Te equivocaste de casa, villano – Capítulo 31: ¿Qué bandera es esta? (1)

Traducido por Shroedinger 

Editado por Sharon


Volvamos 30 minutos atrás.

—Kreung.

Leo estaba aburrido mientras pasaba el tiempo solo en el vacío monasterio.

Después de que Yuri se fue, jugó con la paloma blanca que entró hasta que se cansó de ella y luego rodó por el suelo. El pájaro al que Leo había arrancado las plumas hasta aburrirse finalmente consiguió su libertad y salió volando entre lágrimas.

Las plumas blancas que flotaban en el aire se hundieron y se aferraron al pelaje marrón de Leo, quien estornudó y golpeó el suelo con la cola.

No podría estar más aburrido. Pensó que Yuri había venido a jugar con él, pero sus esperanzas se vieron frustradas, así que se sintió aun más aburrido al tener que esperar a que terminara su trabajo y regresara.

Finalmente, Leo salió del monasterio.

Desde el principio, fue un error de Yuri pensar que Leo se quedaría quieto y esperaría a que ella le trajera dulces de melón. Leo tenía mentalmente trece años, por supuesto, pero parecía haberse degradado más que eso por alguna razón…

En cualquier caso, era un niño que no podía quedarse mucho tiempo en un lugar porque estaba inquieto.

—¿Hm?

Después de salir del monasterio, Leo notó un delicioso olor que venía de alguna parte. Empezó a babear sin darse cuenta.

Sus ojos de Leo se iluminaron y salió al callejón donde el festival estaba en su apogeo.

 ♦ ♦ ♦

—Hestia, comencemos a dirigirnos a la Torre del Reloj.

Anne-Marie estaba vagando por las calles festivas con su hermana menor, Hestia, cuando de repente se dio cuenta de que era más o menos la hora en que había acordado con Yuri.

Hestia asintió, sosteniendo un pincho comprado en uno de los puestos callejeros. Con ojos verdes y cabello plateado similares, Hestia se parecía mucho a su hermana mayor. Su rostro parecía muy tranquilo y maduro para una niña de doce años, pero en su cabeza tenía una máscara de rana que Anne-Marie le compró, que llevaba como un sombrero.

—Mn. Pero hermana, ¿puedo tener un pincho de lagarto más? —preguntó tentativamente.

—No. Ya has tenido dos. Si comes más, te dará dolor de estómago —negó Anne-Marie con firmeza.

Hestia se enfurruñó un poco, pero la siguió en silencio, sosteniendo la mano de Anne-Marie. Ya no la molestó más por la comida.

—Oh, mira quién es. Anne-Marie, ¿no es así?

Mientras caminaban hacia la plaza donde se encontraba la torre del reloj, apareció alguien que parecía conocer a Anne-Marie.

Ella también pareció reconocer a la persona, pues la saludó con amabilidad.

—Hola, señora Meriel.

Era la señora Meriel del taller de reparaciones, una de las vecinas de Anne-Marie en Gray Ferret.

—¿Supongo que viniste a ver el festival con tu hermana?

—Sí. ¿Está sola, señora Meriel?

—No, mi compañero fue a comprar algo allí. Oh, señorita Anne-Marie, ¿Quizás podría conocerlos? La librería del vecindario vecino, Swan …

La señora Meriel era originalmente una persona muy habladora, así que enganchaba a cualquier persona que reconocía para hablar sobre rumores que escuchó, o cosas personales. Y desde hace medio año, su vecina favorita no era otra Anne-Marie.

Con la naturaleza amable de Anne-Marie, no sabía cuándo interrumpirla, así que terminaba escuchándola hablar durante bastante tiempo. Era esta actitud la que atraía a la Sra. Meriel.

—Uh, señora Meriel. Lo siento, pero tenemos algo más que hacer.

—Oh no, ¿en serio? No sabía que te estaba reteniendo cuando estás ocupada. Terminaré rápidamente de lo que estaba hablando. Entonces conoces a ese amigo, ¿verdad? Fue estafado por el primo tercero de su suegro y …

Como era de esperar, la señora Meriel no mostró ningún signo de detener la conversación en el corto plazo.

Pensando que todavía tenía algo de tiempo antes de su acuerdo con Yuri, Anne-Marie continuó escuchando la historia, creyendo que la mujer estaba por llegar a su final.

