Reina Villana – Capítulo 26: Dudas

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


— ¿Realmente le gustaban tanto los libros? —Murmurando, Eugene miraba a su alrededor, mientras caminaba más profundo.

El interior, tiene forma hexagonal, con un sofá y una mesa en el centro. Caminó por las estanterías, que se alineaban en las paredes, sin prestar atención a los títulos. Parecía un escenario muy prosaico, la guarida de un bibliófilo típico, hasta que algo llamó su atención.

Una de las paredes de la estantería tiene una ligera diferencia. Cuando miro más de cerca, resultó ser una abolladura, una división, como si fuera una puerta.

— ¿Una habitación secreta?

El corazón de Eugene latía con fuerza. Buscó para ver si había una palanca o algún mecanismo para abrir la puerta, pero no encontró nada.

Lanzando, con cautela, una mirada alrededor, empujó la entrada descubierta con más fuerza. Ella pensó que podría estar cerrada, pero fue capaz de empujarla como una puerta giratoria.

Detrás de la puerta, hay una pequeña habitación, sus paredes también están llenas de libros.

Sus ojos, pronto, se posaron en un libro que se destaca de los demás. Caminó hacia él, extendió una mano para tomarlo, dibujando motas de polvo, mientras lo hacía. Para su total sorpresa, el libro era demasiado pesado y no se movió, hasta que lo tiró con ambas manos. Tan pronto como lo sacó de la estantería, su cuerpo se tambaleó hacia abajo.

¿Por qué es tan pesado?

Libro en mano, salió de la pequeña habitación y caminó hacia la mesa cerca del sofá, donde colocó la obra, de peso inexplicable. Se sentó y miró detenidamente la cubierta.

La cubierta está hecha de cuero con una piedra preciosa apoyada sobre ella. El interior, se sentía demasiado exquisito para ser un papel normal.

— ¿Estará hecho de pergamino[1]?

El uso del papel era común en Mahar, pero los libros del lugar son muy pequeños y ligeros, porque la técnica de impresión es más avanzada. Entonces, el libro que Eugene estaba mirando ahora, debe ser un libro muy viejo.

Recordó lo que Marianne había dicho antes. El pasatiempo de la reina era coleccionar libros viejos.

Un libro como este debe ser muy costoso.

Ahora, era comprensible el por qué los mantenía en una pequeña habitación separada. Con su curiosidad aún insatisfecha, volvió sobre sus pasos hacia la pequeña habitación y recorrió con la mirada los miles de libros empaquetados dentro de este pequeño espacio.

Todos estos, son libros antiguos coloridos, adornados con joyas y escritos con tinta de oro. Una capa de polvo, se había acumulado sobre ellos, como si no hubieran sido tocados por algún tiempo.

Mientras los ojos codiciosos de Eugene se paseaban por los estantes de libros viejos, captó el destello de algo. Era la cabeza brillante de una vaca con dos cuernos, dibujada en la parte posterior de un libro.

Ella tragó saliva, sacó el libro de la pequeña habitación. Al voltear la portada, apareció la imagen de la portada, Eugene respiró hondo.

Un buey, con dos cuernos, estaba parado sobre sus dos pies, como un humano mirándola; en una mano había un rayo y, en la otra un látigo largo y rojo.

Mara…

Volviendo a la pequeña habitación, Eugene sacó unos cuantos libros más sobre “Mara” de entre los más viejos, antes de llevarlos de vuelta a la mesa. Sentándose, los examinó.

— ¿Es este un libro peligroso?

La pequeña habitación, está un poco descuidada para servir como un lugar secreto. Ya que, cualquiera que ingrese al estudio, podrá encontrar estos libros.

Sus cejas se fruncieron. Estos libros viejos y caros, en la pequeña habitación, podrían ser un cebo.

Mirando las decenas de miles de libros que llenan la pared, Eugene tuvo una epifanía.

