Traducido por Shiro
Editado por Meli
Los fanáticos de Gustav, quienes negaban que su ídolo fuera parcial hacia Romeo, recibieron un golpe fatal. En la página web personal de Gustav había una nueva entrada titulada «Mi minino».
Los que pensaron que eran fotos de Rooney fueron demasiado ingenuos. Todas las fotos eran de Romeo, publicadas en el programa o no, cándidas o posadas. ¡No había escasez alguna!
Romeo sentado en el suelo con las piernas cruzadas y dándole un mordisco a un sándwich… Romeo abrazando a un muñeco… Romeo haciendo puchero… Romeo durmiendo en el sofá… Romeo sentado en una silla mientras estilistas lo arreglaban…
Las imágenes registraban casi todo lo que había hecho desde que entró en el programa. No había necesidad de que Gustav se tomara tantas molestias en recopilar sus fotos si su corazón no estaba en ello. Tampoco lo habría apodado «mi minino» si no le hubiese nacido. Ni habría permitido que se convirtiera en todo su mundo si no sintiera nada por él.
¡Los sentimientos de Gustav por Romeo son inusuales! ¿Qué son todas estas fotos? ¿Es real esta pareja?
Conmocionados, los fanáticos se amotinaron y dejaron comentarios en busca de la verdad.
【Dime que alguien robó tu página. ¡Tú no puedes haber publicado esto!】
Alguien intentó engañarse.
Gustav no reaccionó hasta media hora después del estallido, demasiado tarde para borrar las fotos. Entonces se le ocurrió una idea: haría las fotos del minino con Rooney. De inmediato, encargó versiones miniatura de los conjuntos que el joven había usado, y por último, guió a su mascota para que imitara a Romeo en poses y expresiones.
¿Cómo puede un gato parecerse a una persona?, se preguntarán, pero era asombrosa la sincronía entre las fotos de Romeo y Rooney. Tenían los mismos ojos azul marino, así como el temperamento prístino, impoluto y encantador. Cuando los ojos de ambos miraban hacia la cámara, las imágenes de la persona y el gato se superponían.
Luego de tomar las fotos, Gustav recompensó a Rooney con dos bolsas de pescado seco e inmediatamente después subió una carpeta titulada: «Mi minino segunda parte: no había terminado de subir las fotos, no pierdan la cabeza».
Los fanáticos abrieron los ojos al instante, y su enojo, preocupación y dudas se desvanecieron. En ese momento, no sabían si reír o llorar. Conocían la obsesión de su ídolo con las mascotas peludas, pero jamás imaginaron que llevaría sus sesiones fotográficas a ese nivel, haciendo que Rooney imitara a Romeo, el dios andrógino.
La calidad de las fotografías era excelente, mostraban las soberbias habilidades de Gustav. Rooney y Romeo eran un gato y un humano, pero la manera en la que los fotografió le dio a los espectadores la sensación de estar viendo doble, en especial por la similitud en esos ojos azules. ¡La ternura era fuera de serie!
En una foto se le veía a Rooney con una pequeña falda azul y sus patas sobre los hombros de una muñeca. Su cabezas una junto a la otra, sus ojos azul acuosos miraban directo a la cámara.
【¡Dios, qué sincronía! ¡Es impresionante lo similares que son! ¡Sospecho que Romeo es el alter ego de Rooney de Idolish7! ¿No les parece? ¡Es un hada que puede transformarse!】
Escribió con gran seguridad un internauta, y su comentario recibió una avalancha de respuestas en cuestión de minutos, con miles de personas que lo apoyaban y le daban «me gusta».
Entre estos internautas, los amantes de los animales peludos se emocionaron tanto que tomaron fotos de sus mascotas vestidas como Romeo y las publicaron. Mientras fuera un animal de ojos azules, sin importar la pose o la ropa que usara, siempre se parecía al joven. Los temperamentos de los animales, lindos e ingenuos, se acercaban demasiado al de la persona. Eso hizo que el amor de todos por Romeo alcanzara nuevas alturas.
Gustav había estado prestando atención al desarrollo de la situación y no dio explicación alguna luego de subir la segunda carpeta de fotografías. Sabía muy bien que cuanto más intentara explicar, más especulaciones harían. Con las dos entradas juntas, cada quien podía sacar sus propias conclusiones, pero estaba seguro de que inventarían válidas razones por él, porque eso era lo que querían creer.
En efecto, la situación evolucionó como él esperaba: los internautas pensaron que era uno de sus extraños pasatiempos. Al final, sus fanáticos enojados se calmaron, pero eso no le dio tranquilidad, al contrario, le hizo atisbar las grandes dificultades a las que se enfrentaría si quería estar con el minino.
Mientras estaba en medio de su depresión, un pequeño grupo de personas en la red comenzaron a causar problemas. Aseveraban que incluso si no tenían una aventura, la preocupación de Gustav por Romeo excedía los límites, y como él era el productor del programa, era injusto para los otros concursantes. Nadie podía asegurar que no le prepararía el terreno. Quizás el maravillo desempeño en los capítulos previos se debía a que lo estaba ayudando.
En aras de la justicia, Gustav debía renunciar a su puesto como productor, Romeo abandonar el programa o ambas cosas.
Estos comentarios atrajeron la ira de los fanáticos de Romeo, quienes atacaron a los fanáticos de Gustav, quienes, por celos, enviaron cartas al grupo del programa exigiendo la eliminación de Romeo. No querían darle oportunidad, por mínima que fuera, de entrar en contacto con su ídolo ni de que arruinara su carrera.
Una vez más, la situación se complicó.
Gustav, como productor y mayor inversionista, confiaba en que «El próximo supermodelo» se convertiría en la insignia de la ABC y traería enormes beneficios económicos. Por tanto, era evidente que alguien lo quería expulsar y aprovechar el éxito del programa.
Solo quedaban seis concursantes, tras dos eliminaciones más, comenzaría la batalla por la corona. Faltaban tres semanas para que terminara la competencia.
Renunciar implicaba que no podría acercarse a Romeo. No podía imaginar cómo pasaría ese tiempo. Sería como un pez fuera del agua, asfixiado. Así como todos los seres vivos necesitan del aire, él necesitaba a Romeo. Ni siquiera abrazar el peludo cuerpo de Rooney le brindaba el más mínimo consuelo.
Nunca dimitiré y tampoco permitiré que echen a Romeo, Gustav se puso una chaqueta y salió. Justo cuando llegó al aparcamiento subterráneo del edificio de la ABC, vio a Bonnie guiando a un equipo de camarógrafos hacia un vehículo.
—¿Adónde vas? ¿Qué está sucediendo? —inquirió en cuanto bajó la ventanilla del auto.
Parece que he sido demasiado discreto y los altos directivos de la ABC olvidaron quién es el verdadero propietario de la empresa. No cualquiera puede entrar en el territorio de la familia Atchison.
—Señor Atchison, llega justo a tiempo. Vamos a la villa para anunciar una decisión. —Bonnie contoneó sus caderas al tiempo que caminaba hacia él. Quería reír, pero no se atrevía.
Inesperadamente, el señor Atchison también tiene días en los que mete la pata hasta el fondo.
—¿Qué decisión? ¿Quién la tomó? Si esta decisión va en contra de mis intereses, haré que quien la tomó pague un alto precio. —Gustav se aflojó la corbata, iracundo.
—Es una propuesta que hice a la alta directiva. —Bonnie se estremeció, temerosa—. Nadie ha perdido la cabeza ni van a despedirlo. Si lo hicieran, ellos también tendrían que empacar sus cosas e irse a casa. Por eso, decidieron descalificar a Romeo, pero yo los convencí para que le dieran una oportunidad.
»A partir de ahora, las treinta fotos de Romeo quedarán reducidas a cinco y con ellas, trandrá que superar a las ciento cincuenta de los demás concursantes. ¿Qué te parece? Es emocionante, ¿verdad? ¿No crees que es bastante justo?
»Además, como solo quedan seis concursantes, el tiempo de rodaje se verá reducido, y con cincuenta minutos de emisión por episodio, el equipo no tendrá que editar escenas sobrantes. Podemos convertir el programa en una transmisión en vivo, para que los espectadores vean por sí mismo si le estamos dando un trato especial a Romeo.
