Pronto, utiliza el rostro del demonio – Arco 9: Capítulo 1 (2)

Traducido por Shiro

Editado por Meli


El grupo de usuarios con habilidades poco a poco recuperó sus fuerzas, y uno de ellos se arrastró hasta Zhou Yunsheng para comprobar su situación.

—No dañes a mi sujeto de pruebas. La esperanza de desarrollar una vacuna yace en él, ¿me oyes? —Estrechó la mano del jefe del equipo de seguridad, mientras sangre brotaba a borbotones de su boca, como si fuera a morir desangrado.

—Entendido, doctor Bai, no lo tocaremos. ¡Lo llevaré a la enfermería, deje de hablar! —El jefe del equipo de seguridad lo levantó con cuidado y salió corriendo del laboratorio.

Las personas restantes se quedaron de cuclillas en el suelo por más de diez minutos antes de alzarse con dificultad y limpiar el desorden. No descargaron su ira en Lei Chuan, solo lo metieron con cuidado en la incubadora. El doctor Bai era nivel Emperador, nadie se atrevía a desobedecerlo.

Lei Chuan, de pie al lado de la incubadora, observó su cuerpo, atónito. Un usuario con habilidades pasó junto al equipo y lo atravesó. A continuación, cerró su mano en un puño y sintió que era muy real, pero en cuanto intentó tocar algo, lo atravesó como si de aire se tratara. Entonces trató de salir por la puerta, pero una barrera de energía invisible lo hizo retroceder.

Estaba seguro de que se había convertido en un fantasma atrapado en el laboratorio. Sin embargo, su cuerpo se encontraba aún con vida, el monitor cardíaco y el ventilador mostraban que sus signos vitales se encontraban estables.

♦ ♦ ♦

Al igual que los zombis, el cerebro humano poseía un núcleo, el cual podía proporcionar la energía necesaria para el cultivo, pero, por alguna razón, la energía de este no era tan pura como la de un zombi, y absorberla podía hacer detonar el cuerpo. De ese modo, salvo que fuera completamente necesario, nadia arrebataría el núcleo de otro humano.

Sin embargo, el núcleo de una persona que había alcanzado el nivel Emperador era distinto. Incluso si la energía era impura, era suficiente para mantener un ejército de usuarios de habilidades de alto nivel y hasta posibilitada la creación de otro experto de nivel Emperador.

Los altos mandos de la Base B recibieron la noticia y sus ojos destellaron con codicia.

Pero era imposible que Zhou Yunsheng no considerara esto. Ya había utilizado a 007 para piratear el equipo del centro médico y así alterar los resultados de su tomografía. Cuando los altos mandos llegaron a toda prisa, lo que vieron fue al personal médico suspirando.

—Jefe, el núcleo de cristal del doctor Bai se hizo añicos. Mire. —El médico señaló una sombra blancuzca dentro del cráneo.

—¿Se rompió?

Los altos mandos estaban decepcionados.

Después que un núcleo de cristal se rompía, sería absorbido de forma natural por el cuerpo de la persona, convirtiendo al usuario con habilidades en una persona común y corriente. Incluso si abrieran el cerebro del doctor Bai en ese mismo instante, solo encontrarán un montón de desechos. La enorme cantidad de energía se habría disipado en el aire mucho antes de que ellos pudieran hacer algo.

—Deben hacer todo lo que esté a su alcance para curar al doctor Bai. Él es la esperanza de nuestra base y de la humanidad.

Luego de dar algunas palabras altisonantes, los altos mandos se fueron uno tras otro, y Zhou Yunsheng, quien fingía estar inconsciente, se levantó con calma.

Veo borroso. Como si una capa de neblina cubriera el lugar, distorsionando y deformando todo.

Zhou Yunsheng puso la palma de su mano delante de sus ojos y la agitó un par de veces, confirmando que su miopía, recién corregida por 007, había regresado. Al cultivar, los usuarios con habilidades podían mejorar su constitución física, pero para alcanzar un cambio radical, debían hacerlo hasta alcanzar el nivel seis o superior. El doctor Bai era un individuo cuyos poderes se encontraban en el nivel cinco, por lo que su miopía no tenía forma de curarse, y por eso siempre llevaba puestas unas gafas con cristales más gruesos que una botella.

Él apenas había recuperado la vista cuando, de la noche a la mañana, volvió a estar como antes. Aunque el núcleo de cristal de su cerebro no se había roto, sí tenía muchas grietas. Repararlo requería de una gran cantidad de tiempo y energía. Sin embargo, la conciencia del mundo estaba luchando con él sin cesar, y en ese momento, ni siquiera tenía la capacidad de defenderse, mucho menos de hacer otras cosas.

Una vacuna debe desarrollarse tan pronto como sea posible, de lo contrario, mi alma será drenada, pensó e ignoró el consejo del médico, apresurándose a volver al instituto de investigación.

