Una Verdadera Estrella – Volumen 3 – Capítulo 28: El pequeño demonio asesino

Traducido por Shisai

Editado por Sakuya


Lo que tenga que ser, será. Irá un paso a la vez.

Después de darse un refrescante baño, Tang Feng, quien se puso ropa casual, salió del baño y notó que Albert ya estaba sentado en la sala de estar. Involuntariamente miró hacia el sofá, limpio y sin ningún desorden o rastro de sus acciones anteriores.

El actor sonrió amargamente por lo rápido que lo habían limpiado.

Al ver salir a Tang Feng, Albert, sentado junto a la ventana en una bata de baño y tomando un sorbo a su café, se limitó a levantar la vista y sonreírle levemente: —Ve a medirte, podrás conseguir tu ropa mañana.

Sonaba sin ninguna preocupación especial, pero tampoco con indiferencia, su actitud hacia las personas estaba siempre nublada por la incomprensión.

Bueno, primero iré a medirme.

Sakuya
¡Enojate ya de perdida!!! x_x

Si dos vidas de experiencia, lectura e ingenio por su cuenta no le habían ayudado a salir adelante, entonces era una especie de destino.

—Por aquí, señor, por favor, ¿puede abrir los brazos y poner los hombros en paralelo primero? Mediremos el ancho de los hombros y la longitud de las manos —le instruyó de forma amable un viejo sastre de unos cincuenta años al actor.

Había dos personas atendiendolo, una de las cuales era un viejo sastre con un centímetro de hule en la mano. Este tenía un pequeño asistente de pie junto a él con un libro y un bolígrafo, tomando nota.

El viejo sastre era amable y educado, pero tal vez era así con todos sus clientes, mientras que el pequeño asistente parecía un poco tonto y formal, sujetando el bolígrafo con fuerza para registrar los datos.

Tang Feng se acercó y abrió las manos como le había pedido el viejo sastre y la otra parte comenzó a medir el ancho de sus hombros y la longitud de sus brazos. Un extremo del centímetro estaba en su hombro derecho y se suponía que el otro extremo debía estar en el izquierdo, pero el viejo sastre de repente usó el centímetro para apretarle el cuello.

—¡Oh! —Casi al mismo tiempo, Tang Feng inmediatamente dió un codazo y golpeó el pecho de quien lo sujetaba, quien soltó un gruñido. El actor pudo notar que si bien el otro lucía como un viejo sastre de cincuenta o sesenta años, no debería tener un pecho tan robusto.

Aprovechando el momento de duda, el sastre había torcido sus manos detrás de él.

No pudo evitar toser dos veces mientras su cuello era estrangulado y no podía ni siquiera recuperar el aliento, lo estaban asfixiando. Estaba tratando de procesar la situación, ¿el viejo sastre de repente se convirtió en un asesino y había venido a asesinar a Albert?

Tang Feng no se sorprendería si alguien enviará un asesino tras el rubio, pero no quería ser involucrado como carne de cañón. Apenas había tenido sexo por primera vez con el otro unos minutos antes.

Los guardaespaldas en la sala reaccionaron rápidamente, aunque todos sacaron armas para apuntar al viejo sastre y al joven asistente, quien sabía si alguno fallaría el tiro y le daría al propio Tang Feng.

—¡No te muevas! —El pequeño asistente se convirtió en un pequeño demonio asesino en un segundo, y una delgada cuchilla como una hoja de sauce se colocó en el cuello del actor.

—No me moví —dejó de luchar, sus puños descubiertos no podían vencer a una cuchilla. Los huevos solo se romperían si golpearán una piedra.

Albert seguía sentado sin prisa y sin pausa bebiendo su café. Tomó un sorbo y lentamente puso la taza sobre la mesa. Sonrió y miró al joven asistente: —El tercero de la clasificación mundial, el pequeño demonio asesino. ¿Estás aquí para matarme?

Realmente es un pequeño demonio, murmuró Tang Feng en secreto, el nombre encajaba bastante bien con este joven bajito y delgado.

—No puedo permitirme quitarte la vida, solo tomé el dinero de otra persona por la vida de este —Sonrió, mostrando una boca llena de pequeños dientes blancos. Jaló una de las manos del actor y la apretó. Acto seguido, usó la cuchilla en su mano, la deslizó sobre la muñeca del hombre haciendo un ligero corte. En la blanca muñeca se formó una línea roja y de ahí comenzó a brotar sangre.

Está tan afilada que supongo que un solo corte podría cortarme la mano.

El actor no se atrevió a moverse, aunque pensó que romperle la mano o un pie sería mejor que un corte directo. En cuanto al pequeño demonio, que decía que lo iba a matar, no le creía en absoluto.

Dado que es el tercer mejor asesino en el mundo, ¿cómo puede exponerse tanto para matar a alguien? El pequeño demonio solo estaba intimidando a Albert, pero ¿puede ese hombre ser intimidado? Tang Feng miró al rubio mientras este se encontraba mirando a su agresor.

—Entonces, ¿por qué no lo mataste? —preguntó Albert aparentemente despreocupado. Al mismo tiempo le hizo señas a los guardaespaldas en la habitación—. Todos bajen sus armas, no deberíamos tratar a los invitados así.

—No sería divertido quitarle la vida tan rápido. Me gusta tomarme mi tiempo torturando a mis víctimas, especialmente cuando son hombres que no me gustan —El pequeño demonio levantó la mandíbula y miró a Tang Feng con intención y comentó con tono amable—: ¿No te parece, zorra?

 —Mi nombre es Tang Feng, pequeño tres.

Sintió un ligero dolor en la muñeca tan pronto como terminó de hablar, la cuchilla lo cortó un poco más profundo y su sangre en seguida goteó por sus dedos.

—Te cortaré la lengua y te daré a un montón de hombres apestosos para que jueguen contigo, zorra —el pequeño demonio agregó—: Y te arruinaré la cara para evitar que vayas por ahí seduciendo a la gente.

No los seduzco.

Tang Feng suspiró en secreto, no había estado tratando de seducir a nadie, aun no se explicaba cómo podía provocar a otros.

Sin embargo, esta vez aprendió la lección, no le respondió al tipo con la cuchilla en la mano, de lo contrario seguiría siendo él quien saliera herido.

—¿Crees que puedes salir de aquí, pequeño demonio? —La mirada de Albert se detuvo por un segundo en la muñeca lastimada.

Esta vez, el asesino agitó su arma a unos milímetros del rostro de Tang Feng, mostrando que podría llegar a cumplir con su amenaza.

—¿Crees que esta zorra puede seguir sangrando? Sr. Albert, déjenos irnos, ¿o debería cortarlo frente suyo?

—¿Crees que me importa? —el actor parpadeó levemente cuando escuchó la respuesta del rubio. Saber que la otra parte era impredecible es una cosa, pero cuando escuchas tales palabras que no sabes si son ciertas o no justo despues de haber tenido sexo con el hombre, independientemente de si las palabras son verdaderas o falsas, no pudo evitar sentirse incómodo.

El hombre sonrió oscura y amargamente.

—Si no te importara, ahora mismo estaría tirado en el suelo como un cadáver lleno de balas, en lugar de estar aquí listo para arruinar a esta zorra —El pequeño demonio sonrió y sacudió su cuchillo.

Albert sonrió y se puso de pie.

—Sí, me preocupo por este hombre, así que por favor no lo insultes más y no le dejes cicatrices porque me vas a cabrear, pequeño demonio.

¿Lo admitiste tan francamente? Tang Feng miró al otro, quien pronto notó como lo veía.

—¿Estás sorprendido de escuchar mi confesión? Mi Tang Feng, estoy muy triste porque todavía no crees que no te lastimaré, o que solo siento una obsesión indiferente contigo —Albert se les acercó, sus dedos se movieron ligeramente mientras su mirada se dirigía al asesino—. Pequeño demonio, no hay una clasificación constante en este mundo.

Las comisuras de su boca estaban ligeramente levantadas y Albert no hablaba ni demasiado rápido ni demasiado lento, su voz no era ni fría ni caliente, pero siempre desprendiendo una fuerte sensación de peligro.

—¿Me estás amenazando? —El pequeño demonio quitó el cuchillo de la cara de Tang Feng.

—Ahora tu eres quien me amenaza —con los labios fruncidos, el rubio señaló la puerta de la habitación del hotel—. Ve.

—¿Nos dispararás cuando nos demos la vuelta? —el asesino se burló y comenzó a avanzar despacio hacia la puerta, arrastrando al actor—. ¿Acabas de acostarte con él? No es fácil ver lo valioso que es para ti.

¿Este tipo no puede cerrar la boca por un tiempo? Tang Feng lo siguió, caminando hacia atrás.

Albert se quedó quieto, observando con una sonrisa al actor.

—Mi Tang Feng, serás una estrella en el Festival de Cine de Venecia, pero todavía tienes un largo camino por delante, al igual que el camino entre tú y yo todavía es largo, no terminará aquí por una unión. Estaré esperando el día en que realmente te conviertas en una superestrella —dijo lentamente con una magnífica voz barítono mientras hacía un gesto para que sus hombres les abrieran paso.

Tang Feng, el viejo sastre y el pequeño demonio gradualmente abandonaron su vista y su sonrisa amable se enfrió gradualmente.

—Limpia la habitación.

Albert miró algunas gotas de sangre en el suelo, que cayeron de la muñeca de Tang Feng.

—Maestro, ¿necesita que los persigamos? —preguntó un guardaespaldas.

—No, déjalos ir. Las flores más hermosas se cultivan en la naturaleza, no en un invernadero.

Volviendo a su silla y sentándose, los ojos de Albert se posaron en el sofá de la sala de estar y dijo despreocupadamente: —Mi Tang Feng acabará abandonando mi mundo para volver al suyo, pero será sólo temporal. Sabía que se alejaría cuando lo trajera a Venecia, pero… —Los ojos del hombre se enfriaron—. No de esta manera. Un ratón que vive en una sucia y turbia alcantarilla se atrevió a poner sus patas en mi mayor tesoro, es realmente desagradable. —levantó el dedo índice de su mano derecha—. Dile al número uno que puede comenzar a moverse, no quiero que más ratas de alcantarilla me hostiguen en el futuro.

—Sí. —Uno de sus hombres se marchó para completar su orden.

—Maestro, ¿necesita que espiemos al Sr. Tang en secreto?

—Después de que el número uno haya terminado, deja que se acerque a Tang Feng.

Una respuesta en “Una Verdadera Estrella – Volumen 3 – Capítulo 28: El pequeño demonio asesino”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido