Una vez más en la luz – Capítulo 4

Traducido por Den

Editado por Yusuke

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Sin darme cuenta estaba frunciendo el ceño.

—¿Estás bien? —me preguntó preocupado.

No respondí. Luego se dejó caer y se sentó frente a la cuna.

No se iba a ir pronto.

—Aisha.

Me llamó una vez más.

Sentí la cuna mecerse.

Abrí los ojos y me di la vuelta para ver que mecía suavemente la cuna.

Es agotador hasta la muerte. 

Pensando aquello, observé vagamente su rostro por primera vez.

Tenía un hermoso cabello dorado y profundos ojos verdes, y a pesar de su edad, tenía unos rasgos distintivos.

Una apariencia increíblemente hermosa que se parecía al emperador.

Además, incluso a la edad de nueve años era innecesariamente maduro y amigable.

Ver que siempre vendría a buscarme a pesar de que lo ignoraba, mostraba su extraordinaria paciencia.

En muchos sentidos era sorprendente ver que sólo tenía nueve años.

—¡Aisha!

Cuando lo miré, me llamó como si estuviera profundamente conmovido.

—Mi hermana menor…

Una amplia sonrisa apareció en su rostro.

No lo entendía muy bien.

¿Realmente te gusto tanto? 

A pesar de que ambos estamos relacionados por sangre, aunque éramos hermanos, no entendía por qué me amaba tanto.

—Además…

Bajé la mirada.

Estar relacionados por sangre, ser hermanos, no tiene ningún significado especial.

No podía olvidar la voz de Lakias, que me había sentenciado a muerte.

Era una pena que fuera un bebé que no podía hablar. Si pudiera, eso sería lo primero que le preguntaría.

Pero, ¿podría ser que mi expresión se volvió sombría inconscientemente? Esis examinó mi rostro una vez más, preocupado.

— ¿Aisha, te duele algo?

Permanecí en silencio.

La atención que me dirige y el cariño que las personas me daban eran incómodos.

Sí, al final experimenté cómo era que te escupieran y te maldicieran antes de morir.

Oh, a decir, me era indiferente.

Pero fue entonces que…

Como si pudiera leer mi mente, dijo:

—Aisha.

Su suave voz era cálida como el sol.

—Te contaré un secreto.

¿Un secreto? 

Cuando abrí los ojos sorprendida, se rió, lo que significaba que lo encontró lindo.

—Te he estado esperando durante mucho tiempo.

En un instante me puse nerviosa ante las palabras que dijo a continuación.

Sus palabras sonaron como si supiera que nacería.

¿Cómo podría haberlo sabido?

Podría ser… podría ser que estaba conectado con mi renacimiento… Pero eso no podría ser, ¿verdad?

Nerviosa, lo miré. Habló como para responder a mi pregunta.

—He estado molestando a mi madre desde hace mucho tiempo por un hermano menor.

Ah, mi pulso se relajó.

Así que a eso se refería cuando dijo que me estaba esperando. 

Sin saberlo, me he vuelto sensible después de vivir una vida cargada mirando el mismo techo todos los días.

Esis siguió hablando.

—Pero, era imposible tener un hermano menor porque el cuerpo de madre era débil. Y a medida que pasaba el tiempo su cuerpo se debilitaba más y más…

Era la primera vez que escuchaba su historia. Bajó la barbilla y me miró inexpresivo.

—Falleció hace dos años.

Permanecí en silencio y pestañeé.

Sus ojos verdes que eran tan hermosos como los árboles verdes del bosque se mostraron oscuros con soledad.

—Al principio estaba resentido… con la emperatriz Iris que vino en lugar de madre. Con el mundo, con padre. Pero…

Sonrió levemente.

—Ahora estoy extremadamente agradecido de que la emperatriz Iris haya venido. Porque se ha convertido en mi nueva familia. Estoy feliz de que esté aquí.

Se aferró a mi dedo con amor. Su mano era grande a diferencia de la mía.

Lo miré sin comprender.

Una nueva familia… 

—Y Aisha, tu existencia…

Esis habló con voz tranquila.

—Tu llegada fue como un milagro. Estaba tan feliz que no sabía qué hacer.

—Puede que no lo recuerdes, pero antes de que nacieras, te amaba tanto que visité a la emperatriz todos los días.

Sonrió ampliamente.

—Lo sé —murmuré para mí misma.

No habían pasado muchos días desde que había nacido para darme cuenta de que la voz del niño que escuché tanto como la voz de mi madre, pertenecía al príncipe heredero Esis.

Como no podía saberlo cuando los había oído juntos todos los días.

—Te lo he dicho antes, Aisha.

Esis me susurró con voz amable. Derramó su genuino cariño sobre mí.

—Todos en este mundo te aman.

Dijo esas palabras como una canción.

Lo observé.

Aunque no pude entenderlo bien, sentí algo. Que para él yo era una existencia increíblemente especial. No, no sólo para él. La niñera que me cuidaba todos los días y mi madre que me cantaba nanas todas las noches. Padre, Su Majestad el emperador, e incluso la gente del palacio. Para todos ellos era una existencia especial.

—Aisha, te mantendré a salvo para siempre.

Sonrió cariñosamente.

Dudé un poco en la cuna que mecía.

Afuera era primavera.

Una hermosa primavera, donde los capullos surgían para formar flores.

♦ ♦ ♦

Por supuesto esto no quería decir que confiara en Esis debido a esto después de una mañana.

No importa cuanto diga que está de mi lado, mi corazón ya estaba cerrado.

Todos los días transcurrían rápidamente.

Como todavía era un bebé, pasaba la mayor parte del día durmiendo.

Después de comer la comida para bebés que la niñera me da de comer, y parpadear algunas veces, el sol ya se habría puesto.

Por la noche, ocasionalmente soñaba con el pasado. Cada vez que lo hacía, aparecían todos los miembros de la familia con los que había vivido anteriormente.

Originalmente era la hija legítima de la emperatriz de Edenbell.

La poligamia se practicaba bajo la ley de Edenbell. El emperador llevó muchas reinas. De entre ellas, sólo la emperatriz y tres reinas fueron reconocidas como verdaderos miembros del Palacio Imperial, e, incluída yo, seis príncipes y princesas.

Mi madre, la emperatriz, fue indiferente a sus hijos.

Había puesto una gran importancia en los trabajos públicos sobre su familia. De cualquier forma que lo miraras, era una característica apropiada para una emperatriz de un imperio. Pero no era apta como madre.

Nunca hubo un momento en que recibiera la calidez de una madre.

En cambio, tenía un hermano biológico, Lakias. Era muy frío con los demás, pero conmigo era un hermano mayor cálido.

Aunque los hermanos y las hermanas del Palacio Imperial mantenían una relación bastante indiferente, a medida que crecíamos y tan pronto el puesto de sucesor se le fue entregado a Lakias, la relación comenzó a mejorar cada vez más.

Y mucho más desde que Marianne llegó.

El Palacio Imperial comenzó a brillar alrededor de esa niña.

Estaba extremadamente agradecida con ella. Quizás esto fue verdad para otras personas.

¿Podría ser la razón? 

¿Podría ser que Lakias se sintió más traicionado cuando escuchó que había tratado de envenenar a Marianne? 

Pero se equivocaba. Porque nunca había tratado de matarla.

Guardaba rencor hacia él por no confiar en mí.

Si hubiera confiado en mí solo una vez, no estaría tan triste.

—Cesa… princesa.

Abrí los ojos furtivamente.

El rostro de la niñera quedó atrapado en mi visión. Tenía una expresión extremadamente preocupada.

Debo haber soñado eso otra vez. 

Ah. Me mordí fuertemente los labios.

—Debe haber tenido una pesadilla —diciendo aquello, me secó los ojos con una toalla.

Fue entonces cuando me di cuenta de que había estado llorando.

—Shhh.

Escuché una voz amable.

Un toque cálido envolvió mi pequeño cuerpo.

—Ya no tendrá pesadillas.

“Su” cálido aroma estimuló mi nariz.

—Mamá está aquí —me susurró.

Parpadeé.

Era la emperatriz Iris, mi madre.

Me miró de forma cariñosa con dulces ojos del color de un lirio.

Por un momento la miré sin comprender, y rápidamente volví la cabeza.

Pero la emperatriz me abrazó con fuerza.

Ahora que lo pienso, escuché que hoy era un día especial.

¿No era hoy el día en que mi madre y mi padre biológicos, en otras palabras, la emperatriz y el emperador del Palacio Imperial, tomarían el té juntos?

Era muy extraño salir de excursión.

No salía mucho porque todavía era joven y tenía una personalidad que evitaba a las personas.

Ya que había pasado mucho tiempo desde una excursión, la emperatriz había venido a buscarme tan temprano en la mañana.

—Aquí Aisha. ¿No tenemos que prepararnos para nuestra excursión?

Cuando la emperatriz me bajó, la niñera y las damas de honor llegaron corriendo.

Después de desayunar, comenzaron a vestirme.

Me vistieron con un bonito vestido forrado de volantes, y me colocaron una bonita cinta en la cabeza. Por supuesto, los volantes y la cinta tenían preciosas joyas incrustadas en todas partes.

Mientras las personas me decoraban de pies a cabeza, me senté distraída.

—¡Princesa!

La niñera ató el lazo en mi vestido como toque final.

—¿Está feliz porque hoy va de excursión?

Giré la cabeza como si no entendiera.

Es un inconveniente para un bebé que ni siquiera puede caminar, no tiene nada de agradable.

Sin saber qué le gustaba de mi persona indiferente, la niñera se rio como si quisiera decir que era linda.

—No se queja mientras es vestida, es demasiado admirable.

—Es cierto. Siempre se porta bien y escucha.

—Es un honor para mi familia poder servir a una princesa tan linda.

No, era elogiada por razones como “no llora”, “come bien”, “eructa bien”, “da vueltas y vueltas” y toda clase de cosas pequeñas.

Nadie sabía que estaba avergonzada y boquiabierta por los elogios desbordantes.

—¿Princesa le gustaría echar un vistazo?

Diciendo eso, la niñera me trajo un espejo. Antes esas palabras, por primera vez mis ojos brillaron.

Era la primera vez que me miraba en un espejo desde que nací.

Mi corazón palpitó un poco.

¿Cómo me veo? 

Asomándome un poco, por un momento me sorprendí.

¿Esta soy yo…? 

Fue porque mi apariencia era mucho más adorable de lo que pensaba.

Aunque podría ser porque era un bebé, la linda bebé que se mostraba en el espejo transparente, presumía de su deslumbrante lindura.

El cabello plateado brillante que brillaba como si contuviera toda la luz del mundo, y en su pequeño rostro había ojos azules tan hermosos como joyas.

Mejillas regordetas y rosadas que harían que cualquiera quisiera pellizcarlas, y labios de color cereza que eran extremadamente suaves.

Parecía un ángel sin alas que cayó del cielo.

Pero en un momento, de repente fruncí el ceño ante el espejo.

En el pasado tenía cabello negro y ojos verdes.

Ver que mi apariencia había cambiado, me hizo sentir que realmente había reencarnado.

—¿Princesa no le gusta el espejo?

Entonces la niñera me miró preocupada.

Ah, fue entonces que me di cuenta de que estaba mirando al espejo con una mirada demasiado intensa.

—Vámonos.

La niñera alejó el espejo. Permanecí en silencio, y la emperatriz me llevaba en brazos cuidadosamente con las damas de honor que la seguían.

Mientras caminaba conmigo en sus brazos, por un momento pude pasar por los alrededores del jardín. Pude sentir que los espíritus de luz, que podían rondar a mi alrededor, estaban especialmente complacidos con la luz del sol de primavera.

Que bonito… pensé inconscientemente.

Debido al trauma de mi vida anterior de estar atrapada en la prisión subterránea, al volver a nacer, me obsesioné con la luz del sol.

Cuando extendí mi mano hacia la luz, la emperatriz volvió a orientarse y me abrazó, ya que era peligroso.

El corredor estaba lleno de columnas de mármol. Mientras me preguntaba cuántas columnas pasamos, pronto llegamos al espacioso jardín interior.

—Entraré —dijo mi madre en voz baja.

Tan pronto como se abrió la puerta, pude sentir la brillante luz del sol y el aire cálido que provenían del jardín interior.

Y pude ver al hombre sentado frente a nosotras. En voz baja me llamó a mí y a la emperatriz.

—Aisha crece diferente cada día.