Querida “amiga” – Capítulo 18: Un regalo de macarons

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


Xavier tenía razón, el clima es muy agradable. Si fuera Corea, el aire en un día de primavera como este habría estado lleno de polvo. Afortunadamente, no hay tal cosa aquí.

Mientras paseaba por el jardín trasero con Xavier, le eché un vistazo a su hermoso rostro. De alguna manera, mantuvimos una conversación dentro del palacio, pero, ninguno de nosotros dijo algo en cuanto salimos. Exprimí mi cerebro en busca de un tema de conversación, y abrí la boca para hablar un poco sobre su comida favorita. Sin embargo, Xavier fue un paso más rápido.

—Lady Mariestella.

— ¡Oh, sí!

Tan pronto como escuché su voz, olvidé por completo lo que estaba a punto de decir y asentí ansiosamente.

Xavier abrió y cerró la boca varias veces antes de hablar.

— ¿Qué le gusta, mi lady?

— ¿A mí…?

Su pregunta era más general que la que estaba a punto de hacerle, su comida favorita, me sorprendió un poco, pero logré responder con normalidad.

—Como mencioné anteriormente, me gustan las rosas rojas. También me gustan los macarons.

— ¿Te gusta los dulces?

—Mucho —respondí — ¿También le gustan los dulces, alteza?

—No me gustan, pero tampoco me disgustan —dijo sin comprometerse.

—Oh, ya veo…

—Pe…pero planeo probar algunos más tarde. Las cosas dulces pueden animar a la gente.

— ¿Animar a la gente? ¿Sucedió algo?

—No, pero…estar de buen humor nunca está de más —dijo Xavier.

Asentí.

—Es verdad. También me gusta comer dulces cada vez que quiero sentirme mejor, incluso si no me ha pasado nada malo.

Sonreí tímidamente y me volví hacia Xavier. Cuando me devolvió la mirada, vi que sus ojos vacilaban por alguna razón. Mi sonrisa cayó rápidamente de mis labios.

Ah, ¿soné demasiado glotona?

—Eso…eso no significa que los como todos los días. Solo los como cada tres días —agregué rápidamente.

Espera… ¿no es eso demasiado frecuente? En serio comencé a reconsiderar mis palabras.

En ese momento, Xavier habló con una voz suave.

— ¿Podría ofrecerte algunos macarons para llevar a la Mansión Bellefleur?

— ¿Cómo?

—Dijiste que te gustan los macarons…el jefe de cocina del Palacio Thurman prepara unos excelentes pasteles.

— ¿En serio? —Solo de pensar en poder volver a comer esos maravillosos macarons de antes me abrió la boca.

Xavier, que todavía me estaba mirando, sonrió levemente. Luego, parpadeó como si acabara de recordar algo.

—Bien, ¿cuál es tu relación con la dama de ese entonces?

— ¿Esa dama? —consulté.

—La que fue grosera contigo durante la última fiesta. En aquel entonces, parecía que no podías responder correctamente porque había muchos ojos curiosos…incluidos los de esa dama.

—Ah — solo entonces, me di cuenta de que estaba hablando de Dorothea. Asentí. —Es…un poco complicado. Bueno, supongo que somos amigas en apariencia.

—No pretendo excederme en sus relaciones personales, mi lady, pero ella no parecía una muy buena persona —dijo Xavier con gravedad.

— ¿También lo crees?

La forma en que las personas ven a los demás son similares al final. ¿Pero por qué, entonces, terminó por enamorarse de alguien como Dorothea en la novela original?

Supongo que nada de eso importa cuando estás cegado por el amor…

—También soy consciente de eso —dije.

— ¿Aun así eliges permanecer cerca de ella? —Xavier preguntó.

—Hay algunos cabos sueltos que todavía debo atar y, algunas cosas por las que debo pagarle. Pero estoy haciendo todo lo posible para no involucrarme demasiado con ella. —Una sonrisa incómoda se movió en mis labios. — ¿Parece algo tonto?

—Algunos podrían pensar eso, sí —Xavier no lo negó, pero tampoco parecía que no me entendiera por completo. Pareció perdido en sus pensamientos por un momento, antes de agregar, —No es que no la entienda, mi lady. Construir y romper relaciones limpiamente es mucho más fácil de decir que hacer. Hay mucho de qué preocuparse.

—Debe haber experimentado algo similar —noté.

—Un poco diferente de lo que está pasando, pero, ciertamente, es así.

—Es sorprendente saber que pasa por cosas similares, alteza.

Xavier es el Príncipe Heredero, después de todo. Se convertirá en el próximo emperador. ¿También tiene que preocuparse por lo que otros puedan decir? Sus palabras y decisiones son, prácticamente, la ley.

—Es como una relación de amor y odio para mí —respondió.

Me sorprendió internamente el escuchar eso.

Relación amor-odio…no podría tratarse de una chica, ¿verdad?

— ¿Podría ser…alguien con quien solías salir? —me aventuré con cuidado.

— ¿Disculpe?

Xavier inclinó la cabeza, como si no entendiera lo que acababa de decir. Sin embargo, un momento después, parecía haber comprendido mi pregunta y soltó una risita suave.

