas en el suelo y comenzó a untar la tela blanca con pintura. Trató de pintar algunas estrellas, pero descubrió que la pintura no era brillante como la de su tío pequeño. Entonces, con semblante serio, intentó pintar el sol…

Jugaba con alegría, sin notar que Zhou Yun Sheng había terminado las últimas modificaciones y que ahora se encontraba inclinado observándolo.

—No, no puedes jugar con esto. —La voz del joven era agradable, como el fluir suave de un arroyo, pero la fuerza con la que le quitó la brocha no fue leve.

Ning Wang Shu quedó petrificado del miedo, su pequeño y rosáceo rostro palideciendo de inmediato; y como una pequeña codorniz, corrió a un rincón y se acurrucó lleno de terror.

Zhou Yun Sheng no lo reconfortó. Puso las brochas y el frasco de aceite en el alféizar, donde el pequeñín no pudiera alcanzar, y salió del estudio.

Entonces Ning Wang Shu cubrió su rostro y comenzó a llorar sin consuelo, mojando la tela blanca que yacía sobre el suelo. Su aspecto era lamentable. Sin embargo, no mucho después, el joven regresó sosteniendo una caja de crayones de acuarela y una pila de papel blanco, tras lo que se agachó para entregarle los artículos al pequeñín.

—Usa esto para pintar. La pintura y el aceite de adormidera contiene toxinas. El bebé pequeño no puede tocarlas, te enfermarás.

Al ver que el pequeñín seguía llorando y se rehusaba a mirarlo y escuchar lo que decía, Zhou Yun Sheng no continuó persuadiéndolo. Puso en el suelo los crayones de acuarela y el papel blanco y se giró para seguir con su trabajo de pintura. Él también era algo autista, decir tanto era ya considerado un milagro.

Parecía que su tío pequeño no lo despreciaba. El estado consternado de Ning Wang Shu se calmó en gran medida. Entonces se frotó los ojos y alzó su pequeña cabeza en silencio. Estaba a punto de tomar los crayones de acuarela cuando el joven de pronto se giró hacia él. Dio un brinco a causa del susto y se encogió mientras abrazaba su cabeza, como una pequeña tortuga escondiéndose en su caparazón.

El comportamiento del pequeñín le causó algo de gracia, pero debido a las cámaras, tuvo que esforzarse en contenerse. Tomando un par de respiraciones profundas, conservó su semblante serio e inmutable y tomó una camisa blanca que colgaba del caballete.

—Sé obediente y póntela para que no te ensucies la ropa —dijo en voz baja mientras ayudaba al pequeñín a vestirse.

Ning Wang Shu dejó de resistirse, permitiendo que su tío pequeño lo ayudara a ponerse la ropa. La camisa era enorme, las mangas recogidas solo dejaban expuestas un par de tiernas manitos, y el dobladillo cargaba tan bajo que incluso cubría los pantalones.

Zhou Yun Sheng lo ayudó con la solapa, acarició con torpeza su cabeza y se giró para continuar pintando.

El pequeñín tocó su frente inmediatamente después, y al sentir la calidez que se disipaba, un poco de dulzura alcanzó su corazón. Aunque no sonrió, sus ojos destellaban como nunca antes lo habían hecho. Entonces, tomó uno de los creyones y comenzó a hacer garabatos de las pinturas de su tío pequeño.

En el silencioso estudio, donde hasta se podría escuchar una aguja caer, tío y sobrino pintaban lado a lado; sus figuras tan armoniosas como para derretir el alma.

El tiempo pasó sin que lo notaran, hasta que dieron las cuatro de la tarde y Wang Ma regresó a la casa cargando una cesta llena de vegetales con lentitud. Como había otra empleada doméstica, no tenía que encargarse de todo. Además, se estaba haciendo vieja y se llenaba de impaciencia cuando cuidaba niños pequeños. Todos los días, después que Ning Si Nian se iba, se excusaba diciendo que tenía comprar vegetales pero, en realidad, corría al parque cercano a jugar cartas con otras empleadas domésticas.

Antes, se cuidaba de no holgazanear frente a Zhao Xin Fang, pero ahora que se estaba beneficiando de ella, su comportamiento era cada vez más descarado e inescrupuloso. Zhao Xin Fang tampoco pasaba sus días como su esposo creía. Él pensaba que, cuando no trabajaba como voluntaria, cuidaba de su hijastro en casa pero, de hecho, también salía apenas él se iba, bien fuese al centro comercial a jugar cartas, o al salón de belleza.

De igual manera, Ning Si Nian siempre estaba muy ocupado y nunca venía a casa. Cuando lo hacía, era muy tarde, por lo que mientras ella y Wang Ma estuvieran de regreso antes de las seis de la tarde, todo estaría bien.

Hoy era domingo, por lo que tenía la excusa de ir al orfanato, y podía regresar incluso más tarde.

Al regresar, Wang Ma le preguntó a la empleada doméstica por Zhao Xin Fang y se enteró que esta no había regresado aún. Entonces fue escaleras arriba a buscar a Ning Wang Shu. En el estudio, el pequeñín escuchó los gritos de la niñera, y su rostro palideció del miedo, su diminuto cuerpo temblando sin cesar.

