Una generación de militares – Capítulo 13: Las trágicas élites (1)

Traducido por Yue Ling

Editado por Sharon


—Ah…

Un bajo gemido proveniente de la tienda hizo que el corazón de Su Ren se hundiera.

Su hermano mayor nunca dejaba que el doctor utilizará anestesia cada vez que lo trataban. Cada vez, aguantaba el dolor obstinadamente. Las personas en el campo de batalla recibían heridas con mucha frecuencia. Sin embargo, nunca le había visto lastimarse de esta manera antes. El corazón de Su Ren estaba preocupado.

Finalmente, no pudo contenerse y entró en la tienda.

Dentro, dos soldados presionaban los hombros de Su Ling con fuerza. Su uniforme militar y su cara estaban salpicados de sangre. Su Ling estaba medio acostado en la cama. Habían trazos de sangre en su espalda y una profunda abolladura en su hombro derecho. Jadeaba rápidamente, y sus manos agarraban los bordes de la cama con ferocidad. Su tez estaba bastante pálida, para alarma de todos, y su frente estaba cubierta de sudor, mientras que su rostro se torcia debido al dolor.

—Doctor, ¡¿cómo pudo haber pasado esto?! —preguntó Su Ren.

Un doctor atendía la herida de mientras que el otro sostenía la flecha ensangrentada. Colocándola en una toalla, dio un largo suspiro antes de responder.

—Está casi hecho; la flecha corta ha sido sacada. Por favor esté seguro, comandante. Después de esto, el manejo de la herida no debería ser un problema.

Caminando cerca para ver, los ojos de Su Ren brillaron ligeramente. Esta herida era muy complicada. Tenía una longitud de cinco pulgadas y estaba cubierta de sangre.

En la flecha habían muchos ganchos finos, y mirarla lo hizo temblar. Este tipo de proyectil no saldría fuera del cuerpo. Cada movimiento haría que los ganchos se introdujeran con profundidad en el músculo. ¡No era de extrañar que les tomara tanto tiempo atender la herida!

Después de mucho trabajo duro, la herida dejó de sangrar y los médicos aplicaron cuidadosamente el vendaje sobre la herida. Su Ling finalmente aflojó sus puños.

—¿Cómo está esa mujer? —preguntó viendo a Su Ren, quien no pensó que la primera frase de su hermano fuera preguntar por Qing Mo. Por eso dudó unos momentos antes de responder.

—Fue… fue a ver a Han Shu. —Si dejaba que supiera que ella fue a la selva, él  se irritaría en verdad.

—Pídele que venga a mi tienda —dijo Su Ling con frialdad y con el ceño fruncido.

¿Cuándo se acercó tanto a Han Shu? ¡Hoy debería haber sido el primer día que se vieron!

Él no sabía cuál era la fuente de su ira, pero el resultado final era que no estaba feliz.

—Hermano mayor, tu herida es demasiado pesada. Por favor ten un buen descanso. ¡No será demasiado tarde encontrarse con la cuñada mayor mañana! —contestó Su Ren, escondiendo su ligera sorpresa detrás de una sonrisa.

Sintiendo algo sospechoso, Su Ling entrecerró los ojos.

—¿A dónde fue?

Su Ren no sabía cómo responder, así que Su Ling perdió su paciencia.

—Habla —gruñó.

—Ella fue a la selva. Dijo que quería entrenar a los soldados sobre cómo mantenerse en la selva durante la noche —contestó evasivo, ocultando algunos hechos.

—¿Quiere quedarse en la selva esta noche? ¡¿Quiere morir?! —Su Ling se levantó rápidamente queriendo sentarse. Sin embargo, debido al movimiento, su hombro comenzó a sangrar de nuevo.

—La herida es muy profunda. ¡Por favor no se mueva al azar, General! —dijeron alarmados los doctores.

Había perdido demasiada sangre. Un ligero movimiento hizo que su vista se volviera borrosa.

—¡Dile que vuelva! —gruñó, luchando por levantarse.

—¿Hermano mayor? —Su Ren estaba estupefacto por el temperamento de Su Ling. Sabía que se enojaría, pero nunca pensó que sería tanto. ¿Podría ser que estaba preocupado por la impropiedad?

Acababa de recrear ‘‘el héroe salva a la belleza’’ y ahora estaba ansioso y enojado. ¿Esto quería decir que se preocupaba por ella?