Me separé por un momento, mientras miraba a Xavier y escuchaba su agradable risa.

—No, lady Mariestella. Se trata de un amigo —explicó.

—Oh, ya veo —sentí que la vergüenza me inundaba, coloreando mi rostro de rojo. ¡Qué vergüenza!

—Dado que es una relación en la que se entrelazan muchos sentimientos diferentes, es difícil, simplemente terminar con ella. Por otra parte, también es difícil ser cercanos…bueno, es algo así de complicado. Esta vez, me pregunto si me entendería.

Sacudí mi cabeza.

—Bueno, soy un tercero en este asunto. Sería grosero para mí decir algo al respecto, especialmente porque no conozco muy bien su situación.

—Gracias por decir eso. Sin embargo, creo que las cosas se volverán más sencillas en el futuro. Bueno, ciertamente, espero que así sea.

—Las cosas saldrán como lo desee. No se preocupe demasiado por ello.

—Gracias por su bendición, lady Mariestella —Xavier sonrió y también me deseó lo mejor. —También espero que te despidas de esa dama felizmente.

—Por supuesto. Así es como debe ser.

Sonreí brillantemente, Xavier me miró con una expresión extraña en su rostro. De repente, ofreció una propuesta inesperada.

— ¿Te gustaría venir al Palacio Thurman de vez en cuando?

— ¿Perdón?

—Sólo de vez en cuando. A veces, se vuelve un poco aburrido, ya que no hay nadie a mi alrededor con quien pueda conversar abiertamente…oh, pero si esto la hace sentir incómoda, no dude en decírmelo.

—Oh…

Teniendo en cuenta su condición de Príncipe Heredero, no es una sorpresa que no haya muchas personas con las que pueda hablar casualmente. Incluso en la novela, casi nadie fue descrito como cercano a Xavier. Sentí algo de pena por él.

Si bien, al menos, tengo a Martina a mi lado, pero Xavier es hijo único. Por lo que, no tiene a nadie así.

Asentí ansiosamente y respondí.

—Por supuesto. Mientras no moleste a Su Alteza, me encantaría visitar el Palacio de Thurman cuando me lo pida.

—Gracias por decirlo, lady Mariestella —Él curvó sus labios con una sonrisa y preguntó: — ¿quieres volver adentro?

♦ ♦ ♦

Incluso después de regresar al Palacio Thurman, Xavier y yo continuamos hablando durante mucho tiempo sobre numerosos temas. Al principio, fue increíblemente incómodo, pero pronto comencé a sentirme más a gusto, ya que hablar con él no parecía tan difícil, una vez que la conversación tomó un curso.

De vez en cuando, Xavier me miraba sin comprender, me daba cuenta y me resistía a balbucear, ya que sentía que era la única que hablaba.

En cualquier caso, seguí hablando con él sin encontrarme con grandes problemas. Salí del Palacio Thurman alrededor de la hora de la cena. Xavier me invitó a cenar con él, pero tuve que negarme, ya que sentía que le estaba imponiendo demasiado.

Al final, regresé a casa con una gran caja de macarons que me dio.

—Bienvenida de nuevo, mi señora.

Tan pronto como pisé la mansión Bellefleur, Florinda me saludó como siempre. Miró la gran caja macarons en mis manos con una expresión perpleja.

—Dios mío, ¿qué es esto?

—Su Alteza Real me lo regaló. ¡Son macarons, y están hechos por el chef real! ¿Quieres un poco?

— ¡Dios mío, mi señora! ¿Cómo podría aceptar algo tan precioso? —Un momento después, sin embargo, Florinda sonrió tímidamente y levantó el dedo índice. — ¿Podría tomar solo uno?

— ¿Por qué no? Hay muchos —dije.

Con entusiasmo, saqué un macarrón de la caja y se lo entregué a Florinda. Su rostro se iluminó y tomó la masa. Miró el macarrón con evidente entusiasmo en su rostro, después de unos segundos, comenzó a parlotear sobre esto y aquello. Luego, como si acabara de recordar algo, rápidamente, se volvió hacia mí.

—Lady Dorothea estuvo aquí temprano.

Jesucristo, ¿realmente tenía que mencionar a Dorothea en este momento tan alegre?

Mi expresión casi se puso rígida, pero logré calmarme sosteniendo la caja de macarons con fuerza contra mí.

— ¿Para qué vino?

—No me lo dijo, pero seguía insistiendo sobre su paradero, así que le hice saber que estaba en el Palacio Real, donde fue invitada por Su Alteza Real.

7 respuestas a “Querida “amiga” – Capítulo 18: Un regalo de macarons”

  1. El comportamiento de Dorothea es completamente opuesto al de una dama, como pudo el príncipe enamorarse así simplemente a primera vista? No lo entiendo 🤔pero espero ver qué pasará con los cambios que está haciendo Mari!!

  2. Cómo se pudo enamorar de Dorothea? Maldito autor/a!!! El príncipe se merecía estar con alguien mejor 🤦‍♀️🤦‍♀️🤦‍♀️🤦‍♀️

  3. Me encanta el príncipe, es demasiado dulce y gentil, por lo que me hago la misma pregunta que Mari, cómo se enamoró de una mujer tan egoísta y malvada

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