Una Verdadera Estrella – Volumen 4 – Capítulo 20: No puedo esperar

Traducido por Shisai

Editado por Sakuya


—No hay nada vergonzoso en decir la verdad. Verte en un estado tan miserable, no sé por qué, pero me hace muy feliz. Jajaja —se rió Charles mientras conducía.

Lu Tian Chen lo ignoró y miró en silencio a Tang Feng, el cual estaba comprobando su herida.

—Es sólo una bala en el hombro, nada demasiado serio.

—¿Sólo? —Tang Feng pinchó ligeramente el pecho izquierdo del hombre herido, un poco enfadado—. Entonces, si impactara aquí, ¿sería grave? Tienes razón, te estás muriendo. Con una actitud tan imprudente, la Parca vendrá a por ti tarde o temprano.

—Pero yo sólo quiero salir contigo —dijo Lu Tian Chen, a pesar de su hombro sangrante, todavía hablando provocativamente.

—Maldita sea, estoy empezando a arrepentirme de haber rescatado a este bastardo roba-novios —Charles golpeó con fuerza el volante y advirtió, mirando a los dos del asiento trasero a través del espejo retrovisor—: Lu Tian Chen, si vuelves a decir algo inapropiado, te echaré y dejaré que el coche te atropelle.

—¿De verdad quieres quedarte con un tipo tan despiadado? —Lu Tian Chen sostuvo suavemente la mano del actor. Su voz era débil debido a su lesión, contrastando fuertemente con su habitual comportamiento frío y arrogante, haciéndolo parecer lastimero.

—¿Cómo has acabado así? ¿Deberíamos ir al hospital? Aunque te podrían arrestar.

Después de todo, era una herida de bala. Tang Feng no estaba seguro de si debían ir al hospital. Se palmeó suavemente la cabeza, ya no estaba mareado pero ahora tenía un fuerte dolor de cabeza.

Tang Feng volvió a mirar a Charles.

—¿Tenemos que cortar la bala con un cuchillo como en las películas?

—Eso suena doloroso —Lu Tian Chen rió ligeramente.

 —Me encantaría cortarlo en pedazos —el oso puso los ojos en blanco. En lugar de ir a un hospital, llegaron a un apartamento privado en Berlín.

Contrariamente a las malditas expectativas de Tang Feng, el propietario del apartamento, un médico, llevó a Lu Tian Chen al interior sin decir nada. Charles y Tang Feng se sentaron en el salón.

—Pareces bastante familiarizado con ese médico —mencionó el actor mientras su compañero les servía una copa, tratando el lugar como si fuera su propia casa.

 —Permíteme llevarte a la habitación de invitados para que descanses. Te aseguro que la habitación está limpia —dijo Charles después de unos sorbos.

—¿Crees que ahora podré dormir? —Tang Feng respondió, sintiéndose completamente despierto. Sentado en el sofá, encendió el televisor y cambió a un canal de noticias.

—No te molestes, cariño. No habrá ninguna noticia sobre un tiroteo —el oso se sentó y le rodeó el hombro con un brazo—. Aunque odio a ese tipo por dentro, quien le hirió no es alguien sencillo y no dejaría ningún rastro para que lo encontraran los medios.

—¿Cómo lo encontraste? —el actor se apoyó en el brazo de Charles.

—Ese tipo debe haberlo planeado. Bajé a buscar el coche después de tu llamada, y ahí estaba, tirado en el asiento trasero. Maldita sea, qué mala suerte.

Aunque Charles seguía maldiciendo a Lu Tian Chen y diciendo cosas desagradables, a pesar de las discusiones, seguían siendo amigos. De lo contrario, no lo habría traído.

—Veo que tienes algo de humanidad —dijo Tang Feng, ganando un nuevo respeto por Charles.

Las amistades entre hombres pueden ser interesantes: pueden discutir por algunas cosas, pero pueden volver a ser los mejores amigos después de un trago o una pelea. Estos tipos, que se movían en el río de los intereses, no se guiaban totalmente por el beneficio.

—¿Eso es un cumplido? —Charles se rió, abrazando a su amante—. Olvídate de él. Está sedado y dormirá hasta mañana por la mañana. Venga, vamos a la cama.

—¿Estás seguro de que no tendremos asesinos irrumpiendo? —Tang Feng preguntó nervioso.

—No lo subestimes —Charles levantó al actor del sofá, con un brillo en los ojos—. Ese tipo, si puede encontrarme, puede ocultar bien sus huellas.

Después de todo, Lu Tian Chen sabía que Charles estaba con Tang Feng.

♦ ♦ ♦

El actor no durmió bien. Se despertó al amanecer, mientras Charles, quien había sido utilizado como almohada, seguía durmiendo profundamente. No importaba lo que pasase, el oso podía dormir a pesar de todo. Un rasgo muy envidiable. Tang Feng lo soltó suavemente, agarró una almohada de un lado y se la puso en los brazos a Charles para que lo abrazara.

Luego se levantó despacio y se vistió. Abrió la puerta del dormitorio y escuchó al otro murmurar. El hombre se dio la vuelta y abrazó la almohada con fuerza, relamiéndose los labios y susurrando: —Mmm… bebé.

Los labios de Tang Feng se curvaron ligeramente mientras cerraba la puerta con una sonrisa. Todavía era temprano, y probablemente todos en la casa seguían durmiendo. Bajó a la habitación donde Lu Tian Chen había sido llevado el día anterior. La puerta no estaba cerrada, y la empujó suavemente.

La habitación aún desprendía un ligero olor a antiséptico. Entró con cuidado, intentando no hacer ruido, pero antes de llegar a la cama, el hombre que yacía en ella se fijó en él.

—¿Por qué no dormir un poco más? —Lu Tian Chen se apoyó en un brazo contra la cabecera. Su brazo derecho estaba envuelto en capas de vendas blancas, y como no llevaba camisa, Tang Feng pudo ver el alcance de sus heridas de un vistazo.

Cerrando la puerta tras de sí, encendió la luz de la habitación, consiguiendo por fin ver bien al hombre que había dentro. La complexión de Lu Tian Chen no era muy buena, estaba ligeramente pálido, pero no parecía estar demasiado mal. Su espíritu en general todavía parecía bastante bueno.

Tang Feng echó un vistazo a la habitación, encontrando una tetera y unas tazas sobre una mesa.

—¿Quieres un poco de agua? —Se acercó y preguntó.

—Gracias.

Sirvió una taza con agua y se la dio a Lu Tian Chen, quien la tomó y bebió lentamente.

—¿Cómo te has metido en semejante lío? ¿No eres el jefe de una gran organización de mercenarios?

—Si lo pones así, mi padre debería estar en la tumba —Lu Tian Chen rió ligeramente, devolviendo la taza al otro—. ¿No quieres saber cómo he acabado así?

Tang Feng golpeó con fuerza la frente de su empleador. El golpe repentino hizo que Lu Tian Chen hiciera una mueca de dolor, pero no emitió ningún sonido.

—¿Es así como hablas siempre? Si quieres decir algo, dilo. Si no, no me hagas preguntas —el actor levantó el puño amenazadoramente—. No me importa aumentar tus heridas.

—Jeje —Lu Tian Chen rió suavemente. En su memoria, sólo él se atrevería a golpearlo así. Incluso su psicópata padre no se atrevería a darle un golpe en la frente—. Son sólo algunos asuntos familiares, manejados de la forma familiar habitual —se frotó ligeramente la frente—. Me siento un poco mareado, podría ser un efecto secundario de los medicamentos.

—¿Quieres que abra la ventana? —Tang Feng se levantó mientras hablaba.

Lu Tian Chen rápidamente extendió la mano para agarrarlo, pero accidentalmente tiró de su herida, apretando los dientes de dolor y poniéndose aún más pálido.

—Si todavía estás herido, no te muevas. Es tu cuerpo. Si no lo cuidas tú, ¿quién lo hará? —el actor volvió a sentarse, presionando los hombros del otro hombre para que volviera a tumbarse.

—¿Puedes… quedarte conmigo un rato? —Lu Tian Chen miró el lugar vacío a su lado—. Túmbate aquí y habla conmigo.

—¿Por qué se comportan todos como niños? —Tang Feng refunfuñó, pero aun así se quitó los zapatos y se tumbó al otro lado de la cama. Suspiró suavemente—. ¿No pueden hacer negocios legítimos?

—Vivir libremente no es vivir. —La mano herida sujetó suavemente la de Tang Feng. Este lo miró, pero, teniendo en cuenta el estado de Lu Tian Chen, dejó que le tomase la mano sin protestar.

—Me quedaré con ustedes un tiempo para pasar desapercibido. Mi padre ha estado buscando a alguien para atraparme últimamente —dijo Lu Tian Chen en voz baja.

—¿Para arrastrarte al matrimonio?

—¿Recuerdas lo que pasó aquel día? —Lu Tian Chen rió suavemente—. Así es mi padre. Nunca planeé casarme; él sólo quiere mantenerme bajo control.

—¿Es así? —Tang Feng miró las heridas—. Pensé que quería matarte.

—Matarme accidentalmente durante la captura también es posible —Lu Tian Chen miró al actor, el cual giró la cabeza para evitar su mirada.

—¿Cuántos hijos tiene tu padre? —preguntó Tang Feng.

—Sólo yo —el tono de Lu Tian Chen era llano—. Quizá por eso he vivido tanto. Necesita un heredero pero no quiere que ocupe su lugar demasiado pronto.

—Suena como una lucha entre el emperador y el príncipe heredero —Tang Feng arrugó la nariz.

Había oído hablar de hijos que luchaban por la herencia y expulsaban a sus padres, pero la situación de Lu Tian Chen parecía más complicada.

—¿Qué vas a hacer? —preguntó—. Por lo que has dicho, parece que quieres reemplazar a tu padre, y por eso te persigue. ¿No sería mejor ser un buen hijo y esperar a que se retire?

—No puedo esperar tanto —Lu Tian Chen le apretó suavemente la mano.


Autor
¿No quiere esperar para poder estar libremente con Tang Feng?
 

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