—Le he dicho a Yu Shi Jun que la acompañara. ¡Descansa tranquilo! La herida en su brazo ha sido atendida. Observé que su espíritu y cuerpo estaban bastante bien, no necesitas preocuparte —respondió sonriente.

La comprensión en la mirada de su hermano hizo que Su Ling se estremeciera.

—¡¿Cuándo me preocupe por ella?! —dijo, impulsivo.

Su Ren ligeramente levantó sus cejas haciendo que Su Ling se sintiera más incómodo

—Todos ustedes, ¡fuera de aquí! —rugió furioso.

Afortunadamente, los doctores habían terminado de vendar la herida. Siendo regañados por Su Ling, no se atrevieron a retrasarse y rápidamente se retiraron.

Su Ren lo miró. Si podía rugir con tanta fuerza, entonces no necesitaba preocuparse.

El General Su se quedó solo en la tienda, acostado en la cama.

¡Debe estar loco! ¡Sólo estará una noche en la selva, ¿por qué debería preocuparle lo que hacía?!

♦ ♦ ♦

Las noche en la selva eran frías y húmedas a pesar de las cinco o seis grandes hogueras en el suelo. Gu Yun y Yu Shi Jun se habían acostumbrado pero los dos doctores no podían evitar temblar.

—Señora, la hora Xu ya ha llegado. ¿Se habrán encontrado con algún problema? —preguntó ansioso Yu Shi Jun. En este tipo de lugar embrujado, una vez que las personas entraban, no podrían olvidarlo por el resto de sus vidas. La última vez, logró perderse cerca del Valle del Cuervo, algo bastante vergonzoso, pero ahora estaban más profundo. ¡No sabía qué tipo de problemas podrían encontrarse!

Gu Yun pensó lo mismo en secreto, pero de su boca salieron palabras tranquilas.

 —Solo esperemos un poco más.

El tiempo pasó con lentitud; una hora en la selva hacía que algunos enloquecieran. De repente, no muy lejos, pudo ver un destello de luz. Yu Shi Jun sostuvo el mango de su espada alarmado.

—¿Quién está ahí? —gritó.

La luz se hacía cada vez más brillante, Gu Yun supuso que ellos estaban regresando. Sin embargo, habían diez grupos, así que no sabía cuál era.

—¿Quién está ahí? ¡Informe su nombre rápidamente!

—Leng Xiao—. Su voz sonaba evidentemente cansada. A medida que se acercaban, él repitió: —Jefa, soy yo.

Gu Yun suspiró en silencio.

—Al menos alguien volvió.

Los soldados caminaban extremadamente lento. Gu Yun tenía un mal presentimiento, así que fue a recibirlos. Frente a ella encontró rostros perezosos, producto de haberse relajado después de un tiempo de tensión. Detrás de Leng Xiao habían varios soldados cargando a tres o cuatro personas las cuales tenían heridas en los pies. Ella entrecerró los ojos para mirar de cerca. Parece que fueron atrapados en una trampa.

—¡Doctores, atiendan a los heridos! —gritó.

—¡Sí! —Los dos doctores llevaron la caja de medicinas en su dirección.

El primer grupo había vuelto y ahora estaban sentados frente la hoguera, pareciendo extremadamente cansados. Ellos no dijeron una palabra, al igual que Gu Yun. Después de hoy, podrían empezar a comprender lo que era la selva.

—¿Se encontraron con los rebeldes? —preguntó una vez que llegó junto a Leng Xiao, quien la miró lleno de sorpresa y admiración. No necesitó decir nada para que ella lo supiera.

—Sí, nos encontramos con un grupo de caballería. Sin embargo, parecía que habían ido a recoger agua, por lo que no portaban ningún arma. Cuando nos encontramos, se retiraron. Sucedió junto a un estanque profundo, detrás del cual la vegetación crecía enormemente, pero no los perseguimos.

—Lo hicieron bien. ¿Está bien el dibujo? —preguntó, mirándolo satisfecha.

Asintiendo con la cabeza, Leng Xiao tomó el dibujo de la bolsa llena de ceniza. Era bastante detallado, incluso las pequeñas fuentes de agua fueron dibujadas.

—¿Dónde desaparecieron? —preguntó.

—Aquí —respondió, apuntando a un lugar marcado.

Yu Shi Jun también se acercó y miró hacia el dibujo.

—Si los rebeldes toman agua desde aquí significa que su guarida está cerca. ¡Parece que no se escondieron tan profundo en la selva! —dijo feliz. La señora era realmente inteligente. Poniendo los dibujos en medio de las cenizas podía mantenerlos secos. A diferencia de él ¡dibujando todo el día para nada!

Los ojos de Gu Yun se abrieron un poco.

—No es necesariamente cierto. Ellos son astutos, deben tener un plan de respaldo. Después que los dibujos esten completos, podremos analizarlos con cuidado y juzgar —respondió, sacudiendo la cabeza mientras sonreía.

En medio de su discusión, una nueva luz se acercó a lo lejos. Este grupo caminaba rápidamente, y sin demorarse, llegaron frente a Gu Yun.

—Señora, ¡por favor mírelo! —le dijeron, acercándole un soldado cuyo pie estaba hinchado al doble de su tamaño original.

—¿Fue mordido por una serpiente? —preguntó Gu Yun tranquila, pero con el ceño fruncido.

—No una serpiente, ¡sino un pequeño gusano rojo! —respondió Lou Yan, sacudiendo la cabeza.

—¿Hace cuánto tiempo?

—Cerca de hace cuatro horas.

A pesar de que el pie estaba tan hinchado, después de tantas horas él aún se encontraba consciente, quejándose por el dolor.

—Afortunadamente, no es un veneno que amenaza la vida. Doctor, atienda rápidamente la herida —respondió aliviada.

Otra hora pasó para cuando el resto de los grupos regresó. Habían algunas personas lesionadas, pero todo estaba dentro de las predicciones de Gu Yun. No tenía muchas expectativas, pero Yu Shi Jun frunció fuertemente el ceño.

Esta era la fuerza de élite del Ejército Su. Ni siquiera había pasado un día completo pero regresaron así. ¿Cómo podrían pelear con el enemigo después? ¿Que podrían hacer los demás soldados?

—¡Todos aliniense! Lou Yan, comienza a contar personas. —gritó Gu Yun, luego de dejarles descansar.

—¡Sí!

Tanto sus cuerpos como sus almas se encontraban exhaustos. Sin embargo, como soldados, debían seguir las órdenes de sus superiores. A pesar de que no querían moverse aún tenían que hacerlo. Al final, comenzaron a gatear desde el suelo para alinearse.

Después de terminar el conteo, Lou Yan informó de nuevo. A la mitad, encontró un pequeño soldado que se mantenía rascando su espalda.

—Fang Qing Hong, ¿cómo puedes seguir moviendote cuando estás alineado? —le preguntó con rapidez. El pequeño soldado se asustó y no se atrevió a moverse. Sin embargo, su cara se veía lamentable y con dolor, lo que atrajo la atención de Gu Yun.

Lou Yan estaba satisfecho con su actuación y trotó a su lado.

—Reportando a la señora, la tropa…

Aún se encontraba hablando cuando Gu Yun sacudió su mano indicando que se detuviera.

—No lo soportas, ¿verdad? —preguntó luego de caminar hacia el soldado.

Fang Qing Hong asintió con fuerza, pero no se atrevió a moverse. Su cara estaba pálida y sus ojos inseguros.

—Da la espalda —dijo Gu Yun con el corazón temblando al pensar en algo.

—Sí—. El joven rápidamente se dio la vuelta.

—Quítate tus ropas superiores.

El pequeño dudó. La señora era una mujer, además…

—¡Quítatelos! Es una orden militar —le ordenó Gu Yun, impidiendo que siguiera vacilando.

El soldado se sorprendió y rápidamente se quitó la ropa de la parte superior.

Su espalda estaba expuesta. Al lado de Gu Yun, cuyas cejas se arrugaron, Leng Xiao, Lou Yan y Yu Shi Jun simultáneamente tomaron una gran respiración. Fang Qing Hong estaba de cara a los soldados, haciendo que los demás se sintieran curiosos sobre qué podría tener en la espalda que haya sorprendido a sus superiores.

Las respiraciones pesadas detrás suyo pusieron nervioso a Fang Qing Hong.

—Señora, ¿qué está mal conmigo? —preguntó, girándose rápidamente.

Una vez que estuvo cara a cara con Gu Yun, su espalda quedó expuesta a sus compañeros. Esta vez los jadeos sonaron más fuertes. Además, muchos de ellos parecían sorprendidos, porque…

Sharon
Y lo dejo aquí porque me estoy sintiendo mala, muajaja~ ¡Esperen ansioso por la continuación de las aventuras de los soldados en la selva!

Una respuesta en “Una generación de militares – Capítulo 13: Las trágicas élites (1)”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido