Volví a mis sentidos después de que mi compromiso fuera anulado – Capítulo único

Traducido por Akatsuki

Editado por Ayanami

Corregido por Sharon


—Shiris. Quiero terminar nuestra relación.

Delante de mí estaba mi prometido, Christiansen Val Fay Asfaria. El primer príncipe del Reino de Asfaria, y por lo tanto el primer candidato para el trono.

Su brillante cabello rubio y aquellos ojos verdes. Lo hacían parecer tan guapo que, si diez muchachas estuvieran presentes, las diez se ruborizarían y mirarían fascinadas.

Hace mucho tiempo, fue alabado como un genio por los eruditos de todo el reino, y por su valentía por los generales.

Un hombre autoritario, y desbordante de una dignidad natural. Una excelente persona que personificó a un príncipe encantador.

—Encontré a otra persona a la que realmente amo. Lo siento, pero no puedo casarme contigo.

Junto al príncipe Christiansen se encontraba una doncella con cabello esponjoso y dorado.

Con las manos juntas frente a su pecho, ella se veía frágil mientras se acurrucaba contra él.

—Por favor, perdóname, Lady Shiris. Incluso sabiendo que eras su prometida, me interpuse en su camino, pero no podía contener mis sentimientos hacia el príncipe Chris. Lo amo con todo mi corazón.

—Anna.

—El príncipe Chris…

Está bien. Es mi prometido.

Hasta ese momento, estaba segura de eso.

Mis ojos se desgarraron mientras contemplaba ambas figuras mirándose fijamente el uno al otro con un rubor, quede, como nunca antes, en un profundo shock.

¿Qué significa esto?

Después de la sorpresa, otras emociones comenzaron a surgir. Rabia, Dolor, Resentimiento. Y luego, la desesperación. Resistiendo la oleada de emociones, cerré los ojos y apreté mi pecho. Cuando abrí mis ojos, en apariencia, había regresado a la completa serenidad.

—Lo entiendo, Su Alteza. Reconozco debidamente el ya mencionado rompimiento de nuestro compromiso.

—¿Shiris?

—Les deseo a ambos felicidad, desde el fondo de mi corazón.

—¿P-Por qué…? ¿Shiris?

El príncipe me miró con asombro, como si estuviera perplejo.

¿Por qué pones esa cara? Si el compromiso se rompe así de fácil, entonces se ajusta a su plan, ¿no? Ahora puedes casarte con quien amas.

—No creo que nos encontremos de nuevo. Bueno, entonces, adiós.

—¡Shiris!

Me fui sin mirar atrás. Pero no estaba pensando en este evento.

Lo he recordado todo. Este mundo era una novela otome. Yo reencarné dentro de ella. Todo estaba escrito. [1]

Las figuras de un príncipe y una niña que se abrazaban juntos definitivamente salieron del juego, y ésta fue una de las escenas de un evento.

Antes de reencarnar me encantaban los juegos de batalla, estrategia y simulación de granja, pero también me gustaron otros géneros. Incluso los juegos del género otome, como escuché muchas discusiones sobre él, decidí probarlo para ver cómo sería.

Cuando terminé, me pareció un juego muy bien hecho. La apariencia realista del mundo y los escenarios estaban especialmente bien definidos.

Incluso los personajes que cometieron crímenes fueron bien diseñados, y se les agregaron ciertas características según sus acciones.

Como Shiris Von Rhodevaite, soy lo que llamarían la mala, una mujer malvada, una villana… Cualquiera de esos términos funcionaria

La prometida del príncipe Christiansen, uno de los intereses románticos. Sin embargo, a la llegada de la heroína,su corazón se desvió de Shiris, y su compromiso fue cancelado. Todo estaba escrito.

En el juego, estoy segura de que se suponía que iba a llorar, aferrándose a él, por anular su compromiso.

Hice que mis sirvientes secuestraran a la heroína, y en el proceso de detenerla, los caballeros encabezados por el príncipe Christiansen lograron capturarme en su lugar. En la pelea, ocurrieron bajas.

Incluso la alta posición social de mi familia no podía impedir mi encarcelamiento, el cual resultó en mi muerte. No mucho después, mi pobre padre falleció.

Por supuesto, eso fue escrito. Sin embargo, como ni siquiera me aferre a él en lágrimas, ese escenario era ahora completamente irrelevante. Volví a mi residencia de manera rápida, y tan pronto como entré en el interior le informé a mi mayordomo de confianza, un anciano.

—Mi compromiso con el príncipe Christiansen ha sido cancelado. Su Alteza desea casarse con otra persona. Envía una carta al Palacio Real rápidamente, explicando los detalles para el reconocimiento formal del proceso, firmado en mi nombre.

—¡Cielos! ¡Señorita!

—Dentro de unos días volveré a casa.

—¡Señorita!

El mayordomo fue el primero en disolverse en lágrimas.

¡Qué lástima, esto no se detendrá!

Y el resto de mis siervos siguieron su ejemplo.

—¡Señorita, Usted debe enviar una protesta formal al Palacio Real!

—No hay necesidad de hacer tal cosa.

—Pero, señorita…

—Los preparativos para dejar la Capital Real serán una tremenda carga. De verdad les he dado una pesada carga a todos.

—Ni siquiera debe mencionar un asunto tan pequeño. Si hay algo que podamos hacer para servirle, será un placer hacerlo.

Estaba lleno de alegría. Pero esta poderosa lealtad de mis sirvientes debió aumentar con mi imprudencia en el juego, por lo que mis sentimientos se mezclaron un poco.

Ahora es completamente irrelevante. Porque he tenido mi llamada de atención.

