Pronto, utiliza el rostro del demonio – Arco 8: Capítulo 18

Traducido por Shiro

Editado por Meli


Viendo a Hayden forcejear en su dirección, Zhou Yunsheng se refugió detrás de Gustav. El hombre sintió bullir su corazón, complacido, tomó al minino entre sus brazos.

—Dices que Romeo es un ladrón, ¿tienes pruebas? —preguntó con frialdad el señor Atchison.

—Mi collar de diamantes estaba sobre la mesa y esta mañana, él empacó mi bolso —contestó, después de pensar por un instante—. Si no lo robó él, ¿quién más?

—Recuerdo que no había ningún collar de diamantes sobre la mesa. —Zhou Yunsheng sacó la cabeza de entre los fuertes brazos de Gustav y replicó con los ojos enrojecidos.

—Señor Atchison, lo tengo todo grabado. Lo reproduciré. —John puso la cámara sobre la mesa y presionó el botón de reproducción.

Los artículos sobre la mesa eran: una billetera, unas llaves, chicle, condones y otras chucherías. No había ningún collar de diamantes.

John pausó la reproducción y amplió la imagen para que todos pudieran verla con la mayor claridad posible.

Bonnie la examinó durante un rato antes de levantar las cejas inquisitivamente ante el avergonzado Hayden.

—Bueno, ¿dónde está el legendario collar de diamantes? Muéstranos. Dijiste que Romeo lo robó, pero los hechos demuestran que cuando te ayudó a empacar, dicha cosa no existía. Hayden, ¿estabas todavía con resaca? ¿O acaso te cegó tu esperma? Todos se están tomando esta competencia muy en serio, pero tú te la has pasado bebiendo y ligando con chicas. ¿Acaso piensas que esto es una fiesta de carnaval donde vas a divertirte?

John había estado siguiendo a Romeo de cerca, por lo que las escenas eran muy coherentes. Se podía ver que cuando él había entrado en la habitación, lo único que hizo fue abrir la mochila y barrer a su interior los artículos que estaban sobre la mesa. Incluso reproduciendo el segmento en cámara lenta, nadie pudo ver nada que diera indicios de un posible robo.

—Entonces, ¿dónde está mi collar? —preguntó con voz débil.

—Eso deberías preguntártelo tú, no a nosotros —dijo Gustav—. Por el bien de la reputación de este programa y por la inocencia de todos los concursantes, enviaré a alguien a buscar en la villa, pero debes estar de acuerdo y firmar tu consentimiento.

Haydebn no sabía qué hacer. Las cosas parecían estar saliéndose de su control, y eso lo hacía sentir muy incómodo.

—¿No estás de acuerdo? Entonces tengo motivos para sospechar que estás incriminando a Romeo. En realidad, tú escondiste el collar de diamantes, ¿verdad? —Gustav lo acusó.

—¡¿Yo?! ¡Jamás haría tal cosa! —exclamó en pánico.

Hayden sudaba frío debido a la culpa que sentía, había sido demasiado impulsivo. Tal vez dejó su collar en el baño o en algún otro sitio. Sin embargo, ya había hecho un escándalo, y Romeo estaba en todo su derecho de demandarlo por difamación y agresión personal.

Para empeorar las cosas, había afectado de manera negativa el programa y enfadado al señor Atchison. La evidencia de lo sucedido era irrefutable.

Oh, Dios mío. Me metí en un callejón sin salida. ¡Qué estúpido fui! ¡¿En qué estaba pensando?!

Gustav, al ver que Hayden permaneció en silencio durante mucho tiempo, volvió a advertir:

—Si no estás de acuerdo, tendré que llamar a la policía y ellos serán los que soliciten la orden de registro. Lo que ellos encuentren, estará fuera de nuestro control. Aunque, ahora que lo pienso, podríamos grabar todo esto, nuestros índice de audiencia alcanzarían números astronómicos.

De hecho, nuestros índices de audiencia ya son escandalosamente altos gracias a la mascota que tienes entre tus brazos, pensó Bonnie para sí.

Sus palabras hicieron despertar a Hayden, y acto seguido tomó el bolígrafo para firmar y dar permiso.