El jefe del equipo de seguridad observaba a Lei Chuan cuando escuchó pasos y miró hacia atrás, sorprendido.

—Doctor, ¿qué hace aquí? ¿Cómo se encuentra su cuerpo?

—Mi cuerpo se encuentra bien —dijo Zhou Yunsheng mientras se acomodaba las gafas y se ponía la bata blanca.

Se acercó a Lei Chuan y extrajo unos mililitros de sangre de la arteria carótida. Según la memoria de Bai Mohan, su sangre era la clave para combatir el virus zombi. Los glóbulos blancos tenían una capacidad de fagocitosis extrema, capaz de neutralizar incluso el virus zombi.

Si conseguía descifrar la secuencia de genes de los glóbulos blancos mutantes, la humanidad podría salvarse.

Zhou Yunsheng no tenía mucho tiempo, llevaba el destino del mundo entero sobre sus hombros. Incluso si nunca antes había llevado a cabo una investigación médica, no podía rendirse. Por fortuna, poseía todos los recuerdos del doctor Bai, y sumado a su gran inteligencia y a la ayuda de 007, podría continuar con la investigación luego de tomarse algo de tiempo para organizar la información y comprenderla.

Introduciendo la sangre en el dispositivo para realizar la separación celular, se sentó y encendió la computadora del doctor Bai, navegando por los datos de la investigación a toda velocidad.

La situación no era tan grave como él había imaginado. El doctor Bai había obtenido la fórmula de la combinación correcta. Lo único que quedaba por hacer era esperar que la computadora calculara el resultado.

Las secuencias de genes tenían infinitas combinaciones posibles. Encontrar la correcta era como buscar una aguja en un pajar. Incluso con la fórmula del doctor Bai, la computadora tardaría años, hasta décadas, en calcular el resultado. Por fortuna, Zhou Yunsheng era un hacker, y la capacidad de procesamiento de su cerebro no era inferior a la de la computadora más avanzada de la época en la que se encontraba. Además, con la asistencia de 007, seis meses deberían ser suficientes.

Luego de leer todos los datos, se relajó un poco.

En una cuarta dimensión, Lei Chuan, con su hermoso rostro deformado a causa del resentimiento, no dejaba rastro alguno de su humanidad. Desde el momento en el que vio llegar al doctor Bai, levantó la mano para lanzarle un rayo, pero en su forma actual no podía hacer uso de sus poderes, así que le gritó a Bai:

¡¡Bestia!! —Sus ojos inyectados en sangre llenos de un odio capaz de destruir el mundo.

Si hubiera una vida futura, dejaría que toda la gente del instituto de investigación se fuera al infierno con toda certeza.

Zhou Yunsheng de pronto sintió una frialdad en el rostro y no pudo evitar tocárselo.

Justo entonces, una investigadora entró empujando un nevera portátil y preguntó:

—Doctor, la vacuna está lista. ¿Quiere probarla?

Esa vacuna había sido desarrollada por Bai Mohan de acuerdo a sus propios cálculos. Podía tanto tener éxito como fallar. Antes de que estuviera lista, Lei Chuan se había autodestruido, acabando en el proceso con el instituto de investigación, por lo que no sabía si funcionaría. De ser ese el caso, Zhou Yunsheng podría escapar de inmediato de ese mundo lamentable.

—Vamos al laboratorio de seguridad —dijo, bloqueando la computadora y saliendo por la puerta a toda prisa.

Lei Chuan intentó seguirlos, sorprendido, descubrió que la barrera de energía que le había impedido moverse había desaparecido. Mientras permaneciera diez metros lejos Bai Mohan, podía moverse con total libertad.

Bai Mohan parece haberme encadenado a sí mismo —pensó y su odio se hizo más profundo—. Estuve a su merced y ahora ni mi alma deja escapar. Dios, ¿por qué torturas a los hombres buenos? ¿Por qué no me dejas morir en paz?

Si esa era su recompensa por ayudar desinteresadamente, preferiría ser una persona desalmada en su próxima vida.

Llegaron al laboratorio de seguridad. Un vidrio templado, refinado a partir de un meteorito, aislaba un espacio de diez metros cuadrados. En su interior se encontraba un humano infectado con el virus zombi. Sus párpados estaban amoratados, su piel pálida y de las comisuras de sus labios brotaba saliva de color amarillo intenso. De no ser por el brillo de lucidez en sus pupilas, habría pasado por un zombi más.

—¿Cuánto tiempo ha pasado desde que fue infectado? —Zhou Yunsheng empujó la montura de las gafas hasta el puente de su nariz.

—Cuatro horas. Se estima que puede aguantar dos horas más. —Un técnico miró el registro.

—Inyéctenlo. —Zhou Yunsheng agitó la mano.

De inmediato, un usuario con habilidades de hielo sacó la vacuna de la nevera portátil, envolvió su cuerpo con una gruesa capa de hielo, entró para inyectarle la vacuna al hombre y salió.

