Villana mimada por el príncipe vecino – Capítulo 100: De regreso a casa después de tanto tiempo

Traducido por Sharon

Editado por Ayanami


—Lamento involucrarla en mi asunto personal al punto en que tiene que acompañarme a casa, señorita Tiararose…

—Está bien, Philiane. No te preocupes por eso.

—Señorita Tiararose… Muchas gracias.

Tiararose le sonrió a su sirvienta, quien agachó la cabeza.

Ahora mismo, estaban en un carruaje en camino a Lapis Lazuli. La reina estaba sentada en el centro, con Philiane a su izquierda y Akari a su derecha. En frente de ellas se encontraban Aquasteed y Elliot.

—Es como un viaje de campo, ¿verdad? ¿No es lindo? ¡Será divertido!

Akari estaba tan emocionada que parecía que estaba a punto de esparcir flores por los alrededores. Habló felizmente sobre cómo los llevaría a una tienda que servía los dulces más deliciosos de Lapis Lazuli.

No es de extrañar que Tiararose haya sentido curiosidad sobre eso.

—Sé que será divertido, pero terminarás cansada más tarde si estás tan emocionada desde ahora, ¿sabes? —Le advirtió Tiararose con una sonrisa, y Akari rió.

—Bueno, señorita Tiarrose… No somos tan grandes como antes, ¿sabe~?

—E-Eso es cierto…

Como Tiararose había crecido hasta la adultez en su vida anterior, tendía a olvidar que ahora sólo tenía diecinueve. Tenía recuerdos de vivir una larga vida aburrida, por lo que a veces pensaba que era más vieja.

Al mismo tiempo, se dio cuenta de que Akari estaba más animada que nunca, y la envidió un poco por ello.

♦ ♦ ♦

El viaje en carruaje procedió sin problemas, y pronto llegaron a Lapis Lazuli.

Akari regresó al castillo real mientras que Tiararose y el resto se dirigieron a su casa: la Mansión Clementine.

—¡Tiara, tenía muchas ganas de verte!

—Padre, ha pasado tiempo. Luces bien, eso es bueno.

—Sí. Tanto tu madre como yo estamos bien. Sir Aquasteed también luce saludable.

El padre de Tiararose, Schnauss, los saludó luego de abrazar a su hija.

¿El orden de saludo no está invertido? Pensó Aquasteed, pero no pudo decirlo porque este era un padre que amaba mucho a su hija.

Él tenía una buena impresión de Schnauss, quien amaba tanto a Tiararose.

—Sí. Usted también se ve en las mejores condiciones, marqués Clementine.

—Sigo trabajando activamente, después de todo. Por el bien de este país, no hay manera en que vaya a descansar.

—Lapis Lazuli disfrutará de gran estabilidad siempre que esté presente, marqués.

Mientras intercambiaban saludos simples, la madre de Tiararose, Ilutiana, espió desde atrás. Ella y su hija eran muy parecidas, y era una dama con una atmósfera tranquila y gentil.

—Bienvenida de regreso, Tiara. Sir Aquasteed también. Gracias por hacer todo el camino hasta aquí. Por favor, tómense el tiempo de disfrutar su estadía.

—Estoy de regreso, madre.

—Ha pasado tiempo. Sólo estaré aquí por poco tiempo, pero lamento las molestias.

Habían pasado cerca de dos años desde la última vez que se reunió con sus padres.

Los dos lucían bien, así que eso la alivió.

Una vez que terminaron los saludos, Elliot y Philiane se acercaron. Estaban haciendo algunos arreglos con el equipaje que seguía en el carruaje.

Schnauss e Ilutiana llamaron feliz a la sirvienta cuando la vieron. Había sido la ayudante de su hija desde que ambas eran jóvenes, por lo que Philiane era preciada para ellos tanto como si se tratara de su propia hija.

—Es genial poder verte de nuevo, Philiane.

—Bienvenida de regreso.

—Señor, Señora, ha pasado tiempo. Estaba esperando con emoción poder verlos otra vez —sonrió Philiane al saludarlos.

—¿Te encuentras bien? —Le preguntó Ilutiana, acercándose con una expresión preocupada. Le habían contado la razón por la que estaban acompañando a Philiane en su regreso a casa.

—Señora, gracias por preocuparse por mí. La señorita Tiararose también estaba preocupada… Soy muy bendecida.

—Tanto Tiararose, Shcnauss y yo, todos estamos de tu lado, Philiane. Si tienes algún problema, siéntete libre de preguntarnos, ¿de acuerdo?

—Entendido.

Las lágrimas se reunieron en los ojos de la sirvienta cuando escuchó a Ilutiana. Realmente era feliz de ser tratada como alguien tan preciado.

A continuación, Elliot saludó y se presentó como el ayudante más cercano de Aquasteed. Ya había conocido y hablado con Schnauss varias veces antes, pero nunca se había encontrado con Ilutiana.

—Realmente es un joven sincero. Envidio a sir Aquasteed por tener un ayudante tan bueno.

—Soy la madre de Tiararose, Ilutiana. Por favor, pase su tiempo aquí tranquilo.

—Muchas gracias. Soy el ayudante de Sir Aquasteed, Elliot.

Una vez que todos terminaron de saludarse en la entrada, Tiararose rió.

Normalmente, esta conversación debería haber tenido lugar en la recepción, pero esta vez no hubo opción; Schnauss quería ver a su hija tan pronto como le fuera posible, así que no pudo aguantar en la sala de estar.

La última vez que visitaron Lapis Lazuli, tuvieron que cancelar el viaje de visita, por lo que Schnauss estaba más impaciente que nunca. A su esposa le divertía ver así a su marido, mientras le urgió a Tiararose y al resto que fueran a sus cuartos a descansar.

—Te pediré las historias emocionantes durante la cena. Todavía tienen que hacer algunos preparativos, como descargar el equipaje, así que les mostraré sus cuartos.

—Sí, hagamos eso, ¿bien? ¿Está bien si uso mi propio cuarto?

—Por supuesto. Siempre nos aseguramos de que puedas usarlo en cualquier momento, así que adelante.

Las sirvientas los ayudaron con las maletas, y Tiararose llevó a Aquasteed a su cuarto. También había habitaciones preparadas para Philiane y Eliot, así que el grupo se separó para descansar antes de la cena.

Al entrar a su cuarto después de tanto tiempo, Tiararose dio una mirada alrededor.

—¿Qué sucede, Tiara?

—Solo se siente nostálgico… ¡Ah, esa muñeca sigue en ese lugar…!

Tiararose vio la muñeca de trapo sobre un cofre y sonrió cálidamente. Era un regalo de cumpleaños que había recibido de su padre cuando era más joven, y tenía un listón rojo alrededor del cuello, lo que la hacía lucir muy linda.

Al mismo tiempo, se sintió algo avergonzada de tener una muñeca en su cuarto.

—Es linda. Supongo que también deberé regalarte una muñeca cuando regresemos.

—Ah, ya no soy una niña…

—¿De verdad? Creo que terminarás abrazándola cuando duermes si la pongo en la cama, eso sería lindo —dijo Aquasteed con una risa, y su esposa se sonrojó. Sin embargo, él continuó—: Pero en ese caso no me abrazarías a mí, así que no lo haré.

—¡Ah, sir Aqua! Tsk…

Por un momento, Tiararose pensó que diría algo serio por la expresión que puso… así que terminó perpleja al escucharlo. Al mismo tiempo, estaba tan feliz que no sabía qué decirle.

No, en este caso no sería apropiado decir nada…

Tocando sus mejillas rojas, Tiararose abrió la ventana. En ese momento, Aquasteed la miró.

—Qué nostálgico…

Había un balcón fuera de la ventana que Tiararose abrió. En el pasado, cuando estuvieron comprometidos, Aquasteed había usado esa ventana para visitarla.

Con la ayuda de Aquasteed, ella pudo ver el Festival de las Estrellas de las Hadas, y tuvieron un té en el balcón. Esos recuerdos eran extremadamente nostálgicos.

—Sir Aqua, ya que tenemos la oportunidad, ¿deberíamos tomar un té juntos? Por supuesto, en el balcón.

—Eso sería genial.

Tiararose preparó una tetera, salió afuera y giró en una esquina. En ese lugar, oculto de la vista, había una mesa larga y un sofá preparado.

Era el lugar favorito de Tiararose el cual usaba a menudo para leer, comer dulces y pasar el tiempo relajándose.

Los dos se sentaron uno al lado del otro, con la brisa fría soplando por sus mejillas.

No estaba nevando, pero era invierno después de todo; podría ser algo duro beber té afuera, así que Tiararose se giró hacia su esposo.

—Está más frío de lo que esperaba, ¿cierto?

Aun así, era una oportunidad extraña, por lo que se sentó. Aquasteed la siguió, y se sentó a su lado, aunque le preocupaba que Tiararose pudiera atrapar un resfriado.

Su vestido de invierno podría ayudarla a combatir el frío por un rato, pero lo más probable es que le resultara duro permanecer afuera sin un abrigo.

Su respiración era blanca.

Aquasteed sostuvo la mano de Tiara, y frunció el ceño al sentirla fría.

—Estuvimos afuera sólo por un rato, pero ya estás así…

—Tus manos son cálidas.

—Me pregunto si es porque mi temperatura corporal es alta. Mis manos y pies no se enfrían con facilidad.

Al escuchar esto, Tiararose lo miró con envidia. Sus extremidades se enfriaban con facilidad, y siempre terminaba siendo una molestia durante el invierno. Era del tipo de tener sangre fría, por lo que debía compensarlo con bebidas calientes.

También era una buena excusa para abrazarse a Aquasteed durante la estación.

—Ya que estás tan cálido, quiero abrazarte —dijo con una risa, aferrándose a él. Aquasteed rió también. Sus dedos se entrelazaron, y él comenzó a jugar con la mano de ella.

—¿Ya no vas a sostener mi mano cuando vuelva a ser cálido?

—Eh…

—Por mi parte, quiero tenerte entre mis brazos para siempre.

Ante las astutas palabras de su esposo, Tiararose comenzó a avergonzarse. Por supuesto, ella también quería abrazarlo y ser abrazada todos los días sin un motivo en particular.

—¡Es igual para mí! ¡Aquí! —Concordó, y saltó a sus brazos. Lo abrazó con fuerza, siendo ahogada en la calidez de Aquasteed.

Es muy cómodo para abrazar.

Después de experimentar sus brazos, sentía que ya no quería separarse de él nunca más.

Ah, es cierto. Nunca me había abrazado de esta manera afuera.

Usualmente pasaban el tiempo en cuartos cálidos, y no solían coquetear cuando salían. E incluso cuando lo hacían, solo llegaban a tomarse las manos.

—Sir Aqua, es tan cálido que no quiero separarme jamás.

—Tiara… Ya veo.

Aquasteed estaba a punto de estallar en carcajadas al escucharla, pero logró contenerse y la abrazó con fuerza.

En ese momento, no pudo evitar concordar con que era cálido y cómodo.

Aquasteed miró a Tiararose entre sus brazos, y tiró levemente de ella para que estuviera sentada sobre su regazo.

—¡Kya! ¡Sir Aqua, por favor no me levante de repente de esa ma-!

Tiararose abrió la boca para regañarlo, pero antes de que pudiera completar la oración, Aquasteed la cubrió.

Después de un beso gentil, él no se detuvo. El sonido suave de los labios tocándose hizo que los hombros de Tiararose temblaran. Su esposo se retiró ligeramente, y ambos se miraron a los ojos.

Su mirada dorada la estaba observando con alegría.

Tiararose cerró los ojos por la vergüenza, y sus labios fueron cubiertos de nuevo. El aire afuera era frío, pero el aliento que intercambiaban era extremadamente cálido.

Se besaron por un tiempo, hasta que Tiararose intentó recuperar la respiración al quedarse sin oxígeno.

—Haa… Ha… Sir Aqua, seguimos afuera…

—Bueno, Tiara, es lo que querías, ¿verdad…?

—¡E-Eso es…!

Tiararose quería decirle que no deberían estar besándose de esa manera repentina, pero Aquasteed solo sonrió, ya que su tono no parecía nada convincente.

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