Indiferente a las Arenas Frías – Capítulo 11: Concupiscencia*

Traducido por Shiro

Editado por Ayanami


Mi mundo gira y se pone al revés. Me caí del caballo y me estrellé contra el suelo. La nube de arena y polvo que levanto mi caída, hace que sea más difícil para mí el abrir los ojos. Cascos pasan a mi lado, creando una ráfaga de viento.

— ¡Mátalo! —Oigo a alguien gritar a mi lado.

Gritos y relinchos salvajes se mezclan junto con los choques de espadas y lanzas, sonando, particularmente, estruendosos en la noche pacífica.

De la nada, algo pesado sobre mí, empuja las puntas de flechas más profundo. El dolor me atraviesa. Me quejo y abro los ojos. Me muevo, tratando de quitármelo de encima.

Levanto mi cabeza sólo para ver las formas borrosas de cascos de caballo rozándome.

Qué pesado. 

¿Quién es? 

¿Quién? 

Mi visión se oscurece. Mi boca se llena de sangre. Trato de contenerla pero sale un chorro.

Las espadas mortales dan lugar a una violenta tormenta. El viento sibilante lleva consigo el estruendo de los gritos y relinchos.

Mi visión se nubla, ya no logro pensar. El peso de encima me ocasiona dolor en extremo. Siento mi espalda resbaladiza y pringosa, creo que mi cuerpo y mis brazos están completamente teñidos de escarlata.

Es como si hubiese caído en un mar de fuego. Es rojo por todas partes, hasta donde alcanza mi vista. Un dolor agudo sacude mi cuerpo cada vez que intento hacer el más mínimo movimiento, tanto mi hombro izquierdo como mi espalda. Dolor. Agonía.

El tiempo parece detenerse. Congelado.

⧫ ⧫ ⧫

Un líquido frío gotea en mi boca. Recupero algo de conciencia, pero mis ojos no se mueven. Sólo he recobrado un poco la sensación. Parecen mantas suaves y cómodas las que hay debajo de mí. Respiro suavemente y me relajo pero, de repente, mis extremidades se contraen. Me muevo alarmado pero, sin importar cuánto luche, sigo atrapado.

Alguien me habla en voz baja. No entiendo lo que dice. Sólo siento los tortuosos espasmos que bajan por mi espalda y a través de mi cuerpo, mientras la cabeza de la flecha se entierra en mi carne, como si mis entrañas estuvieran siendo sacadas.

—Ow… —logro mascullar.

Esa persona sigue murmurando algo. Me quedé sin energía, así que le dejé aferrarse a mi muñeca. Mi mente comienza a vagar. Entonces, de pronto, sentí un calor sofocante cerca de mí. Al momento siguiente, lo siento presionando en mi lesión. Un cuchillo ardiente se hunde en mí y el calor se extiende rápidamente al resto de mi cuerpo. Separa las costras endurecidas. Dolor un dolor abrasador. No puedo hacer ni un sonido. El dolor hace que quiera retorcerme, pero he sido sujetado.

No sé cuánto tiempo ha pasado hasta que el calor abandona mi espalda. Jadeo. Las puntas de flecha parecen haber sido sacadas y alguien está aplicando medicamento y soy envuelto en capa tras capa de vendaje. Gimo del dolor. Estoy pegajoso por el sudor.

Mi mente se pone en marcha de nuevo pero, no me queda energía en el cuerpo. No puedo conseguir que mis ojos se abran, ni porque mi vida dependa de ello. Trato de dormir, pero estoy ardiendo y es tanto el dolor que no puedo…

Así que me quedo acostado, medio dormido, medio despierto. Todo el tiempo percibo como si alguien estuviese a mi lado. Ojos preocupados…manos cálidas…hierbas amargas…susurros calmantes…

⧫ ⧫ ⧫

Cuando por fin me despierto y logro abrir los ojos, lo que tengo ante mí son cortinas y velas parpadeantes. Es agradable y tranquilo, el olor de las hierbas permanece en el aire.

¡Uff! De nuevo, me salvé por los pelos. ¡Soy súper resistente! Ni siquiera el diablo quiere mi compañía. 

Tengo ganas de reírme, pero el movimiento tira de mis heridas. Siseo y muestro los dientes por el dolor.

Suspiro. Han Xin, ¿cuándo cambiará tu suerte para mejor? 

Necesito de mucho esfuerzo para girar sobre mi lado al oír voces afuera de la puerta.

— ¿Por qué no me dejas entrar?

— ¡Basta! ¿No crees que ya has hecho suficiente?

Silencio. Sólo puedo oler el espeso aroma de hierbas en el aire. Intento levantar las cortinas para ver qué pasa, pero no tengo fuerzas.

Creo escuchar *stomp*, *stomp*, *stomp*[1].

—No me importa. ¡Voy a entrar! —dice alguien.

— ¿Realmente crees que puedes hacer lo que te plazca sólo porque lo he tolerado una y otra vez?

Entonces, oigo los suaves sollozos de una chica. —Pero…pero…

— ¡He enviado una carta a tu padre para que envíe a alguien que te acompañe de vuelta lo antes posible!

Los sollozos se calman. Pronto, todo se tranquiliza de nuevo y se mantiene así.

Suspiro ligeramente. ¿Murong Yu está molesto de nuevo? 

Pasos silenciosos se aproximan lentamente y se detienen. Miro por el rabillo del ojo, sólo para ver una silueta alta e imponente en las cortinas. La figura permanece inmóvil, como si me observara a través de las cortinas. Después de algún tiempo, una mano se levanta, como si quisiera tocar las cortinas.

Frunzo el ceño. ¿Qué le pasa a este tipo? Sólo escúpelo. ¿Qué sería lo peor? Un cargo por secuestrar a la duquesa y otro por intento de fuga. Eso es todo.

Suspira y se da la vuelta.

—Murong Yu, —lo llamo, pero me doy cuenta de lo suave y ronca que se escucha mi voz.

Dudo que me haya oído, ya que la silueta empieza a dirigirse hacia la puerta. Frustrado e ignorando mis heridas, inhalo profundamente.

— ¡Murong Yu!

Se detiene y me mira — ¿E-Estás despierto?

Hice uso de toda mi energía llamándolo y el dolor de mi espalda hace que mi respiración se detenga. Miro, mientras avanza y hace las cortinas a un lado. Debido al repentino brillo, frunzo el ceño y sólo logro ver los ojos negros de Murong Yu. Mientras más los miro, más parecen oscurecerse, como si fueran a succionarme.

Nuestros ojos permanecen conectados.

— ¿Te sientes mejor? —Pregunta, mientras se sienta en el borde y, cuidadosamente, me ayuda a levantarme, observándome, atentamente, a lo largo de todo el proceso.

Asiento. Puedo sentir el calor de su cuerpo a través de mi ropa. Al poco tiempo, mi espalda comienza a doler por permanecer sentado un momento. Considero algunas opciones, antes de inclinarme hacia adelante y apoyarme en su hombro.

Qué agradable. Los cojines humanos son los mejores.

Su cuerpo se tensa y se acerca. Mirándome de reojo, su mirada se encuentra con la mía.

—Después de todos estos días, finalmente despertaste —Luego, me pone un brazo alrededor — ¿Esto se siente bien?

Asiento con la cabeza otra vez y dejo caer mis párpados un poco. No quiero hablar. Porque requiere de mucho esfuerzo.

Sus ojos no me abandonan y empieza a acariciar mi cara.

Giro mi cabeza y le pido sin apresurarme, —Agua.

Al momento siguiente, un tazón de agua aparece frente a mí. Lo levanta hasta mi boca y me observa mientras bebo. Siento su mano tibia en mi espalda mientras lo tomo el agua.

No sé por qué, pero creo que esto me gusta.

—Oye, ¿sabes quiénes eran esas personas? —Le pregunto.

No responde, en vez de eso baja el tazón. Su mano aprieta con más fuerza mi hombro. — ¿De verdad quieres saber?

Asiento. Saca algo del bolsillo de su pecho y me lo muestra. Mis ojos se agrandan y tomo una bocanada de aire.

Es una punta de flecha de acero que brilla peligrosamente bajo la luz de las velas y parece atraerte hacia ella. Puedo distinguir débilmente el carácter “Heng” en ella.

Volteo mi cabeza para sacarla de mi vista.

El Mariscal Heng es un hombre feroz y ambicioso. Ha librado muchas guerras y matado a aún más, es alguien implacable hasta que su meta es alcanzada. Su lema es ser orgulloso y franco con uno mismo, incluso frente a la muerte. En incontables veces, sus enemigos, se han sometido por miedo en presencia de las banderas con su nombre. Sólo había soltado su nombre sin pensarlo mucho. No pensé que fuera a ser él realmente.

Respiré profundamente, casi olvidando mis heridas. Hago una mueca de dolor. Me acomodo en sus brazos y me quedo allí, demasiado perezoso para moverme.

La luz de las velas baila, haciendo que su silueta se vea brillante durante un momento y oscura al siguiente. Sus ojos están un poco enrojecidos y su cara está pálida, también es un poco más delgada, como si no hubiera estado descansado lo suficiente.

—No pienses en ello. Lo importante es que te recuperes. Has estado inconsciente durante casi diez días —Murong Yu me mira con el ceño fruncido, como si estuviera angustiado.

Wow, otra ilusión por ser herido críticamente.

En respuesta, gruño descuidadamente y agarro las mantas, listo para tomar una siesta larga y agradable, cuando él dice:

—Han Xin, no lo entiendo —Me toca la cara y se detiene justo en mis labios. —Tuviste la oportunidad de irte. ¿Por qué no la aprovechaste?

Lo miro con los ojos muy abiertos. No puedo descifrar la mirada de sus ojos.

—Ella dijo que se emborrachó y que la traías de vuelta. ¿Es posible que no pudieras soportar el separarte de esa chica tonta?

Cualquier somnolencia que sentí se desvanece instantáneamente. Mi mente da vueltas mientras observo su expresión inquisitiva. Me espalda comienza a doler nuevamente.

—Lo siento —toso por la incomodidad —no sé de qué estás hablando.

Habló con calma pero, en el fondo, estoy realmente sorprendido. Ha descifrado fácilmente mis pensamientos. Se acerca de nuevo. Me apresuro a escapar, pero me agarra la muñeca.

—Puede que la hayas engañado, pero a mí no —su implacable mirada se desplaza sobre mi cara, en su interior parece gestarse la ira. —No te gusta su arrogancia ni su prepotencia, pero dejas que te ordene y le haces compañía. ¿Todo esto no es sólo para conseguir tu pase y dejar el campamento?

Me estremezco. Sus ardientes ojos parecen abrasarme. Por un segundo, me sentí un poco descompuesto al ver mis planes expuestos pero, rápidamente, me dí la vuelta.

—No quiero discutir. De igual forma, no vas a creer lo que diga.

Hace una pausa, antes de sisear entre dientes. — ¿No sabes lo peligroso que es todo ahora? Y aun así saliste. Puede que ella no sea lo suficientemente madura como para pensar las cosas, ¡pero no tenías que caer a su nivel!

— ¿Qué eres, un predicador? ¡Ve a decírselo tú mismo! Es la duquesa, tu prometida. ¡No la mía!

Tan pronto como termino, me cubro la boca, ¿estoy loco? ¡Diciendo cosas como esas!

Todo el movimiento hace que me duelan aún más las heridas. Me inclino y jadeo, agarrándome de sus hombros como apoyo.

Me echa una mano apresuradamente —No estoy aquí para esto, sólo preguntaba. A pesar de que eras consciente de los peligros al igual que de mis órdenes, no la detuviste, así que no puedo evitar sospechar que tuvieses otras intenciones.

Estoy boquiabierto por la sorpresa. Tenía intenciones de escapar, pero no pensé que sería tan obvio para él.

Él sonríe contento, agarrando mi muñeca —Tengo razón, ¿no es así? Dejaste el campamento con ella para poder escapar. ¿Estoy en lo cierto, Han Xin?

Frustrado, muevo mi mano buscando que me suelte pero, en lugar de eso, me hala de nuevo. El dolor se dispara a través de mi espalda, así que sólo puedo permanecer inmóvil.

—Xiao Qinyun dice que fue ella quien te arrastró, que todo es su culpa. Es la primera vez que veo a esa mocosa suplicando en nombre de otra persona.

Mantiene sus ojos en mí. No logro discernir si está sonriendo o no, eso me enerva. Me tomo un momento para recuperar mi compostura y tratar de distanciarme de él, tanto como sea posible.

Inclino mi cabeza hacia un lado y digo, —No importa si lo crees o no, lo que pasó, pasó. Castígame como quieras.

Al oír mis palabras, me agarra la cabeza de forma que lo mire y me estudia con sus enigmáticos ojos. Puedo sentir su calor abrasador, mientras se acerca.

—Dime, Han Xin. ¿Debería premiarte o castigarte?

Mi respiración se detiene. Me pierdo en sus ojos y olvido responder. Con cuidado y con la presión adecuada, empieza a masajearme la espalda con la otra mano, haciendo círculos alrededor de mis heridas. Siento un hormigueo y una picazón. Aprieto la mandíbula y le lanzo una mirada asesina, mientras sonríe y se acerca hasta que sus labios están justo en mi lóbulo. Me estremezco y trato de alejarme, pero se aferra a mí.

— ¿Quieres irte? Eres tan ingenuo. En este momento, no debes olvidar tus circunstancias.

Le quito la mano. Estoy enfurecido, pero sonrío amablemente —No deberías olvidar agradecerme, Murong Yu. Si algo le pasara a esa chica, no estarías aquí sentado y sin preocupaciones.

Se congela, su mano deja de masajear.

Lo miro con desdén. —Mis deudas hacia ti han sido más que pagadas. Ya no te sirvo más, así que…déjame ir. Si es que eres lo suficientemente hombre.

Su persistente mirada ya no es aguda, ahora parece algo abatida. Después de mostrar un poco de melancolía, me mira y aparta unos cabellos de mi frente. Molesto, me doy la vuelta, pero me agarra la barbilla.

—En tus sueños.

Antes de darme cuenta, sus labios están sobre los míos y, pronto, su cuerpo sigue el ejemplo. Sus helados labios siguen plantando besos ardientes. Lo miro amenazadoramente y lucho contra sus brazos restrictivos pero, se mantiene impasible y utiliza el impulso para empujarme de vuelta a la almohada. Un dolor punzante, me atraviesa la espalda, haciéndome jadear. Se inclina hasta que está a centímetros de mí. Puedo sentir su cálido aliento en mi cara.

—Hablar contigo siempre me vuelve loco, creo que debo hacer otra cosa contigo.

Estoy tan enojado que no puedo ver con claridad. Libero mi mano derecha e intento golpearle el rostro. No recurriría a esto a menos que fuese necesario, es algo demasiado afeminado. La esquiva y empuja mi mano hacia abajo. Lo escucho reírse por lo bajo y en un momento sus labios están sobre mí otra vez.

Durante el forcejeo, mis vendas se han deshecho y sangre pegajosa y tibia fluye a lo largo de mi columna vertebral. El intenso dolor me impide moverme. Todas mis fuerzas se han ido. Mi cuerpo se tensa por el dolor, no tengo el poder para detenerlo, así que sólo puedo ver, mientras hace lo que le place con sus labios y lengua.

Me rindo. No quiero morir todavía. Además, no es como si tuviera algo que perder con sus juegos.

Suelta mis labios, tal vez, debido a que notó mis cejas fruncidas y la falta de resistencia, me mira de arriba a abajo. Estoy cubierto en sudor y lo fulmino con la mirada. Jadea y me arranca las mantas. Me toca la espalda. El dolor me recorre la espalda y grito. Su mano gotea sangre, brillante y roja.

Sólo cuando ha sentido el tibio fluido, se levanta frenéticamente.

Presiono la herida para disminuir el sangrado y siseo débilmente, — ¿Es este…tu castigo?

Su rostro palidece y, sin dudarlo, sale volando por la puerta. Su voz se quiebra al llamar al doctor.

Hundo mi cara en la almohada, mientras espero al médico. Mis dientes rechinan en molestia.

¿Crees que puedes hacer lo que quieras porque no puedo moverme? Debo haber caminado bajo una escalera…no, una docena de escaleras…sin darme cuenta. Quiero decir, me capturó, bien, no tengo nada que decir. ¿Pero qué hice para encontrar a un tipo tan ridículo?

Bebo mi medicina y empiezo a sentir somnolencia, él no se va, en lugar de eso, permanece cerca de la cama.

Xiao Qinyun viene a mi mente. Apuesto a que las experiencias de esa noche la dejaron marcada. Me pregunto si se lastimó. Así que le inquiero a Murong Yu. Sus cejas se fruncen, mientras cuenta todo lo ocurrido esa noche.

Los hombres del Mariscal Heng llegaron poco después de que nos fuimos del campamento pero, como desconocían nuestros números, fueron cautelosos. Permanecieron ocultos hasta el atardecer, antes del asalto. Las quinientas élites fueron cogidas con la guardia baja y asesinadas en acción. Los subordinados del Mariscal Heng no pudieron encontrar a Xiao Qinyun, así que se escondieron cerca para emboscarnos, hasta que los descubrí.

Un explorador fue a caballo hasta donde Murong Yu y se lo reportó. Inmediatamente, envió soldados de vuelta para ayudarme. Sus hombres nos encontraron a mitad de camino, la duquesa y yo apenas con vida y con varias docenas de caballerías pisándonos los talones. Se inició una batalla sangrienta y ambas partes sufrieron grandes pérdidas. Después de que los hombres del Mariscal finalmente se retiraron, Xiao Qinyun y yo, que habíamos perdido el conocimiento, fuimos traídos aquí.

Mis heridas eran demasiado profundas. Después de pensarlo detenidamente, el doctor decidió usar un cuchillo caliente para cortar la carne y sacar las puntas de flecha.

Sus ojos nunca me abandonan, mientras me cuenta todo esto.

—Pero está bien —suspira —solo tiene algunas abrasiones leves.

Después escuchar todo, estoy completamente agotado. Me dejo caer sobre las sábanas y dejo que me arrope.

—Ella dijo que rompiste sus filas y la protegiste. Mataste a algunas personas también —continúa casualmente —tales proezas marciales. ¿Por qué esconderlas?

Oh, ¡por favor! Cualquiera usaría todos los trucos bajo sus mangas si estuviesen siendo cazados. ¿Quién querría conocer a la Parca[2]?

Pero, reprimo mi pensamiento y balbuceo, —sólo algunos trucos de fiesta que conozco.

— ¿Trucos de fiesta? —Se burla —pienso que los has estado escondiendo de manera intencional.

Cierro los ojos, no quiero discutir. “Han Xin el playboy”, “Han Xin el dandy[3] inútil”; yo mismo, por poco me creo esto. No importa si una persona más lo cree.

El asistente del doctor llega con la medicina tópica.[4]

—Dámela, —ordena Murong Yu.

Mis ojos casi se salen de sus órbitas. Frunce el ceño, concentrado, mientras remueve capa tras capa del vendaje. Lo observo tentativamente, mientras sus ojos se van llenando de ira después de ver mi herida. Debido a su estado, me vuelvo cauteloso, retengo mis comentarios, le dejo aplicar el ungüento y refrescar el vendaje. Es muy versado pero, es un hombre después de todo, demasiado brusco con las manos.

— ¿No puedes hacerlo más suave?

— ¡¿No puedes dejar de retorcerte?! —Contraargumenta.

— ¿Cómo? Siendo tan rudo…. ¡Más suave!

—Oh, ¿ahora te quejas? ¿Por qué no pensaste en esto antes de tomar el rol de un caballero de brillante armadura?

— ¡No es que quisiera! No quería que le pasara nada…porque tú también estarías en problemas… ¡Más suave dije!

Se detiene, su mirada abrasándome. — ¿Qué acabas de decir? Dilo otra vez. —Su voz es grave y ronca.

Lo miro sorprendido. Permanece sentado, observándome, como si esperara algo.

Finalmente, después de una larga pausa, suelta la medicina, sus ojos, aparentemente, se desenfocan por un momento. —¿Es eso realmente lo que pensabas?

Un escalofrío baja por mi espalda.

Mierda. No debí haber dicho eso…

Rápidamente, vuelvo a acostarme en la cama, fingiendo estar demasiado adolorido como para hablar. Se inclina y pone un brazo alrededor mío, asegurándose de no lastimar mis heridas. Puedo sentir el calor de su cuerpo, parece estar ardiendo.

—Um… —Trago nerviosamente —tengo sueño…

Sus labios se abren como si fuera a decir algo pero, al final, sólo me da un suave beso en la frente.

Junto con un suspiro apenas audible, dice:

—Descansa.

⧫ ⧫ ⧫

Murong Yu es, sin duda, una persona impredecible.

Cuando finalmente me permiten salir de la cama y caminar por ahí, estoy que echo chispas.

A pesar de haber sido herido y tenido que recuperarme en repetidas ocasiones recientemente, me encuentro mejor. Ni siquiera sé por qué ha sido una desgracia tras otra.

Lo que sea, me consuelo, de aquí en adelante debe ser cuesta arriba. Sólo que la colina todavía está algo lejos.

He estado tumbado aquí, bajo el cálido sol, durante mucho tiempo. Empiezo a sentir somnolencia y dejo que mis párpados se entrecierren. Estoy a punto de disfrutar de un poco de tiempo libre conmigo mismo, cuando capto el sonido de tela arrastrándose detrás de mí.

—Sal. Debe ser cansado estar parada allí.

Antes de que me diera cuenta, Xiao Qinyun saltó a mis brazos, sus ojos están hinchados y rosados.

Al parecer, debido a lo sucedido, Murong Yu ha estado muy enojado con ella, no sólo la reprendió, sino que también envió una carta a su padre en la capital para que viniera a recogerla. Ella apenas le había replicado antes de que explotara y le negara rotundamente el visitarme, deteniéndola en la puerta.

¡Vaya! ¿Por qué este tipo no puede ser más cortés con ella? ¿Su padre no ha sido siempre de gran ayuda para él en la corte imperial de Yan?

Le limpio las lágrimas y hago que se siente. —No derrames tus lágrimas tan fácilmente. Te ves como una niña cuando lo haces.

— ¡Hermano! ¡Tú también, no! —Me lanza una mirada asesina —me enoja bastante que mi dulce Yu diga eso y ahora tú también.

—Bueno, dicen que la buena medicina es siempre amarga y las palabras veraces son siempre irritantes. Te digo, no soy de los que mienten.

Hace pucheros y mira hacia abajo con tristeza. —Sé que me descontrolo un poco y que no sigo las reglas. No soy educada y sensible como otras chicas. Y sé que a Yu no le gusta eso, pero…

—Pero no puedes evitarlo —la miro antes de mirar hacia adelante.

Las ráfagas otoñales barren los cielos septembrinos. Todas las hojas han caído pero aún se logra sentir un poco de la calidez del verano. La casa en la que estoy tiene un diseño simple que consiste en un claustro[5] con galerías como cualquier otra casa, pero parece tener un aire de grandeza. Sólo después de observar detenidamente, se logran ver un poco las sombras burocráticas. La estructura es suavemente iluminada por la luz del sol que se cuela a través de las ramas restantes. Una suave brisa acaricia mi rostro, fresca al tacto.

—Dicen que las chicas de donde eres son gentiles, adorables e incomparablemente hermosas. Dime, ¿a todos los hombres les gusta esa clase de mujer?

Inclino la cabeza a un lado y arqueo una ceja. Me mira atentamente, esperando mi respuesta.

¿Nos gusta? 

La ciudad capital de Rui. Creo que he olvidado la mayor parte de ella.

Sólo recuerdo los diversos entretenimientos que son disfrutados por la élite. Cada agosto, se celebraba el Festival de la Luna y el Crisantemo. Las doncellas apasionadas y los muchachos cariñosos usaban este festival como una oportunidad para conocerse, compartir palabras secretas y luego encontrarse.

Jardines y patios estarían llenos de crisantemos de diferentes colores, yendo a juego con los finos vestidos de seda que adornaban a las hijas de la clase alta. Las colas y las mangas de las damas fluían y bailaban con el viento, mientras caminaban. Eran refinadas y elegantes como ángeles del cielo.

Al escuchar mis recuerdos, Xiao Qinyun se ve algo nostálgica.

Sintiéndome un poco malvado, empiezo a molestarla. —Por supuesto, ningún hombre quiere tener a una chica mandona gritándole todo el día —dejo que mis ojos se cierren —suave y cariñosa como el agua, dulce y adorable, ningún hombre sería capaz de resistirse a eso.

Me mira, pero se queda callada.

—Si tuviera una prometida, —continúo, —que me diera órdenes y tuviese un temperamento explosivo, sería el primero en evitarla.

— ¿Entonces qué hago? —Comienza a hipar —mi amado dijo que la gente de mi padre ya está en camino —resopla —para venir aquí, tuve que rogarle, durante mucho tiempo, a la emperatriz viuda.

Rápidamente, la consuelo, temiendo sus lágrimas. —Vamos, ¿qué acabo de decir sobre que te ves como una niña?

Comienza a llorar y me quedo sin ideas.

— ¿Qué debo hacer entonces…? —Llora.

Bueno, ¿qué puede hacer una persona ajena como yo? Además, por ahora, no quiero tener nada que ver con ese bastardo. Mi cara se enrojece al recordar las cosas ocurridas hace poco.

Cambiar mis vendajes: tiene que hacerlo personalmente.

Beber la medicina: siempre termina siendo un choque de labios y lenguas.

Sin mencionar, que un par de veces casi me…

*Brrrr.* Un gran escalofrío me recorre la espalda.

Espera un segundo…todos estos comportamientos extraños…no puedo evitar relacionarlos con pensamientos indecentes. ¿Podría ser que él está frustrado…sexualmente? ¿Y no tiene forma de canalizarlo?

Observo el lindo rostro de Xiao Qinyun, húmedo por las lágrimas y una idea me viene a la mente.

Sólo que no es muy decente.

Le seco las gotas, le muestro un semblante honesto y una sonrisa inocente. —Déjame preguntarte algo. No seas tímida, puedes contestar tranquilamente.

Parece confundida, pero asiente de todos modos.

Me acerco a su oído y susurro, — ¿Has tenido…con él?

Retrocede, con los ojos bien abiertos. Sus mejillas, rápidamente, se tiñen de rojo. Asiento con la cabeza, mi expresión es muy seria. Se ve sumamente avergonzada.

Con la cabeza baja, finalmente dice:

—Yo…no lo he hecho.

¿Ves? Tenía razón. A los hombres del ejército no se les permite traer a sus mujeres, mientras están de servicio. Es natural que, después de un tiempo tan largo en la guerra, necesite canalizarlo de alguna manera.

Recuerdo las cosas repugnantes, viles e inmorales que algunos de mis colegas de los Guardianes Dorados solían hacer…lo siento, no tiene relación con el tema.

Hago una mueca, mientras me inclino hasta su oído de nuevo y le indico los detalles específicos de tal y tal[6]. Muerde sus labios, mira hacia arriba, su cara enrojecida y me abofetea.

— ¡Ay! —Grito y me doblo de dolor —mi querida Duquesa, ¡tú fuiste quien me pidió ayuda! Será mejor que me trates mejor, si muero, no habrá nadie que te ayude.

Su rostro se contorsiona en una multitud de formas debido a mi comentario.

Masajeo mi espalda, mientras soporto el dolor y me enderezo. —Bien, no sigas mi consejo —al fin y al cabo, no es mi problema.

Se detiene y me mira.

Asiento con la cabeza para tranquilizarla —una vez hecho, estoy seguro de que se responsabilizará[7].

Me sostiene la mirada por un largo tiempo, antes de susurrar: — ¿Es factible?

No puedo expresar lo encantado que estoy en este instante. Sólo después de instruirla más, sobre los detalles específicos de tal y tal, otra vez, es que asiente tentativamente.

Muajaja. Ahora nadie interrumpirá mis siestas.

Sólo espera, Murong Yu, por tu deliciosa comida.

⧫ ⧫ ⧫

Estoy dando un paseo por el patio después de cenar. El viento de la tarde sopla desde afuera, dispersando el calor de la tarde. Agita mis ropas y me da escalofríos[8].

Me doy vuelta de inmediato. Murong Yu está de pie, con las manos en la espalda, al final de la galería. En lugar de la armadura, lleva puesta una túnica azul de mangas estrechas que le hace ver más agudo y apuesto.

Al verlo acercándose, miro el cielo.

Espera un minuto. ¿Por qué está aquí en este momento? Algo no está bien.

— ¿Qué haces aquí tan tarde? —Pregunta con el ceño fruncido —hace frío por la noche. Te resfriarás.

Realmente, no quiero estar cerca de él así que, tranquilamente, doy un paso hacia atrás —volveré a mis aposentos de inmediato. Gracias por su preocupación, su Alteza.

Lo siguiente que sé, es que me agarró por la muñeca. Por el bienestar de mis heridas, no me molesto en resistirme y dejo que me meta a su habitación.

Hay velas encendidas junto a un montón de pergaminos en su escritorio. También hay una olla de piedra. Sin pensarlo mucho, dirijo la mirada hacia él y me dejo caer en una silla. Se sienta frente a mí y voltea las tazas de té[9].

—Bueno, parece que estás completamente recuperado.

—Hmm, —respondo —con el suministro sin fin de medicina con el que su Alteza me ha provisto y mi previo entrenamiento militar, estoy obligado a recuperarme rápidamente.

Murmura una respuesta inaudible y se calla.

¿Qué le pasa? 

Curioso, levanto la vista, sólo para encontrarme con su mirada llena de preocupación, como si realmente le importara. Sintiéndome incómodo, bebo el té frente a mí.

En este momento él debería estar…con Xiao Qinyun, ¿cierto? 

La habitación es acogedora y con el té caliente en el estómago, siento que mi cuerpo se calienta.

—No bebas sólo té —sonríe —no tiene nutrientes. Ten, un poco de sopa.

Quita la tapa de la olla y una bocanada de vapor golpea mi cara. Me da un tazón y unos palillos. Lo sostengo y respiro hondo.

Huele de maravilla.

Sonríe. —Es sopa de pollo con ginseng.

Miro cautelosamente el plato y luego a él. — ¿Por qué recibo sopa de la nada?

Se encoge de hombros y sostiene mi mirada —no puedo agradecerte lo suficiente por salvar a la duquesa. Sopa es lo mínimo que puedo ofrecerte.

Tiene sentido. Supongo. Estudio sus ojos y me mira de vuelta. A pesar de ser una razón aceptable, bajo el tazón y pregunto.

—La beberé sólo si tú lo haces primero.

