Traducido por Sharon
Editado por Yonile
—Como esperaba, terminamos así…
—L-Lo lamento por tomar una decisión egoísta…
El suspiro de Keith hizo eco a través del gran corredor, y Tiararose le dirigió una sonrisa de disculpa.
El suelo del desierto en esta parte era algo inusual, ya que fue afectado por el calor de la Salamandra. Estaban cerca de un templo subterráneo hecho de un mineral especial que había sido creado como producto de eso. Sí, ahora mismo estaban en el corredor que dirigía hacia la Salamandra durmiente.
Las paredes y suelos estaban cubiertos de rosas del desierto, que solo podían encontrarse en este lugar. Esas flores emanaban una luz tenue que iluminaba el corredor.
Tiararose, Keith y Saravia estaban dirigiéndose hacia el nido del espíritu durmiente desde una entrada secreta debajo de la estatua de la diosa. Como Saravia no tenía mucho poder mágico, Tiararose había decidido ayudarle proveyendo el suyo.
—Estoy extremadamente agradecido… —dijo el rey, mirando a Tiararose—. Sin embargo, ¿no estará enojado Aqua cuando se entere de esto?
—Ugh… Eso es… Pero es para ayudar a otra persona, estoy segura de que lo entenderá.
Está bien. Aquasteed no es ese tipo de persona de mente cerrada, asintió Tiararose para sí, cuando Keith intervino desde un costado.
—Serás regañada más tarde.
—Por favor, no digas algo así… Ah, ¿podría ser que la Salamandra está detrás de esta puerta?
Después de caminar por un tiempo, una gran puerta apareció frente al grupo. Tenía lagartos de fuego tallados, y los dos lados estaban decorados con joyas rojas.
Cuando Tiararose se detuvo, Saravia puso una mano en la puerta.
—Lo confirmaré una vez más para estar seguros, pero no hay forma de retroceder una vez crucemos esta puerta. ¿Está bien?
—Sí. La Salamandra no volverá a dormir a menos que tenga suficiente poder mágico, ¿verdad? Le prestaré mi poder felizmente si eso funciona.
—Entendido.
El espíritu era como un animal hibernando. Usualmente permanecía dormida, pero cuando despertaba, absorbía el poder mágico requerido para volver a hibernar. Después de llegar aquí, Saravia le había contado que este sistema era como una providencia divina natural.
Abrió la puerta lentamente, y un gran área apareció frente al grupo.
El cuarto redondo estaba iluminado por antorchas en la esquina. Mirando hacia arriba, el techo con forma de domo estaba lleno de estrellas. Parecía que habían utilizado un hechizo para hacer que se pudiera ver el cielo.
En el medio de la habitación había un altar, y sobre él una canasta cubierta por una colcha: sobre ella, había un pequeño lagarto acurrucado.
—¿Salamandra…?
Tiararose había pensado que tomaría la forma de un humano, como Keith y los otros Reyes Hada, así que se sorprendió ante la vista del animal, parpadeando rápido. Queriendo confirmar que de verdad se tratara del espíritu, se giró hacia los otros dos hombres.
—Sí, esa es la Salamandra —afirmó Saravia.
—En efecto, puedo sentir el poder mágico de fuego… pero es débil —confirmó Keith, mirando al rey humano.
—Tengo poco poder mágico, así que no pude proveerle lo suficiente.
—Estabas intentando hacer el paso de poder a través de la estatua, ¿verdad?
—Sí, esa es la manera. Es más sencillo pasar magia a través de la diosa.
Había una manera de pasar el poder mágico directamente, que era lo que harían ahora. La otra manera era usar la estatua de la diosa.
Tiararose estaba impresionada al entender que había numerosas formas. Al parecer, la información se había pasado apropiadamente a través de las generaciones entre la familia real, de manera que no olvidaran.
Sin embargo, ¿de verdad estará bien con mi poder mágico?
Saravia había dicho que todo saldría bien, pero le preocupaba un poco que la Salamandra terminara rechazándola.
Su corazón comenzó a latir con fuerza, y el espíritu, que pareció sentir la presencia de varias personas cerca, abrió sus ojos. La mirada del pequeño lagarto se disparó de un lado a otro antes de enfocarse en ellos.
—Así que está despierta… —murmuró Keith, encogiéndose de hombros—. Si la familia real fuera competente, Tiara no habría terminado involucrándose.
—Ja, ja, no puedo refutar tus palabras —dijo Saravia con una sonrisa amarga.
—¿Entonces? —continuó Keith.
—Si Tiara está dispuesta a pasar su poder mágico, por supuesto que estoy preparado para compensarla. Aqua no me perdonará si solo recibo sin dar nada a cambio.
—Ah, hablando de eso, todavía no hemos decidido el pago…
Escuchando las palabras de Keith, Tiararose comenzó a maldecirse por ser tan descuidada.
Había accedido ayudar, pero este era un problema nacional; sería problemático si la reina de otro país actuaba sin recibir ninguna compensación. No iba a pedir nada extraño, pero sería bueno adquirir algunos beneficios para Marineforest.
—Está bien —sonrió Saravia—. Haré cualquier cosa que Rose desee.
—Eh, no, no es como si tuviera algo que deseara… —dijo Tiararose, pensando que lo mejor sería dejarle este asunto a su esposo—. Decidamos después de que sir Aqua llegue. Aunque será un pago retrasado…
—No me importa. Sé que Aqua no hará ninguna petición irrazonable.
—Sí.
Llegando a esta conclusión, la Salamandra voló fuera de la canasta y se detuvo frente al grupo. Tenía escamas en su piel roja, y aunque lucía como una lagartija, también tenía los rasgos de un dragón. Olfateó por un momento los pies de los tres, como si estuviera confirmando algo.
Al espíritu pareció gustarle Tiararose, porque se aferró a sus pies.
—¡Woah! Um, ¿qué debería hacer…?
Saravia lucía feliz de ver a la avergonzada reina; es probable que estuviera aliviado de ver confirmado que la Salamandra parecía sentirse bien ahora.
—Esta frecuencia de poder mágico es muy buena. ¿Me darás un poco?
—¡¿Habló…?! Ah, soy Tiararose Lapis Marineforest. El rey Saravia me pidió ayudarte a compartir parte de mi poder…
—¡Oh, ya veo! Intenté sentir el poder mágico de Saravia antes, pero no es suficiente para apoyar a este cuerpo mío.
Como ya sabían, el poder de Saravia era totalmente insuficiente.
—¡Tengo hambre! Si esto continúa, me faltará el poder para controlarme, y terminaré quemando esta tierra.
—¡E-Eso estaría mal!
Se había preguntado qué sucedería si la Salamandra no volvía a dormir, pero nunca esperó una consecuencia tan fatal… Su voz tembló y le lanzó una mirada a Saravia.
—¡¿Por qué no pediste ayuda antes?! Rey Saravia, es probable que ya haya sabido sobre esto desde el momento en que me presentó la joya, ¿verdad?
Si el poder del espíritu se salía de control, Sandrose se volvería un infierno inhabitable para las personas. En el peor de los casos, si se equivocaban con el tiempo, podrían ocurrir muertes.
Tiararose había pensado que, como parte de la familia real, él debería haberse esforzado más para poder ayudar cuando se dio cuenta que no podía hacer nada por su cuenta.
La reina lucía inusualmente amenazadora ahora mismo, lo que causó que Saravia la viera con la boca abierta. Al mismo tiempo, estaba agradecido de ver su preocupación.
—Bueno, tenía algunos planes alternativos…
—¿Planes alternativos? ¿Quieres decir que las cosas habrían resultado bien sin importar qué?
—Bueno, sí. Sin embargo, es cierto que nací con poco poder mágico… Y me es difícil admitir la verdad —le explicó, y ella se dejó persuadir.
Ya que él parecía tener algún tipo de plan para resolver la situación si llegaban al peor de los casos, podía entender por qué intentó esforzarse por su cuenta tanto como le fue posible. Sin embargo, Tiararose no podía soportar seguir viendo si esa era la razón por la que terminó colapsando.
Mientras los dos hablaban, la Salamandra voladora estaba moviendo su cola con una mirada aburrida.
—Tengo hambre. Entonces, ¿Tiararose o alguien más me dará poder mágico?
—Um… Ya que sir Saravia está aquí, te daré un poco del mío. De esa manera, no tendremos más problemas —dijo, mirando a Keith.
—No es que esté en contra, ¿sabes? Bueno, te dejaré la decisión final. No vas a morir, así que haz como desees.
—¿De verdad? En ese caso, le daré mi poder mágico a la Salamandra, tal y como planeamos.
De esa manera, la temperatura de Sandrose dejaría de aumentar, y Saravia no tendría que forzarse hasta el colapso de nuevo.
—Por favor, prosigue, Salamandra.
—Sí.
Tiararose tocó las pequeñas manos del espíritu y, lentamente, comenzó a pasarle el poder.
Cuando cerró los ojos, pudo sentir la diferencia en su magia, que era diferente a cuando había nacido. Ya que era la villana, nunca tuvo mucho poder y no era buena manipulándola.
Sin embargo, antes de que se diera cuenta, su poder había comenzado a aumentar desde que llegó a Marineforest y fue bendecida por los Reyes Hada. De hecho, ahora mismo tenía la misma cantidad de poder que usualmente le era confiada a los personajes principales.
La Salamandra movió su cola y devoró su poder felizmente. Continuó absorbiendo magia a una gran velocidad, al punto en que Tiararose comenzó a preocuparse que fuera demasiado. Había dicho que solo le daría lo suficiente para que se recuperase, así que no pudo evitar sonreir con amargura.
—Salamandra, creo que eso es suficiente…
—¿Hm? Oh, estaré llena con un poco más… ¡Aquí!
—¡Woah!
—¡¿Tiara?!
Su poder mágico debía ser muy delicioso, porque el espíritu intentó devorarlo todo de un trago. Keith se apresuró a agarrar su mano y jalar de ella para alejarla, pero… llegó un segundo demasiado tarde.
—¡Debe ser una mentira, ¿por qué…?!
—¡Maldición!
Como resultado de perder demasiado poder, el cuerpo de Tiararose se había encogido. Pasó de tener la apariencia de una mujer hermosa, a una adorable niña de seis años.
Sus ojos eran grandes y redondos, y sus pequeñas manos lucían regordetas y suaves al tacto. Como su cuerpo se había encogido, las ropas que eran tradicionales en Sandrose ya no le quedaban.
—¡¿Qué sucedió?! —gritó Tiararose cuando Keith la alzó.
—Bueno, supongo que es mejor que morir por carecer de poder mágico.
—¡¿D-De verdad podría haber pasado?!
—Sí. Justo cuando alcanzaste el límite de peligro, la parte fundamental que compone el cuerpo, debe haber dado algo de su composición para evitar la muerte.
Por eso Keith le había dicho que estaría bien aunque la Salamandra absorbía tanto poder como quería.
—Aun así, Tiara dijo que no daría tanto poder, Salamandra.
—¿No está bien? No pude contenerme a devorar el delicioso poder mágico que estaba frente a mí.
Keith estaba lanzándole una mirada de enojo al pequeño lagarto.
Al contrario de Tiararose, el espíritu se había convertido en una hermosa mujer.
El espíritu de fuego, la Salamandra. Tenía la piel bronceada, y hermosos ojos que parecían rubíes. Su cabello rojo estaba atado, y lucía como si estuviera ardiendo de lo brillante que era. Su vestido extremadamente revelador acentuaba su cuerpo delgado y sus partes femeninas. Incluso las mujeres quedarían cautivadas por ella.
—Estoy llena —dijo, curvando sus labios.
Viéndola, Tiararose no sabía cómo deberían proseguir.
Ya que está llena, ¿eso significa que Sandrose se ha salvado de la destrucción? Sin embargo, todavía está el problema de cómo regresarme a ser una adulta, pensó, preguntándose si volvería a ser grande si descansaba y recuperaba su poder mágico, o si sería necesario que hiciera algo.
Preocupada, se giró hacia Keith.
—Hey, Salamandra, regrésale algo de poder mágico. Estaré en problemas si Tiara luce así.
—¡Imposible! Mi estómago está lleno ahora, no quiero tener hambre de nuevo.
—Si es sobre eso, Saravia te dará más durante el festival para que te llenes —la regañó Keith en un tono enojado.
—¡No quiero! —repuso ella, desviando la mirada. Después de eso, desapareció de donde estaba.
—Tsk, se teletransportó —chasqueó la lengua Keith, mientras Tiararose miraba sorprendida.
Por otro lado, Saravia bajó la cabeza, avergonzado de que las cosas hubieran resultado de una manera que ni siquiera se había imaginado como posibilidad.
—No creí que esto fuera a suceder… Aunque el pequeño gatito también es lindo…
—¡Por favor, deja de jugar, rey Saravia! ¡La Salamandra se ha ido a alguna parte, ¿qué debería hacer?!
—Aparecerá de nuevo durante el festival, así que en el peor de los casos la volveremos a ver entonces. ¿Regresarás a la normalidad después de dormir y recuperar tu poder mágico o necesitamos hacer que la Salamandra te regrese algo de poder, me pregunto?
Tanto Saravia como Keith parecían inseguros sobre lo que sucedería.
—Regresemos a la habitación primero —dijo Keith, molesto.
—¡Woah!
Con eso, el Rey Hada con Tiararose en sus brazos se teletransportó a su cuarto.
♦ ♦ ♦
Mientras estos eventos sucedían, el Sol se había metido por completo, y sin que se dieran cuenta, ya era tarde en la noche y todos estaban dormidos. Sin embargo, Keith no se preocupó por estas cosas y llamó a Pearl, Philiane y Elliot al cuarto de Tiararose.
—Señorita Tiararose, ¿qué diablos…? ¿Señorita?
Al entrar al cuarto, los ojos de Philiane habían comenzado a humedecerse y su voz tembló al darse cuenta que su maestra no estaba presente. Estaba segura que había regresado con Keith, pero en su lugar, solo encontró a una niña linda que lucía como ella en los brazos de Keith.
—Estás aquí —dijo él, y le pasó a Tiararose—. Cambia sus ropas.
—S-Sí, lo entiendo.
En los brazos de su sirvienta, Tiararose dejó escapar un suspiro de alivio.
—Um, lo lamento Philiane, soy yo…
—Como pensé, es usted, señorita.
—¡¿Lo sabías?!
—Luces exactamente igual a cuando eras una niña —sonrió Philiane, recordando con nostalgia.
Para poder cambiarla, ambas fueron a la habitación donde estaba el armario, a donde se accedía por una puerta en la esquina del cuarto principal. Sin embargo, estaban en problemas porque no llevaba ropa para niños.
Tiararose fue colocada sobre la cama, desde donde miró a la preocupada Philiane.
—Ya que no tenemos ropas de niños, tendremos que conseguir algunas…
—Sí, es cierto.
A esta hora, los ayudantes del Palacio estarían dormidos, pero tampoco era una buena idea dejar que Tiararose siga usando esas ropas sueltas, así que necesitarían ir a buscar a quien estuviera a cargo del turno nocturno para arreglar el problema.
Philiane había estado pensando esto cuando Pearl abrió la puerta. Al parecer, había escuchado lo que había sucedido de Keith.
—Aunque Keith estaba contigo, terminaste siendo descuidada…
—No tengo manera de defenderme. Sin embargo, esto fue mi decisión, no fue culpa de Keith.
—No pudo protegerte, así que tiene parte de la culpa.
No pudo responder nada al escuchar eso.
—Lamento causar tantos problemas.
—Bueno, dejémoslo de lado ya que no se puede deshacer lo ocurrido. También eres una dama, así que no podemos dejar que sigas en ese estado desprolijo.
Pearl cerró el abanico en su mano, y al mismo tiempo, el traje de Tiararose se encogió para que le quedara de manera perfecta. Era un hermoso vestido azul con perlas y gasa, que recordaban al mar.
Ella dejó escapar un jadeo admirado sin darse cuenta.
—Esto es maravilloso… ¡Muchas gracias, Pearl!
—Por ahora, deberías descansar primero. Es probable que estés llena de adrenalina y no te hayas dado cuenta, pero no siento nada de tu poder mágico.
—Ah, es cierto…
Había muchas cosas en las que pensar, pero lo más importante ahora era dormir para recuperarse.
Después de escuchar a Pearl, comenzó a sentirse somnolienta. Sus párpados se sentían pesados, y no podía dejar de pensar que sería maravilloso poder acostarse.
—Por favor, descanse por ahora —le dijo Philiane al ver que comenzaba a dormirse sentada.
Acarició la cabeza de Tiararose con gentileza, y la acostó. Luego la cubrió con una sábana delgada, y en poco tiempo su respiración se volvió pausada. Al parecer, se había quedado dormida de inmediato.
—Debe haber estado agotada, señorita…
—Por supuesto, no tenía nada de magia. Nosotros tendremos una charla, por favor prepara algo de té negro.
—Entendido.
Una vez Tiararose se quedó dormida, Keith compartió lo sucedido con los demás, y juntos pensaron en qué deberían hacer en el futuro.