Una Verdadera Estrella – Volumen 3 – Capítulo 18: La isla privada

Traducido por Shisai

Editado por Sakuya


Albert no tuvo que esperar media hora, después de unos diez minutos mientras tomaba unos sorbos de vino, todos tomaron otro bote para irse, y al cabo de una hora cambiaron a un helicóptero.

La vasta noche, el cielo interminable, el mar profundo y tras varias transferencias frecuentes, no hubo necesidad de noquear a Tang Feng o colocarle una bolsa negra, él simplemente no sabía dónde estaba ahora.

Hasta donde alcanzaba la vista, el mundo entero parecía estar a oscuras, sólo ellos volando y dando vueltas por el cielo nocturno. El único sonido que retumbaba en los oídos era el de las hélices del helicóptero girando rápidamente.

De repente, sintió un toque frío en su mano, y Tang Feng, aún inmerso en sus propios pensamientos, se estremeció instintivamente antes de mirar al hombre sentado a su lado.

En realidad ellos no se habían visto más de dos veces y no habían hablado mucho, pero es extraño que siempre tuviese la sensación de conocerlo. Albert era un perfeccionista y paranoico. Aunque este tipo de rasgos no son halagadores, podían llevarle fácilmente al éxito.

—No tengas miedo, no te lastimaré, soy diferente de ellos —La voz de Albert se transmitió con precisión a los oídos de Tang Feng a través de los auriculares, mezclada con algunas señales ruidosas.

Tang Feng miró hacia abajo, y Albert con una sonrisa única un tanto espeluznante, tocó lentamente la punta de los dedos del actor, extendiéndose poco a poco, hasta que sostuvo su mano por completo.

Era como si Albert fuera siempre impredecible y helado. Su agarre también era frío y gélido, aún más combinado con la oscuridad de la noche, cuando no se podía ver nada temprano en la madrugada.

No podía ver dónde estaba el camino. Tampoco sabía el destino. Sólo seguían avanzando.

—¿Sientes confusión o miedo a lo desconocido cuando miras hacia fuera y parece que está todo muy negro y no puedes ver nada? —preguntó Albert, frotando suavemente el dorso de la mano de Tang Feng.

—No.

—Por qué, dime la respuesta —Albert sonrió.

—¿Y si digo que no sé por qué? —comentó el actor, mirando hacia afuera.

—El agua del mar es fría y profunda. Después de caer, no encontrarás nada a tu alrededor. Sin saber si un tiburón está nadando a tu lado esperando que te asfixies hasta la muerte, tu cuerpo será tragado por el mar hasta que finalmente no se encuentre ni un hueso.

—¿Me vas a tirar?

—¿Tienes miedo? Jeje, estoy bromeando.

Las palabras de Albert no parecían una broma en absoluto.

—No quiero caer. Aunque hay muchas maneras de morir, esta sensación de estar atrapado en el frío abismo sin fin no es buena, tan solitario y oscuro… —Tang Feng miró el mar con una mano apoyada en la ventana—. Para responder tu pregunta, la duda y el miedo son más o menos personales, pero esto no tiene nada que ver con nuestra elección.

—¿Oh?

—La única diferencia entre el día y la noche es si el sol está en el cielo. Si este camino existe durante el día, entonces también debe existir por la noche. Ahora, simplemente porque no hay luz que no podemos ver, no significa que no haya camino.

Tang Feng miró a Albert y lentamente retiró su mano del agarre del otro.

—¿Dónde está tu camino, Albert?

—Aquí. —señaló, arrogante, su corazón.

Esa noche, el helicóptero siguió volando y Tang Feng se mantuvo despierto. Era la primera vez después de su renacimiento que veía el amanecer acompañado y no esperaba que fuese con Albert.

Donde el agua y el cielo se cruzan, un toque de rojo anaranjado se filtra lentamente en la distancia. El sol estaba saliendo, coloreando el mar con su brillo. Tang Feng se apoyó contra la ventana y miró en silencio, admirando la belleza y la magia de la naturaleza. Una capa de sombras de tonos de rojo, que brilla con los altibajos del mar.

Una pequeña isla apareció gradualmente en la distancia, y se acercaron más y más. Contra el calor del sol temprano, el helicóptero aterrizó lentamente en una isla en medio del mar.

Estaba cansado y con sueño por el vuelo, cuando Tang Feng bajó con Albert del helicóptero se sintió como en un sueño, parecía como si hubiese viajado a la Europa medieval.

Cuando bajaron, pudo ver una hilera de hombres y mujeres vestidos con trajes europeos uniformados arrodillados a ambos lados del camino. Un hombre de mediana edad, un poco más serio, se acercó a ellos y les entregó respetuosamente una toalla caliente tanto a Albert como a Tang Feng.

Albert se limpió casualmente y luego se la entregó a la criada más cercana, la cual inclinó la cintura y se adelantó a tomarla.

—Vamos —Albert sonrió y extendió su mano al actor—. ¿Hmm?

Tang Feng aceptó el gesto y tomados de la mano, se adentraron en la isla privada.

El helicóptero aterrizó en el techo de la villa palaciega de la isla. Este era el mejor lugar para ver la isla. Tang Feng miró un poco a su alrededor. En la isla, guardaespaldas con trajes negros patrullaban ocasionalmente. No muy lejos estaban atracados varios yates, todos tripulados con gente en ellos. Cuando los vieron, se pusieron de pie sin mostrar desgana.

Bajaron las escaleras y Albert lo guió a una habitación ya preparada para él. Las criadas habían puesto agua caliente y estaban esperando que el actor se quitara los zapatos.

En una situación normal, lo habría hecho por sí mismo, pero después de todas las experiencias del día anterior, Tang Feng estaba demasiado cansado por lo que dejó que las criadas lo atendieran. Se enjuagó despreocupadamente en un trance antes de desplomarse finalmente en la cama.

Estaba en una habitación extraña, en una cama extraña, con una persona extraña.

Albert no planea mantenerme aquí, ¿verdad? No importa, dejémoslo ser.  

Por más que lo pensara, no cambiaría saberlo en este momento. Pronto el cansancio pudo más y se durmió.

♦ ♦ ♦

Tuvo un sueño. En el sueño había una serpiente esmeralda que vomitaba letras escarlatas. Su cuerpo frío y resbaladizo subía despacio sobre su cuerpo. La temperatura fría de la serpiente le acarició la piel suavemente. El leve roce le generó una sensación de hormigueo mientras la serpiente comenzaba a enroscarse alrededor de su cuerpo, apretando cada vez más como si quisiera apretarlo hasta matarlo.

—Ah… —Tang Feng se despertó, asustado por su sueño y nada más abrir los ojos se sobresaltó de nuevo.

El rostro agrandado de Albert apareció frente a él de forma inesperada. Después de dos o tres segundos de cortocircuito en su cabeza, Tang Feng reaccionó gradualmente. ¿Por qué apareció frente a él?

Cierto, Albert lo trajo a una isla ayer.

—¿Qué estás haciendo?

Una fina capa de sudor frío le cubría la espalda. Tang Feng, quien acababa de despertarse y todavía estaba un poco mareado, apoyó sus codos sobre la cama y trató de levantarse. Luego bajó la cabeza y descubrió que la colcha con la que se había cubierto se había corrido y los dedos fríos de Albert estaban en su cintura.

Resultó que él era la serpiente.

—Tienes fiebre.

Albert se sentó completamente vestido a su lado, sin la menor intención de retirar la mano de su cintura, sabiendo perfectamente que estaba observando al hombre medio tumbado mientras hablaba.

Tang Feng se sintió expuesto como una obra de museo, siendo Albert el tipo que sostiene una lupa para apreciar el arte.

—¿Vas a mantenerme pasando frío? —preguntó mientras extendía la mano y tiraba de la colcha a un lado para cubrirse, apartando las manos del hombre en el proceso. Se envolvió en el edredón sin dejar ni un dedo del pie descubierto.

Las palabras y las acciones de Albert nunca fueron fáciles de entender. El tipo se limitó a observar en tanto se tapaba como un rollo primavera, luego pareció optar por acostarse también. Lo abrazó a través del edredón y apoyó su cabeza en el cuello de Tang Feng con la cabeza, olfateando suavemente.

—Estoy resfriado, no te acerques a mí.

Tang Feng se tocó la frente y confirmó que estaba caliente. Ahora entendía porque se sentía tan mareado. Pensó que tal vez se había enfermado por recibir demasiado viento mientras viajaban de noche.

Albert lo abrazó aún más fuerte. Bajó la voz y le dijo al oído: —Resultó ser un impulso.

—¿De qué estás hablando? —Tang Feng no podía entender a qué se refería. Miró a su alrededor, sintiéndose tan incómodo como si le saliera humo de la garganta—. ¿Puedes darme un poco de agua? —preguntó.

—Por supuesto, estaré encantado de ayudarte.

Albert lo soltó, se levantó de la cama y le sirvió un vaso de agua. También le trajo un medicamento para el resfriado. Lo ayudó a levantarse y observó a Tang Feng beber el agua lentamente.

¿Cuán buena es su cualidad mental que puede beber agua lentamente y tomar medicamentos mientras otra persona lo observa como si fuese a comerlo?

—¿Por qué sigues mirándome de esa forma? —mencionó, devolviéndole el vaso de agua.

—Tengo un hijo, no porque ame a su madre, sino simplemente porque quiero un hijo. He visto a muchas personas en este mundo, pero justo ahora, mirándote cuando estabas teniendo una pesadilla, de repente tuve otro impulso.

Albert le pidió gentilmente a Tang Feng que se recostara nuevamente, frotando de forma suave sus dedos contra la mejilla del actor.

—¿Quieres saber qué sentí?

—¿Quieres destrozarme? —Tang Feng sonrió.

—No.

Albert bajó la cabeza y dejó un beso en la frente del hombre. Acto seguido, dijo en voz baja y oscura: —Fue el deseo de… poseer tu cuerpo.


Shisai
¡Señor! El chico tiene un resfriado, ¿y usted tiene el impulso de poseerlo?

Sakuya
Sinceramente, el personaje de Albert no me gusta, no lo tolero, y estuve a poco de abandonar la historia por él, jaja n_nU (pero, queridos lectores, ustedes no lo hagan XD)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido