Indiferente a las Arenas Frías – Capítulo 10: Salida

Traducido por Shiro

Editado por Ayanami


Día diez del noveno mes lunar.

El Marqués Xin Ping, el Marqués An Ding y el Duque de Yun Ning reunieron un ejército de treinta mil hombres en Long Liang Brook. Murong Yu dividió a cincuenta mil hombres en tres Alas, acorraló y atrapó a las tropas del país de Rui.

Día catorce del noveno mes lunar.

Long Liang Brook cae. El Marqués Xin Ping muere en batalla. El Marqués An Ding es herido de gravedad. El Duque de Yun Ning escapó. Las vanguardias de Murong Yu entran y toman el importante condado de Peng Ze, desconectando la capital de Rui desde el Norte.

Día veinte del noveno mes lunar.

El Mariscal Heng llegó a la capital. Todos los funcionarios de la corte se arrodillaron a su paso. Ochenta mil hombres acamparon a cuarenta li de distancia de la capital. Los cuarenta mil restantes avanzaron al Norte.

Día veintisiete del noveno mes lunar.

El Condado de Qing Hua sucumbió al Ala Derecha del ejército de Murong Yu y las tropas del Duque de Yun Ning fueron emboscadas en Fen Hill Gorge. La batalla campal duró dos días y dos noches. Zhou Zhenluan, lejos en el paso de South Hill, no pudo venir como refuerzo. El Duque de Yun Ning murió en combate. El Gran Yan tomó el control de la provincia de Ford Field, dejando la capital abierta por el oeste.

Día veintinueve del noveno mes lunar.

Las tropas del Mariscal Heng llegaron al Paso de South Hill y acamparon en su interior. El General Zhou Zhenluan llevó a sus hombres a vigilar el camino del oeste sólo para encontrarse con el ejército del Ala Izquierda de Yan y comenzar una sangrienta batalla en el cañón. Las bajas se acumularon en ambos lados. El Gran Rui se retiró al Paso.

El Paso de South Hill, es un punto de choque estratégico que utilizó la última guardia para Gran Rui, pero yacía expuesto y vulnerable ante la caballería de Yan. Con la capital a la vista, Murong Yu sólo necesitaba ser paciente y penetrar en ella.

⧫ ⧫ ⧫

Una vez más, soy testigo de la gloria del ejército de Murong Yu.

Las tres Alas de su ejército, con sus lanzas levantadas, se encuentran de pie alineados en filas, frente a la plataforma y rugen al cielo en formación. Se escuchan los estruendosos tambores de guerra. La señal de fuego se enciende. La imagen es de una magnificencia ardiente. Murong Yu se para sobre la plataforma del general, su capa ondea, libremente, con los vientos del Norte. Lentamente, levanta su blanca y deslumbrante espada a los brillantes cielos de la frontera. La luz del sol cae sobre su armadura y casco blanco marfil como una cuchilla afilada. Su caballo de guerra negro como la tinta, deja escapar un relincho salvaje, mientras se alza. Murong Yu, rápidamente, se gira hacia la otra dirección, danza con la borla roja en mano, y dirige a su caballo alrededor. La caballería le sigue como un trueno detrás de él, levantando una tormenta de arena. La tierra debajo, parece temblar y rugir con ira.

Desde una torre, los veo retroceder como olas en la distancia y suspiro profundamente. En este momento, no estoy seguro de lo que siento. Me giro a la salida, sólo para escuchar pasos rápidos y esporádicos detrás de mí, mientras desciendo.

—Cuidado —miro por el rabillo del ojo —podrías tropezar.

Oigo risitas —No, siempre hago esto en los escalones del Palacio y nunca me he tropezado.

Xiao Qinyun salta detrás de mí. Su vestido azul zafiro hace que su piel se vea hermosa y queda bien con su tez.

—E incluso si lo hago —inclina su cabeza —me atraparás, así que no tengo nada de qué preocuparme.

Le sonrío torpemente, no estoy seguro de cómo responder a eso.

Murong Yu estaba de un terrible humor hace algunos días y, la gota que derramó el vaso, fue una de sus travesuras, así que decidió castigarla. Estaba aterrorizada. Viendo eso, no pude quedarme sin hacer nada, así que terminé siendo el mediador. Poco tiempo después, ella ha aprendido a pedirme ayuda cada vez que se mete en problemas.

—Por favor, intenta comportarte, mientras su Alteza no está presente. Si te metes en problemas de nuevo, me temo que hasta yo seré castigado.

— ¡Te prohíbo cualquier mención de él! —Me interrumpe, pisoteando con furia. —Me está volviendo loca. ¡No me deja ir a ningún lado! Estoy aburrida hasta las lágrimas[1].

Me encojo de hombros como diciendo: “No hay nada que puedas hacer.” ¿Cómo puede dejar salir a una niña en tiempos de guerra? Murong Yu, probablemente, sería culpado por el Primer Ministro de Izquierda si algo sale mal.

De repente empezó a reírse. — ¿No dijiste que hay pueblos cerca? ¡Ya que, de todos modos, mi querido Yu no está aquí, vamos de aventura!

Al oírla, casi me ahogo con mi propia saliva. En mi opinión, sería mejor, mucho mejor, simplemente, envolverla y enviarla de vuelta a la capital de Yan.

—Vamos, por favoooor~ —agarra mi brazo y comienza a sacudirlo.

—Mi querida duquesa —frunzo el ceño y alejo mi brazo —no es seguro fuera del campamento. Por favor, no me lo hagas más difícil de lo que ya es. Sin mencionar que, después de todo, soy un simple prisionero, si actúas de esta manera, podrían esparcirse rumores.

Ella hace un puchero triste y levanta la nariz en el aire.

—No me importa lo que haga la gente de Rui, pero la interacción entre los sexos nunca ha sido un tabú para nosotros. ¿Un prisionero, dices? —Sus cejas se arquean de forma retorcida. — ¡Han Xin, te ordeno que vayas al establo y prepares un caballo para que me acompañes en mi paseo!

No esperaba que dijera algo así pero, al final, no puedo hacer nada aunque quiera. Los prisioneros no pueden elegir. No soy tan tonto como para no ver que las probabilidades están en mi contra. Así que decidí aguantarlo.

Cuando no respondo, se ríe y apresura hacia el establo. Niego con la cabeza y corro tras ella. Murong Yu ha llevado sus hombres al frente de batalla, dejando sólo una pequeña fracción aquí. Me dijo que la vigilara y me asegurara de que se quedara quieta.

— ¡Rápido, Han Xin!

— ¡Cállate o todo el campamento sabrá que la Duquesa va a salir!

Me lanza una mirada fulminante, antes de volver a los caballos. Los miro, pongo mis dedos entre mis labios y soplo. *Silbido.*[2] Todos los caballos estampan sus cascos y miran hacia mí. Xiao Qinyun me mira, sorprendida.

—Sería mejor que se cambiara, mi querida Duquesa —sugiero, mientras desato dos caballos —llamas demasiado la atención.

Primer cambio. Niego con la cabeza.

—Esto no servirá, mi querida Duquesa. Vas a una salida de incógnito, no a una cita a ciegas.

Lleva puesto un ruqun[3] color crema que muestra su esbelta figura y su exuberante cabello. Perlas y esmeraldas chocan contra los anillos y colgantes. Al oír mi comentario, me mira con furia antes de volver a su habitación.

Segundo cambio. Ni siquiera me molesto en decir algo esta vez. Simplemente, niego con la cabeza.

Vestido carmesí, menos joyas esta vez. Pero eso sólo hace que su belleza natural destaque aún más.

Tercer cambio. Estoy apoyado contra la pared y niego con la cabeza con los ojos cerrados.

— ¿¡Qué quieres de mí!? —Grita, frustrada.

—No soy yo. Incluso si usas ropa de sirvienta, todos los brocados son de primera calidad. Cualquiera con ojos hábiles se daría cuenta que no eres una plebeya. Apresúrate y cámbiate.

—No sé cómo. Dime qué hacer.

Suspiro. Sólo después de escoger un vestido de algodón verde sencillo y hacer que se peine el cabello en dos trenzas, asiento con la cabeza en satisfacción.

—Mucho mejor. Una chica normal.

—Tan…fea… —Gime, mientras tira del vestido.

—Estamos en guerra. Hay gente que secuestraría a cualquier mujer bonita que vean en la calle. Así no te secuestraran, de lo contrario no podría ayudarte.

—Espera, ¿por qué harían algo así?

—Para venderlas al ejército como prostitutas, por supuesto.

Su expresión se convierte en una de incredulidad y horror, mientras le paso unas riendas.

—No te preocupes. Vestida así, nadie te notará.

En cuanto a lo que llevo puesto, es tan normal que no puede serlo más duh, esta salida es mi oportunidad de escapar. De esta manera no destacaré en la multitud.

—Por cierto, ya no puedes seguir llamándome “Han Xin”.

— ¿Por qué no? —Pregunta.

—Porque nos estamos escabullendo, lo que significa que, una vez que abandones el campamento, ya no eres una duquesa.

—Entonces, ¿cómo debo llamarte?

Froto mi barbilla, mirándola de reojo —ya que eres más joven que yo, llámame “hermano mayor”.

Como es de esperarse, es reacia.

—Bien, haz lo que quieras. Pero no vengas corriendo por ayuda cuando alguien trate de llevarte.

Sus ojos se agrandan. —Bien…hermano mayor —finalmente murmura.

—Así está mejor —riéndome, monto uno de los caballos.

El sol al poniente le da al pavimento calcáreo un color dorado brillante. El cielo se oscurece poco a poco, haciéndolo parecer lúgubre y sombrío. Estamos paseando por las calles en nuestros caballos. Los peatones que nos pasan por delante se ven desganados.

Suspiro profundamente. Supongo que no es raro que los plebeyos se vean angustiados por la guerra.

Sigo a Xiao Qinyun a la cabina de un artista callejero. El entrenador se ve descorazonado, mientras el mono pequeño sigue subiendo, bajando y saltando adelante y atrás. Xiao Qinyun aplaude y vitorea, completamente entretenida. Estudio mi entorno y mis ánimos se ensombrecen.

Cuando llegué aquí con el General Zhou, estas calles aún estaban llenas de vida. En las partes más concurridas de la ciudad, las aceras estaban iluminadas y había un mar de rostros. Pero ahora, están completamente vacías y sin vida.

No hay rastro de lo que solía ser.

—Oye, vuelve a la tierra.

Estaba tirando de mi manga pero me recuperé rápido. —Hermano, mira, ¿no es gracioso ese mono?

Lance una sonrisa falsa. Se agacha de nuevo y empieza a jugar con el mono. Cuando ríe libremente, sus ojos se vuelven líneas curvas y delgadas.

Aburrido, el entrenador y yo empezamos a charlar.

—Tengo una esposa y un hijo que cuidar. Puede que hayamos sido pobres pero, a pesar de eso, al menos estábamos seguros. —Suspira, mientras niega con la cabeza. —Desde que estalló la guerra, el negocio no ha ido bien.

—Entonces, ¿cuáles son sus planes, Señor? —Le pregunto, después de mirar que Xiao Qinyun parece estar divirtiéndose.

— ¿Qué puedo hacer? ¿Llevar a mi esposa e hijo conmigo y suplicar? No lo sé.

La energía se drena de su rostro. —No hubiese llegado a esto si tuviera mi tierra. Los ricos bastardos se la llevaron hace mucho tiempo, junto con mi sustento.

¿Qué puedo decir? No es como si los burócratas de Rui apenas hubiesen comenzado a realizar este tipo de comportamiento corrupto y codicioso.

