Traducido por Shisai
Editado por Sakuya
—No crees que tu vida actual sea mala en absoluto, así que incluso trajiste a tu hija a tu mundo —Tang Feng sacudió la cabeza—. Tanto si hereda tu negocio como si tiene su propia vida, la pequeña debería tener la vida de una niña -despreocupada y feliz- en lugar de ser controlada por los adultos demasiado pronto.
—¡Shh! —Albert puso su dedo índice en los labios del actor.
Con un atisbo de sonrisa en los ojos, el hombre retiró la mano después de que Tang Feng dejara de hablar.
—Gracias por preocuparte por Annie.
Aunque no lo dijo abiertamente, Tang Feng sabía que no quería hablar de Annie. Sólo pudo suspirar en silencio; como padre de Annie, poco podía hacer o controlar.
—¿Hay algo que necesites de mí? —se sentó en el borde de la cama, sintiendo que Albert no estaba aquí sólo para verlo o jugar un juego con su hija.
—No seas siempre tan desconfiado conmigo. Comparado con Charles ahí abajo… —Albert hizo una ligera pausa, dando un paso más cerca del otro—. Tengo que afrontar un hecho. La gente con glamour superficial siempre atrae la buena voluntad de los demás, mientras que el bondadoso Quasimodo tiene que permanecer escondido en la catedral, rechazado y odiado por todos.
—Tu aspecto dista mucho de ser corriente y no encaja en la descripción de feo. —Tang Feng añadió—: En cuanto a ser de buen corazón, creo que una persona bondadosa no arrastraría a su hija al mundo de los adultos.
—Te gusta mucho Annie.
—Es una chica encantadora.
Albert sonrió.
—Me alegro de que puedas sacar tiempo para charlar con ella a menudo. Nunca he tenido mucha paciencia con los niños.
No queriendo perder demasiado tiempo con el tema de Annie, el rubio cambió rápidamente de tema.
—Volvamos a centrarnos en el verdadero asunto. La última vez en el sur de Asia, te salvé.
—Gracias.
Pero también me pusiste en una situación difícil, pensó Tang Feng, pero no lo dijo en voz alta. Esperó a que el otro siguiese hablando.
—Sé que tienes algunas ideas equivocadas sobre mí, pero una cosa es innegable: No te haré daño, ¿sabes? —Albert habló de forma persuasiva, tardando en dejar claro el punto.
—Lo admito.
Sin embargo, teniendo en cuenta la tendencia del hombre a cambiar de actitud en cualquier momento, Tang Feng también creía que este podría volverse fácilmente hostil.
—Últimamente has tenido algunos problemas. Mira, esos dos hombres te causan problemas constantemente —Albert extendió la mano, tratando de tocar suavemente la mejilla del actor, pero este se apartó ligeramente.
El rubio sólo sonrió, retirando su mano.
—Simplemente no quiero verte en una situación peligrosa —comentó, pareciendo muy sincero.
—Entonces, ¿qué puedes hacer? —Tang Feng prefirió escuchar en lugar de llamar a Charles o a Lu Tian Chen en voz alta. Dado que Albert había utilizado a Annie para atraerlo, tenía razones para creer que el hombre ya había hecho arreglos dentro de la casa.
Ya fuera Charles, Lu Tian Chen o Albert, estos hombres compartían una característica: todos eran extremadamente cautelosos, sin dejar lugar a ninguna oportunidad.
Tal vez los otros dos abajo ya habían sido controlados por Albert.
—Dejando de lado a Charles y a Lu Tian Chen, después de todas estas experiencias, ¿por qué sigues sin querer renunciar a ellos? —El tono de Albert se aceleró ligeramente, como si no le importase si su voz era lo suficientemente alta como para que la oyeran los de abajo—. Sólo yo puedo darte verdadera seguridad y pertenencia. Para los de fuera, soy un hombre extremadamente peligroso, tal y como has oído. Pero no han interactuado verdaderamente conmigo ni me han entendido. Quasimodo es a menudo incomprendido y herido, pero Esmeralda logró ver su lado amable.
El rubio se detuvo, dando un paso más cerca de Tang Feng, inclinándose ligeramente como para encararlo directamente. Sus ojos se clavaron en los del actor.
—¿Cuánto tiempo quieres que espere?
Había un trasfondo peligroso.
—Al menos Quasimodo no obligaría a Esmeralda a hacer cosas que no le gustan —Tang Feng tocó la fría mejilla de Albert, haciendo que entrecierre ligeramente los ojos—. ¿Por qué no puedes afrontar la realidad? Tu supuesta impulsividad no es más que para satisfacer tus propios deseos. Aunque Quasimodo es feo por fuera, su corazón es al menos bondadoso. —La mirada de Tang Feng se volvió más aguda—. ¿Cuánto tiempo piensas vivir en el encanto de tus propias ilusiones?
»Si Quasimodo tuviera una hija encantadora, no la haría mentir para engañar a los demás. Ciertamente no haría que Esmeralda soportara cosas indeseables. Ya sea usando a su hija o estando ante mí diciendo estas palabras halagadoras, al final, todo es para ti mismo.
