Pronto, utiliza el rostro del demonio – Arco 8 – Capítulo 6

Traducido por Shiro

Editado por Meli


Hayden superó su miedo y logró una foto magnífica, por lo que estuvo muy contento durante los días siguientes, sin embargo, desconocía que en línea lo retrataban como un completo patán. Además de que su comportamiento inapropiado con Emily, en toda ocasión había generado un gran disgusto en la audiencia.

Gustav se sorprendió al ver las quejas. En los primeros tres episodios, el romance había recibido la bendición de la mayoría de la audiencia. Lo veían como una relación sincera y disfrutaban de sus interacciones románticas, además, el programa no era para menores de edad, por lo que no debieron enfrentarse a una oposición ética.

Pero una vez que Gustav leyó las cartas, quedó atónito. Las quejas de la audiencia eran las siguientes:

«¿No ven lo deprimido que se ve Romeo?».

«¡Por amor a Cristo! ¡No opriman al niño!».

«¡Alejen a esas dos personas de él!».

Todos mencionaban el daño que Hayden le hacía a Romeo.

Parece que fue bien recibido la salida del armario del chico.

Gustav estaba genuinamente feliz por él, pero no podía impedir el romance entre Hayden y Emily. Ese es un derecho humano. Siempre y cuando no perjudiquen a otros,son libres de amar a quien elijan.

Luego de ordenar al departamento de relaciones públicas que respondieran de manera adecuada a las quejas, Gustav se puso su abrigo y se dirigió al estudio. Quería saber cómo le iba al gatito, y confirmar si aún seguía confundido y asustado, pero antes de poder hacerlo, el director de marketing de MOT vino de visita.

—Gustav, amigo mío, no tienes idea del dolor de cabeza que me has ocasionado. —El director, por lo general extravagante, lucía exhausto, mirando una pila de fotos como si estas fuesen el culpable de su migraña.

—¿Qué pasó? —Gustav le sirvió una taza de té.

—Las fotos promocionales que me diste no son las que quería. —El director puso las fotografías de Emily y Romeo sobre la mesa y luego de señalar a la primera, dijo—: Ella es muy buena. Si Romeo no existiera —lo señaló—, o no hubiera visto sus fotos de antemano, estaría feliz de usarla, pero, amigo mío, deberías conocerme, soy un perfeccionista. Es como si hubiera un producto perfecto frente a mí, ¡pero me insistieras en que use uno defectuoso! De verdad que no puedo aceptarlo.

Gustav miró la fotografía del chico y se asombró, pero pronto recobró su tono serio y profesional.

—No obstante, el contrato lo firmamos con antelación y deben utilizar las fotos promocionales que les proporcionamos.

—Lo firmamos porque confié en tu equipo de producción, creyendo que me darías lo mejor. Pero, mira esto, ¡tendrías que estar ciego para elegirla a ella en lugar de a él! —protestó el director.

Gustav tenía que admitir que Arielle de verdad había estado ciega. La diferencia entre la puntuación del chico y la de Emily era de apenas una décimas, por lo que si ella hubiese dado la puntuación máxima a Romeo, tal y como merecía, la controversia a la que en ese momento se enfrentaba no existiría.

Aunque sabía lo que Arielle hacía, no podía admitirlo sin afectar la reputación del programa. Se disculpó repetidas veces con el director y le prometió que lo recompensaría de manera apropiada.

El director lo pensó por un momento y accedió:

—No podemos violar el contrato, pero en este no se estipula que todas y cada una de nuestras tiendas deben exhibir tu cartel promocional. Así que exhibiré el cartel de Emily en nuestra tienda principal mientras que nuestra empresa será quien se encargue de las demás sucursales. ¿Qué te parece? Además, en futuras ocasiones, cuando organicemos sesiones de fotos para los productos de nuestra empresa, nosotros seleccionaremos las mejores para evitar disputas como la de hoy. Si no tienes problema, me gustaría anexar esta cláusula al contrato original.

Dado que MOT financiaba el programa, el equipo de producción tenía la obligación de cumplir con sus requisitos.

Es natural ofrecerle la mejor opción a la empresa. Además, que el juicio de Arielle resultara afectado debido a razones personales va en contra del principio de la competencia justa, pensó Gustav, por lo que asintió.

Luego de despedir al director, Gustav continuó su camino hacia el estudio ubicado en el primer piso.

♦ ♦ ♦

Ese día, el programa les haría una gran transformación a los participantes. Hayden esquivó la cámara y llevó a Arielle a un rincón para hablar, tras lo que le dedicó una sonrisa extraña a Emily en cuanto regresó.

—Para ayudarles a descubrir su potencial oculto, así como para definir su apariencia como la de un supermodelo, el equipo del programa ha invitado a los mejores estilistas del mundo para que cambien su imagen. Habrá quienes les tiñan el cabello, les hagan una permanente y corten según sea necesario. Para cada uno de ustedes, he escogido la directriz que deben seguir, ¡así que esperen los cambios con ansias! —exclamó sacudiendo sus caderas en una breve y alegre danza.

Todos vitorearon, anticipando con emoción el cambio que les harían.

Inmediatamente después, en el enorme estudio comenzaron los lavados, cortes, secados y otras actividades. La combinación de distintos químicos permearon el aire, mareando un poco a los presentes. Zhou Yunsheng se escondió en un rincón con rostro pálido, reacio a ir hacia al estilista que Arielle le había asignado.

—¿Qué te sucede? —Ivanna se acercó a él con el cabello corto y fresco, luciendo aún más imponente.

—Me están diciendo que me van a afeitar el cabello, no puedo aceptar eso —se quejó Romeo, apariencia miserable.

—Eso es demasiado. Ven, te llevaré con Arielle para que hables con ella. —Ivanna hizo justo lo que le prometió y el camarógrafo los siguió.

—¿No quieres que te afeiten el cabello? ¿Por qué no, cariño? —Arielle parecía sorprendida, y para tranquilizarlo le dio unas palmaditas en la espalda.

—Me veré horrible. ¿no dijiste que definirías nuestra apariencia para que estuviera más en línea con la de un supermodelo? ¡Te estás contradiciendo! —replicó el adolescente con las mejillas infladas.

—¿Cómo sabes que no te verás bien? Tu rostro es hermoso, y al afeitarte el cabello hará que tus rasgos faciales resalten. He sido modelo por casi diez años así que, por favor, confía en mi criterio profesional —lo instó Arielle, a lo que siguió con una amenaza—: Además, como modelo, debes aceptar de manera incondicional las peticiones del cliente. Tu comportamiento es muy poco profesional, ¿sabes? Muchos diseñadores hacen peticiones excéntricas a los modelos en sus desfiles de moda, ¿vas a rechazarlas y perder trabajos debido a ello? Si es así, es mejor que renuncies a esta profesión lo antes posible; no es para ti.

En la trama original, Romeo accedió a raparse el cabello debido a esa amenaza, pero Zhou Yunsheng sabía que ella era una hipócrita, por lo que parpadeó varias veces, sus ojos acuosos, y con cautela dijo:

—Si bien es cierto lo que dices, el objetivo de hoy no es prepararse para un pasarela, sino consolidar una imagen atractiva y competitiva para los participantes del programa. Todos están quedando guapos, ¿por qué quieres que yo quede feo con tanta insistencia?

Su pregunta era ofensiva, pero su apariencia inocente lo hizo ver franco, en lugar de parecer que cuestionaba la integridad de los jueces.

—¿Qué te hace pensar que te verás horrible si te rapas el cabello? —preguntó Arielle, intentando ocultar su impaciencia—. No lo sabrás si no lo intentas.

—Precisamente lo digo porque ya lo intenté una vez.

Zhou Yunsheng continuó parpadeando sus grandes ojos azules, lucía tan abatido y desconcertado, que atrajo la atención de Gustav, quien acababa de llegar y con prisa se dirigió al trío para inquirir lo que sucedía, tras lo que le dirigió a Arielle una mirada sombría.

—Señor Atchison, disculpe mi atrevimiento, pero ¿puedo pedirle prestada su tabla por un instante? —preguntó Zhou Yunsheng mirándolo con ansiedad.

Gustav aflojó su corbata y dijo con voz ronca:

—Puedes usarla.

El gatito siempre parecía afectarlo cuando lo miraba con esos enormes y parpadeantes ojos azules.

Zhou Yunsheng le dedicó una sonrisa de agradecimiento y, tras manipular la tabla, la levantó frente a la multitud y las cámaras.

—Como pueden ver, así me veo con el cabello rapado. Parezco un huevo con cara. ¿Esto es atractivo? Lo dudo.

«Un huevo con cara», más acertadas no podían ser sus palabras, y los presentes no pudieron evitar reír.

Aunque el joven continuaba siendo delicado y encantador, una extraña sensación lo acompañaba, como si de un paciente en etapa terminal se tratara, dándole a la audiencia una impresión de debilidad y extrañeza, no la de un de supermodelo. Si alguien llegase a participar en un concurso de modelaje viéndose así, se volvería en un hazmerreír.

¿Es este el criterio de una supermodelo?, pensó Gustav y le dio un vistazo a Arielle, quien lucía avergonzada.

—No te preocupes, no dejaré que te afeiten el cabello —aseveró Gustav al tiempo que acariciaba el cabello color platino del joven.

¡Sería un pecado afeitar todo ese suave y sedoso cabello!, pensó enfurecido Gustav para sí mientras evocaba la deliciosa sensación de hace un momento.

—¿Qué me recomienda? Aparte de raparme, estoy de acuerdo con cualquier cosa. —El joven dejó la tabla y con ambas manos tiró de su cabello, dejándolo despeinado y esponjoso, con un mechón que ondeaba con el viento, sobresaliendo en la parte superior. Parecía un tonto indefenso, pero el tonto más encantador del mundo.

El corazón de Gustav casi se derrite con tanta ternura, por lo que llevó su puño cerrado hasta su boca y tosió.

—Te ves muy bien así, no es necesario que cambies nada —dijo con una sonrisa—. Aunque por supuesto, si lo deseas, puedes pedirle al estilista que te coloque una mascarilla capilar, la cual haría que tu cabello sea más suave y sedoso.

También hará que sea más agradable acariciarlo, añadió en su mente y luego se llevó a Arielle.

Zhou Yunsheng e Ivanna chocaron las manos en celebración de haber salido victoriosos.

Esa noche, el sitio web oficial de «El próximo supermodelo» anunció que Arielle se retiraría del programa debido a conflictos con su agenda, y que su lugar lo tomaría Bonnie, la supermodelo más popular del momento.

Jeffrey y Bonnie visitaron la villa que ocupaban los participantes y hablaron con Hayden a solas durante más de una hora. Nadie sabía de lo que hablaron, pero lo que sí sabían era que la expresión del chico, cuando salieron, era espantosa.

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