Tracé el camino a casa, sacudida por el carruaje mientras viajaba por la carretera. Las diversas formalidades para salir de la Capital y mi carta reconociendo los detalles acerca de la disolución del compromiso fueron aceptadas con poca protesta. A cambio, recibí un mensaje con una carta formal de disculpa, e incluso una gran suma de dinero en forma de compensación.

—¡Señorita Shiris!

—¡Bienvenida, señorita Shiris!

Mi gente, desde los ciudadanos comunes hasta los guardias, habían llegado hasta las fronteras del territorio de mi padre para recibirme. Llena de anhelo y felicidad, tomé la mano del comandante y bajé del carruaje sin mucha prisa.

—Señorita, es bueno volver a verla.

—Ahora estoy en casa.

—Señorita…

Las lágrimas escaparon de la esquina de los ojos del comandante. Informé a todos sobre la verdad del asunto de antemano.

—Debería haberlo sabido.

—Mi vista limitada desde el carruaje me muestra que el feudo [2] parece ser aún más abundante que nunca. Estoy ansiosa por verlos. ¿Podrías enseñarme mañana?

—Si estás decidida, puedo hacerlo.

Dejé de respirar cuando su figura apareció desde el otro lado de la multitud. El tiempo pareció detenerse.

—Darius.

—Hola, Shiris.

Una vieja sonrisa, sin cambio alguno. Intentaba retener mis lágrimas, que ansiosamente amenazaban con desbordar, y me llevé una mano al pecho.

Darius. Mi amigo de la infancia.

Mi padre, el marqués, tenía un viejo amigo del jurado. Krauverg, el margrave [3] que gobernaba el territorio adyacente. Su hijo era Darius.

El territorio del padre era una estrecha y no muy fértil franja de tierra ubicada a lo largo de la frontera nacional. Junto con las tierras del margrave, estos territorios forman la línea de defensa más importante del reino.

Como jefes de estado, mandaron conjuntamente una guarnición, mi padre y el marqués, viajaban frecuentemente hacia y desde los hogares del otro. Al volverse cercanos, era natural que Darius y yo estuviéramos siempre juntos.

—¡Darius! ¡No es bueno si no estudias apropiadamente!

—Ya he tenido bastante. Vamos a cabalgar lejos, Shiris.

—¡Es un libro muy bueno! ¡Cielos! ¡Vamos a leerlo juntos!.

—¡Está lleno de palabras, que molesto!.

—¡Ven aquí! Si realmente lees el primer capítulo, iré a caballo contigo.

—Biiien. Me rindo.

—Darius, idioooooota.

—¡¿Qué?! ¡Se necesita uno para conocer al otro! ¡Estúpida, estúpida!

—Aunque te lo enseñé, te equivocas. ¡Darius, idiota!

—P-Pero, no lo entiendo. Una flor que es diferente al mediodía y la noche, ¿no es algo confuso?

—También te mostré mi joya favorita, ¡Esto está mal!

—¡Como si pudiera comprar gemas! ¡Estúpido!

—Aunque te dije que me las dieras en mi cumpleaños, trajiste las equivocadas. Darius, ¡ereees idiiooooota!

—¡Aghhhhh, no llores!

—Darius, te has vuelto tan fuerte. Realmente tienes un talento para la espada.

—Hah, no estoy muy bien.

—Es imposible para mí. No creceré más. Es vergonzoso.

—Lo estás intentando, ¿no? ¿Medicina? ¿Las artes curativas? Seguro que me sorprendiste el otro día. ¿Cuándo lo recogiste?

—¡Ah! ¿Tú me viste? Estaba decidido y le pedí a un médico del palacio que me enseñara.

—Hmm, de ahora en adelante, mis medicinas serán de tu parte.

—¡De ninguna manera! No serás libre, ¡qué desvergonzada! ¡Tendrás que darme algo!

—Tch, tacaño.

Darius, era una presencia constante en mi vida. Hermano de mi corazón. Mi precioso amigo. El que yo…

—Te ves bien.

Darius extendió una mano y me guió. Él rompió esa sonrisa sin cambio alguno en mí.

—Ellos empezaron a llamarte la mujer más sabia del Reino, así que te imaginé como alguien que llevaba gafas y con el pelo recogido en un moño.

—Pues, de hecho, hay tales bellezas descritas en el palacio.

No, mentí. Él ha cambiado. Ahora es más alto. Sus hombros se han ensanchado. Su piel, bronceada por el sol y sus grandes manos, ásperas y huesudas. Debajo de su manto negro llevaba un traje de plata.

Debajo de todo debe tener un número incontable de pequeñas heridas. Eso era prueba de su dedicación al entrenamiento sin perder un día. Con sus cabellos oscuros y ojos azules, su cara de perfil era aún más masculina que antes.

—Ahora me gustaría ver, una belleza en gafas y cabello recogido.

—Tu amor por las mujeres hermosas nunca cambia.

—Simplemente no entiendes.

Darius soltó una carcajada animada.

Ahh, ¿cuándo fue la última vez que oí un sonido tan alegre? 

Siempre eran de piedad o simpatía. Nada más.

—Todos los hombres, naturalmente, aman a las mujeres hermosas. Pero, por supuesto, la belleza está en el ojo del espectador.

—¿Me pregunto dónde se encuentra tu nivel de belleza?

—No lo diré de forma gratuita.

—¿Todavía me guardas rencor por robarte tus dulces?

Era su frase favorita, después de esa historia sobre la factura médica que coleccionaba. Automáticamente sonreí, y su mano cayó para sostener mi hombro con una fuerza tan ligera que no estaba segura de sí me tocaba o no.

—Mantén esa expresión mientras entras.

La puerta se abrió y me encontré con el olor de las hierbas medicinales.

—Shiris.

—Querido padre.

Darius empujó suavemente mi hombro. Corrí hacia él cuando se levantó de la cama.

—Padre…

—Shiris, estás en casa. Siento no haber podido encontrarte en el frente.

—No, padre. No debes levantarte. Debes considerar tu salud.

—Me he recuperado significativamente con la medicina que enviaste.

Hace unos años, mi padre fue herido en una escaramuza menor durante una patrulla fronteriza y su condición física ha estado empeorando con el tiempo. Mi maestro dijo que era porque su corazón se estaba debilitando, como lo ha hecho desde que mi madre falleció.

—Shiris, es una lástima que esto sucediera.

—No, padre. Fui incompetente, perdóname. Aunque estuviste encantado conmigo, y ahora el apoyo de las fuerzas en el palacio…

—Shiris, en lo que pienso es en tú compromiso. Así que a partir de ahora no discutiremos otro asunto.

—Padre.

—Sé lo difícil que has trabajado para obtener el apoyo de los militares. Y, por supuesto, el oro que ganaste con tu conocimiento ha sido de gran beneficio para nuestro feudo. Es inesperado que me creas un padre tan inútil, que no puedo hacer nada sin que mi hija trabaje hasta el hueso para sostenerme. Nos las arreglaremos. Comenzando con Sir Darius, aquí hay muchos jóvenes confiables y el margrave viene a menudo también.

—También sé lo duro que has estudiado para practicar la medicina. Pero no hay necesidad de que te preocupes tanto. En comparación con el pasado, mi condición ha mejorado mucho.

—Padre…

—Tú eres más importante. Con tu belleza y talento, no harán falta buenos pretendientes. Encontraré a alguien perfecto para ti, no te preocupes. Todo resultará bien.

En el palacio, trabajé tan duro que inclusive escupía sangre varias veces, por dos razones: el apoyo del palacio militar y todos los ingredientes raros que necesitaba para hacer la medicina, ya que no tenía el dinero.

Sin embargo, el resultado fue mi compromiso roto y mi tontería causó la muerte de mi padre. Entonces…

Nada está bien.

Deseando llorar todo el tiempo, desesperadamente forme una sonrisa y presioné una mano en mi pecho.

♦ ♦ ♦

—Te mostraré los alrededores.

Estaba rodeada de plantas medicinales y hierbas cuando alguien se acercó a mí al día siguiente.

—Oh, eres tú, Darius.

—No has cambiado en absoluto, todavía cubierta de plantas y hierbas.

—Lo siento.

—Eso no fue una crítica.

—Veo que has cambiado, sin embargo. El olor no es exactamente agradable para mucha gente.

—Bueno, porque huele a medicina.

—Recibí muchas quejas mientras estaba en la capital. Por eso sólo podía manejarlos en el sótano, y me rociaba fragancias mientras estaba ante los demás.

—Qué dolor.

—No es tan molesto una vez que te acostumbras. Esta es mi casa, por lo que no tengo que hacerlo aquí.

Arreglé un poco las hierbas y las herramientas, desaté mi delantal y me puse de pie junto a Darius.

—Vamos, te hice esperar. ¿Debemos ir?

—¿Es tu ropa de trabajo? No hay nada de encanto.

—¿Cómo se supone que debo vestirme contigo como mi acompañante?

Darius me dio un pequeño golpe no muy doloroso en la frente.

En cuanto nos subimos a nuestros caballos y dejamos el castillo, la gente comenzó a animarnos e hicieron un camino cuando nos vieron.

—¡Señor Darius! ¡Lady Shiris!

—¡Lady Shiris!

—Qué lamentable…

Voces tristes se escucharon mezcladas con las alegres.

—Una señora tan maravillosa, ¿cómo…?

—Tener a alguien tan talentosa enterrada en medio de la nada con este..

—Si se hubiera convertido en reina, podría haber heredado el título de miembro de la Familia Real. Y entonces, a pesar de que este feudo es rocadura…

—Tengo hambre.

Parpadeé cuando me volví solo para encontrar a Darius refunfuñando.

—Es tu culpa que no haya comido en la mañana.

—Lo dudo. Deberías haber comido antes de venir.

—No tuve tiempo. Estaba entrenando. Disculpe, señora. Deme eso por favor —dijo mientras señalaba un postre en una tienda de pastelería, y la señora de la tienda se apresuró a dársela.

—Yo pagaré.

—¿Hah?

—Dijiste que era mi culpa, ¿verdad?

—Idiota, fue una broma.

—Entonces, gracias.

—No necesito que me agradezcas.

Darius entregó unas monedas a la señora de la tienda y volteo hacia mí.

—¿Quieres algo?

—Claro.

Me comí la mitad de los pastelillos, mis mejillas quedaron rellenas. Estaban rellenos con nueces y además eran muy buenos.

—¡Delicioso!

—Me alegra oírlo.

—Gracias.

Darius se echó a reír al decir que una dama debía permitirse ser bien tratada.

Nuestro territorio realmente se ha vuelto más próspero que cuando me fui. La ciudad ha crecido y la variedad en las mercancías de las tiendas aumentó. Los campos han estado mostrando los resultados de muchos años de esfuerzo, toda la tierra que no podía ser cultivada ha sido despejada y las cosechas maduraron a lo lejos del campo.

—Hemos llegado tan lejos…

—Tu padre ha estado dando todo. Con su única hija, dando lo mejor en tierras desconocidas, tu padre no podía quedarse atrás.

—Qué tonta soy. —Aquellas palabras repentinamente salieron de mi boca—. Fui tan estúpida. Dije que todo era un desperdicio, fui realmente una tonta.

Quiero creer que ya no es así. Pensé en aquellas palabras como una oración, agarrando mi pecho.

—Idiota. Lo único tonto es lo que acabas de decir de ti misma.

—Qué palabras tan crueles. ¿No estabas alabándome hace un momento, diciendo que soy inteligente?

—Eso es eso y esto es esto. Aunque eres inteligente, en realidad eres una idiota, ¿eh?

—¡Qué fue eso! —me reí.

A partir de entonces, Darius vino a visitarnos todos los días. Todos los días, él venía.

—¿No tienes nada que hacer?

—Si tengo.

—Pero vienes todos los días.

—La herrería está allá y la sede de la guarnición más allá ¿no? Debería estar bien si paso por las comidas.

—¿Espero que estés visitando a tus padres? ¿Y Seleos?

—Los vi aquella vez, cuando traje sus saludos después de que volviste.

—¿No vas a decirme que no las has visto desde entonces? Espera…

—No lo diré de forma gratuita.

—¡Regresa ahora mismo!

—¿Qué soy yo, un perro? —dijo, mientras se detenía frente a la puerta y miraba por encima de sus hombros—. Oye, Shiris.

—¿Qué?

—Mañana, vendré por la noche.

—¿Por qué?

—Al mediodía estarás ocupada, ¿verdad?

Antes de que pudiese preguntarle, ya había desaparecido por la puerta.

De vez en cuando puede ser tan críptico. Bueno, probablemente lo sabré mañana.

♦ ♦ ♦

Tenía razón.

A la mañana siguiente, tan pronto como me desperté, mi sirvienta me cambió la ropa y miré sorprendida el vestido que llevaba puesto.

—¿No es un vestido de baile? ¿Por qué es…?

—Señorita, por el día, ¿no querrías usar este vestido con los diseños de flores de color púrpura?

—¿Qué quieres decir? De todos modos, mi ropa de trabajo…

—Oh, mis estrellas, se ve maravillosa, señorita. Eres una belleza sin igual.

—¿También le pondremos maquillaje? Vale la pena, señorita, ni siquiera tienes tu color natural últimamente. Es una pena, lo es.

—Um, en realidad, mi ropa de trabajo…

—¡Kyaaaahhh! ¡Te ves maravillosa, señorita! La misma imagen de una diosa.

—¡El siguiente será el perfume!

—Ah, esa no. Será un desastre si se mezcla con el olor de la medicina. Algo con un poco más de lavanda será mejor. ¡Quiero decir…! Olvídate de eso, acerca de mi ropa de trabajo…

—¡Está lista, siguen las joyas!

—Oh no. Por favor deja ese colgante donde está. No me importa si pones algo más encima. ¡Me refería! En cualquier caso, mi ropa de trabajo…

—¡Kyaahhhh! ¡Eres tan maravillosa, señorita, ya estás más allá de las expectativas!

—Feliz cumpleaños, Shiris.

—Felicitaciones, Lady Shiris

—Feliz cumpleaños, Lady Shiris.

Una vez más, las lágrimas amenazaron con salir y desesperadamente puse una mano en mi corazón mientras las retenía.

—Padre…

—Por tu mirada, te olvidaste ¿no? Bueno, muchas cosas han pasado, es comprensible. Deberías alejarte de aquí y echar un vistazo en el vestíbulo.

—¿Huh?

—Por aquí, señorita.

Cuando salí al vestíbulo, encontré una multitud de personas del pueblo y de nuestra guarnición.

—¡Feliz cumpleaños, señorita!

En sus calurosos deseos no había ninguno de los habituales gritos desgarradores o piedad. Estaba tan feliz, que por primera vez en mucho tiempo pude sonreír delante de todo el mundo desde el fondo de mi corazón.

Durante todo el día fue una fiesta. Los regalos que trajo todo el mundo. Eran modestos dulces, flores, cintones [4] de regalo, una canción o un baile. Fue realmente agradable.

Durante el descanso,llegaron el marqués y su esposa. Después de entregarme un presente y decirme algunas palabras de felicitación, la tía dijo felizmente esto:

—Estoy tan aliviada, Shiris. A pesar de que acabas de regresar, fue muy valiente de tu parte actuar como si nada estuviera mal, pero eso me hizo sentir más frágil, como si pudieras desaparecer en alguna parte. Fue trágico, y no podía soportar verlo.

¿Era yo la razón de esos gritos dolorosos y lamentables?

No, me dije, no tenía nada que ver con eso. Y sin embargo supuse que los había herido.

—Querida tía, te hice preocupar, pero ahora estoy bien.

—En todo caso, ¿dónde está ese tonto hijo mío? Esperaba que también estuviera aquí.

—Todavía no he visto a Darío. Hum, pero, en cuanto a Seleos…

—Ahh, mi hijo menor no está.

El margrave tuvo dos hijos. El llamado Seleos era el hermano menor de Darius. Pero debido a la brecha en nuestras edades, no he pasado tanto tiempo con él como con Darius.

—Seleos actualmente está en la participación obligatoria en el campo de entrenamiento de los caballeros que están en mis tierras —dijo el margrave con una mirada distante en sus ojos.

Ese idiota nunca fue a ver a sus padres. El único idiota aquí es ese idiota, pensé mientras presionaba mi copa.

—Hola, Shiris.

Darius finalmente apareció, una vez que cayó la noche. No llevaba ninguna armadura, era tan inusual en él. Bajo el manto negro, como su ropa era del mismo color. No lo vi al principio, ya que se mezclaba con las sombras.

Estaba ordenando las tarjetas que habían venido con los regalos en el balcón que daba al pasillo y fruncí el ceño en silencio.

—¿Te das cuenta que subir por los balcones de la gente es de mala educación? ¿Puedes adivinar qué está pasando por mi mente ahora?

—¿Qué es?

—Me pregunto seriamente cómo te las arreglaste para vivir como un noble hasta ahora.

—No eres linda.

—Mentira, la forma en que estoy vestida y arreglada, no hay manera que no sea linda. Hoy todo el mundo me elogió.

—Solo fueron adulaciones. —Realmente no sé cómo lograste sobrevivir todo este tiempo—. ¿Así que esperaste todo este tiempo sin siquiera cambiarte de atuendo para mí? Bonita.

—Claro. Obviamente, te estaba esperando. ¿Bonita?

—Sí —dijo Darius, y volvió a darme un golpecito en mi frente—. Vamos

—Oye, ¿Darius? Estás actuando como una especie de tonto en este momento. ¿Te das cuenta?

—Silencio.

Es mi segundo intento, decía.

Mis sospechas empeoraron, pensé y después de un tiempo lo seguí.

♦ ♦ ♦

—No pensé que íriamos tan lejos. A caballo, nada menos.

—Estábamos aquí.

Sin explicación alguna, Darius desmontó. Al verlo también me bajé.

Mm, fue todo lo que hizo sonar mientras extendía una mano para guiarme.

Bajo la luz de la luna y las estrellas, sólo el campo brillaba. La luz blanca y nacarada derramaba en las flores blancas que florecían por todas partes.

Flores de luz de luna. También conocida como la flor de una noche. Una flor de corta duración que florece por sólo una noche y se marchita por la mañana.

Cuando la flor se marchita, está envuelta con débiles hojas de color verde amarillo y esas hojas dan la apariencia de otra flor, por lo que también fue amorosamente conocida como la flor del lejano mediodía.

Se dice que fueron un espectáculo para ver cuando crecieron juntos.

—El segundo intento, fue un éxito.

—Sí.

Llevé una mano a mi pecho. Hace años, le pedí a Darius que me trajera esta flor y mi joya favorita para mi cumpleaños. Sin embargo, me trajo unas diferentes. Pero aunque estaba equivocado, eran muy hermosos.

—Nunca pensé que sería capaz de ver esto.

Cuando dije eso, Darius suspiró y una sutil sonrisa flotó en las comisuras de su boca. Era una sonrisa extraña, considerando que provenía de él.

—Increíble, ¿no?

—Sí.

—Entonces dime algo más.

Una pequeña sonrisa se me escapó. Solté su mano, y me puse en la débil luz.

—Es asombroso. Qué hermoso. Nunca imaginé que esto podría ser tan impresionante. Gracias… Darius.

A cada paso parecía que la luz de las estrellas se dispersaba.

—Siempre he deseado ver esto. Digamos, probablemente ya lo hayas olvidado, pero ese libro ¿cuando empecé a aprender a leer?

Las flores de la luz de la luna aparecieron en él.

—Fue un libro maravilloso, por eso insistí en que lo leamos juntos. Pero aunque quería leerlo contigo, sólo querías ir a caballo y al final, nunca lo leíste.

—Lo leí.

Estaba tratando de ver las flores de luz de luna y volví para mirarlo.

—¿Cuándo?

—Después de que nos peleamos por tu partida hacia la capital.

Le dije que iba a la capital, y él me respondió que no entendía por qué. Tuvimos una gran pelea.

No eran las peleas infantiles, casi estúpidas, donde las palabras intercambiadas desde el principio se convertían en una experiencia de unión, y así la paz se lograba fácilmente.

—Ya veo.

—La historia de tu joya favorita también apareció.

—La piedra de la luna.

El folklore popular lo tenía, se dice que el cristal de luz, de una flor de luna fue usada para ser una piedra de luna. Se decía que había un misterioso poder puro en uno, capaz de conceder cualquier deseo.

Por supuesto, era sólo un mito. Un cuento de hadas infantil.

—Una piedra de luna que en realidad es sólo una piedra de cristal, ¿no?

—Pero de todos modos te gustaba.

—Sí. En los dibujos, la piedra de luz de luna era azul claro y brillaba hermosamente. Si alguna vez consigo alguna, estaría segura de que haría que mi deseo se volviera realidad. ¿Cómo sería la vida entonces? Fue maravilloso pensar en eso.

—¿Es un hábito?

—¿Huh?

—Pon una mano en tu pecho.

Dejé de respirar y mi cuerpo se puso rígido.

Mi mano se aferraba a mi pecho desprevenido.

Poco a poco, aflojé la fuerza de mi mano.

—Sí.

—¿Desde cuándo? No lo tenías cuando estabas aquí.

—Desde que fui a la capital.

—Nunca lo supe.

Levanté la vista hacia su rostro. El hombre que siempre estaba animado, en un estado de burla o un poco sonriente, en este momento no sonreía en absoluto.

—Nunca supe de tu hábito. Tampoco sabía cuándo volverías. Shiris…

Por un momento, Darius se calló, un rato más tarde habló con voz baja.

—¿Qué habrías hecho si te dijera que no te fueras?

—Dijiste que no entendías por qué iba a ir a la capital, ¿verdad?

—Claro. Pero la verdad es que sí lo entendí.

—Te dije que quería aprender más y mejorar mis habilidades allí. Lo que podía estudiar aquí no era mucho. Que si quería aprender en serio, tenía que irme.

—Sabía que eso no era mentira, pero la verdad es que lo estabas haciendo por esta tierra, por todos y por tu padre, ¿no?

—No soy tan buena persona.

Una leve sonrisa apareció en sus ojos. Fue irónico.

—¿Qué te parece? Probablemente ibas a decir “Quiero ayudar” o “Quiero ser útil”. Ese es un deseo hecho por el bien de uno mismo, el ego de alguien que anhela atención.

—Sí.

—Pero en realidad, era por nuestro bien, no importa lo que digas. Por eso no pude decirlo entonces. No puedo decirte que no vayas.

Ese día. Después de que tuvimos una gran discusión, Darius y yo no logramos conciliar nuestras diferencias.

Darius se paró en la multitud que vino a despedirme y solo me miró.

No miré hacia atrás.

Solo lo miré fijamente, hasta que bajó la cabeza avergonzado.

Mi último recuerdo de Darius era que sus hombros temblaban, como si estuviera atormentado.

—Te amo. ¿Qué habrías hecho si yo hubiera dicho eso en aquel entonces? Bueno, aunque lo hubiese dicho, probablemente no te hubiera impedido marcharte.

—No…

Tenía razón, no me hubiera detenido.

—Pensé en ti como un hermano importante, un amigo. En aquel entonces, incluso si me lo hubieras dicho, estoy segura de que no habría podido contestarte.

—Lo sé.

—Pero realmente eres especial para mí. Es por eso que me fui a la capital como si estuviera huyendo. Estudié para poder escapar. Estudié y estudié, tratando de morder más de lo que podía masticar.

O no tendría ningún sentido salir. Habría perdido cualquier razón para alejar a alguien tan querido para mí.

—La gente comenzó a decir que estaba en condiciones de ser reina, hasta el punto en que me llamaron dotada. Cuando tuve el honor de conocer al príncipe, ciertamente me enamoré. Estaba enamorada del futuro de estar junto a un guapo príncipe, de convertirme en reina y subir a la cima.

Si lo alcanzaba, ejercería gran poder.

Casi todo sería mío. En esa medida, obtuve desesperadamente el apoyo de los militares del palacio, ingredientes para hacer medicinas raras, e incluso cosas más grandes para llevar a casa. Algo aún más grande que lo que había dejado.

—Pero el amor es más que eso. Es algo que deseas. Algo que quieres para tu propio propósito. Algo que quieres hacer tuyo, para hacer lo que te guste y quieres que sólo te considere a ti. Usted viene primero y su compañero lo sigue.

Cuando me di cuenta, todo había cambiado. Todo lo que había amado…no pude evitar notarlo. Había alguien más que me amaba de verdad. Algo más importante que yo. No importaba lo que me pasara, era importante para mí. En ese momento no estaba claro. ¿Mi ciudad natal? ¿Mi familia? Pero definitivamente había algo más.

Por esta razón, la versión de Shiris en el juego se aferraba a lo que tenía. Pensó que incluso si algo le pasaba, trataría de convertirse en reina. Si lo perdió todo, ¿qué le pasaría a los que la amaban? ¿A todo lo que había dejado atrás?

La pregunta que apareció en su mente fue: “¿Para qué estoy haciendo esto?”

Aquel pensamiento se arraigó.

—He tenido este hábito desde entonces. Cuando parecía que quería llorar, me aferraba al colgante en mi pecho. Empecé a usarlo para recordar mis razones para estar allí. ¿Ahora qué? Dejaste atrás todo lo que amas, no puedes volver. Hacerlo me animó mientras estaba en la capital.

—Todavía lo estás haciendo.

Dejé caer mi mano sorprendida y Darius la cubrió con la suya.

—¿No puedes dejar de lado ese hábito, incluso ahora? ¿O crees que una vez que te has ido no puedes regresar?

Lentamente sacudí la cabeza.

No lo sabía.

—Probablemente pensabas que no podrías regresar, pero …

—¿Darius?

—¿Qué pasa con los que dejaste atrás? ¿Los que creyeron que volverías? ¿Qué pasa con los que sólo querían seguirte?

Mis ojos se abrieron de par en par y él se agachó, como si me rogara, me miró de cerca.

—En aquel entonces, aun sabiendo que era un inútil, pensé en detenerte muchas veces. Pero, me gustara o no, entendí tus deseos de ir a la capital. Cuando oí que te habías comprometido con el príncipe, pensé que era natural que la mujer fuera alguien de tu calibre. Que no importa cuánto me doliera, estaba destinado a suceder. Me dije repetidamente que era mejor para ti sonreír con un idiota a quien querías.

Sus ojos estaban muy cerca.

Me pregunto cuánto tiempo ha pasado desde que me miró tan cerca por última vez.

—Pensé que podría olvidarte.

Sus ojos azules. La razón por la que me empezaron a gustar las piedras de luna era porque su color azul profundo era muy similar a los suyos.

—He tenido la idea de comprometerme con otra mujer. Debido al nombre de mí familia, no necesitaba conocer a alguien. Pero no podía. No importa quién, al final, ella no era tú. La razón por la que soy así es porque aprendí de la manera más difícil cuando me robaste.

—Darius.

Esa ronca voz, ¿era mía?

No pude evitar decir su nombre.

Me estaba mirando directamente.

—Shiris, has vuelto. A esta tierra, a la que pensabas que nunca volverías. Regresaste y noté que había una línea invisible a tu alrededor, pero no hay forma o razón real para ello. No te vayas a ninguna parte.

—No lo haré. Estoy aquí.

Sus ojos se cerraron.

Una expresión de sufrimiento apareció en su rostro.

Cuando lo vi, también me dolió.

—¿Es verdad?

—Sí.

—Te amo —susurró Darius con voz ronca.

Escalofríos recorrieron mi espalda.

—Shiris…te amo con todo mi corazón.

Darius puso su frente en mi hombro, como si no pudiera resistir. Noté el temblor en su aliento, escalofríos recorrieron todo mi cuerpo una vez más.

—Perdí mi corazón por ti. No había nada que pudiera hacer.

—D-Darius.

—Podemos empezar desde aquí. Como hermanos, como amigos… mírame —susurró emocionalmente, como si estuviera suplicando—. Te lo ruego.

No pude soportarlo y cerré los ojos. Las lágrimas recorrían mis mejillas, rebosantes. Estoy segura de que se dio cuenta.

Darius tomó un suspiro, apretando sus dientes. Y entonces, se separó lentamente.

—¡Te equivocas!

—Shiris…

—Estás equivocado, déjame hablar.

—Suficiente. Perd…

—¡Te amo! Te amo con todo mi corazón. Más que nada, más que a nadie, a quien amo es a ti, Darius. Cuando finalmente me di cuenta, estaba llena de desesperación. Qué tonta soy. Aunque te causé tanto dolor y me fui lejos, al que amo más que nadie, no es otro más que tú.

Todo quedó claro para mi yo del juego mientras estaba encarcelada. Noté la verdad cuando era demasiado tarde para todo. Y luego perdí mi energía y morí en la cárcel.

Mi yo reencarnado se dio cuenta de todo en cuanto el príncipe rompió nuestro compromiso. La rabia, la desesperación y el resentimiento se dirigían a mí misma.

De hecho, todavía estoy envuelta en una abrumadora desesperación por darme cuenta tan tarde. No sucedió mientras estaba en la cárcel, pero la verdad permaneció.

Estoy segura de que, en alguna parte de mi mente, debo haber comprendido que el que me quería era Darius, y pensé: “es demasiado tarde”.

—Una vez que se terminó mi compromiso, volví inmediatamente porque sabía que no tenía sentido seguir en la capital. A pesar de que no me costaría tener el apoyo o los ingredientes para hacer la medicina, pensé que era suficiente con el dinero que seguía enviando a casa, que había trabajado tan duro para ganar con mis habilidades curativas y la medicina.

Estas no son las palabras de mi padre, pero estoy segura de que mi fuerza por sí sola no creó éxito en estas tierras. Sin embargo, si ayudo con mis conocimientos adquiridos, creo que tendré maneras ligeramente diferentes de hacer las cosas. La condición del feudo realmente mejoró. Había cosas que quería probar en estas tierras.

—Pero la simple verdad fue… sí, la verdad fue…

Incapaz de levantar la cabeza, incliné la cabeza. Las lágrimas goteaban sobre las flores de luz de luna.

—Te he echado de menos, Darius. Quería vivir en la misma tierra que tú.

Cuando empecé a creer que el destino existe, fue lo que me vino a la mente. Nada más que eso.

—Tuvimos esa pelea y, después de todo este tiempo, finalmente regresé. Pensé que no había nada que pudiera hacer si me tratases con frialdad. Incluso si me odiabas, me lo merecía. No lo encontraría inusual o si de repente tuvieras una esposa y un niño.

Pero entonces, con tu sonrisa de antaño, como si nada hubiera cambiado entre nosotros, me saludaste, con un saludo casual. En ese momento, ¿sabes lo feliz que me sentí?

De verdad parecía que empezaría a gritar en ese momento.

Esto es suficiente, estoy verdaderamente contenta, pensé.

—Mientras todos me miraban con dolor y lástima, sólo tú actuabas con normalidad. Completamente natural. Era como en el pasado, estaba tan feliz.

Las conversaciones que tuve con él y ese mismo comportamiento suyo habían curado mi corazón. Sanó las heridas que ni siquiera había notado.

—Pero incluso durante esos momentos de gozo, supongo que estaba asustada. Me dije a mi misma que era demasiado tarde, pero no podía dejar de desearlo a pesar de causarte tanto dolor.

Es por eso que definitivamente… las palabras no podrían venir de mí. Continué el hábito que había desarrollado para contener mis lágrimas y reprimir mis sentimientos.

—Suficiente.

Mi rostro se levantó de repente. Justo allí, quien estaba tan cerca hasta el punto en que podía ver sus pestañas era Darius. Parecía como si después de todo estuviese dolido, angustiado, anhelante.

Sus labios aterrizaron en los míos repetidamente. Fuerte y apasionado. Me abrazó con fuerza, cariñoso y tierno, me acarició la nuca, los brazos, las caderas y la espalda.

Darius me tiró contra las flores de la luz de la luna. Su expresión era dolorosa, cuando me miró como si quisiera llorar, ya no sabía qué hacer.

—No hay nadie tan hermosa como tú —susurró, como si estuviera haciendo una súplica. Poco a poco, sin prisas, me rozó la frente y la mejilla, simplemente me miró. Mis propios brazos rodearon su cuerpo como si estuvieran buscando algo.

—La verdad es que siempre he creído que…

—¿Qué es esto?

—Un segundo intento.

Darius estaba arrodillado delante de mí.

Me pregunto por qué se ve tan noble.

—Se suponía que debía hacerlo esa noche después de mostrarte las flores.

—Creo que te equivocaste en la orden.

—Cállate.

Darius perdió su sonrisa y me miró solemne.

Perdí todas las palabras mientras lo miraba fijamente.

—Shiris Von Rhodevaite, te amo con todo mi ser. ¿Me harias, a mi Darius Walt Von Krauverg, el honor de casarte conmigo?

Pasó un momento antes de decir simplemente.

—Sí lo haré. —Como prueba de mi aceptación, puse mi mano sobre la suya. Por alguna razón, una manera tan caballerosa de proponer hizo palpitar mi corazón.

—¿Estás bien?

—Esta es mi segunda oportunidad. Tu forma áspera de hablar es más interesante. Te he oído hablar así desde que éramos jóvenes, así que aún no puedo acostumbrarme a que hables así. —Silencio—. Pero está bien. Todo lo que queda es que no rompas el compromiso.

—Nunca. ¿Crees que haría eso? Mis padres y tu padre ya están haciendo arreglos.

—Voy a brindar si termina con un trozo de papel y dinero de compensación.

—¿Qué dices?

—Estoy bien si terminó con un trozo de papel y dinero de compensación.

—Lo estás haciendo a propósito, ¿no?

—Cuando regresaste consulté inmediatamente a ambas partes. Por supuesto, con la condición de que tuviera que ganar su corazón, así que no te enojes.

—Fue una mentira cuando dijiste que no habías ido a casa a encontrarte con tus padres, ¿no?

—“No lo diré de forma gratuita”.

—¿No crees que los rápidos preparativos para la ceremonia son mejores? Todo lo que empecé a hacer fue dejar a un lado el dinero, seleccionar a los invitados y así sucesivamente, así que no te molestes.

—Incluso hiciste de mi padre tu cómplice. Él encontró al compañero de crimen perfecto en ti, ¿y qué tienes que decir al respecto?

—Debe ser amor.

—Seleos estaba fuera en un campo de entrenamiento obligatorio además también huele a pescado.

—Ah, porque trató de llegar antes que yo. Un tipo desagradable que se interpondría en el camino del romance de alguien.

—No es romance, es amor verdadero.

Darius en silencio levantó una ceja y tomó mi mano izquierda. Deslizó suavemente algo frío en mi dedo anular.

—En el centro hay una piedra de luna, flanqueada por joyas azules.

—El que me diste por error para mi cumpleaños, ¿verdad?

—Porque tiene mucho significado para mí. Es la joya que compré usando todo el dinero que conseguí al vender mi espada de aquel entonces para comprártelo. Allí, ahora. No llores.

—No lo haré.

Una piedra de luna era sólo una piedra de cristal. Pero la joya azul era una auténtica joya.

¿Cómo debió haberse sentido cuando era niño, cuando hizo los preparativos para comprar uno para mí? 

Ese simple pensamiento me hizo llorar.

—Oye. ¿No dije que no lloraras?

—No estoy llorando —le dije. Después de limpiar las esquinas de mis ojos con el dorso de mi mano, lo miré.

—Dime, sin ninguno de los manierismos de un noble, una vez más. El de antes no era lo suficientemente interesante.

—¿Oh? ¿Me desafias otra vez?

—Está bien tener desafíos, ¿no? Si tienes éxito esta vez, no será gratis.

—Hmm, no de forma gratuita, ¿eh? Entonces supongo que no me importa intentarlo.

Sus ojos ardieron febrilmente mientras me miraba. Darius se inclinó para enviar una lluvia de besos en mis mejillas y mi frente. Su propuesta fue dulcemente redactada, y así le di la recompensa que prometí.

Mi respuesta a su propuesta. El secreto que había guardado de la diminuta joya azul, en el colgante que estaba en mi pecho.

Ahh, creo que soy una mujer perversa después de todo. En el juego, hay un mal final después de que muriera en la cárcel. En ese final, Darius heredó el título de su padre, levantó un ejército y destruyó el reino.

Cortó los miembros del príncipe Christiansen y la heroína, les arrancó los ojos y les cortó la lengua.

Akatsuki
O.O

Ayanami
Venganza… sin duda

Incluso entonces, no permitió que murieran, y los torturó sin piedad en la cárcel. Pensé que era la rabia de tener a su hermana, su mejor amiga, asesinada. Y que fue tan lejos, tanto que mi padre lloró. Pero eso no era lo que Darius realmente sentía…

Si él supiera, ¿me pregunto qué clase de expresión haría? Pero una parte de mí estaba segura.

No importa lo que pase, siempre me amará. Y haré lo que sea necesario para evitar que pierda su sonrisa.

El 7th rey del reino de Asfaria, Christiansen, fue conocido como un rey lujurioso y tenía un total de 32 concubinas.

Ayanami
Mmmm…

Según cuenta la historia, a quien amaba en verdad era la prometida que tenía al principio: Shiris, la hija del marqués Rhodevaite. En las generaciones futuras del reino, fue conocida como una mujer muy talentosa, pero cuando el rey la puso a prueba, terminó decepcionada y se fue de la capital.

Ayanami
Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde… Karma

La mujer que se convirtió en la próxima candidata a reina era de bajo estatus y no era apta para la tarea.

Conocida solo como Anna, se convirtió en la primera concubina del rey, pero no pudo darle un hijo. A medida que el número de concubinas creció, su estatus en el palacio real rápidamente se redujo. En sus últimos años, cayó al rango más bajo entre las concubinas.

A lo largo de su vida, el rey nunca fue bendecido con un hijo de su propia sangre, y la Dinastía Fay terminó con él.

La hija de marqués Rhodevaite, Shiris, regresó a su territorio y se casó con el hijo mayor de Margrave Krauverg, Darius Walt Von Krauverg. El segundo hijo de Margrave, Seleos, heredó su título.

El yerno de Rhodevaite hizo renombre para sí mismo como un general que vivirá por generaciones. Darius se elevó con tan gran fama, que su nombre siempre fue incluido entre los tres principales generales de la historia.

La marquesa Shiris estableció la primera academia de farmacología y medicina en Asfaria, sus puertas también estaban abiertas a las mujeres de todo el mundo.

Esta academia más tarde aumentó su número de departamentos, y se transformó en una universidad ubicada en la cima del mundo.

Se dice que el comienzo de la prosperidad en los territorios de Krauverg y Rhodevaite comenzó aquí.

El General Darius y la marquesa Shiris tuvieron una vida de casados muy feliz, y sus nombres se convirtieron en sinónimo de gran amor.


[1] Novela visual dedicado a las chicas que van siendo involucradas con chicos atractivos. (bishounen)

[2] El Soberano de la Edad Media regía una o varias propiedades; El feudo es la tierra, o derecho, que se les concede a los Señores Feudales para regir en nombre del rey.

[3] Margrave es el nombre en español dado al título germánico Markgraf (de Mark, frontera, marca, y Graf, conde), equivalente a marqués.

[4] Tira de tela o cuero para sujetar el pantalón, un vestido o para colgar utensilios o armas.

Akatsuki
¿Y tuvieron hijos? Al parecer no

Ayanami
¿¿Lo dejan a nuestra imaginación?? ¡Noooo! Que cruel u.u ni modo

3 respuestas a “Volví a mis sentidos después de que mi compromiso fuera anulado – Capítulo único”

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