Traducido por Shiro
Editado por Meli
Los dos estilistas revolotearon alrededor de Zhou Yunsheng e Ivanna, susurrando sus ideas. No fue hasta un cuarto de hora después que llegaron a un consenso y colocaron una serie de herramientas de maquillaje sobre la mesa.
—Para ocultar la figura robusta de los hombres, hemos elegido como vestuario trajes de la corte del siglo XVII para este desafío. Las enormes faldas abultadas y las exquisitas mangas abullonadas pueden cubrir por completo su figura. Por otro lado, las mujeres no tienen esa preocupación, ya que lucen hermosas con los pantalones ajustados —explicó el estilista mientras maquillaba al joven. Siempre tenía paciencia con los seres hermosos.
—Pero ¿qué hay de sus pechos y los nuestros? —inquirió angustiado Zhou Yunsheng.
El estilista quedó atónito por un momento ante su pregunta y Bonnie y Miss Jeffrey estallaron en carcajadas.
—Las mujeres solo deben usar un corsé, pero tú… necesitas usar esto. —Miss Jeffrey sacó un sostén y dos suaves prótesis de silicona, sonriendo como la abuela lobo.
—¡Oh, por Dios! —El gemido aterrorizado del joven hizo a todos reír.
Media hora más tarde, los estilistas sacaron del vestidor a las personas transformadas. Ivanna vestía un espléndido abrigo rojo de terciopelo con doble botonadura, pantalones ajustados y zapatos de piel de becerro pulidos. Sus rasgos faciales endurecidos la hacían parecer un hombre apuesto sin igual. Acto seguido, sosteniendo un bastón plateado en su mano, giró sobre sus talones y se inclinó un poco para tomar la mano de Bonnie y besarle el dorso.
—Bella dama, ¿puedo tener el honor de invitarla a bailar? —dijo, su tono bajo y ronco idéntico al de un hombre.
Bonnie se cubrió la boca y dejó escapar un gritito. Ivanna la hizo girar hacia ella con un leve tirón. Para los que no sabían de antemano que Ivanna era una mujer, nadie pondría en duda de que era un hombre aristócrata salido de una pintura al óleo.
La puerta que daba al vestidor se abrió y de allí salió despacio una «doncella» con un hermoso vestido azul pálido. Daba pasos vacilantes y con cuidado sostenía su pesada falda que parecía una flor. Además, debido a su nerviosismo y vergüenza, sus hermosos y grandes ojos azules, que estaban maquillados, lucían húmedos. Parecía un cordero extraviado.
Sus exquisitos rasgos faciales y temperamento etéreo eran asombrosos.
Por no mencionar al estilista, al camarógrafo y al ingeniero de sonido, Ivanna y los demás, incluso Bonnie y Miss Jeffrey —habiendo estos dos últimos visto innumerables bellezas—, poco les faltó para derretirse. La apariencia de Romeo era muy femenina. Su pecho voluptuoso, su cintura estrecha y su rostro angelical. Sin importar desde qué ángulo se le mirara, ¡no había ninguna antinaturalidad!
Gustav era netamente homosexual, las mujeres no le interesaban en lo absoluto y su miembro con ellas no podía endurecerse ni aunque lo intentara, por lo que había pensado que ver a Romeo vestido de ese modo le incomodaría, pero estaba equivocado. El sexo de Romeo o su apariencia era lo que menos importaba porque lo amaba, no podía evitarlo. Nunca había amado a alguien con tal profundidad, como si el mundo entero se hubiese tornado de un color gris entumecedor y él fuera el único chispazo brillante de color.
El hombre levantó la cámara y tomó varias fotografías seguidas. Notó una muñeca en la pila de accesorios, la tomó y se la puso en los brazos al joven.
—Primero tomaré unas fotos de prueba, posa un poco para mí. Y recuerda, ahora eres una dama elegante; tus movimientos no pueden ser muy ásperos —indicó con seriedad.
Zhou Yunsheng ya había estado involucrado en los círculos del entretenimiento y la moda y sabía que en aras de capturar la atención del público y ganarse su favor, las personas en la industria debían estar dispuestas a renunciar su integridad moral y reducir al mínimo sus límites de tolerancia en cualquier momento y lugar. Hasta los ídolos con la personalidad más fría, como imagen pública, podían convertirse en comediantes si la situación lo ameritaba. Ese era el precio de la fama.
