Una Verdadera Estrella – Volumen 3 – Capítulo 49: Los dos

Traducido por Shisai

Editado por Sakuya


A medida que avanzaba el rodaje, varios medios de comunicación empezaron a entrevistar al equipo y a visitar el set de grabación. Sin embargo, como la película era una producción de bajo presupuesto y ni Tang Feng ni los demás actores eran especialmente famosos, los reportajes no crearon mucho revuelo.

A veces, Tang Feng veía a Xiao Yu frunciendo el ceño mientras miraba su teléfono, pero cuando le preguntaba al respecto, ella se limitaba a sonreír y a decir que estaba consultando su correo electrónico. Podía adivinar que probablemente habían salido algunos informes nacionales, algunos positivos y ciertamente algunos negativos.

—No lo mires; afectará a tu estado de ánimo. La película aún no ha terminado, ni se ha estrenado, así que todos los comentarios no cambiarán nada; sólo cambiarán nuestro estado de ánimo.

¿Es que esta chica cree que no lo sabe?

—Sé que estás a cargo de las relaciones públicas, pero confía en mí, esos artículos de noticias desaparecerán pronto —le aconsejó Tang Feng, sonriendo.

Y tenía razón. Menos de medio mes después, Xiao Yu se dio cuenta de que, efectivamente, las noticias nacionales habían desaparecido gradualmente.

Tang Feng explicó que el público no es tonto y no creería ciegamente las caóticas noticias de periódicos y revistas. Aunque algunos medios dijeran que ahora tenía un aspecto poco atractivo y sobrepeso, eso no podía cambiar el hecho de que había engordado para la película.

Cuando la gente se entere que engordó para una película, ¿cómo podrían seguir despreciando a un profesional dedicado que hizo sacrificios por su trabajo?

Cuando la opinión pública cambia, los que lo intentan difamar eligen el mejor método: simplemente no informar de nada sobre él.

—¡Eres realmente inteligente, cariño!

—Estas son las verdades más simples, o mejor dicho, experiencias —Tang Feng se quitó los zapatos y se subió a la báscula, anotando su peso en un papel pegado a la pared—. No puedo adelgazar más; necesito comer algo para mantener mi peso actual.

—No seas demasiado duro contigo mismo —Lu Tian Chen se acercó y echó un vistazo a la lectura de la báscula—: Has perdido cinco kilos.

—Sí, el director quiere que mantenga este nivel de peso antes de ir al sur de Asia. Tardaremos unos dos meses en terminar todo el rodaje. Perder cinco kilos en medio mes significa que al final del rodaje debería haber recuperado mi peso original —Tang Feng se bajó de la báscula y se estiró.

Desde que había engordado utilizando polvos especializados en aumento de peso, su apetito no había aumentado mucho. Perder peso no era difícil siempre que tuviera suficiente fuerza de voluntad.

Además, con su cuerpo joven y sano, corriendo todos los días y practicando boxeo con Lu Tian Chen o Charles bajaría rápidamente de peso.

—Estoy familiarizado con el sur de Asia, cariño. Te lo enseñaré cuando lleguemos —Charles se ofreció como guía.

Le sorprendía qué Charles y Lu Tian Chen estuvieran ambos presentes. Ninguno de los dos quería irse o rendirse. Aunque Tang Feng ahora parecía poco atractivo, no sabía en qué estaban pensando los dos. Lo trataban como a un juguete, pellizcándolo constantemente.

—No, iré solo —Tang Feng se dio la vuelta y señaló a Charles—. No puedes venir conmigo.

El hombre torció inmediatamente la boca y lanzó una mirada de reojo a Lu Tian Chen, quien parecía sonreír.

—No te rías; tú tampoco puedes venir —Tang Feng se dirigió inmediatamente a Lu Tian Chen.

—Eres mi empleado. Tengo que ir contigo —replicó. Lu Tian Chen no estaba de acuerdo y no se limitaba a escucharlo.

Charles interrumpió: —¿Empleado? Jaja, ¿lo tratas como a un empleado, Lu Tian Chen? Tienes tantos empleados. ¿Por qué no te preocupas por cada uno de ellos como haces con Tang Feng? Como jefe, deberías ser mejor con tus otros empleados también, no sólo pegarte a mi Tang Feng todo el día.

Algunas cosas eran diferentes de los pensamientos de Charles, incluyendo los de Lu Tian Chen.

Tang Feng había ganado peso lentamente bajo la vigilancia de Lu Tian Chen. El hombre había sido testigo de todo el proceso. Antes de que ganara peso, ni Tang Feng ni Lu Tian Chen estaban seguros de sí tendrían la misma atracción después.

Antes de Tang Feng, Lu Tian Chen nunca se había interesado por alguien con sobrepeso o demasiado delgado. No tenía experiencias previas, pero, aun así, pensó que estaría bien, y resultó ser cierto.

Sin embargo, durante o después del aumento de peso de Tang Feng, Lu Tian Chen no encontró nada incómodo o inusual. Sus sentimientos eran tan claros que no podía ignorarlos.

¿Podría parecer exagerado o ridículo?

En menos de un año, se había enamorado rápidamente. Que nunca hubiera ocurrido antes no significaba que no pudiera. No haber amado antes no significaba que estaría solo para siempre.

En su solitario y oscuro camino, la presencia de Tang Feng era como un sol en su corazón, que le aportaba calidez y alegría con sólo estar cerca.

Lu Tian Chen pensó que alguien como Charles, el cual sólo se preocupaba por la apariencia física, probablemente reaccionaría negativamente después de ver a Tang Feng ganar peso. Después de todo, eran antiguos compañeros de universidad y había sido testigo de cómo Charles rechazaba a un compañero demasiado desarrollado.

Charles había sido muy amable, pero se marchó limpia y decididamente.

Pero…

—Esto es asunto de mi empresa; los de fuera no tienen por qué entrometerse —Lu Tian Chen miró a Charles, el cual se aferraba a Tang Feng como un chicle. ¿Tenía algún problema?

—No soy un extraño. Soy el amante de Tang Feng —Charles se rio con ganas.

Al igual que Lu Tian Chen no podía entender por qué el otro se aferraba tan fuertemente a Tang Feng, Charles no podía entender por qué Lu Tian Chen no podía ser un poco más indiferente. Se preguntó si el hombre tenía alguna preferencia inusual.

Charles llevaba ya medio mes con ellos en Estados Unidos y, durante ese tiempo, las negociaciones entre los dos aún no habían dado ningún resultado.

Tang Feng había sido testigo directo de su proceso de negociación.

Empezaron culpandose mutuamente. Uno dijo que si Charles no hubiera secuestrado a Tang Feng, no habría caído en la trampa de Albert. El otro dijo que si Lu Tian Chen no hubiera conspirado en secreto contra él, no habría ideado semejante plan.

Discutieron continuamente hasta que Tang Feng, incapaz de soportarlo más, intervino para detenerlos. Sólo entonces los dos cambiaron su enfoque a otros asuntos, siendo el problema central el propio Tang Feng, haciéndolo sentir como un hombre que trae desastres, no, un villano.

Pero ¿existe un villano tan gordo?

Antes, para enfrentarse a Albert, Lu Tian Chen y Charles se habían aliado y fingido estar junto a Tang Feng. Ahora, Albert parecía haber desaparecido sin dejar rastro. Nunca podrían predecir sus pensamientos, pero Tang Feng sintió que el hombre ya no vendría a buscarlo.

Cuando Lu Tian Chen y Charles oyeron la pregunta de Tang Feng, parecían desconcertados. La respuesta de Tang Feng fue: Porque Albert ya me tuvo, debería estar satisfecho.

Charles se enfadó tanto que casi tiró su taza y gritó: —¡Voy a matar a ese bastardo!

Tang Feng pensó que debería saberlo mejor. Después de todo, Albert seguía siendo un hombre, aunque fuera un pervertido. Podría tratar con él por un tiempo, pero alguien tan inteligente como Albert nunca caería en su trampa. Si alguien que le interesaba estaba ahí mismo, Albert sin duda lo devoraría primero.

En resumen, Charles no quería retroceder, y Lu Tian Chen no quería compartir. Los dos continuaron discutiendo.

Le habían preguntado a Tang Feng su opinión, querían saber a cuál de los dos quería más, pero esa era una pregunta que provocaba dilemas, así que respondió con sinceridad.

Lu Tian Chen conocía muchos de sus secretos. A pesar de que él mismo tenía muchos secretos desconocidos, Lu Tian Chen era considerado y amable, lo comprendía y era más fácil relacionarse con él. Podía ser distante a veces, pero en general era frío con los demás mientras era gentil con él.

Sinceramente, un hombre así es como el protagonista masculino perfecto de una novela romántica, y es difícil no conmoverse en la vida real. En cuanto a Charles…

Oh, Charles…

Este gran oso tenía buen sentido del humor y sabía cómo hacerlo feliz. Era un gran tipo con su propio encanto, pero también tenía defectos: era algo caprichoso, arrogante y tenía un aura peligrosa.

—Me gustan los dos.

Como era difícil elegir, Tang Feng sonrió y dio una respuesta que dejó atónitos tanto a Charles como a Lu Tian Chen.

Al final, la persona verdaderamente sin escrúpulos no era Lu Tian Chen ni Charles, sino Tang Feng, que declaró que le gustaban ambos.

—¡Eres tan extravagante, cariño! —Charles fue momentáneamente incapaz de aceptar esto.

—¿No hay nadie que te guste más? —preguntó Lu Tian Chen, quien parecía algo dolido.

—No, me gustan los dos. Lo he pensado, y es difícil elegir entre cualquiera de los dos —dijo Tang Feng con una sonrisa—. Esa es mi respuesta. Por supuesto, pueden hacer elecciones diferentes. Si creen que no estoy siendo razonable, pueden marcharse. No les guardaré rencor.

Al final, nadie se fue.

Lu Tian Chen no quería irse. En realidad quería que Charles se fuera primero. Este último pensó lo mismo, así que ninguno de los dos se fue.

También estaba la opción de que ambos dejaran a Tang Feng al mismo tiempo. Pero ninguno de los dos lo planteó así que no importaba. Tang Feng hablaría por ellos.

♦ ♦ ♦

Cuando se preparaba para seguir rodando en el sur de Asia, Tang Feng les dijo a Charles y a Lu Tian Chen: —Durante este tiempo, no hace falta que me sigan. Sería mejor que nos tomáramos un descanso y pensáramos las cosas por separado. Ya que ninguno de los dos quiere irse o estar con el otro, podrían intentar alejarse de mí un tiempo. Si encuentran que está bien estar separado de mí, esa es otra opción.

Estos dos tipos eran algo complicados, dejándole la difícil elección a él, así que optó por tomar una decisión audaz de acuerdo con sus propios pensamientos. En cuanto a la aceptación o el rechazo, eso dependía de los otros dos.

Ya que había renacido, decidió ser un poco voluntarioso en esta nueva vida.

Ahora, los asuntos problemáticos quedaron en manos de Lu Tian Chen y Charles. Necesitaba continuar filmando su película.

En este punto, no había otra opción. Los dos aceptaron la sugerencia de Tang Feng. Quizá llegarían a un acuerdo y lo buscarían al cabo de unos días, o quizá nunca lo aceptarían y, en última instancia, separarán sus caminos.

La oportunidad de juntarse es el destino; si la separación es inevitable, se trata simplemente de tener destino, pero no fortuna.

Medio mes después de unirse al equipo de rodaje, Tang Feng voló al sur de Asia con los demás miembros del equipo. En ese momento, Lu Tian Chen y Charles no lo siguieron.

♦ ♦ ♦

«El cazador de demonios». Escena 13.

A partir de Bai Yi, Reynolds ya había encontrado algunas pistas sobre el sospechoso. Descubrieron que este había dejado los Estados Unidos y llegó al sur de Asia, por lo que fueron ahí, trayendo Bai Yi junto a ellos.

Parte del motivo era investigar el caso, ya que el sospechoso parecía estar esperando también a Bai Yi. Durante su estancia en Estados Unidos, en una ocasión Reynolds quiso comprobar de repente cómo se encontraba Bai Yi y descubrió que alguien intentaba llevárselo cuando llegó a la casa en ruinas. Los persiguió, pero desgraciadamente dejó escapar al sospechoso.

Reynolds preguntó quién era esa persona y Bai Yi confirmó que era Hei Yi.

—¿Para qué te buscaba Hei Yi?

Bai Yi respondió que estaba ahí para llevárselo, diciendo que había mucha gente mala que lo iba a intimidar.

A partir de ese momento, Reynolds centró su atención en él. Llegaron a la conclusión de que era porque Bai Yi era el único amigo de Hei Yi. Al igual que todo el mundo en la oscuridad tiene sus propias esperanzas, Hei Yi probablemente buscaba cierto consuelo emocional en Bai Yi.

Reynolds creía que mientras el hombre estuviera bajo su control, Hei Yi acabaría apareciendo.

Recientemente, el asesino había vuelto a atacar, esta vez matando a una limpiadora del orfanato. Otra persona fue secuestrada: una huérfana que había estado con Hei Yi antes de ser adoptada por una familia adinerada. Este secuestró a la niña y se marchó de Estados Unidos.

Así que, cuando Hei Yi se fue, llevaron a Bai Yi al sur de Asia para que siguiera su rastro. Fue al llegar cuando Reynolds se dio cuenta de que habían sido engañados. Hei Yi les había atraído intencionadamente al sur de Asia, no por ninguna razón en particular, sino para conseguir que trajeran a Bai Yi para que recibiera tratamiento.

—¿Cómo te sientes ahora, Bai Yi? —Reynolds llamó a la puerta y entró en la habitación. El hombre, el cual parecía algo ensimismado, estaba sentado junto a la cama, tallando un trozo de madera.

Se estaba tratando con un médico famoso en el sur de Asia. Bai Yi sufría algunos problemas de salud mental que no se habían curado del todo en Estados Unidos. Reynolds y su equipo recibieron una carta y un paquete del sospechoso al día siguiente de llegar al sur de Asia. El paquete contenía un dedo humano y la carta exigía que trataran a Bai Yi o le cortaría cada dedo al rehén.

Reynolds lo observó en silencio, sin comprender por qué aquel hombre de aspecto tan anodino era tan importante para Hei Yi como para llegar al extremo de secuestrar a alguien sólo para conseguir tratamiento para Bai Yi.

—Me siento mucho mejor, Reynolds.

El pelo del joven había sido recortado. Antes de salir de Estados Unidos, Reynolds lo había llevado a una peluquería cercana. Antes, Bai Yi se había cortado el pelo con tijeras, lo que le había dejado el pelo desigual y desordenado. Ahora, tras el corte, tenía un aspecto mucho más limpio.

El psicólogo dijo que Bai Yi tenía algunas tendencias obsesivo-compulsivas, como obligarse a comer mucho. El médico sugirió que podría ser una manifestación de su falta de seguridad por haber crecido en el orfanato.

Bajo el tratamiento del médico, Bai Yi había mejorado mucho últimamente. Aunque a veces seguía mirando los bocadillos, ya no comía indiscriminadamente debido a las advertencias de Reynolds.

Tras tomar algunos medicamentos y someterse a varios tratamientos, había empezado a perder peso. Sus rasgos, antes poco definidos, eran ahora más notables y memorables.

Aunque Bai Yi seguía siendo algo regordete, Reynolds pensó que, en realidad, tenía muy buen aspecto. Sus rasgos, vistos de cerca, eran delicados y atractivos. Una vez que perdiera peso, podría convertirse en un hombre bastante apuesto.

—Reynolds, ¿por qué me miras? ¿Tengo mal aspecto? No estoy acostumbrado a mi pelo —Bai Yi se tocó el pelo corto, que ya no le cubría los ojos ni la cara. Sonrió, dando a Reynolds una impresión un tanto angelical a la luz del sol.

Debía de ser una ilusión.

Reynolds sonrió irónicamente mientras se sentaba junto al joven y miraba la escultura de madera en la que el hombre estaba trabajando.

—¿Qué es esto? —preguntó.

—Una figura de madera —Bai Yi se la mostró alegremente—. Este es Bai Yi, aquel es Hei Yi y ahora estoy tallando a Reynolds. Los tres somos buenos amigos. Me gustan Hei Yi y Reynolds.

El oficial observó en silencio a Bai Yi, quien tallaba alegremente la madera. A veces parecía infantil debido a su enfermedad mental, pero Reynolds pensó que probablemente era la inocencia y sencillez de este lo que hacía que Hei Yi confiara en él.

Sujetando el cuchillo, Bai Yi sonreía feliz, tallando la madera pieza a pieza. Las tallas quedaban todas limpias.

—¡Corten! ¡Genial! —Una voz familiar señaló el final de la escena. El actor que interpretaba a Reynolds se levantó rápidamente y fue con su ayudante a revisar la actuación bajo el monitor del director.

Tang Feng se había acostumbrado a la indiferencia de la otra parte y no le parecía especialmente penoso. Al fin y al cabo, mientras se pudiera terminar la película, era suficiente. Las relaciones entre las personas no podían forzarse.

La amistad surge cuando tiene que surgir; si no es el momento, nada puede forzarla.

—En unos días, filmaremos en una selva cercana. Xiao Yu, por favor, prepara algunos ungüentos repelentes de insectos y otros elementos esenciales para el rodaje al aire libre. Si no podemos terminar el rodaje en un día, puede que tengamos que volver —instruyó Tang Feng a su asistente, basándose en su experiencia de anteriores rodajes en exteriores—. Los insectos en las selvas no son amistosos. No quiero que me cubran de picaduras; será demasiado incómodo —agregó con una sonrisa. Había visto a un antiguo amigo cubierto de picaduras rojas de insectos que, aunque desaparecieron en una semana, habían sido una experiencia muy incómoda.

—Entendido. Voy a preparar estas cosas —señaló Xiao Yu.

Los accidentes siempre llegan de forma rápida e inesperada. Este rodaje al aire libre se convertiría en una experiencia que Tang Feng nunca olvidaría, algo que no había previsto en absoluto.

Shisai
Y nos dejan con las ganas de saber que pasará...

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