Pronto, utiliza el rostro del demonio – Arco 8: Capítulo 17

Traducido por Shiro

Editado por Meli


A Gustav también lo dejó horrorizado la escena, casi corrió para tomar al minino en sus brazos Se sentía culpable por haber pensado en algo tan peligroso, y aunque consiguió conservar su porte elegante, estaba tan tenso que una capa de sudor frío se extendió por toda su espalda, y sus manos estaban tan húmedas al punto de gotear.

En ese momento, Bonnie se acercó a él y preguntó con schadenfraude:

—Jefe, ¿está bien? Me pareció verlo temblar.

—¿A quién se le ocurrió atar el papel tan alto? ¿No sabes lo peligroso que es? El viento casi lo tumba.

Dios era el único que sabía que su corazón estuvo a punto de estallar.

—Jeffrey —contestó ella, traicionando sin vacilar a su compañero—. Dijo que así se podrían apreciar las expresiones horrorizadas de los concursantes y que quizás veríamos a alguien acurrucarse en el suelo y llorar. Pensó que la escena sería fantástica para atraer altos índices de audiencia.

Gustav envió una gélida mirada en dirección a Miss Jeffrey, quien reía alegremente.

Zhou Yunsheng en una de sus vidas pasadas incluso había sido un inmortal que había volado con una espada, por lo que caminar a esa altura era algo sencillo para él. Pronto terminó de obtener los tres papeles y de dar la vuelta.

En la primera nota estaba escrito:

Camisa blanca y vaqueros.

La segunda nota decía:

Guitarra.

Y la tercera:

Sur.

Corrió al camerino para ponerse una camisa blanca y vaqueros; acto seguido, se apresuró en ir con el maestro de utilería para que le diera una guitarra y, por último, acudió con los estilistas para que lo maquillaran de forma fresca y juvenil. Al terminar, se dirigió al lugar de la sesión fotográfica en la zona sur. Lucía como un tímido estudiante de secundaria.

Si su tía, no hubiera malversado la herencia que los padres de Romeo le habían dejado, él estaría cursando la escuela secundaria en lugar de participar en un programa de televisión.

—Hola, señor Atchison, estoy listo. —Hizo una reverencia leve en dirección al hombre alto que estaba ajustando su cámara.

Gustav, fingiendo apenas haberse percatado de su presencia, se levantó, le dio la mano y dijo:

—Siéntate en la silla alta para tomarte algunas fotos. Esta vez los jueces elegirán al ganador en base a la calidad de las fotos de cada quien. No tienes nada de qué preocuparte, además de modelo, soy también fotógrafo profesional. Mis trabajos han ganado el primer lugar en varios concursos internacionales.

Zhou Yunsheng se mostró impresionado, sus ojos azules llenos de admiración.

Gustav, mientras intentaba mantener la compostura y no reírse como un tonto, sacó su teléfono móvil y preguntó:

—¿Quieres verlas? —Le fascinaba que el adolescente lo mirara como si fuese lo único que existiese en el mundo.

Zhou Yunsheng, quería terminar con su sesión de fotos pronto, pero para cultivar la vanidad del productor, tuvo que fingir interés.

Gustav le mostró las obras de las que más orgulloso estaba: animales y paisajes. Él nunca fotografiaba personas, ya que no sentía que en el mundo existiera alguien que mereciera ser recordado por él, al punto de dejar una imagen indeleble en su mente. Tarde o temprano todas estas personas desaparecían, mientras que él continuaría existiendo por siempre.

Esa idea era arrogante y absurda, pero estaba arraigada a su alma. Sin embargo, las cosas habían cambiado. Ahora recolectaba con frenesí todas las fotos del adolescente y, como un voyeur, reproducía una y otra vez los clips en los que él aparecía en su oscuro estudio. Todos y cada uno de sus movimientos lo fascinaba y, en ese momento que estaba justo a su lado, con su pequeña cabeza apoyada en su brazo y su cálido aliento acariciando su muñeca, hacía que cada músculo de su cuerpo temblara de excitación. Para reprimir el deseo de abrazarlo, debía agotar su voluntad por completo.

Zhou Yunsheng estaba sorprendido; no esperaba que Gustav Atchison fuera tan buen fotógrafo. Él parecía ser siempre capaz de tomar las fotos más únicas desde los ángulos más singulares, como si fuera un espectador que viajaba por el mundo, sobrio aunque indiferente.

El interior de este hombre era distinto a su apariencia. Es un ejemplo clásico ambulante de: «no juzgar a un libro por su portada»,  pensó mientras miraba al hombre con ojos inquisitivos.

Gustav sintió su cuerpo arder, pero vislumbró a otro concursante completar la primera parte del reto y correr hacia ellos, por lo que tuvo que interrumpir su interacción con el minino.

—Si llega a presentarse la oportunidad, te llevaré a mi estudio para que veas mis mejores tomas a lo largo de los años. Ahora vamos a ponernos a trabajar. —Tomó la cámara e hizo un pequeño ajuste.

Zhou Yunsheng, sintiéndose halagado, sonrió y siguió sus instrucciones, sentándose en la silla alta e inclinando su cabeza hacia las cuerdas de la guitarra.

—Puedes hacer lo que quieras, yo me encargaré de fotografiarte. —Gustav levantó la cámara y añadió—: ¿Sabes tocar la guitarra? Cántame una canción.

Cantar era una de las especialidades de Zhou Yunsheng. Comenzó a tocar y recitar una serie de poemas en francés casi sin pensárselo. La historia narraba cómo un joven campesino se enamoraba de una hermosa dama de la nobleza, y cómo a medida que la añoraba día y noche, se iba marchitando y debilitando, fue así como sus añoranzas melancólicas se convirtieron en una triste canción que resonó en el amplio salón con la voz celestial del joven.

Aunque Gustav estaba inmerso en la canción del minimo, no se olvidó de capturar sus expresiones melancólicas, felices o tranquilas. Sentía que cada día lo amaba un poco más, y que su amor por él no tenía límites.

Luego de un final triunfal, todos en el salón aplaudieron calurosamente, incluso el rostro de Hayden estaba un poco sonrojado.

—Romeo, mi querido Romeo, ¿cuántas sorpresas más piensas brindarme? Tu voz es increíble. Si fueras a participar en el programa de ídolos del País A, ¡seguro que ganarías el primer lugar! —Bonnie se acercó y abrazó efusivamente al joven.

Ivanna había comenzado a silbar como loca, gritando que cantara otra canción.

Zhou Yunsheng agitó la mano, pidiendo que no perturbaran las sesiones de fotos de los demás, tras lo que llevó la guitarra con el grupo de utilería. Los participantes habían obtenido una comprensión más profunda de los talentos de Romeo, y mientras que unos estaban envidiosos, otros se sentían impotentes. Pero eso no haría que ninguno de ellos se rindiera, por lo que se concentraron en completar el desafío.

La actuación, cada vez más destacada, de Romeo dejó a Emily con una sensación de crisis. Podía tocar la guitarra y cantar, como un profesional. Si ese episodio  se transmitiera, ya podía imaginarse cómo la audiencia enloquecería por el adolescente. Muchas eran las personas hermosas, pero aquellos que eran hermosos y talentosos no eran comunes. Por lo que, no sería extraño que todos lo aclamaran.

¿No es Gustav Atchison la viva representación de esto? ¡Tengo que acabar rápido con Romeo!, Emily caminó deprisa hasta Hayden y lo arrastró hacia el centro del pasillo.

—Querido, ya no puedes escapar. Casi todos han terminado y eres el único que queda. ¿Tienes idea de cuántas personas te están viendo? ¿Quieres ser eliminado? ¿Quieres ser un hazmerreír? ¡No lo permitas!

Hayden por fin caminó lentamente hacia el piso de cristal.

—¡Mierda! ¡Esto es terrible! —gimió en cuanto hizo ademán de agarrar el collar con la cruz en su pecho, pero recordó que con la prisa de esa mañana había olvidado ponérselo.

Fue hasta su mochila, pero su collar había desaparecido. Era un reliquia que le había dejado su abuela, y su valor, tanto emocional como en el mercado, era extraordinario.

—Mi collar no está, ¿lo has visto? Me lo quité y lo puse sobre la mesa antes de bañarme anoche —dijo horrorizado, olvidando por completo su miedo a las alturas y agarrando a Emily por el brazo para interrogarla.

—No sé. Esta mañana Romeo te ayudó a empacar tus cosas, deberías preguntarle —Emily avivó ágilmente las llamas.

Romeo… Él debió robar el collar.

Hayden ya llevaba mucho tiempo guardando rencor hacia el joven, por lo que se apresuró a culparlo. Se apresuró hacia él con los puños apretados. Había estado temblando sin parar desde que habían llegado, sus nervios estaban al borde del colapso, por lo que esto fue suficiente para hacerlo perder los estribos y olvidarse por completo de las reglas.

Zhou Yunsheng sintió una fuerte corriente de viento detrás de sus orejas y movió su cabeza con rapidez para esquivar el puño que iba dirigido hacia su nariz. Ivanna, quien estaba de pie junto a él, enfurecida, estaba a punto de darle una patada, pero el joven la agarró con firmeza.

—No hagas nada. El grupo del programa prohíbe estrictamente cualquier tipo de contacto físico. Tan pronto como hagamos algo, nos eliminarán sin miramientos —le susurró al oído a Ivanna.

Ivanna se contuvo de manera abrupta, y los dos salieron corriendo hacia la esquina en busca de refugio, con Hayden siguiéndolos con los puños cerrados. Aunque los concursantes se percataron del hecho, nadie tomó la iniciativa de detenerlo.

Gustav escuchó la conmoción y apartó la vista de la cámara, su rostro se volvió sombrío. Corrió para alejar a Hayden, tomando en el proceso al minino en sus brazos.

—Cariño, ¿estás bien?

En la confusión, nadie se percató de la forma en que lo llamó. Lo sujetó por el mentón y movió su rostro en distintas direcciones, palpó su cuero cabelludo para comprobar que no hubiese ningún bulto. Gustav estaba más asustado que su minino, su corazón latía desbocado y sentía una fuerte opresión en su pecho.

Bonnie y Miss Jeffrey llegaron con el personal de seguridad para sujetar a Hayden, quien se resistió mientras rugía:

—¡Es un ladrón! ¡Robó la reliquia que me dejó mi abuela! ¡Un collar con una cruz de diamantes que no vale menos de quinientos mil dólares! ¡Quiero llamar a la policía! ¡Quiero que lo baneen ! ¡Quiero que abandone el círculo de la moda para siempre!

Nadie prestó atención a sus gritos. Gustav, concentrado aún en comprobar el bienestar de su minino, había levantado su camisa para ver que no tuviese ningún hematoma en la espalda. No podía esperar a matar a Hayden.

Sí, haré que Hayden entienda lo que significa estar baneado y nunca poder volver a poner un pie en el círculo de la moda.

—Llévenlo al salón de descanso —ordenó agitando su mano y regresó su atención a Romeo.

Todos se dispersaron, Emily hizo un puchero, había pensado que Romeo se opondría a Hayden y que Ivanna se uniría; así, los tres quedarían eliminados por violar las reglas.

No obstante, él contuvo a su amiga y sin devolver el golpe, se refugiaron en un rincón.

¿Es cobarde o calmado? Si es lo último, ¡entonces es un enemigo terrible!

En cuanto al collar que había escondido en el bolsillo de los vaqueros de Hayden, Emily sabía que el personal del programa debía haber ido a investigar.

En el momento en que pensó en el plan, consideró deshacerse de la evidencia arrojando el collar por el inodoro, pero le preocupaba que John, el inseparable camarógrafo de Romeo, la capturara con la cámara infraganti. Además, sin ninguna prueba contra Romeo, la policía sospecharía de ella.

Después de tantos problemas, solo había podido deshacerse de Hayden, eso deprimió mucho a Emily, pero se animó después de recordarse a sí misma que habría más oportunidades en el futuro.

En el salón de descanso, Gustav abrazaba al minino mientras el personal presionaba a Hayden contra la silla.

—¡Ladrón! ¡Bastardo! ¡Infeliz! —le gritaba a Romeo.

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