El personal del programa corrió a la villa y de inmediato inició una búsqueda. Algunos camarógrafos que los habían seguido se dedicaron a documentar todo el proceso, temiendo que Hayden pudiera aparecer y acusarlos de plantar evidencia.

Comenzaron por los artículos de Hayden y, media hora después, revisaron sus vaqueros, encontrando por fin el collar. Cuando el video fue enviado al teléfono de Gustav, Hayden quedó atónito. Cuando lo pensó con detenimiento, cayó en cuenta de que existía la posibilidad de que él mismo hubiese puesto allí el collar antes de bañarse.

No obstante, el problema en ese momento radicaba en cómo explicar que no tenía intenciones de incriminar a Romeo. Temía dar más detalles para justificarse cuando sus recuerdos eran tan vagos, por lo que solo podía suplicarle al señor Atchison y disculparse con el joven.

Gustav, lo ignoró, llevó a todos de nuevo al salón donde se estaba realizando el desafío y aplaudió para captar la atención de los concursantes.

—El asunto ha sido investigado a fondo. El collar no fue robado, estaba escondido en los vaqueros de Hayden. Ahora bien, dado que él violó las reglas del programa al agredir físicamente a otra persona, será expulsado de la competencia. —Agitó la mano en dirección a Hayden—. Empaca tus cosas y vete de inmediato.

—¡No! ¡No puedes hacer eso! ¡Se lo diré a mi mamá y a mi papá! Gustav Atchison, ¿cómo te atreves a hacerme esto? —Hayden estaba furioso, el personal lo sacó a rastras.

Zhou Yunsheng casi se echaba a reír mientras pensaba: ¿Le dirá a su mamá y a su papá? ¿Cuántos años tiene Hayden Brown? ¿O es que aún no lo han destetado?

Además de él muchos otros pensaban cosas similares, y las risitas resonaron en el salón. Bonnie, por su parte, gesticuló con sus manos como si estuviera espantando una mosca, su expresión llena de disgusto. Por fortuna, los antecedentes de su jefe eran más extraordinarios que los de la familia Brown en numerosos niveles; de lo contrario, no habría sabido cuándo podría deshacerse de ese chiquillo insolente.

El ganador de ese día era de nuevo Romeo, y Bonnie presentó las fotografías que Gustav había tomado. Vestido con una camisa blanca y vaqueros, el joven guitarrista, sentado bajo la cúpula transparente, parecía un ángel. La luz de la mañana brillaba sobre él, creando puntos de colores a todo su alrededor, y la brisa jugaba con su suave cabello ondulado, como si también hubiese quedado cautivada  por su canto emotivo.

Esta era una foto fresca y encantadora, como una canción. Miss Jeffrey sostuvo varias fotografías y las besó, exclamando:

—¡Qué hermosas! ¡Amo a Romeo!

—También amo a Romeo —añadió Bonnie—, por eso es el ganador de este desafío. Felicidades.

Los concursantes murmuraron entre ellos, poco convencidos. Algunos no habían conseguido reunir las tres notas, lo que llevó a que se vistieran con la ropa equivocada o que fueran a la zona errada. Otros no habían podido salir de su estado de pánico, lo cual ocasionó que posaran para la cámara con rigidez. Nadie había conseguido fotos tan expresivas como las de Romeo.

Al final, todos los felicitaron con una sinceridad jamás antes vista. Sus acciones esa mañana, cuando fue a toda velocidad a despertar a Hayden y Emily, cambiaron de forma radical la manera en la que los demás lo veían. Todos sabían que ninguno era capaz de hacer algo tan desinteresado.

Bonnie le pidió a los concursantes que regresaran a descansar, pero Gustav le hizo señas a Romeo:

—Minino, ven aquí.

¿Minino? ¿Quién es ese?

Los participantes se miraron entre sí, mientras que Bonnie cerró los ojos y se palmeó la cara.

El jefe seguramente se acostumbró a llamarlo así en su mente y ahora le salió de forma involuntaria, pensó ella, incómoda con la situación.

—Romeo, ven, quiero hablar contigo —corrigió de inmediato, avergonzado por su desliz.

Aunque se acercó con torpeza, Zhou Yunsheng estaba intrigado. Anteriormente, también había escuchado el apodo de boca de Bonnie y Miss Jeffrey.

¿Resulta que los jueces y productores tienen por costumbre ponerle apodos a los concursantes? Pero ¿por qué un apodo como «minino»?, en cuanto este pensamiento le pasó por la mente, recordó a la Hello Kitty con un moño rosa y se sintió conflictuado.

Él se consideraba a sí mismo un monstruo prehistórico, y jamás habría imaginado que otros pensaban en él como un gatito que bebía leche.

Bueno, esto significa que mis habilidades de actuación son tan excepcionales como para engañar al mundo.

Caminó hasta donde el hombre y levantó la mirada, parpadeando sus húmedos ojos, poniendo a prueba maliciosamente su destreza para actuar de manera adorable e inocente.

Gustav sintió una sensación de comezón en su nariz, por lo que de inmediato le dio la espalda y caminó en dirección al salón de descanso. Entonces, al ver que no había personas ni cámaras, dejó entrever en su rostro una emoción que no podía contener. Solo Dios sabía cómo su autocontrol se desvanecía paulatinamente con cada día que pasaba; era probable que no resistiera hasta el final del programa antes de atacar.

—Siéntate. —Se sentó en el sofá y le dio unas palmaditas al puesto a su lado.

Zhou Yunsheng se percató de que Gustav parecía tenerle mucho cariño, y evaluó la situación deprisa. Mientras el hombre no cruzara ningún límite ni interfiriera con la competencia, esa buena voluntad solo le traería beneficios, no perjuicios, por lo que fingiría no saber nada.

Se sentó y le sonrió al hombre. Gustav volvió a sentir la molestia en la nariz. Estaba ansioso por tomarlo en sus brazos y sentarlo en su regazo para luego besar su boca pálida y pestañas rizadas. Su corazón no paraba de fantasear, pero su expresión era seria.

—Romeo, ¿cómo piensas afrontar este incidente?

—¿Aún no ha terminado? —Zhou Yunsheng pestañeó, confundido.

—Tonto. Este es solo el castigo del programa. Hayden te lastimó a ti y tu reputación, por lo que estás en todo tu derecho de demandarlo. Si quieres que se haga justicia en tu nombre, puedo ayudarte a conseguir un abogado.

Demándalo, cariño. Destiérralo de tu corazón. ¡Mis brazos siempre estarán abiertos para ti!, suplicó Gustav en su corazón.

El joven lo consideró por un momento y luego sacudió la cabeza, decepcionando a Gustav.

—No, no quiero demandarlo.

—¿Por qué? Si no lo hubiese detenido a tiempo, habrías resultado herido —Gustav, se sentía frustrado, añadió con tono más severo—: Debes entender que amar a alguien del mismo sexo no es malo, el error yace en enamorarte de un imbécil que sabes que no te valora. Eres consciente de que estás comiendo de un plato que solo tiene comida descompuesta y fétida, entonces ¿por qué te obligas a consumirla sabiendo las consecuencias que tiene para tu bienestar? ¡Te sstás autodestruyendo!

Zhou Yunsheng intentó abrir mucho los ojos e interpretar una expresión herida.

Gustav se calmó y se disculpó en voz baja. Quería traerlo a sus brazos y besarlo, pero temía que no se contendría. Ese era su primer amor, y no sabía qué hacer.

Tras aceptar sus disculpas, Zhou Yunsheng explicó:

—Entiendo a lo que se refiere. Es precisamente porque me siento libre ahora, que no quiero demandarlo. De hecho, gracias a él, veo el mundo no solo con los ojos sino con el corazón. Ahora solo quiero ser yo mismo y continuar recorriendo el camino que he escogido. ¿Comprende?

Incluso si demandara a Hayden, el castigo más grave que un juicio le daría sería una detención por unos cuantos meses, y mientras pagara la fianza, saldría de la cárcel antes de poner los pies en ella.

¿Por qué habría de embarcarme en una empresa tan ingrata cuando puedo tomar represalias con mis propias habilidades y cuando quiera? Además, es probable que Gustav no me ayude de gratis, y no quiero crear problemas innecesarios antes de encontrar a mi amante.

Gustav vio en sus ojos a un joven fuerte y de mente abierta y su corazón se derritió como un helado. Entonces, sin poder contenerse, lo abrazó y le susurró palabras de consuelo mientras besaba su suave cabello.

Cariño, te amo tanto, ¿puedes sentirlo?

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