El hombre dentro de la celda tragaba, como si tuviera mucha hambre. Luego de unos minutos, grietas comenzaron a aparecer en su piel, y sangre roja y negra brotó, esparciéndose por todo el suelo. Entonces comenzó a lamentarse y gritar mientras se desgarraba a sí mismo. Después de unos minutos, sus quejas cesaron, y de él solo quedó un charco de carne podrida de color rojo oscuro.

La trágica muerte hizo que todos se estremecieran. Algunos incluso se preguntaron en su interior: ¿Es esta de verdad una vacuna contra el virus zombi? ¿No es más bien algo más aterrador que el mismo virus? ¿Qué está estudiando el doctor Bai exactamente?

Miradas suspicaces cayeron sobre el doctor Bai.

Lei Chuan apuntó de nuevo sus puños al rostro del joven hombre y maldijo con ferocidad:

¡Bestia! ¡Enfrentarás represalias!

Al antiguo Bai Mohan podía no darle importancia a lo que otros pensaran, pero él no podía darse ese lujo. Estaba empleando su poder constantemente para luchar contra la conciencia del mundo, por lo que se encontraba en una posición vulnerable, no podía protegerse. Si las personas a su alrededor le llegaran a tener desconfianza, al igual que Guo Zerui, otros podrían intentar matarlo buscando justicia, y entonces su misión fallaría y el poder de su alma se habría desperdiciado en vano.

Tenía que asegurarse de que las personas que lo rodeaban le fueran fieles, por lo que era necesario un lavado de cerebro.

Miró al jefe del equipo de seguridad a los ojos y le preguntó:

—¿Crees que soy cruel?

El jefe del equipo de seguridad guardó silencio. Nunca había considerado al doctor Bai un buen hombre, y si su jefe no lo hubiese asignado a ese puesto, no querría permanecer a su lado. Incluso lamentó el fracaso del intento de asesinato de ese día.

Zhou Yunsheng no necesitaba su respuesta, se subió las gafas y continuó:

—¿Recuerdas cómo era la Tierra antes? ¿Recuerdas el aroma de la comida fresca? ¿Recuerdas las aguas cristalinas y el cielo azul? ¿Recuerdas las sonrisas despreocupadas de los niños? Todo lo que he hecho es para recuperar lo que hemos perdido. ¿Qué es más importante? Esta vida que tienes ante ti o los cientos de millones de persona que aún viven en la Tierra,.

El jefe del equipo de seguridad abrió la boca, y aunque al final no habló, todos conocían la respuesta.

Zhou Yunsheng se dio la vuelta para irse y dijo despacio:

—A cambio de unas pocas vidas, vivirán cientos de millones. En mi opinión, vale la pena. Creo que estoy recorriendo el camino correcto y pagaré el precio que cueste. Muchos años después, cuando las flores vuelvan a ser fragantes, cuando el cielo vuelva a ser azul, cuando los ríos se aclaren y la humanidad recupere la salud… las generaciones futuras recordarán mis hazañas.

El ritmo constante de sus pasos resonaba en la habitación, marcando un sonido sordo metronómico con cada pisada que daba. La firmeza de su andar transmitía una determinación inquebrantable, como si con su avance se acercara inexorablemente a la verdad y la esperanza. Su figura, esbelta y definida, se erguía imponente en la quietud del momento, irradiando una fuerza interior incontenible.

El jefe del equipo de seguridad se quedó atónito durante un largo rato antes de preguntar con voz ronca:

—Doctor, ¿de verdad puede desarrollar la vacuna?

Zhou Yunsheng hizo un gesto con la mano, su tono aún tranquilo:

—Deberían elegir creer en mí, ya que yo creo firmemente en mí mismo.

Una persona que no tuviera una perseverancia excepcional le sería imposible cultivar hasta alcanzar el nivel Emperador. El doctor Bai era muy poderoso, tanto física como mentalmente. Y si él decía que podía hacerlo, entonces debía ser cierto.

El jefe del equipo de seguridad dejó escapar un suspiro de alivio y observó la espalda que se alejaba con una sonrisa relajada. Por su parte, los técnicos le dedicaban al hombre miradas ardientes; querían creer en él.

Lei Chuan detuvo sus acciones para seguirlo en silencio, y después de varios minutos, su hermoso rostro volvió a distorsionarse a causa del resentimiento y se burló:

Casi me engañaste, bestia. ¡No uses una excusa tan noble para ocultar tus deseos pervertidos! ¡Tu investigación lo único que conseguirá será acelerar la destrucción de la humanidad! ¡Eres un lunático inhumano!


Shiro
Este arco no pinta bien para esta humilde traductora. qwq De ahora en adelante, Shiro fantasmita les escribirá desde la cuarta dimensión, donde le hace compañía a Lei Chuan. ewe

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