Levanto a Xiao Qinyun y saco un centavo de plata de mi bolsillo del pecho para el entrenador. Sus ojos se iluminan instantáneamente y se inclina mientras nos agradece repetidas veces. Me voy sin darle otra mirada.

Estudio las calles, tratando de averiguar la mejor ruta de escape, cuando, de repente, siento un peso en mis brazos. Me giro para verla colgada de mí.

—Hoy no hay feria. —Suspira —pensé que sería más divertido por aquí.

Toca el pequeño bulto que cuelga de la silla, lleno de cosméticos y perfumes, dulces y bolsos, cosas que les gustan a las chicas.

El sol está ocultándose en el oeste, pintando el cielo azul de rojo y mostrando sus últimos rayos de luz.

Miro al cielo y le digo:

—Se hace tarde, Duquesa mía. Regresemos.

Mira a su alrededor, antes de señalar un restaurante no muy lejos. Se da la vuelta y me sonríe de oreja a oreja.

—Tengo hambre, hermano. Vamos por algo de comida. —Se queja, mientras me agita el brazo. —Hermano, ¡tengo hambre! Hermano…

¿Qué puedo hacer? Esta chica es demasiado para mí.

El propietario, con una mirada de disculpa, nos dice que gran parte del menú no se encuentra disponible, con la guerra en marcha y debido a todo lo que está pasando. Después de pensarlo mucho, nos trae panqueques recién hechos con salsa, cebollas verdes e incluso una botella de licor. Viendo su expresión poco impresionada, simplemente, me encojo de hombros. Frunce el ceño, mientras mira la comida frente a nosotros, yo he empezado a comer. Un poco de salsa, una pizca de cebolla, lo enrollo antes de darle un mordisco. Ella, titubeante, sigue mis pasos.

—Oye, Han Xin, ¿dónde aprendiste a silbar así? —Ahora también está tomando grandes bocados. Supongo que le resulta pasable.

Me río disimuladamente. — ¿Por qué? ¿Crees que no debería ser capaz de hacerlo?

—No —baja su taza —quiero decir, ¿los soldados de Rui son de tercera categoría no? Así que me sorprendió, eso es todo.

Casi me ahogo con el alcohol que tenía en la boca. Toso, mientras le doy una mirada fulminante. — ¡No importa qué, sigo siendo un soldado!

La sequedad del alcohol me golpea en el pecho. Me río entre dientes y muevo mis dedos. — ¿Sabes cómo se llaman los guardias del Palacio en Yan?

Ella toma un sorbo de su propia taza. —Por supuesto —Guardias Imperiales.

—Tenemos Guardias de Palacio en Gran Rui también, pero son llamados Guardianes Dorados[4], no Guardias Imperiales. —Lleno mi taza y tomo un sorbo. —Solía ser uno antes de venir aquí. No es extraño para un Guardia de Palacio, ¿verdad?

Sus ojos casi se salen de sus órbitas. — ¡¿C-Cómo puede un vago como tú ser un G-Guardia Imperial?!

—No lo habías notado, ¿eh? —Me termino mi trago con una sonrisa. —Esto es lo que ustedes dicen “una cabeza sabia mantiene la boca cerrada[5]”.

—Psh. Que no se te suba a la cabeza —frunce los labios —no haces nada en todo el día. No creo que tengas alguna habilidad. No me lo creo.

Sonrío, no tengo intenciones de discutir con ella.

La mayoría de los hijos de las concubinas de familias de élite y aristócratas buscan ser promovidos a Guardianes Dorados, no sólo porque el trabajo es relativamente más fácil, sino también porque los salarios son mucho más altos que los de cualquier otra fuerza armada. Sin mencionar que podrías acercarte a otras élites e incluso a la familia real. Siempre he vivido bajo el techo de otra persona y nadie se había preocupado por mi futuro, así que, tal vez, la emperatriz viuda sólo me metió en los Guardianes Dorados después de que me recordó de la nada. Dicho esto, siendo el tipo de persona sin antecedentes, sin apoyo y alguien que a nadie le importa, he tenido mi cuota correspondiente de malos tratos en ese lugar.

Pensar en esa mierda hace que sienta un sabor amargo en la boca, así que bebo otro poco para que se me pase.

Su cara se está poniendo cada vez más roja. Pronto, está tumbada sobre la mesa y sus ojos se han desenfocado.

—Hermano, ¿l-lo has notado? En r-realidad eres bastante guapo.

Casi escupo el vino de mi boca.

¿A cuántas personas les he escuchado decir eso? Quiero decir, para ser un hombre, creo que me veo bastante decente. En cuanto a si soy guapo o no, nunca he pensado en ello. Creo que, desde que era un niño, a la gente siempre le ha gustado mi cara. Recuerdo que cuando la sirvienta de la doncella de la emperatriz viuda, Xiu, me vio, sus ojos se llenaron de lágrimas y repetía: “En verdad, se parecen.”

Mi madre, la sobrina de la emperatriz viuda, era, aparentemente, la mujer más hermosa de todo Gran Rui. Tristemente, no recuerdo nada de ella a partir de las memorias de mis primeros nueve años de vida. Después de crecer, me acostumbré a ese tipo de miradas. Odio cuando la gente habla de mi apariencia, pero no me molesta escucharlo de esta chica borracha.

—Mi querido Yu es guapo…inteligente y elegante…me pregunto quién será…más guapo, tú o él.

Empieza a llorar. —Yu, siempre me trata como a una niña…tiene un sinfín de cosas importan-*hip*[6]-tes que atender cada vez-z que voy a bus-scarlo…s-siempre es muy impaciente…y me esha.

Tomo un sorbo más de alcohol y luego la ayudo a limpiar sus lágrimas con el pañuelo de su mano. De repente, se sienta derecha y me mira directamente.

—Tengo la sensación de que…te trata mejor que a mí.

Mi mano tiembla y la taza de licor se derrama en el suelo.

¡Debe estar muy borracha! Sólo mírala, diciendo todas estas tonterías.

—La última vez…los asesinos te hirieron y…él cuidó de ti durante mucho tiempo…siempre es tan distante…nunca me ha tratado así.

Decepcionado, suspiro. Hoy no hubo suerte, dudo que mi plan de escape resulte exitoso con ella así de borracha.

Al mirar afuera, el cielo está casi, completamente, oscuro. Ya han encendido algunas luces aquí y allá.

Con sólo tragos de alcohol y bocados de panqueque, veo que Xiao Qinyun comienza a tambalearse de un lado a otro. A pesar de estar bien sentada. Me temo que he bebido más de lo que puedo aguantar.

Traté de alzarla después de pagar, pero no pensé que estaría tan borracha incluso para levantarse.

—Hermano, no quiero ir. Sueño…quiero dormir —murmura antes de dormirse.

¡Vaya! Tenía razón. De haberlo sabido, no la habría dejado beber.

Bajo los faroles, su rostro infantil se ve sonrojado. Me río por lo bajo, mientras niego con la cabeza y la levanto en mis brazos. Sólo después de llegar a nuestros caballos me doy cuenta de que apenas puede sentarse por su cuenta. Después de pensarlo un poco, decido que la única opción es montar juntos y atar el otro caballo a nosotros. Parece estar muy cómoda. Se mueve en mis brazos y se vuelve a dormir después de enterrar su cara en mi camisa. Aminoro nuestro paso.

La noche se va oscureciendo, mientras nos alejamos del pueblo y nos acercamos al campamento. Miro hacia arriba para ver la luna saliendo detrás de la copa de los árboles.

El cielo se oscurece aún más y acelero el paso. Ella está profundamente dormida en mis brazos, su respiración es regular. Sus largas pestañas parecen reflejar la luz de la luna. Al levantar la vista puedo ver las antorchas del campamento.

Lo mejor será dejarla dormir el resto del camino. Allí hay otro caballo con el que puedo desaparecer en la distancia sin que nadie…

Antes de que ese pensamiento se complete, un escalofrío recorre mi cuerpo. Mis ojos se agrandan cuando, alarmado, miro a mi alrededor. Está tranquilo como siempre. Pero mis sentidos se agudizan hasta un punto aterrador, justo ahora, sentí una sed de muerte, sí, como el aura que revela una espada desenvainada.

El caballo debajo de nosotros parece haber detectado algo también. Sus orejas se levantan cautelosamente a medida que desacelera. El que está detrás de nosotros también relincha. Mi mano derecha se posa en la empuñadura de mi espada, la otra aferra con más fuerza a Xiao Qinyun.

Logro ver el campamento pero, ya no hay llanuras a nuestro alrededor. Algunos arbustos cubren las pequeñas y desiguales colinas. Sus ramas y hojas se sacuden junto con el viento nocturno, como si una bestia salvaje estuviera al acecho en la oscuridad, lista para saltar en cualquier momento.

Mis palmas se humedecen. Retengo la respiración y avanzo.

*Wheesh.* Algo atraviesa el aire y siento que se dirige a mi cabeza. Me muevo bruscamente a un lado, sólo para ver una forma blanca volar ante mis ojos. Sudor frío estalla.

¡Gente!

Tiro de las riendas y el caballo empieza a galopar como un rayo. Me doy la vuelta y veo varios reflejos metálicos en la oscuridad, apuntando directamente hacia nosotros. Mi agarre se tensa alrededor de su cintura. De repente, se despierta y gruñe.

— ¿Qu-Por qué me agarras tan fuerte?

— ¡Agáchate!

No hay tiempo para explicaciones. La hundo en la silla y le doy latigazos al caballo.

De pronto, oigo un ruido ensordecedor de cascos de caballo detrás de nosotros. Echo un vistazo a los lados: varias docenas de caballería han saltado de los arbustos y nos persiguen. Antes de darme cuenta, uno está blandiendo su espada a apenas unos pies de distancia. Desenvaino la mía y desvío la suya, luego lo apuñalo en el pecho con un golpe de revés. Instantáneamente, una fuente de líquido rojo sale a borbotones. Saco mi espada y el hombre cae de su caballo. Vuelvo a mirar atrás. El resto nos sigue a cierta distancia, pero no parece que vayan a abandonar la persecución.

¡Si tan sólo lográramos llegar al campamento! ¡El campamento!

Los cascos de los caballos se apresuran con cada paso, zigzagueando entre los arbustos y las malas hierbas. El viento silba a nuestro alrededor, todavía puedo percibir la sangre caliente en la punta de mi nariz. Agarro las riendas, mi cuerpo esta tenso como una tabla. Xiao Qinyun está pegada a mi pecho, sin intenciones de dar otra mirada.

En este momento, puedo ver las puertas del campamento pero, justo cuando estoy a punto de azotar al caballo, las llamas cobran vida y un espeso humo negro se levanta, ocultando el cielo, la luna y todo el campamento.

¡Una trampa!

Tal como lo había pensado, un par de docenas de caballería salieron de las puertas del campamento, todos empuñando espadas. Apreté la mandíbula y tiré de las riendas. El caballo relincha y gira. Estamos atrapados entre un sinnúmero de espadas parpadeantes. Con un revés empujo, a un lado, una lanza que apuntaba a mi caballo, clavé mis talones en el estómago del caballo y salí del alcance del peligro.

El fuerte viento y un campo más amplio de visión alejan un poco mi embriaguez.

Murong Yu sólo dejó atrás a unos quinientos soldados de élite. A juzgar por cómo se ve, estos mortales guerreros han matado a cada uno de los quinientos. Además, su objetivo no es simplemente matar. Llegando a esta conclusión, mis ojos se dirigen hacia la chica en mis brazos.

¡Xiao Qinyun! La hija de un oficial de alto rango de Yan. Sobrina nieta de la emperatriz viuda y la prometida de Murong Yu.

Ahora, todo tiene más sentido. No importa de quién sea este plan, mientras la tengan, por muy valiente o capaz que sea, Murong Yu no podrá hacer nada.

¡Qué rastrero!

Miro a mi alrededor. El tamborileo errático de los cascos, perturba la noche silenciosa. No sé cuántos me están persiguiendo. De lo siguiente que me doy cuenta, es que uno me ha alcanzado. Puedo ver la luz de la luna reflejándose en su lanza. Tomo una flecha del costado del caballo y la anclo rápidamente. Mientras apunto hacia el caballo puedo ver la cara de su jinete.

Cada vez más cerca…más cerca…más cerca.

Aprieto la mandíbula pero, mis dedos no liberan la flecha.

Los hombres en esos caballos, podrían ser soldados de Rui. Mis compatriotas.

Xiao Qinyun todavía es una niña, una que creció con la alabanza y adoración. No hay razón para involucrarla en la guerra. ¡Pero! No puedo atacar a un compatriota. Yo…

Cierro los ojos y, después de un momento, los abro.

¡Ahora, no hay vuelta atrás!

Libero mis dedos. *Twang.* La flecha sale disparada. El caballo relincha con toda su fuerza antes de caer al suelo. Su jinete se levanta sin una sola lesión y carga contra nosotros.

El caballo de batalla, debajo de nosotros se alza y relincha salvajemente, antes de galopar lejos como el viento.

— ¡Alto! ¡Alto ahí!

Los oigo gritar a todo pulmón. La tierra misma parece temblar bajo los cascos de sus caballos. Me inclino hacia adelante, alineando mi cuerpo paralelamente al suelo, mientras flechas de metal vuelan sobre mí. Mi espalda está empapada de sudor pero, sólo puedo golpear al caballo para ir más rápido, más rápido, más rápido.

— ¿Qué está pasando? —Muerde sus labios, sus ojos brillando en la oscuridad, mientras su rostro está mortalmente pálido.

—Silencio. —Siseo, mientras miro hacia atrás. —No estoy seguro de poder perderlos, pero conozco esta zona mejor que ellos.

Se agarra a mi camisa y entierra su cara en mi pecho. Sus hombros aún tiemblan.

—No llores, tranquila.

Una ráfaga de viento viene por detrás, mientras la reconforto en silencio, haciéndola retroceder más hacia mi pecho.

Acercándose a una velocidad cada vez mayor, uno de los jinetes, casi nos alcanza,. Me levanto para ver a un hombre robusto mirándonos con una gran espada en la mano. Siento a la muerte acercarse, una vez más.

—Dame a la chica —ordena.

Decidido, niego con la cabeza y continúo azotando al caballo.

—Sólo quiero a la chica. Tu vida no vale nada para mí. Ahórrate la molestia.

Me burlo. —Como dijiste, es sólo una niña. ¿Qué pudo haberte hecho venir por ella, a esta hora?

Se acerca más. —No me la entregarás debido a que tú mismo conoces la razón. Aunque podría considerar dejarte ir si cooperas.

Miro hacia los hombres que nos persiguen. —Honestamente, no esperaba que un soldado bajo el mando del Mariscal Heng dijera este tipo de cosas.

Su expresión se llena de intenciones asesinas, mientras me estudia. Apresuro al caballo a seguir adelante y él sigue el ejemplo. Los segundos se convierten en minutos. Siento que la respiración rítmica del cabello se vuelve irregular y empiezo a entrar en pánico. Corremos a través de los arbustos, agitando todo a nuestro paso, como el viento.

Debo ir a buscar a Murong Yu si no quiero morir ahora.

Pero, todavía estamos muy lejos

¡Maldita sea! ¿Por qué?

La tierra ante mí se aplana. Las colinas pasan a ser una extensión de pastizales interminables que no proporcionan ningún tipo de cobertura. Me llega de lleno el viento nocturno, mi cuerpo agitado y mi mente aún más.

— ¡No lograrás escapar! —El hombre ruge, mientras blande su arma.