— ¿Anika podría haber escondido su libro más importante bajo la apariencia de un libro ordinario?

♦ ♦ ♦

—Su Majestad, la Reina está en su estudio.

Kasser apartó la vista de los periódicos que estaba leyendo y levantó la vista.

— ¿Su estudio?

—Sí, su Alteza.

Agitó la mano con un leve asentimiento. El sirviente se inclinó y se retiró a la distancia. Volvió a mirar los papeles, pero el contenido le parecía indescifrable.

Más temprano, esa mañana, en un simple carruaje, Marianne había entrado en el palacio. Después un saludo superficial a Kasser, ella había ido directamente a ver a la Reina. Durante toda la mañana, no pudo concentrarse por completo, todo el tiempo, luchando con una pila de documentos. Su mente, en todo momento, seguía pensando en otra cosa…preguntándose qué estaban haciendo las dos. Por lo tanto, para darse paz, finalmente, había enviado un sirviente a espiar.

—Su estudio… ¿Cómo pude olvidarlo?

Él suspiró. El robo en el tesoro había desviado su atención del estudio de Anika. Si hay un lugar, al que la Reina estaba profundamente apegada, ese era su estudio.

—No —sacudió la cabeza —Debería haber considerado su estudio en primer lugar.

Excepto cuando comía y dormía, la reina pasaba, la mayor parte del día, en su estudio. No había forma de describir su rutina diaria, sin mencionar ese lugar.

La reina trabajó duro para coleccionar libros viejos. Aunque no le importaba, ya que solo había tropezado con el pasatiempo de la Reina, durante su inspección bianual de cuentas.

El gasto de la Reina era enorme, para sorpresa de Kasser, quien estaba al tanto de la unidad vertiginosa. Pero, siempre se había negado a involucrarse o intervenir en este asunto.

Con una sólida historia de gastos, y las amplias finanzas del Reino, podía darse el lujo de mimarla cada tanto. El costo de sus esfuerzos no tenía precio, después de todo, ella le daría su sucesor.

Mirar alrededor del estudio podría traer de vuelta sus recuerdos…

Él, estalló en un ataque de risa amarga. Era curioso que él, realmente, creyera en la afirmación unilateral de la Reina, de que había perdido la memoria como si fuera inocente. Ahora podría, tal vez, estar mintiendo o fingiendo no saber nada, aunque ya hubiera recuperado algunos de sus recuerdos. E incluso, si la pérdida de memoria es genuina, puede recuperarse en unos días o meses.

Quería creerle, pero dudaba constantemente de ella. Esto se debió, a que ni siquiera existía el más mínimo vínculo entre los dos, que la confianza pudiera fomentar.

No había nada entre los dos, solo eran partes involucradas en el contrato. Realmente nada más que eso.

—Además, independientemente de su condición, ella es la Reina.

Marianne había dicho esas palabras sin mala intención. Pero Kasser, lo había interpretado como “la gente no cambia”. Entonces, la reina actual podría, a pesar de su cambio abrupto, permanecer viciosa en secreto, y solo estar usando su pérdida de memoria para ocultar sus viles planes.

Sin que ella lo supiera, las palabras de Marianne aumentaron el estado de alerta de Kasser, aunque después de dormir con la reina, tenía sentimientos encontrados. Dormir con ella, era un asunto no deseado, pero tenía que hacerse, pero ¿por qué lo estaba deseando? Estaba embriagado por el encanto de la reina, ni él mismo sabía cuándo estaría sobrio…

No esperaba que la primera noche de sus tres años de matrimonio, lo hiciera sentir tan agitado. Se sentía como si se hubiera enamorado de la mujer.

¡Argh!

Un fuerte sonido a lo lejos, lo sacó de sus pensamientos.


[1] El papel de pergamino es un material rígido, plano y delgado hecho de la piel preparada de un animal y utilizado como superficie de escritura duradera en la antigüedad.

3 respuestas a “Reina Villana – Capítulo 26: Dudas”

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