En ese momento, hizo una pausa, tras lo que preguntó con cautela:
—¿Qué opina de la propuesta? No piensa renunciar, ¿verdad? Si lo hace, Dave Atchison ocupará su puesto. Él está apostando por que sus sentimientos sean verdaderos y que renuncie para protegerlo. ¡Pero si él queda a cargo, todos la pasaremos mal y Romeo se llevará la peor parte!
Dave Atchison era un hijo ilegítimo del viejo Atchison, y había estado codiciando la industria de la familia desde hacía mucho tiempo. No tenía talento, pero le encantaba pavonearse como un perro rabioso y morder a todo el que se encontraba en su camino.
Gustav, sin duda, no dejaría que este tuviera éxito, por lo que aceptó la propuesta de Bonnie. No era que no estuviera dispuesto a hacer concesiones por Romeo debido a razones egoístas, sino que sabía muy bien que una vez que renunciara, sin importar cuán sobresaliente fuese el desempeño del joven, Dave no lo dejaría ir. Él siempre había estado dispuesto a usar los métodos más rastreros para destruir todo lo que a Gustav le ha importado.
—Todo estará bien. Romeo puede hacerlo. Hasta su primera foto suele ser maravillosa. Nadie puede compararse con él, incluyéndome a mí y otros supermodelos reconocidos.
A pesar de las palabras de consuelo de Bonnie, la expresión de Gustav aún era sombría, por lo que ella tomó la iniciativa de darle unas palmaditas en el hombro.
A modo de respuesta, Gustav le dedicó una gélida mirada. Aunque sabía con total certeza que al minimo nunca lo derrotarían —su excelencia iba más allá de lo que cualquiera pudiese imaginar—, temía que el joven se enojara cuando supiera que este castigo se debía a él.
Puede que nunca quiera volver a hablarme.
Solo Dios sabía que su estómago tenía espasmos con solo pensar esa posibilidad.
En medio de la contrariedad de Gustav, el auto llegó a la villa. Bonnie no tenía intención de que los otros concursantes supieran demasiado. Llamó al adolescente a otra habitación, le pidió al camarógrafo que encendiera la cámara y le explicó lo sucedido al mismo tiempo que colocaba dos grupos de fotos sobre la mesa que se habían vuelto virales en las redes sociales.
Gustav se cubrió la cara por miedo a mirar.
John estaba tan enojado que le dio un primer plano, centrándose en sus orejas enrojecidas.
¡Parece que sabes cómo avergonzarte! ¡Pero esto es demasiado! ¡Tu ídolo favorito podría ser eliminado por tus extraños fetichismos!
Sin embargo, Zhou Yunsheng no sintió ira ni pánico, solo entusiasmo. Al obligarlo a él, un ex supermodelo de fama mundial, competir con un grupo de novatos hacía que encontrara sus victorias injustas. En su personalidad, aparentemente despreocupada, se escondía un espíritu combativo; le encantaban los desafíos. Incluso pensaba que Bonnie podía reducir las cinco fotos a solo tres.
Luego de mirar las fotos de Rooney durante varios minutos, dijo:
—Es muy lindo. ¿Cómo se llama?
—Se llama Rooney, pero pienso que eres mucho más lindo que él. —Gustav nunca desaprovechaba una oportunidad para elogiar a su amado, no obstante, en cuanto se percató de la feroz mirada que Bonnie le dirigía, corrigió al instante su actitud—: Lamento mucho haberte causado problemas. Sin embargo, pienso que puedes superarlo.
Zhou Yunsheng fingió sonreír con amargura.
—No tengo manera de negarme, ¿verdad? Solo así podré demostrar mi fuerza y reparar su reputación, señor Atchison. En nombre de todos lo que creen en mí y me apoyan, acepto su decisión.
—Es genial que pienses así. —Bonnie se puso de pie y abrazó al joven.
Gustav también le dio un fuerte abrazo y le susurró al oído:
—Lo siento y… te amo.
Zhou Yunsheng sintió su corazón conmoverse ligeramente.