Nuestras cuchillas chocan en el aire, en la noche, el ruido metálico resuena bruscamente. Miro su despiadado rostro. Nuestras espadas cortan el aire y lanzan extraños rayos de luz. La punta de las cuchillas parpadea, apuntando a todas las zonas críticas del cuerpo.

Él blande la espada y yo esquivo pero, inesperadamente, gira la muñeca y corta rápidamente hacia atrás. Demasiado rápido para evadirlo, corta mi brazo derecho y la sangre comienza a gotear. Inmediatamente, da otro golpe. Aferro a Xiao Qinyun junto con las riendas con mi brazo izquierdo y bloqueo sus ataques con mi brazo herido. Siento cómo mis muñecas se agotan con cada golpe. Lo siguiente que sé es que su espada viene hacia mí. Siento gotas de sudor cayendo por mi cara, mientras la veo acercarse cada vez más.

— ¡Aguanta! —Murmuro. Ella asiente con la cabeza.

Presiono fuertemente los costados del caballo con mis piernas y éste salta alto en el aire. Nuestras espadas chocan una última vez y salen volando por los aires.

— ¡Tú…!

De inmediato, el viento enfurecido abruma todos los demás sonidos.

Aunque el caballo corra a toda velocidad, no estoy seguro de cuánto duraremos. Sólo sé que un paso adelante significa más probabilidades de supervivencia. Ese hombre no me habría dejado ir incluso si les hubiera entregado a Xiao Qinyun, obedientemente.

El caballo de batalla comienza a jadear irregularmente y su velocidad disminuye. Veo a los hombres detrás de mí alcanzándonos.

¡Más rápido!

¡Más rápido!

¡Más!

Un ruido agudo suena desde atrás.

Lo siguiente que sé, es que me duele la espalda, el *thump* de una flecha enterrándose es claramente audible. Mi cuerpo se inclina hacia adelante por el impacto y casi me caigo del caballo. Me aferro con las manos a Xiao Qinyun y a las riendas. No me atrevo a soltarlas. Siento cosas rozándome las sienes. Mi espalda es perforada una vez más. No puedo más, la sangre escapa de mis labios. Me muevo de un lado a otro debido a lo irregular del terreno. Fluidos tibios bajan por mi espalda. Por el rabillo del ojo veo dos flechas emplumadas saliendo de mi espalda.

Me siento como una gelatina. Mis párpados se cierran. Mi visión se oscurece. Siento que la lucidez me abandona.

—Recuerda, si me caigo, no te preocupes por mí. Sigue hacia el este. Ve y busca a Su Alteza…

No sé qué dije después de eso.

Sólo veo unas llamas centelleantes en la distancia.

Y oigo vagamente algunos sonidos de combate.

El dolor de mi espalda. Ya me ha entumecido, estoy tan entumecido que ya no siento nada.


Shiro
¡¿Este hombre sale ileso en algún capítulo?! ¡Qué estrés!

Ayanami
Con la suerte que tiene, su cuerpo a de tener más cicatrices que piel ⁀⊙﹏☉⁀ espero que su Alteza llegue a tiempo

N/T:

  1.     Se refiere a las lágrimas que te salen cuando bostezas mucho.
  2.     En el original dice “Shrill” y significa “Sonido estridente” pero por sus acciones se lee se refiere a que está silbando fuertemente.
  3.     Ruqun (chino: 襦裙; Wade-Giles: ju2 ch’ün2; Pinyin: rú qún) es una vestimenta tradicional china, generalmente de mujer, consistente en una blusa (襦, ru) y una falda que envuelve la cintura (裙, qun).
  1.     En el original los llama “Golden Guardians”, que en español sería Guardianes de oro pero a la traductora le agrado más Guardianes Dorados.
  2.    Es un simple proverbio chino que se refiere a que una persona inteligente, habla menos.
  3.      Sonido que hace referencia a una persona ebria T_T

Siguiente capítulo (11) ya disponible en la revista edición 26.

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