Una Verdadera Estrella – Volumen 3 – Capítulo 32: Festival de Cine de Venecia (3)

Traducido por Shisai

Editado por Sakuya


Charlaron hasta bien entrada la noche. Era más de la una de la madrugada cuando Tang Feng regresó al hotel. Había bebido demasiado y sentía frío, por lo que necesitaba desesperadamente un baño caliente.

—¿Por qué sigues levantado? —preguntó Tang Feng al abrir la puerta e inmediatamente ver a Lu Tian Chen sentado en el salón, hojeando despreocupadamente los canales de televisión. Recordó haberlo llamado antes para hacerle saber que volvería tarde.

—¿Quieres tomar un baño? —preguntó Lu Tian Chen, dejando casualmente el mando a distancia.

—Mm.

—Voy a preparar el agua —comentó el hombre tan pronto como vió a Tang Feng asentir.

En apenas un parpadeo, Lu Tian Chen ya había entrado en el baño, y pronto se pudo oír el sonido del agua corriendo. Tang Feng sonrió ligeramente antes de entrar en su propia habitación. Ese día, le dijo que deseaba una vida que le perteneciera por completo. Lu Tian Chen había accedido, al igual que no lo había seguido a la fiesta nocturna ni lo había restringido en modo alguno.

Ahora tenían habitaciones separadas; Lu Tian Chen no vendría a meterse en su cama ni le abrazaría ni le pediría besos. Tang Feng pensó que en realidad era bastante bueno. Fuera lo que fuera lo que les deparara el futuro, podrían tomárselo con calma. Por el momento, necesitaba una vida para él solo.

Tang Feng entró en el cuarto de baño después de ponerse el albornoz en su habitación. Lu Tian Chen estaba apoyado en la pared del baño con los brazos cruzados.

—Linda es la diosa de Hollywood, y parece que has tenido una buena charla con ella —mencionó el presidente al verlo entrar.

—Mmm. En efecto, es una mujer encantadora, inteligente y llena de personalidad, pero no carente de amabilidad.

Con una belleza no sólo exterior, sino también interior, Tang Feng se acercó a probar la temperatura del agua, la cual estaba en su punto.

—Se dice que Fiennes y ella son grandes amigos.

—Linda ha ayudado mucho a Fiennes en su vida; son, en efecto, buenos amigos —dijo recordando su relación con Linda, sin poder evitar que se le formase una leve sonrisa en su rostro.

En aquella época, él acababa de entrar en la industria del entretenimiento y Linda ya era una nueva estrella popular. Durante una colaboración cinematográfica, el equipo se reunió en un bar, donde un hombre acosó a Linda. Fiennes la defendió, y era la primera vez que se enfrentaba a alguien. No fue exactamente una historia de héroes que salvan a la belleza, pero después se hicieron muy amigos.

Fiennes había percibido los avances ocasionales de Linda, pero sabía que estaban mejor como amigos que como pareja. Linda, una mujer directa, no guardaba rencor y acabó conociendo a su actual marido, George. El destino no se puede manipular; si pierdes a uno, el siguiente podría ser tu verdadera alma gemela.

Aunque el festival de cine era importante, Tang Feng prefería la diversión de ver películas en el festival. Aparte de una sesión de fotos para una portada y una entrevista para una revista en Venecia, tenía tiempo libre para explorar. Era la primera vez que Xiao Yu estaba en Venecia, así que Tang Feng decidió tomar unos asistentes para recorrerla.

Pero a la mañana siguiente, Xiao Yu llamó preocupada porque un periódico había publicado fotos de Tang Feng y Linda bebiendo la noche anterior, con el habitual titular sensacionalista: «La reina del cine Linda se enamora de una joven estrella».

Ni siquiera se mencionaba el nombre del no tan famoso Tang Feng y su rostro sólo aparecía tenuemente en la foto, lo que daba a entender que el periodista ni siquiera sabía su nombre.

—Jaja, mira, qué gracioso es lo que ha escrito este periodista. Puede que Linda tenga casi cuarenta años, pero sigue siendo una de las mejores bellezas del mundo; decir que es una asalta cunas sin duda la enfadaría —Tang Feng se rio mientras leía el periódico, la foto de Linda apoyada en él hacía que desde cierto ángulo pareciera que estaban abrazados.

—Eres realmente alguien fuera del estándar, Tang Feng. Primero de los rumores sobre la estrella internacional Keanu, ahora es la reina del cine Linda. Como tu manager, de repente me siento presionada y emocionada a la vez —Xiao Yu suspiró.

¿Por qué parecía que no importaba junto a quién estuviera Tang Feng, se convertiría en tema de chisme? Se estaba volviendo ridículo.

Tang Feng sonrió mientras dejaba el periódico.

—Que escriban lo que quieran.

—Sé que no eres de los que se andan con tonterías, pero Tang Feng, Linda está casada y su marido es ejecutivo de una empresa de medios de comunicación; ¿no lo entenderá mal? —Xiao Yu leyó atentamente el artículo.

Aunque esta noticia aumentaba la visibilidad de Tang Feng, la parte contraria era una actriz muy conocida. Si parecía que se acercaba deliberadamente a ella para llamar la atención, estarían en un aprieto. A Tang Feng no le gustaban los trucos publicitarios, algo que Xiao Yu sabía muy bien. Nunca enviaba comunicados de prensa ni se ponía a difundir rumores falsos o inexistentes, a pesar de que la mayoría de los famosos del país contaban con personal dedicado a este fin.

—No, no lo hará —Tang Feng sonrió—. Si ni siquiera tu propio marido confía en ti, ¿cómo pueden seguir viviendo como pareja? La industria del entretenimiento es un gran lío, y se escribirán todo tipo de tonterías. George confía lo suficiente en Linda, por eso han llegado tan lejos juntos.

—Vaya, eso suena envidiable. Ojalá yo tuviera un marido tan bueno. —La soltera Xiao Yu suspiró.

—Ya encontrarás uno. Sólo recuerda, cuando se trata de novios, es mejor no tener ninguno que conformarse con menos.

—¡Por supuesto!

Familiarizado con Venecia, Tang Feng guió a un grupo de asistentes en un alegre recorrido por la ciudad acuática.

Tras ser nominado a dos importantes premios en el Festival de Cine de Venecia, el gran jefe, Lu Tian Chen, le había enviado un bono. Naturalmente, aprovechó ese dinero para comprar algunos pequeños recuerdos para sus ayudantes. Comieron, bebieron y se hicieron fotos juntos, pasando un rato agradable y relajado.

Tang Feng se sentía un poco culpable hacia Lu Tian Chen porque si el jefe estaba presente, los demás empleados probablemente no se atreverían a holgazanear. Así que cuando sugirió salir, Lu Tian Chen se negó voluntariamente. Aquel hombre podía ser considerado a veces, lo que le alegraba el corazón.

Compensó al presidente Lu con un cinturón que compró mientras iba de compras. Tang Feng recibió una llamada de un número desconocido poco después de hacer el pago. Sonrió ligeramente, creyendo reconocer de quién se trataba.

—Charles —dijo directamente Tang Feng.

—¡Vaya! Mi querido bebé, tú y yo estamos tan sincronizados. ¿Cómo sabías que era yo? Jaja, lo sé, me debes estar extrañando.

Una voz y un tono familiares: era ese hombre aparentemente vividor.

—Debería rebautizarte como Charles, el Tonto.

—No seas así, cariño. Es sólo que… te extraño mucho.

El tono del otro lado se volvió ligeramente más normal. Tang Feng sonrió débilmente al oír de nuevo la voz de Charles.

—He estado pensando mucho estos días, cariño. Mi arrogancia te ha causado muchos problemas.

—Si no fueras arrogante, ¿seguirías siendo Charles?

Ya fuera siendo cauto y discreto o siendo arrogante y de espíritu libre, muchos imprevistos no se podían predecir, así que…

—No me digas que vas a cambiar; estoy acostumbrado al Charles arrogante.

No había necesidad de forzar un cambio.

—Eres tan comprensivo que me estás volviendo loco. ¡No, ya estoy loco! Muy bien, cariño, necesito decirte algo importante. Mi viejo amigo Lu Tian Chen me dijo algunas cosas. Creo que tiene razón. Aunque no te visite por un tiempo, no te permito olvidarme.

—Parecen buenas noticias.

—¡Me has roto el corazón! —Un rugido exagerado.

—Wow, incluso mejores noticias —le encantaba burlarse de Charles.

—Muy bien, si intimidarme te hace feliz, este oso de piel gruesa tuyo está feliz de dejar que me intimides, mi cazador Tang.

—Hazlo rápido.

—Te amo. Te extraño.

—Mm, lo sé.

—Una respuesta tan desgarradora. Cariño, vi tu película. La disfruté, pero no me gustó la escena de amor de diez minutos. Está bien, no te molestaré más, cariño. Hablamos la próxima vez —Charles colgó rápidamente, y Tang Feng miró su teléfono con una sonrisa.

¿Quién sabe qué estará tramando otra vez el grandullón? Sin embargo, oír la voz de Charles alegró a Tang Feng; era la prueba de que este y su equipo habían escapado con éxito aquel día. Llevando la corbata empaquetada de la tienda, regresó al hotel con los demás.

Cuando llegaron abajo, Tang Feng vio un rostro familiar: un joven con gafas de montura negra que estaba de pie, ansioso, junto al ascensor, aparentemente buscando a alguien. Cuando sus miradas se cruzaron, el joven sonrió de inmediato.

—¡Hermano Tang! —El joven, el cual llevaba una bolsa con una cámara, se acercó corriendo, gritando con entusiasmo.

—¿Li Xidong?

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