Habiendo dicho todo lo que quería, Tang Feng expresó su punto más importante.
—Todo este tiempo, sólo te has amado a ti mismo. Es sólo que nadie se atrevió a decirte la verdad. Hacerse la víctima a veces puede ser adictivo. Uno siempre siente que el mundo entero está en su contra, que nadie le comprende.
Llegados a este punto, Tang Feng no creía que seguir mostrándose débil fuera una buena estrategia.
La expresión de Albert se endureció gradualmente. Miró fijamente al otro durante un rato antes de reírse de repente, un poco autodespreciativo, pero más confuso.
—¿Quieres irte? —preguntó.
—Sí —respondió Tang Feng.
—Pues vete. —Con la sonrisa desvanecida, Albert se apartó—. No me des la oportunidad de arrepentirme.
Sin dudarlo, el actor se levantó y se dirigió a la puerta de la habitación. Tras abrirla y detenerse un momento, salió rápidamente.
♦ ♦ ♦
Abajo, Charles y los demás parecían no darse cuenta de lo ocurrido. El fingido padre de Annie estaba poniendo una película para ellos, el sonido lo suficientemente alto como para tapar todo lo que pasaba arriba.
—¿Por qué bajas ahora? —Charles, sonriente, se dio la vuelta para ver la cara desencajada de Tang Feng.
—Vamos —el actor se acercó directamente y levantó al hombre del sofá.
—¿Qué pasa, cariño? —Charles aún no se había dado cuenta de lo que había pasado, pero confiando en Tang Feng, lo siguió fuera de la casa. Lu Tian Chen también.
El actor abrió la puerta del coche, subió e inmediatamente ordenó: —Conduce rápido.
—¿Qué ha pasado? —preguntó Lu Tian Chen, cerrando la puerta del coche.
Tang Feng no habló, pero miró hacia una habitación del segundo piso de la casa. Lu Tian Chen y Charles giraron la cabeza para mirar, viendo a Albert ahí de pie, mirándolos sin expresión.
—Maldita sea —el gran oso arrancó inmediatamente el coche y se alejó con rapidez, dejando una marca blanca en la carretera—. Ese tipo sí que es un fantasma persistente, —murmuró Charles mientras conducía. Pronto dirigió su preocupación hacia su amado—. Cariño, ¿te ha hecho algo?
Albert llevaba varios minutos a solas con Tang Feng.
—¿Crees que podría pasarme algo en tan poco tiempo? —el actor respiró hondo, sacudiendo la cabeza con una sonrisa irónica—. No esperaba que Albert usase a su propia hija.
—¿Quién sabe? Ese tipo podría ser sólo un destello en la sartén —dijo Charles sin rodeos.
Lu Tian Chen carraspeó varias veces.
—¿Qué ha dicho? No tenías muy buen aspecto.
—No me preguntes por eso y no vuelvas a sacar el tema. Lo regañé, eso es todo. No importa si se rinde o no, —Tang Feng se recostó en su asiento—. Si no se rinde, da igual.
Lu Tian Chen sostuvo en silencio la mano del hombre. Tang Feng lo miró, pero no dijo nada.
—Realmente quiero matar a ese monstruo —Charles golpeó el volante.
—Si hubiera querido matarnos antes, ya estaríamos muertos —Lu Tian Chen no dudó en echarle agua fría.
Tang Feng hizo una cruz con las manos.
—Dejemos de discutir esto. Vámonos a casa.
—Esta será una batalla a largo plazo —Lu Tian Chen no tenía intención de detenerse. Miró a Charles, quien conducía—. Pero confío en que Charles te mantendrá a salvo.
Igual que antes, mientras ellos estaban abajo viendo la tele, Tang Feng estaba solo arriba frente a Albert.
Tan semejante protección es realmente encomiable.
Charles gruñó, ignorando el sarcasmo y la ironía de Lu Tian Chen.
Después de volar directamente desde Inglaterra de vuelta al país, Charles mostró su determinación con acción. Independientemente de si Tang Feng estaba de acuerdo o no, aumentó inmediatamente su equipo de seguridad.
Si pueden protegerse contra Albert u otros peligros potenciales es impredecible.
Los asuntos impredecibles no necesitan ser analizados todos los días. Tang Feng temporalmente puso a Albert fuera de su mente, ya que tenía otra reunión para asistir después de regresar. Una reunión sobre los cambios de personal en la alta dirección del Grupo Tian Chen estaba programada para este viernes.
Las heridas de Lu Tian Chen casi se habían curado y Tang Feng admiraba su gran capacidad de recuperación. Sin embargo, para evitar ser detectado por el padre del hombre, el actor acudió solo a la empresa esa mañana, a pesar de que Charles insistió en acompañarlo.
Parecía necesario abordar la cuestión de la rescisión del contrato una vez que Lu Tian Chen perdiera el control de la dirección de la empresa.