En un ambiente deslumbrante y extravagante de fama y fortuna, obsesionarse con mantener una imagen pública perfecta, podría limitar su éxito. En ocasiones, se debe estar dispuesto a sacrificarlo todo para complacer al público. A esto se le llama el espíritu del entretenimiento, el cual debe poseer todo artista.
Zhou Yunsheng sabía que el público disfrutaría de la temática de esa sesión de fotos ya que era divertida y llamativa. Además, su apariencia le daba total ventaja, y siempre que hiciera un buen desempeño, podría obtener el reconocimiento y el favor de más espectadores. Para cumplir el deseo de Romeo, no escatimaría en esfuerzos, sin mencionar que actuar como mujer no representaba para él ningún problema, por lo que, con profesionalismo, se esforzaría por lograr una interpretación digna.
Abrazó la muñeca en sus manos y presionó su rostro contra el otro. Ladeó la cabeza y giró hacia Gustav. Su mirada ingenua y prístina eran como un agua cristalina en el que las personas podían sumergirse.
Cambió la postura unos segundos después, bajó la muñeca y la sujetó por la cintura con su mano izquierda contra su pecho. Por último, llevó el dedo índice de su mano derecha hacia su delicada boca rosada y abrió mucho los ojos.
¡Esto es una seducción flagrante! ¡Falta grave, cariño, estás cometiendo una grave falta, ¿sabes?!, se lamentó Gustav, mientras pulsaba frenéticamente el disparador, decidido a no desperdiciar un solo fotograma. Quería recopilar todas las fotografías del minino y que, cuando moverse resultara casi imposible debido a lo ancianos que serían, se sentaran juntos en la luminosa sala de estar a verlas y recordaran cada detalle.
Durante la sesión fotográfica, Bonnie y el personal del programa también sacaron sus teléfonos móviles para capturar el momento. Esos eran bienes privados que no podían ser confiscados, el contrato de confidencialidad que habían firmado al inicio del programa, les impedía compartir con el público las fotografías tan adorables como para derretir el corazón de quien las viera en sus redes sociales.
El teléfono de Ivanna, al igual que el de los demás concursantes, había sido confiscado, por lo que solo podía suplicarle a Bonnie que le enviara una copia en el futuro. No había duda de que a ella le gustaban solo las mujeres, pero al ver a Romeo de ese modo, sintió que estaba acabada, y que siempre y cuando él se vistiera así todos los días podría amarlo hasta la muerte.
Para obtener un mayor número de votos en línea, Zhou Yunsheng se comportó de manera tierna sin ningún remordimiento, aprovechándose de la apariencia de Romeo en un doscientos por ciento. Incluso hizo un mohín con los labios, lanzándole un beso a la cámara de Gustav.
Las mejillas de Gustav se ruborizaron. Parecía un niño tímido y avergonzado sin experiencia. Por fortuna, la cámara bloqueaba su rostro, por lo nadie se percató de lo sucedido. Luego de tomar unas cuantas fotos para su colección personal y asegurarse de que la temperatura de su rostro había disminuido, agitó las manos y fingió calma al tiempo que decía:
—Lo siento, tu apariencia, Romeo, es maravillosa. Como fotógrafo, amo ir tras cosas hermosas. No puedo controlarlo. ¿Me permites conservar estas fotos? De no ser así, puedo borrarlas en este instante.
Su tono era casual y educado, pero le sudaban las palmas de las manos. Amaba la foto en la que el minino hacía un mohín y le lanzaba un beso. De no ser por la presencia de Bonnie y los demás, ya se habría acercado al joven para devolverle el beso.
—No tengo problema. Si le gustan, puede conservarlas y enviármelas cuando la competencia haya terminado. Es la primera vez que finjo ser una mujer, por lo que me gustaría tener las fotos como souvenir. —Zhou Yunsheng le dedicó una sonrisa radiante.
Miss Jeffrey y Bonnie vitorearon en cuanto escucharon su respuesta. Esas fotos tan tiernas podían convertirse en una gran cantidad de memes que sin duda alguna se volverían populares en las redes sociales.
Cuando Ivanna y Zhou Yunsheng salieron del cubículo plástico tomados de las manos, varios de las parejas de concursantes, que también habían terminado de prepararse, bromeaban entre ellos.
