Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 186: La súplica de Vanita

Traducido por Herijo

Editado por Sakuya


Era una visión tan repulsiva que me invadió el mareo. Para contrarrestar las arcadas, me agarré a la manga de Claudia, quien se agachó a mi lado.

Asemejándose a una depredadora en plena caza, Claudia mantenía una postura corporal baja, aparentemente lista para saltar en cualquier momento. Sus ojos azul celeste brillaban en la penumbra.

La esencia de Claudia era la de una caballero leal. Nunca me contó en detalle lo que hacía exactamente en el campo de batalla, pero sabía que jamás había traicionado sus principios morales. A raíz de su código caballeresco, nunca había matado a ningún niño, fueran amigos o enemigos, y a menos que yo ordenara explícitamente una emboscada, siempre atacaba de frente, como lo haría un caballero honorable.

A pesar de la caballerosidad de Claudia, estaba decidida a darle la orden de que esta niña no debía ser perdonada.

Sin embargo, la única compañía que tenía en ese momento era Claudia, y sería problemático si actuaba precipitadamente sin un plan. La niña enemiga parecía estar en guardia, siempre rodeada por al menos tres niños. Y dado que desconocíamos los requisitos para que utilizara su magia explosiva, no podíamos apresurarnos debido al factor de riesgo.

—¿Podrías traer a Vanita aquí conmigo en la sombra?

Le di la orden a Claudia en un susurro suave. Sentía que debíamos actuar lo más rápido posible. Los niños se habían alejado de la montaña de escombros donde nos ocultábamos. Pensé que si actuábamos en ese momento, tal vez la niña no se percatara si traíamos a Vanita de vuelta a nuestro escondite.

Claudia no hizo el más mínimo ruido en el oscuro túnel, utilizando movimientos hábiles para emboscar y arrastrar a uno de los niños más altos de vuelta a donde yo me encontraba.

Claudia había tapado su boca para evitar que gritara, y yo susurré al asustado Vanita que era yo, para tranquilizarlo. Vanita relajó su cuerpo al darse cuenta de quién era. Y cuando Claudia retiró su mano de su boca, preguntó en voz baja: —¿Por qué estás aquí?.

—Hemos venido en tu búsqueda, y en la de los demás.

—Solo son dos, es demasiado imprudente… Por favor, deben regresar mientras aún pueden. Quiero ayudarlas… Pero no quiero morir aquí, en un lugar como este…

Frente a la súplica de Vanita, Claudia y yo nos miramos. Nos dice que quiere ayudarnos, pero al mismo tiempo nos insta a retroceder.

—Esa chica, Mefuri, no sé cómo, pero tiene el poder mágico para hacer explotar cosas. Las explosiones son lo suficientemente fuertes como para destruir todo en un radio cercano. No queremos morir todavía… Por favor, te lo suplico, no luches contra Mefuri…

—Eliza, Vanita tiene restos de carne humana y sangre pegados a su cuerpo.

Por un momento me quedé sin habla.

Nos imploraba que no lucháramos contra esta chica llamada Mefuri, y para colmo, estaba cubierto de sangre y desprendía un olor a carne humana quemada, probablemente proveniente de la niña que explotó. Aunque el hedor era repugnante y difícil de respirar, mi mente se enfriaba cada vez más. Era como si me estuvieran vertiendo agua helada en el cerebro y empezara a congelarse, ese era el grado de dolor.

La imagen que apareció con fuerza en mi mente fue la defensa en la meseta de Ritox durante la guerra con Rindarl, ocurrida hace menos de un año. Para impedir que los enemigos invadieran ese punto estratégico, quemé a personas vivas y arrojé a soldados jóvenes a la hoguera hecha de prisioneros enemigos empalados.

—Rashiok.

Mi voz resonó fría e implacable. A pesar de ser mi propio tono, se sentía extrañamente distante.

Rashiok, que respiraba silenciosamente oculto en la oscuridad total, acató y asomó su rostro hacia mí. Vanita estaba a punto de gritar al verlo, así que le tapé la boca de nuevo, esta vez con mi mano, mientras frotaba mi cara contra el hocico de Rashiok. Era una sensación fresca y húmeda, extrañamente en sintonía con mi cerebro que parecía congelarse de la ira fría.

—¿Tu magia del viento puede soportar el impacto de esa explosión?

Pregunté con la intención de saber si podía protegernos de la explosión, pero Rashiok respondió con un gruñido bajo. Parecía que sería imposible.

Desde que perdió una de sus alas, Rashiok ya no podía volar y su magia del viento se había debilitado considerablemente. Su magia se limitaba a un leve soplo en estos días.

—Entonces, ¿tus escamas pueden resistir la fuerza de esa explosión?

Rashiok volvió a responder de manera negativa. Bueno, considerando que esa explosión podría pulverizar muros de piedra, era de esperarse.

—Entonces, última pregunta. ¿Es posible que alejes a esos tres niños de su alrededor, más rápido de lo que nuestra presa pueda percibirlo?

Ladró suavemente en afirmación. —Eso es, buen chico, —le dije a Rashiok mientras acariciaba su cabeza.

—¿Qué estás planeando……?

Al presenciar mi intercambio con Rashiok, Vanita parecía confundido. Su única pierna hizo un ligero ruido al ajustar su postura. Detrás de él estaba Claudia, quien como esperaba, había desenfundado silenciosamente su espada.

—He decidido. Voy a capturar a los prisioneros fugados…… Ese es mi objetivo.

—Eso es imposible, ¡déjalo! Todos moriremos…… ¿¡Unn!?

Vanita protestó en voz baja e intentó convencerme, pero Claudia lo dejó inconsciente al instante.

—Descansa aquí. Quizás, esto incluso podría salvarte.

Lo siento, pero no tengo tiempo que perder. Y si tienes que morir, este parece ser un buen lugar.

Justo cuando terminé de hablar con Vanita, quien estaba inconsciente, un sonido grave llegó desde arriba y pequeños fragmentos de arena cayeron del techo.

Era el sonido de caballos. Además, eran varias decenas, o incluso centenares de ellos.

Si analizo con calma la situación, si hay tal movimiento dentro de la fortaleza en este momento, solo podría significar que algo está sucediendo en el campo de batalla. Causar tal confusión imprevista sería beneficioso para el ataque del enemigo. Nuestros exploradores ya nos habían informado que sus tropas se estaban moviendo.

Montando a toda velocidad, la posición más avanzada desde el Fuerte Jugfena está a medio día de distancia. Nuestro ejército real, que acaba de regresar al fuerte, debe estar en movimiento nuevamente. Esto solo podría significar que, después de un periodo de calma de ocho meses, la guerra ha estallado por completo nuevamente.

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