Hestia vivía en el mismo barrio, por lo que ya sabía qué tipo de persona era la señora Meriel. Dejó que la historia fluyera como ruido de fondo, y se volvió para mirar hacia otro lado. Había muchas atracciones en la calle donde se realizaba el festival. Así que ni siquiera notarías que pasa el tiempo mientras miraba alrededor.

Y justo entonces, Hestia descubrió a alguien cuando su mirada aterrizó en un callejón.

—¿Eh?

La figura encorvada en el oscuro callejón con la cola enroscada parecía un perro grande. Pero aunque su cola esponjosa y orejas aguzadas eran las de un animal, el resto de él contrastaba con esa imagen. Estaba comiendo un pincho de lagarto como el que tenía Hestia en la mano, y su rostro y cuerpo eran como los de un humano.

Entonces, tal vez sintiendo la mirada de Hestia, la figura —tal vez humana o animal—, volvió la cabeza.

Al instante, sus ojos se encontraron.

Los ojos dorados, como monedas de oro brillantes, reclamaron la vista de Hestia. La persona que había descubierto no era otra que Leo.

Él fue atraído a las calles del festival por el delicioso olor, pero debido a que había tanta gente alrededor, no podía salir del callejón. Luego, cuando la gente comenzó a moverse para ver los fuegos artificiales y no estaba prestando atención, le arrebató un bocadillo a uno de los vendedores de comida.

Pero mientras estaba distraído por la carne, fue atrapado por una joven humana.

—Te traeré un caramelo de melón cuando vuelva. Compórtate bien solo.

Las palabras que Yuri dijo con anterioridad pasaron por su mente de repente. La cola de lagarto que estaba masticando se le cayó de la boca.

¡Yuri también me dijo que no causara ningún problema la última vez…!

¡Pero si Yuri descubriera que no solo se había colado entre la multitud en secreto, sino que también había sido atrapado por alguien…!

—Así que reflexiona sobre tu comportamiento. Si vuelves a hacer esto, es posible que la próxima vez me enoje mucho.

¡No…!

Leo rápidamente se puso de pie y comenzó a correr hacia lo profundo del callejón.

En el momento en que la cola esponjosa comenzó a balancearse ante sus ojos, Hestia inconscientemente soltó la mano de Anne-Marie.

—¡Cachorro, espera…!

—¡Ah, Hestia…! —gritó Anne-Marie, sorprendida de que se soltara de repente.

Pero Hestia no pudo escuchar su llamado porque pensó que había asustado al niño, que aunque todavía no podía determinar si era humano o no, decidió que eso haría por ahora.

Anne-Marie dio un paso para intentar agarrar a su hermana, pero en ese momento, la multitud que fluía la bloqueó y su intento falló. Al final, perdió de vista a su hermana menor en la calle del festival.

♦ ♦ ♦

—¡Hestia!

El rostro de Anne-Marie estaba espantosamente pálido mientras caminaba por el callejón donde Hestia había desaparecido. Las calles secundarias de la ciudad eran como un laberinto, por lo que era difícil orientarse. Naturalmente, no pudo encontrar a Hestia con facilidad.

—Hesti… ¡Kyaa!

Una sombra negra apareció de repente ante Anne-Marie mientras deambulaba. Alguien con una máscara blanca de repente había saltado desde algún lugar por encima de su cabeza.

A juzgar por su atuendo, parecía un hombre. Pero, por extraño que parezca, llevaban un lujoso traje de frac que no coincidía con el festival callejero. Su largo cabello negro flotaba ante sus ojos.

—¿Q-Quién eres? —preguntó sin pensarlo.

No tenía idea que quien apareció frente a ella era su vecina, Yuri.

♦ ♦ ♦

Yuri, por otro lado, estaba desconcertada por la repentina aparición de Anne-Marie.

Lakis estaba persiguiéndola, ¿y ahora aparecía ella? ¿Era el instinto de la heroína por causar incidentes donde quiere que fuera?

—¡Espera!

Además de eso, mientras quedó momentáneamente estancada, Lakis que había estado pisándole los talones casi la alcanzaba.

Yuri se sintió tan frustrada que quiso agarrar la oreja de Lakis y gritarle: “¡Soy tu salvavidas! ¡Y ella es la heroína de la que te enamorarás algún día!”

Por supuesto, a juzgar por sus acciones hasta ahora, dudaba que esas palabras pudieran llegar a él.

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