—¡Miren! ¿Quiénes son esos? —exclamó una concursante.
Todos voltearon a ver y quedaron atónitos. Las mujeres quedaron fascinadas con la belleza de Ivanna, mientras que los hombres quedaron sorprendidos con lo perfecto que Romeo lucía vestido como mujer. Aunque él también tenía músculos, no se veía robusto en lo absoluto. Al contrario, sus líneas eran suaves y compactas, dándole un aspecto elegante y atractivo sin importar lo que llevara puesto.
En ese momento, estaba vestido con un hermoso vestido de noche azulado. Su apariencia se asemejaba a la de un iris que florecía en silencio, mientras que sus vibrantes ojos color azul marino eran el rocío que la adornaba; vívidos y encantadores.
—¿Tú… eres Romeo? —preguntó, vacilante, un hombre cercano a la edad de Romeo, tras lo que se sonrojó.
Los concursantes también llevaban vestidos pesados y abultados, pero ninguno se veía guapo. Al contrario, parecían grandes barriles de agua en movimiento, lo que transmitía una sensación extraña y divertida.
No parecía gran cosa cuando los concursantes bromeaban entre ellos, pero en cuanto Romeo apareció, el panorama cambió en un instante.
—Este es como un encuentro entre los personajes de un manga shonen con un bishounen. Qué contraste visual tan fuerte. ¡Dios mío, ni siquiera hemos empezado con la sesión de fotos y ya no puedo parar de reír! —Miss Jeffrey reía a carcajadas mientras tomaba fotos sin parar con su móvil. Amaba demasiado su trabajo.
Bonnie tampoco se había quedado de brazos cruzados, con su móvil apuntó a una concursante que tenía una barba pegada a su cara y tomó una foto mientras se mordía los labios para reprimir su risa.
Zhou Yunsheng sintió que el estudio había quedado sumido en el caos. Dondequiera que se mirara se podían ver «nobles damas» con piel tan áspera como una piedra de afilar y cinturas tan anchas como barriles, con dos enormes prótesis de silicona en sus pechos y; «caballeros nobles» con voces delicadas, cuerpos esbeltos y andares gráciles.
La escena lastimaba la vista. Necesitaba mirar a Ivanna o a sí misma cada pocos segundos para que su cerebro no hiciera cortocircuito. Entonces se percató de que varias «damas» se acercaban a él.
—Soy yo —contestó con la comisura de sus labios crispados.
—¡Dios! ¡De verdad eres tú! —gritó un concursante, tomado por sorpresa, desconcertando a Zhou Yunsheng.
Más tarde ese día, en el confesionario, ese mismo concursante confesaría que fue amor a primera vista, pero que jamás había imaginado que su diosa sería un hombre, por lo que su corazón se rompió de inmediato.
—¿Qué le sucede? —Zhou Yunsheng arqueó las cejas.
—Recibió un shock fatal —susurró misteriosamente otro concursante que se acercó a él, tras lo que añadió—: Romeo, dime la verdad, en realidad eres una mujer que se hizo pasar por hombre, ¿cierto?
A modo de respuesta, Zhou Yunsheng se abrió el escote y reveló un par de prótesis de silicona y, al verlo aún dubitativo, preguntó impotente:
—¿Necesitas que me levante la falda para demostrártelo? Me parece recordar que ya me has visto en bañador.
Varios concursantes quedaron decepcionados inmediatamente y, con torpeza, agitaron sus manos como negativa, pero se negaron a irse. Charlaban con él de manera intermitente y, cada cierto tiempo, lo miraban a la cara en trance. Nunca antes habían sido tan amigables con él, pero debido a como estaba vestido, su actitud cambió; así funciona el mundo.
¿Quién dijo que la música no tiene fronteras? Los extranjeros no pueden apreciar la Ópera de Pekín. La belleza es lo que de verdad no tiene fronteras, Zhou Yunsheng suspiró en su interior, pero en cuanto vio que John estaba tomando un primer plano de su rostro, parpadeó con picardía sus brillantes y grandes ojos claros.
De pronto, las mejillas de John se enrojecieron y casi dejó caer al suelo la costosa cámara.
¡Mi ídolo es cada vez más travieso! ¿Cómo podré lidiar con esto en el futuro?