Zhou Yun Sheng le dio unas palmaditas en la cabeza para calmarlo, y luego lo ayudó a quitarle la camisa y a lavar sus pequeñas manos. El dueño original del cuerpo había notado el comportamiento extraño de su sobrino. Una vez, cuando escuchó los sollozos desgarradores de Ning Wang Shu, reunió el coraje suficiente para acercarse y preguntar al respecto.

En ese momento, Wang Ma le dijo que el niño tenía un diente cariado y que lloraba a causa del dolor insoportable, pero Wei Xi Yan aún albergaba dudas después de escuchar su respuesta.

—¿De verdad? —logró mascullar con el rostro enrojecido después de un largo tiempo. Pero bajo la mirada fulminante de Wang Ma, no tuvo más remedio que retirarse.

Cuando se fue, la mujer cerró la puerta y siguió golpeando al infante. El joven autista no tenía importancia ante sus ojos.

Ahora, esta mujer tampoco tenía importancia a ojos de Zhou Yun Sheng. Abrazó con gentileza al pequeñín y le dio palmadas en la espalda para reconfortarlo. Cuando Wang Ma fue al estudio a preguntar por el niño, no solo no se lo entregó, sino que le cerró la puerta con firmeza en la cara, casi deformándole la nariz con un golpe.

—¡Bah! ¡Pequeño bastardo! ¡¿Quién te crees que eres?! ¡Tarde o temprano haré que Si Nian te eche! —espetó Wang Ma fúrica frente a la puerta cerrada.

Zhou Yun Sheng hizo oídos sordos al abuso que se escuchaba fuera de la puerta, soltó al pequeñín y siguió pintando.

Solo su tío pequeño podía ver su miedo y su desesperanza. Solo su tío pequeño no lo entregaría a la niñera. Solo su tío pequeño los protegería con tanta determinación. Aunque solo era una puerta cerrada, de hecho, lo separaba de todos los peligros que lo acechaban. Ning Wang Shou podía tener apenas dos años, pero tenía consciencia de sí mismo, y ese momento, le generó un apego indeleble hacia Zhou Yun Sheng. Sin embargo, también era vagamente consciente de que decirle eso a su padre traería un efecto negativo para su tío pequeño.

Estaba eufórico, y al mismo tiempo, algo triste, mientras abrazaba la pierna del joven.

Zhou Yun Sheng trató de sacudirlo con un movimiento gentil, pero esta vez, Ning Wang Shu no tenía miedo, por lo que continuó abrazándolo con firmeza como si su vida dependiera de ello.

Al no poder deshacerse de esta pequeña cola, lo dejó abrazarlo, impotente. Si se movía a la izquierda, el pequeñín trastabillaba hacia la izquierda; si se movía a la derecha, el pequeñín también trastabillaba hacia la derecha. Era como un yeso a base de hierbas medicinales, increíblemente difícil de quitar. La escena era muy chistosa y tierna.

Tío y sobrino jugaron felizmente. Wang Ma también estaba contenta de no tener que molestarse con el niño, y en lugar de eso, hizo que la empleada doméstica cocinara con prisa algo de comer para ella. Quién habría podido prever que antes de que fuesen las cinco y media, se escucharía afuera el sonido de un motor; Ning Si Nian había regresado de manera inesperada.

Recordando al dúo armonioso en el estudio, Wang Ma se sintió ansiosa, precipitándose escaleras arriba.

—¡Wei Xi Yan, dame rápido al bebé! —dijo en voz baja aunque severa—. ¡El Sr. Ning acaba de regresar, si te ve con el bebé te echará!

A medida que Ning Si Nian mostraba una actitud más fría e indignada hacia el dueño original del cuerpo, menos se atrevía este a acercarse a su sobrino. Por otro lado, aunque Zhou Yun Sheng conocía la verdad, no tenía intenciones de exponer el engaño de Wang Ma, por lo que abrió la puerta y sacó al temeroso Ning Wang Shu.

A continuación, acarició su frente con gentileza. Ya su miedo había disminuido en gran medida, además, entendía que mientras estuviera con su padre, Wang Ma no lo golpearía, por lo que caminó hacia ella con pasos vacilantes.

La mujer arrastró con impaciencia el niño a su lado, e independientemente de si podía o no seguirle el paso, tiró de él escaleras abajo.

—No tienes permitido estar con el bastardo de Wei Xi Yan. ¡De lo contrario, te voy a despellejar! —le susurró una amenaza a su oído.

—Pequeño tío no es un bastardo. —Ning Wang Shu, quien no había vuelto a hablar, le replicó con claridad de forma repentina.

Wang Ma quedó atónita por unos segundos, y luego su expresión se distorsionó. Agarró con fuerza la oreja de Ning Wang Shu, el cual se encogió y cubrió con sus manos su cabeza, soportando en silencio. Por fortuna, Ning Si Nian estaba ansioso por ver a su hijo, y sus pasos apresurados podían ya escucharse. En ese momento, la mujer lo soltó y lo tomó en brazos, sonriendo con amabilidad al mismo tiempo.

—No solo es Wei Xi Yan un bastardo —masculló entre dientes—, tú también lo eres. Y si no me haces caso, te arrojaré al río para que te ahogues. Tu papá tiene una nueva esposa. En el futuro tendrá muchos hijos y tú dejarás de importarle.

Ning Wang Shu cerró sus ojos aterrorizado, diminutas lágrimas bajando por sus mejillas.


Shiro
Ay niu miuu.. me parte el corazón. TwT

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