Frunce el ceño, lo observo sin inmutarme. Después de un concurso de miradas, da su brazo a torcer. Lo veo servirse un tazón y beberlo él mismo, antes de hacer lo mismo con el mío. Cierro los ojos en un momento de dicha, mientras siento el calor esparciéndose lentamente desde mis labios hacia el resto de mi cuerpo, erradicando completamente el frío de la noche. He comido mejor sopa, pero huele tan bien. En un abrir y cerrar de ojos, llegamos al fondo de la olla.

El cielo está cada vez más oscuro. Murong Yu no muestra signos de fatiga y continúa nuestra conversación pero, por alguna razón, tengo la sensación de que algo está mal.

Hay algo que arde dentro de mí, tanto que no puedo seguir sentado. Trato de levantarme, pero mi cuerpo está un poco débil y necesito de la mesa para estabilizarme. Rápidamente, me ayuda a levantarme y uno de sus brazos me rodea la cintura. Pero ya no puedo permitirme molestarme con él.

Caliente. 

Qué calor. 

Demasiado abrasador. 

Siento que mi rostro se enciende y gotas de sudor se empiezan a formar. Por un momento, pierdo la concentración y me desestabilizo. Caigo directo en sus brazos. Levanto la mirada; él no está mejor que yo. Su cara enrojecida al igual que las orejas, su respiración es fuerte y apresurada. Me agarra más fuerte por la cintura.

¿Qué está pasando? 

Mi mente no está funcionando a una velocidad normal. Mis manos se desplazan hacia sus hombros y me apoyo en su pecho.

¿Qué es esto? Está tan caliente como yo, lo contrario a frío. ¿Entonces, por qué quiero acercarme más a él?

— ¿Por qué hace tanto calor? —Me pregunta, respirando de forma agitada. Sus ojos se ven perezosos y están entrecerrados, un leve destello de lujuria flota en la superficie. — ¿Por qué tu cuerpo se siente tan fresco? Yo…

Me estremezco, mientras una corriente caliente recorre mi cuerpo y se filtra a través de mi piel. Sus manos abrasan mi piel, mientras masajean mi cuerpo flácido y débil. Ser tocado así no está mal.

¿Qué sucede…?

Su respiración se entrecorta y sus ojos se nublan.

—Yo…yo… —tartamudea a medida que se acerca a mi cuello y lo huele. Pone sus manos en mi pecho y el escalofrío repentino me hace entrar en razón.

Definitivamente, algo está mal.

Me muevo, tratando de liberarme pero, de repente, se acerca y me muerde el cuello, mientras sus manos empiezan a recorrer todo mi cuerpo. Prendas de ropa caen al suelo una a una. Mi temperatura corporal aumenta aún más. Siento que un deseo en mi interior va en ascenso.

Bueno, duh. He estado en abstinencia por un tiempo. No hay forma de evitarlo.

Me acerca más. Mis ojos se nublan y no puedo ver. Sólo siento el aire caliente en mis orejas.

—Yo… ¡te quiero a ti!


[Shiro: Cliffhanger!! ¿Habrá terminado el “castigo” de Han Xin? :Devilish:]

[1] Onomatopeya para el sonido de pisadas.

[2] La Muerte.

[3] Dandy.- m. Hombre que destaca por su elegancia y refinamiento.

[4] Las medicinas de uso tópico no se ingieren, son para uso externo únicamente.

[5] Claustro.- m. Galería que rodea el patio principal de una iglesia o convento.

[6] En inglés dice “such and such” y me parece cómico “tal y tal”. Más adelante uso la misma expresión.

[7] Por si a alguien le desconcierta lo que Han Xin dice. Imagino que las mujeres debían permanecer vírgenes hasta el matrimonio y que había grandes repercusiones para quien rompiera esta regla. Como Xiao Qinyun es la prometida de Murong Yu, por lo que al perder la virginidad con él antes de casarse, él se haría responsable de lo sucedido sin traerle desgracias a ella.

[8] “Sopla desde afuera”.- No olvidemos que está en un claustro.

[9] Olla de Piedra.- Para quienes tengan curiosidad esta es una koreana pero igual se hacen la idea. 🙂

[*Shiro: Concupiscencia.- Deseo de bienes materiales o terrenos, en especial deseo sexual exacerbado o desordenado. “decían los teólogos morales que en el pecado existe siempre concupiscencia” Lo dejo de último porque no quería predisponerlos con el título del capítulo. ;)]

Capítulo 12 ya disponible en la edición 27 de Kovel Times

Una respuesta en “Indiferente a las Arenas Frías – Capítulo 11: Concupiscencia*”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido