Traducido por Tsunai
Editado por Sakuya
Hacía mucho tiempo que no pasaba un rato así. Por supuesto, no era como si la vida en el palacio fuera mala, pero nunca fui tan libre como ahora, excepto por ese tiempo con Lucas.
Incluso hasta ayer, no había podido deambular libremente porque la gente podría reconocerme.
Pero en Atlanta nadie me miró de forma extraña, ya fuera porque no les importaba una princesa extranjera o porque no lo sabían.
Dios mío, no se preocupan por mí. Estaba un poco emocionada. Esto no era Obelia, así que supongo que nadie estaría interesado en mí.
Me encontraba menos nerviosa y caminé tranquilamente.
Me había acostumbrado tanto a la vida de palacio, que el exterior era un poco desconocido, pero me adapté rápidamente.
Podría ser porque estaba recuperando el sentido. Por supuesto. Ya que en origen, solo era un ciudadano normal.
El clima era cálido y la vista agradable. Segui disfrutando de la libertad entre la gente y regresé a mi habitación.
♦ ♦ ♦
Mm. La puerta está cerrada.
Levanté la cabeza y miré con torpeza la puerta cerrada. En este momento, estaba frente a un gran edificio, no muy lejos de donde me hospedaba. ¡Esta era la escuela a la que acudió Ezekiel cuando estaba en Atlanta!
Pero mirando las ventanas de hierro y las sólidas paredes, parecía difícil que un intruso entrara. ¿No se suponía que las paredes de la escuela eran más bajas para que la gente pudiera escalar? Ugh. Si llegas tarde a la escuela, realmente no tienes manera de entrar en ella.
—Hm.
Y viendo como no había nadie en la recepción, al parecer no aceptaban extraños entre semana. Bueno, podría teletransportarme, ¿verdad?
Seguí meditando frente a la puerta y decidí usar uno de los trucos de magia con el que había tenido éxito.
—Ugh. No quiero ir a clase. Apenas terminé toda la tarea de ayer quedándome toda la noche en vela.
—Espero que hoy el profesor no haga preguntas en clase. Solo dos personas responden ya que, de cualquier manera, las preguntas son difíciles.
Y un momento después, logré caminar por la escuela sin ser vista.
Era magia de invisibilidad. Cree la magia para cubrirme con una fina capa de magia y volverme invisible. ¡Este fue un hechizo mágico realmente difícil! Pero lo logré. Mi leyenda como Gran Maga empieza hoy.
—¡Oops! Vamos a llegar tarde. ¡Vamos!
En este momento, el lugar donde me encontraba era conocido como la escuela más grande de Atlanta y sin duda tenía una gran decoración interior.
En medio de las aulas, había un hermoso jardín, una fuente y un gran espacio vacío, para actividad física. Y había seis edificios que tenían, al menos, cuatro plantas.
¿Oh?¿Eso también era una biblioteca? Tendré que ir a comprobarlo más tarde. Hmm, y ese edificio parece un dormitorio.
Salté alrededor de los estudiantes, para evitarlos y me interesé por lo que dijo una de las estudiantes.
Dijo que era raro que no hubiera muchos estudiantes hoy, pero que la clase iba a comenzar.
Me deslicé sigilosamente detrás de ella y pase por el medio del jardín, entrando en el segundo edificio.
Caminé de puntillas hacia la puerta por la que se fue la estudiante y, antes de que otro estudiante me cerrara, salté dentro.
—¿Hiciste toda la tarea?
—Por supuesto.
—Ooh, ¡entonces enseñámela!
Maldición. Casi choco con un estudiante que se puso en pie de repente. Pasé junto a los ruidosos estudiantes y me dirigí a la parte trasera del aula.
—¡Hey! ¡Viene el profesor!
Pero en el momento en que alguien gritó eso, todos los estudiantes corrieron a sus lugares. Después de sentarse con frenesí, abrieron un libro, que parecía de texto, el silencio cayó sobre ellos.
¿Huh? ¿Qué ha pasado? ¿De repente se han quedado tan callados porque viene el profesor?
Escuché caminar a alguien, enseguida se abrió la puerta y entró un hombre de mediana edad. Era el profesor del que estaban hablando los estudiantes.
—Si estáis todos aquí, comenzaremos la clase.
Se acarició el bigote, como si fuera un hábito e inmediatamente comenzó la clase sin ni siquiera avisar. Me encontraba sentada en un asiento que sobraba, en la parte de atrás.
Wow. Todos los estudiantes de aquí eran excelentes modelos a seguir. Están completamente concentrados. ¿Era porque una prestigiosa academia era diferente?
—Por lo tanto, ¿cuál fue el argumento en contra de George Mayon a la teoría del espacio-tiempo? Estudiante Premier Jeandearc.
—Sí, señor. George Mayon dió un ejemplo al movimiento…
La clase fue divertida. Al contrario de lo que habían dicho antes los estudiantes, la explicación del profesor no fue tan aburrida y fue bastante fácil de entender.
Mm. Aunque eso podría ser porque ya había estudiado todo eso. La razón por la que pude entender la clase que se impartía en Atlantiano, probablemente era debido a esas clases en el Palacio Imperial.
Estudié mucho en ese momento, solo por este día. Me sentí orgullosa.
Además, debido a que era la primera vez que daba clase con otros estudiantes en un aula, fue divertido. Fue casi una pena que la clase terminara.
—La clase de hoy termina aquí. Denle la tarea a la Señorita Earnst, que está sentada delante y pueden irse.
Aw. Ya ha terminado. Pasaron 2 horas, pero acabó demasiado rápido. ¿No había otra clase en esta aula? ¿Debería quedarme aquí?
Después de que el profesor con bigote saliera primero del aula, el resto de los estudiantes se apresuraron a dar su tarea a la alumna. Los observé desde la parte de atrás.
¿Señorita Earnst? Era una estudiante que fue felicitada porque respondió bien a las preguntas del profesor. Viendo que estaba a cargo de la tarea, supongo que era como una especie de delegada. Pero tenía el mismo color de pelo que Ezekiel, por lo que sentí algo familiar.
Después de que todos los estudiantes salieran corriendo, de repente el aula se quedó en silencio. Observé a la chica que estaba frente a un montón de papeles.
Crujido.
Luego, finalmente se puso de pie. Mirándola a la cara, me quedé asombrada.
Wow, solo la había visto de espaldas porque me encontraba aquí sentada, pero es muy hermosa. Como una duquesa que aparecía en una novela romántica. Simplemente se estaba levantando de su silla, pero incluso eso, era elegante. Si mi profesora de modales la viera, estaría muy contenta.
Pensé que enseguida saldría de la clase, pero se quedó quieta. Para luego, girarse y mirarme.
—Ahora tengo que irme, pero, ¿no vas a entregar la tarea?
Ante sus repentinas palabras, miré a mi alrededor para ver si quedaba alguien más en la sala de conferencias.
P-pero era extraño. Aparte de ella, no había nadie aquí. Y yo estaba sentada en las últimas filas para que nadie más estuviera detrás de mí. Me giré a mirar y tenía razón.
Congelada, volví a mirarla. Y pregunté en voz baja.
—¿Yo?