Indiferente a las Arenas Frías – Capítulo 12: Frío Otoñal

Traducido por Shiro

Editado por Ayanami


Las tenues llamas de las velas parpadean de un lado a otro.

Él, se me acerca, sella sus labios en los míos, comienza a mordisquear y chuparlos, respiraciones calientes y apasionadas circulan en medio del enredo. Mi cara está ardiendo y el resto de mi cuerpo se calienta a cada segundo. Me duele la cabeza, apenas abro un poco mis ojos, veo los negros y lujuriosos ojos de él.

¡Dios mío! ¿Qué demonios está pasando? ¡Algo salió mal!

Trato de liberarme, pero para mi propia consternación, descubro que, para mi cuerpo, sofocado por el calor, el único lugar donde encuentra algo de consuelo es en el cuerpo fresco de él. Levanto un brazo tambaleante, para alejarlo, pero él lo alza sobre mi cabeza con su mano y lo inmoviliza. Gruño de dolor.

Maldito bastardo. ¡Se está aprovechando de mí estando convaleciente!

Voltea la cabeza y, con una voz suave y ronca, dice: —No tengas miedo. Déjame…

Luego, besa mi oreja y mordisquea ligeramente mi lóbulo. Un, estremecimiento violento, atraviesa mi cuerpo y mi respiración se acelera involuntariamente. Con sus labios, insoportablemente cálidos en mi cuello, me inundan olas de entumecimiento. Me siento débil hasta los huesos, siendo sostenido en sus brazos, mientras deseos pecaminosos brotan desde lo más profundo de mi ser. Su respiración es irregular. Sus manos deambulan sobre mí, atrayendo esos deseos fuera de sus moradas. Sólo puedo apretar fuertemente la mandíbula y contener los gemidos que casi escapan.

—Déjame oírte.

Besos comienzan a caer como la lluvia. Las últimas piezas de nuestras prendas se rompen y nuestros cuerpos desnudos se entrelazan. Tengo frío y calor al mismo tiempo, mi cabeza es un desastre. Dolorosamente, trato de empujar su pecho.

Maldita sea.

Maldita sea.

Esto no puede suceder…

Mi cuerpo está lánguido, por lo que, después de luchar para abrir las cortinas, cuando trato de levantarme, fácilmente, se apodera de mis muñecas con una mano y con la otra me toma por la cintura, montándose sobre mí de nuevo.

—Vete al infier…

Pero mis palabras quedan atrapadas por sus labios, antes de poder terminarlas. Sus suaves mordisqueos se vuelven más agresivos. Marcas rojas comienzan a esparcirse. En mi cuello. En mi clavícula. En mi pecho.

A pesar de la falta de racionalidad de mi mente, sé lo que me espera. Quiero luchar, pero mis extremidades están atrapadas en la cama y apenas puedo respirar entre sus besos. Sólo puedo jadear por aire, cada vez que me libera.

Hala mis lóbulos, mordisqueándolos de vez en cuando.

—Todavía tienes fuerza para resistirte, ¿eh? —dice, mientras sus manos se mueven a lo largo de mi columna vertebral, provocándome tanto como puede.

Pronto, siento como si una mecha hubiese sido encendida en mi abdomen y, la llama sube hasta mi cabeza, enturbiando mi lucidez. Mis ojos se ponen tan acuosos que no puedo distinguir su complexión. Mis deseos ocultos son descubiertos uno a uno por él. Mi conciencia, sigue desenfocada. Lo agarró de los hombros y se inclina, dejando una marca purpúrea en mi pecho.

Notando la falta de resistencia, me besa ligeramente los labios. — ¿Se siente bien?

Mi cuerpo se estremece, sin control, por donde sus manos pasan. No puedo sentir nada, aparte de sus dulces caricias, pero miro hacia otro lado y me muerdo la lengua. Mi cuerpo, sin embargo, empieza a sacudirse, como si esperara algo más.

No debo decirlo. No debo decirlo. Una vez que lo haga no habrá marcha atrás.

—No vas a decirlo, ¿eh? —Me separa las piernas.

Acostado debajo de él, cada grado del calor de su cuerpo parece abrasarme. Siento su fuego, contra mi lugar ingrato. Mi cuerpo tiembla. Me aprieta más, frotando y empujando su miembro contra esa área varias veces, como si estuviera buscando liberarse.

Fricción suave. Penetración gradual. Tierna destrucción.

De repente, se inclina y me besa apresuradamente, antes de mover sus caderas hacia adelante. Un dolor hasta los huesos me agobia, es como si me partieran por la mitad, mi mente queda parcialmente en blanco.

—Bastardo… ¿no puedes ser más considerado?

Me estremezco en silencio, mis palabras me fallan.

Me besa las mejillas de nuevo, y persuade:

—Relájate…relájate…sólo te harás daño a ti mismo.

Respiro profundamente, instándome a aflojar.

—Así es. Justo así.

Mueve sus caderas de nuevo y dejo escapar un fuerte gemido, mi cuerpo se arquea voluntariamente. Entierro mis uñas en sus hombros y me presiono contra su pecho caliente, haciendo que él se quede sin aliento y comience a moverse más rápido.

—Sal… ¡Oww!

Las reacciones de mi cuerpo no mienten y se estremece con cada uno de sus movimientos. Incluso las gotas de su sudor que caen sobre mí, parecen arder a una temperatura increíble. La luz de las velas dibuja su silueta, haciendo que sus ojos sean lo único que brille. Está encima de mí, respirando agitadamente, rasgándome los labios, por un segundo, pensé que me desmayaría del placer.

Una sensación hormigueante y de adormecimiento, se acumula en mi interior, mientras nuestros cuerpos se fusionan, aumentando en intensidad; cada una de sus penetraciones trae dolor tortuoso y placer incomparable, al mismo tiempo.

La lujuria impregna el aire hasta un nivel sofocante. El deseo nos golpea como olas, ahogándonos y llevándonos a sus profundidades.

Con las velas casi extinguidas, la habitación se oscurece y el toldo blanco se convierte en niebla.

Pierdo el conocimiento.

No hay sueños.

⧫ ⧫ ⧫

Me esfuerzo por abrir los ojos.

Apenas me muevo y un dolor demoledor, me atraviesa, pero no puedo identificar el lugar exacto. Me duele en todas partes.

Me apoyo en mis codos para levantarme, pero mi mitad inferior parece desgarrarse. Aprieto la mandíbula. Entonces, me golpea como un rayo en una tormenta. Fragmentos de mi memoria resurgen. Entierro mi cara en la suave almohada, en este momento, me gustaría poder asfixiarme hasta la muerte.

De verdad…debajo de un hombre.

Cierro los ojos, exhausto, y sonrío irónicamente.

Siento un cuerpo flanqueándome por detrás. Parece que también se aferra a mi cintura. Lentamente, volteo mi cabeza para ver esos malditos ojos bonitos luciendo extra enérgicos. Después de verme despertar, me agarra con más fuerza y me acerca a él, poniendo una manta sobre nosotros. Rodeado de su calidez y aliento, trato de liberarme, pero no parece quedarme fuerza para hacerlo.

Frota mi frente con su nariz.

— ¿En qué estás pensando?

Enfurecido, inclino mi cabeza a un lado, escapando de sus respiraciones calientes.

—Matarte.

— ¿Oh? —Se detiene un momento, antes de reírse por lo bajo. —¿Seguro que quieres hacer eso?

— ¿Por qué no habría de hacerlo? ¿Quién te crees que eres? —Hago lo que puedo para distanciarme de él, aunque no está funcionando del todo.

— ¿Quieres matar a tu hombre?

—Maldito… ¡Vete! —Estoy tan enojado que ya no puedo ver con claridad.

No puedo creer que estuve…con un hombre. ¡Y yo fui el de abajo!

Se ve aún más alegre, mientras pone su brazo alrededor de mis hombros:

—Tú y tus palabras de nuevo. Lo que sea. Lo dejaré pasar. —Se acerca más, sonriendo con suficiencia, y me muerde los labios.

— ¿Cómo te sientes ahora? —Susurra.

Lo miro amenazadoramente, antes de cerrar mis ojos. Me siento como gelatina, suave y débil, sin mencionar que estoy pegajoso por todas partes. Ya me he movido demasiado, así que sólo quiero dormir.

Dejo que mi mente se relaje por un segundo, él me toca como si lo hubiera estado haciendo toda su vida. Una electricidad parece recorrerme.

— ¡Basta!

— ¿Cuál es el problema? Anoche lo vi todo~. —Bromea con sus labios aún entre mis cejas. Sus manos continúan, tocándome en todas partes, aumentando la temperatura por donde quiera que pasan.

Es un imbécil, cara dura. Después de verlo sentado tan tranquilo como si yo hubiese caído en su regazo, pagaría para que le dieran una paliza.

Su mirada me penetra, su aliento está a centímetros de mí. Estamos tan cerca que nuestro cabello está entrelazado y puedo ver mi propio reflejo en sus pupilas, así como las marcas pecaminosas en mi pecho desnudo. Instantáneamente, las pasiones acaloradas de la noche anterior me inundan de nuevo y mis mejillas comienzan a arder. Justo cuando estoy a punto de girar la cara, planta sus labios sobre los míos. Una calidez húmeda me asfixia y su lengua ágil se cuela en mi boca, es una acción tan tierna que estoy a punto de ahogarme en ella.

Mi respiración se agita. Deseos carnales y concupiscentes se apoderan de mí.

A regañadientes, me deja ir, antes de sentarse y ponerse una camisa. —Lo que dicen de que “se levantaban cuando el sol estaba en lo alto del cielo, la noche sensual era demasiado corta y, desde entonces, el Emperador faltó a la corte de la mañana”. Ahora lo entiendo.

—Por favor, ¡no te hagas ilusiones! —Me cubro con la manta y lo miro por el rabillo del ojo. Estoy completamente agotado. Ni siquiera quiero levantar un dedo.

Me encuentro y saludo a todos los del clan real de Yan en mi cabeza, condenando y lanzando las más viles maldiciones sobre todos y cada uno de ellos, empezando por el emperador fundador de Yan hasta el nieto por nacer de Murong Yu. Ese bastardo era como una bestia en celo, torturándome durante toda la noche. Apenas me acabo de recuperar y no podía manejar una actividad tan vigorosa. Estoy agotado.

Me giro hacia el otro lado y me envuelvo con la manta. Bostezo y me preparo para volver a dormir.

No hay nada que pueda hacer respecto a esto ahora. Estoy muy enojado, pero ahora mismo ni siquiera tengo la energía para hablar. Además, no soy una mujer que necesita proteger su virtuosa castidad. No necesito llorar, colapsar y atormentarme por esto. Al diablo con esto. Debería tomar una larga siesta, volver a ponerme en forma y organizar mis pensamientos más tarde.

Oigo pasos acercándose. —Puedes dormir un poco, pero lávate primero.

— ¿Eh? —Lo fulmino con la mirada.

Me sonríe y me quita las mantas. Me sonrojo y resisto automáticamente, tratando de cubrir mi cuerpo con la sábana, pero me ignora y me lleva a la habitación de atrás.

—Lo estuve mirando toda la noche. No hay nada que ocultar.

El vapor se eleva suavemente en el aire neblinoso.

Empiezo a sentir como me bañan en agua caliente. Mis brazos están colgando de forma perezosa a un lado de la bañera y mis ojos empiezan a cerrarse por la somnolencia. Él está lavándome cuidadosamente con un paño. Ya me sentía flácido y ahora, con el agua, apenas logro mantenerme firme, así que le dejé hacer lo que quisiera.

—Murong Yu, para ser un Gran Mariscal, tienes mucho tiempo libre. Ya casi es mediodía. —Por supuesto, todavía tengo suficiente energía para hablar.

Se ríe mientras me lava. Me sopla el hombro y lo toca. Debido al contacto, me sobresalto y mis dedos se agarran al borde de la bañera. Sus dedos recorren la cicatriz en mi hombro izquierdo una y otra vez.

—Esto de aquí, ¿todavía duele?

No he comprendido por completo lo que ha dicho, por lo que me quedo viéndolo, estupefacto. Lo único que puedo ver en sus intensos ojos es calidez.

Oh, cierto. Esta lesión es a raíz de que le salvé la vida.

Se inclina y la besa. Tiemblo, olvidándome por completo de resistirme.

—Esa noche, dormiste durante mucho tiempo. Era como si no fueras a despertar de nuevo… —Sus labios se alejan, revelando rojos chupones en mi hombro. Sonríe. —Aquí, te limpiaré y luego podrás ir a descansar.

Sus dedos me penetran. Gracias a Dios está limpiándome, así que cierro los ojos y trato de ignorar la intrusión.

Después de ponerme ropa interior limpia, me lleva de vuelta a la cama. Me mete dentro y planta un suave beso en mi frente.

—Descansa. Volveré más tarde.

⧫ ⧫ ⧫

Aparentemente, el mediodía durante el otoño puede ser bastante cálido.

El cielo azul, sin nubes, se extiende hasta donde el ojo alcanza ver. La deslumbrante luz del sol cae en cascada como oro líquido caliente, bañando mi cara junto con los vientos otoñales. Es calmante y pacífico.

Estoy acostado en un campo de hierba suave, con los ojos cerrados, holgazaneando bajo el cálido astro, masticando un pedazo de hierba.

Me había despertado un poco después de la puesta del sol ese día y, cuando me levanté, todavía estaba, endemoniadamente adolorido. Comí la cena que me trajo, mientras sufría de dolor y, antes de que él llegara a la cama, me volví a dormir.

Bueno, no estoy en contra de tener un suave cojín humano para apoyarme en mi dolorido y frágil estado, pero es una historia diferente cuando dicha almohada comienza a reírse por lo bajo, mientras me toca por todas partes.

De haber tenido un cuchillo a mi alcance, lo habría despellejado vivo sin dudar. Si hubiera sido capaz de moverme, por supuesto.

Dios, ¿qué estoy haciendo? Incluso ahora, no puedo hacer otra cosa que perderme mirando el cielo azul celeste.

Realmente, no quiero pensar en lo que pasó esa noche. Bueno, admito que recientemente he sido muy desafortunado, ¡pero esto tiene que ser una broma!

Me enteré después, que de hecho Xiao Qinyun fue quien hizo la olla de sopa, y agregó un ingrediente adicional, además de pollo y ginseng.[1] ¡Dios mío! Sólo estaba bromeando con ella. ¡¿Quién iba a saber que lograría conseguir afrodisíacos?!

¡Y Murong Yu también! ¡Fue a la cocina, por Dios sabe qué razón y, como le agradó el olor, decidió llevársela…!

Cierro mi mano derecha en un puño y golpeo el suelo con todas mis fuerzas.

“Nunca puedes escapar de tus propias acciones”, ahora entiendo este dicho.

Cuando solía vivir un estilo de vida “libre” en la capital, recorría un millón de flores bonitas y no había ni una sola que me retuviera. ¿Quién hubiera pensado que ese picaflor[2] terminaría debajo de otro hombre?

Exhalo profundamente, abro mis ojos un poco y dejo que se cierren de nuevo.

Pienso en aquella noche. Mis delirantes gemidos, mientras mi cuerpo se retorcía para encontrarse con el suyo. Incluso llegué en sus manos. Era como si mi cuerpo no fuera mío.

¡Qué vergüenza, demodios!

Dejé salir un largo suspiro. Siento como si algo estuviera atorado en mi pecho. No logro hacerlo bajar ni salir. Me está ahogando.

¿Qué relación hay entre Murong Yu y yo? ¿Fuimos privados de sexo durante demasiado tiempo? ¿Y sólo estábamos buscando liberación de algún tipo?

Mi dignidad como hombre, la parte más importante de mi hombría, fue pisoteada y sofocada. ¡Cuando lo pienso, quiero matar a alguien!

Pero, las cosas que hizo esa noche…se sintieron bastante bien…quiero decir, no fue tan malo. Es bastante bueno haciéndolo. Obviamente, es muy experimentado. Aunque en parte fue por las drogas, tengo que admitir que tampoco me resistí.

¡Uf! ¡No! ¡¿En qué coño estás pensando, Han Xin?! ¿Estás drogado? ¿Cómo diablos puedes pensar que se sintió bien? Los dos, aun siendo hombres, tú tienes la desventaja (¡la mayor!).

Afrodisíacos, eh.

Está bien, me digo a mí mismo. Sólo actuaba extraño por las drogas. No he sido privado de sexo durante tanto tiempo como para excitarme por un hombre. Al punto de empezar a desarrollar una atracción hacia mí mismo sexo.

No me estoy convirtiendo en un homo.

Mi mente comienza a calmarse. Sigo siendo mi propio hombre.

Oigo pasos acercándose y deteniéndose a mi lado. Con mis ojos cerrados, puedo sentir que algo está bloqueando el sol.

—Oi, quítate de en medio. No bloqueez mi sol.[3]

Me tomó mucho trabajo encontrar un lugar para tomar el sol en esta enorme residencia. No quiero que nadie perturbe mi siesta sin una buena razón.

Pero mi rostro permanece en las sombras. Molesto, abro los ojos, sólo para ver los oscuros ojos de Murong Yu junto con sus labios fruncidos.

— ¡¿Por qué, últimamente, me has estado evitando?! —Me interroga, después de un breve silencio.

Me siento y lo observo con la hierba entre mis dientes. —Nezezito al menoz un par de díaz para azimilarlo todo, ¿de acuerdo?

Dirige su mirada hacia algo en la distancia.

—Cómo te sentiríaz si terminaraz debajo de otro hombre, ¿eh? —Iracundo, parto la hierba por la mitad y la escupo mirando hacia al frente.

— ¿Me odias? —Pregunta, mientras da un paso hacia mí con una media sonrisa.

De pronto, me siento demasiado cansado para mirarlo. —No lo llamaría odio. La verdad, nunca he odiado a nadie. Estos últimos días han sido un poco borrosos. Sólo necesito un poco de tiempo a solas.

Camina hasta que se encuentra frente a mí, antes de agacharse para mirarme. Frunzo mis labios en desafío, pero dejo que agarre la hierba en mi pelo.

—Tampoco quiero que me odies —dice.

Forzó una sonrisa, pero es un patético intento.

—Pero, aunque lo hagas, voy a aclarar algo. Nunca he sido de los que se retractan. —Hace una pausa. —Hablo en serio.

Niego con la cabeza.

¿En serio? Qué gracioso.

No me lo creo.

Sí, incluso entre un hombre y una mujer, todo podría ser un acto, no se hable al ser entre dos hombres. Sin mencionar que somos de clases muy diferentes y pertenecemos a Estados rivales. Esa noche de pasión, no fue más que un error causado por afrodisíacos.

No quiero pensar en ello, así que lo olvidaré.

Sí, fue sólo un error.

Me levanto y me sacudo la ropa, él también se levanta. Le miro y digo:

—Olvidémoslo. Como si nada hubiera pasado.

— ¿Hablas en serio? —dice, mientras me agarra del brazo.

Lo miro sin ninguna expresión. Logro ver una emoción de dolor en sus ojos. Su agarre en mi brazo se tensa y trato de zafarme, pero no lo logro.

—Claro que lo digo en serio.

—Todo se desvanecerá con el tiempo suficiente. —Mi voz es casi monótona. —Lo que pasó esa noche no fue normal. Sería bueno que tú y yo lo olvidemos.

— ¡Tú! —Ruge y da un paso para abrazarme, pero me aparto. Se detiene.

—Piénsalo un poco más. Puedes quedarte a mi lado para siempre, Han Xin. Puedes ayudarme.

Alejo su mano de mí y retrocedo un poco más. — ¿Qué cree su Alteza que soy? ¿Su sirviente en título y su concubina en la realidad?

—Ah, supongo que este es el destino de un prisionero. Ni siquiera en control de su propia vida. —Siento ira en su expresión y me burlo.

— ¿Prisionero? —Repite lentamente. —Nunca he pensado en ti como un prisionero, salvo al principio. Dime, ¿alguna vez has visto a un prisionero como tú?

—Tienes tus propias razones para tratarme como lo haces. Cualesquiera que sean tus metas, es tu problema. No tiene nada que ver conmigo. —Sonrío.

Se detiene por un momento, antes de retroceder un par de pasos. Repentinamente, su mirada está llena de toda clase de emociones que no puedo identificar. No sé si está bien o molesto.

—Xin —me llama.

Me doy la vuelta. —Mi nombre es Han Xin, su Alteza. Sería mejor si pudieras llamarme de ese modo.

Frunce el ceño y sus ojos parecen oscurecerse a medida que me mira, como tratando de ver el fondo de un viejo pozo o pantano. Cuando estoy a punto de irme, agarra mi muñeca y lo siguiente que sé, es que tiene sus brazos alrededor de mi cintura y me tiene apoyado contra un árbol. Su aliento caliente, golpea mi cara y me molesto. Me preparo y lo fulmino con la mirada. Él me la sostiene sin soltarme.

— ¡Murong Yu!

—Han Xin, creo que necesitas calmarte. Podemos hablar de esto de nuevo, una vez lo estés. —dice finalmente.

— ¡Estoy tranquilo! —Aprieto los puños detrás de mi espalda. Si tiene que reducirse a eso, un puñetazo hará el trabajo.

Su abrazo se vuelve férreo, como si no hubiera dicho nada. Tanto que es incómodo. Comienzo a flexionar mis brazos y, estando a punto de liberarme, alguien aparece, corriendo hacia nosotros desde la distancia. Nos separamos inmediatamente.

— ¡Su Alteza, hay un mensaje urgente!

—Puedes retirarte. —El rostro de Murong Yu ha vuelto a su estado normal. Le lanza una mirada feroz a la persona.

No permaneciendo un segundo más, retrocedo un paso, me giro y me marcho.

Tú y yo estábamos destinados a ser así, Murong Yu.

⧫ ⧫ ⧫

Cerca de medio millón de hombres, a cada lado del Paso de la Colina Sur, han sido atrapados en un empate durante varios días, la superficie, aparentemente tranquila, oculta dentro de ella una tempestad. Sin embargo, este equilibrio es perturbado, rápidamente.

Cinco mil dragones de Yan, cabalgan hacia allá, por la noche. Después de que los soldados de Rui en servicio nocturno los vieron desde las torres, tres mil caballerías, al mando del Mariscal Heng salieron de inmediato de la fortaleza para hacerles frente. Tal vez, debido a que Gran Rui ha perdido casi todas las batallas, el capitán Yan baja la guardia y el mundo saborea una muestra de la destreza militar del mariscal.

Xu Zheng, su brazo derecho, utiliza sangre y carne como cebo para conseguir que la caballería Yan, de cinco mil, los persiga. Atacando y huyendo, tienen éxito en llevar a toda la caballería de Yan al Barranco del Gavilán.

En el Barranco del Gavilán, como el nombre sugiere, se debe ser tan rápido y ágil como un gavilán para lograr escapar de él.

En el momento en que las tropas de Yan entran en el barranco, mil arqueros comienzan a disparar desde ambos lados, mientras otros dos mil hombres bloquean la entrada del valle. Xu Zheng, a continuación, hace que sus tropas regresen. Su vanguardia logra dividir a sus enemigos por la mitad, golpeándolos como relámpagos, creando así, un tifón de sangre. La Batalla del Barranco del Gavilán dura desde el anochecer hasta el mediodía, y continúa hasta el siguiente amanecer.

El capitán Yan, gravemente herido, lidera a un tímido escuadrón de mil hombres fuera de la trampa mortal y se reporta de vuelta a la base. El lado de Xu Zheng también queda con un poco más de mil hombres. Se retiran al Paso.

Los cadáveres yacen en innumerables pilas y montones, sangre fluye libremente por el suelo del barranco. El olor dulce y enfermizo de la sangre se logra percibir en el aire a kilómetros de distancia. Espantando incluso a bestias y pájaros.

La moral del ejército de Rui se dispara por los cielos, todos en la nación hablan de la eminencia del Mariscal Heng.

Heng Ziyu, mejor conocido como el Mariscal Heng. En su juventud, fue conocido como un prodigio militar sin igual, pero es más conocido por ser alguien cruel y despiadado. Una vez, cuando el Condado en el sur había estado sufriendo diversos ataques de piratas, evacuó a una gran parte de los residentes de Jin An y utilizó a los cuatro mil ancianos y jóvenes restantes que no quisieron irse como cebo. Después de atraer a todos los piratas al Condado, le dio instrucciones a sus fuerzas, apostadas río arriba, de destruir las presas. Todo el lugar y las 300 millas de tierra fértil circundante, se inundaron en un instante. Lo que solía ser una zona rica con extensas tierras de cultivo, de la noche a la mañana, fue arrasada por las violentas olas.

Su forma de actuar fue excesiva, pero no hay duda de que la gente muere en las batallas y, además, había zanjado el conflicto en el menor tiempo y con una mínima cantidad de bajas. De no haberlo hecho así, las pérdidas no habrían bajado de diez mil.

Después, a pesar de que los piratas nunca se atrevieron a atacar de nuevo por temor a él, Heng recibió duras críticas del Emperador. Al mismo tiempo, se le concedió el título noble de Marqués junto con el de Protector de los Mares, además del decreto para que él y sus descendientes permanecieran establecidos en las fronteras del sur de por vida, nunca podrían regresar al Norte sin un edicto imperial. Ahora bien, dejarlo sin vigilancia significa problemas, desde entonces, menosprecia a la familia real y ha perdido el respeto hacia la corte

Fue exiliado al sur porque fue considerado culpable, pero al final, fueron los funcionarios superiores de la corte quienes se encargaron de elaborar el decreto. Los escolásticos eran la base de Gran Rui. El único emperador, hasta la fecha, que ha tenido un trasfondo marcial fue el emperador fundador, el Emperador Rui Shun. Pero no fue del agrado de los funcionarios civiles ver a personas de orígenes insignificantes ganar poder a través de medios marciales y desplazar el control que tenían en la corte.

Ahora, después de siglos de esta política contra los logros marciales, bajo los cascos destructivos de la caballería de Yan, Rui finalmente se enfrenta a las consecuencias mortales.

No sé si el Mariscal Heng puede salvar este frágil país al borde del colapso, pero sí sé que Murong Yu se enfrenta a un oponente despiadado.

⧫ ⧫ ⧫

Así que le he estado dando a Murong Yu la ley del hielo. Erm…bueno, tampoco es eso. Es más bien como que ha estado demasiado ocupado con los informes y órdenes que vienen sin parar de las líneas del frente y la capital de Yan como para preocuparse por mí.

Pero tampoco estoy mucho mejor. La gente que se suponía vendría a recoger a Xiao Qinyun no ha llegado y como Murong Yu no quería que diera más problemas, la puso bajo estricta vigilancia las 24 horas del día. Por supuesto, termine siendo arrastrado por ella.

¡¡No me merezco esto!! ¡¿Cómo puedo escapar con éxito, cuando estoy hasta el cuello lidiando con ella?!

Lloro, exasperadamente, en mi mente, pero todavía tengo que hacer mi trabajo diligentemente, veo la estufa con ella, mientras la medicina se calienta.

¡Oh, claro! Desde el incidente con su sopa de pollo y ginseng, he sido más que cuidadoso con lo que prepara. Me refiero a que ser capaz de poner sus manos en afrodisíacos, aquí en el campo, ¡no puedo ni siquiera imaginármelo!

Además, tengo un asunto pendiente con ella. Porque, originalmente, había estado esperando pacientemente en la cocina, mientras la sopa de pollo estaba lista, pero terminó saliendo por un segundo. Cuando volvió, la sopa ya no estaba, así que corrió a buscarla. Nos escuchó a Murong Yu y a mí hablando desde fuera de su habitación, pero como siempre ha sido un poco cautelosa con él no entró.

¿Por qué no lo hizo? Ah…~

Niego con la cabeza tristemente. ¿No había manera de evitarlo?

Ella mira en silencio las llamas danzantes en la estufa, sus labios ligeramente fruncidos, ojos medio cerrados, mirando un poco hacia abajo. Yo también estoy callado. No hace falta que me lo diga, sé por qué está triste.

Desde que llegó el otoño, ha estado lloviendo sin parar. Hace unos días, Murong Yu, poco acostumbrado al clima frío y húmedo del Sur de Yan, se resfrió cuando sus reuniones se extendieron hasta tarde en la noche.

Estoy mirando el oscuro crepúsculo fuera de la ventana, mi corazón, por alguna razón, está intranquilo.

—Hermano, te fuiste~ —bromea.

Me toma un momento concentrarme y, cuando lo hago, la veo estudiándome con ojos curiosos, su cara apoyada en sus manos.

—Has estado así por varios días ya, siempre ensimismado. ¿En qué piensas?

Aparto la vista de la ventana y le sonrío a modo de disculpa. No sé qué responderle, así que uso la medicina para desviar su atención.

En realidad, me siento un poco culpable hacia ella. Después de todo, se suponía que ella era quien pasaría esa noche con Murong Yu, no yo. Pero gracias a Dios que no lo sabe, de lo contrario nunca pararía de hablar de ello.

Fue un gran error. Una desafortunada coincidencia.

Se acerca y me pregunta con suavidad: — ¿Echas de menos tu casa? —Niego con la cabeza, pero continúa. —Tiene que ser así. Quiero decir, ahora mismo, extraño mucho la mía. Echo de menos el nido de golondrinas y el congee de hongos blanco[4] con azúcar de roca que mi mamá me hace.

La miro de reojo y le digo:

—No tengo casa, ¿cómo podría extrañarla? —Suspiro.

Ella se congela, conmocionada, antes de bajar la mirada. No digo ni una palabra más.

Una Duquesa del clan real, nacida en la mansión de un primer ministro y que creció en el Palacio Imperial y la corte. Un día, se casará y formará parte de la mansión de un Lord. Todo lo que ha visto y experimentado, es lo mejor de lo mejor. Apuesto a que todo lo que ha pasado recientemente, es nuevo para ella.

Todo este problema, sólo por el hombre que le gusta. Pobre chica.

—Mi amor también ha estado así últimamente, de mal genio y con una expresión aterradora todo el día. —Se apoya en mi hombro, mientras observa las llamas. —No come ni descansa bien, a pesar de que se ha resfriado…

Bajo la mirada y trato de no escuchar o pensar en lo que está diciendo.

Las llamas son fuertes, pintando las paredes de un tono rojo oscuro.

Desde esa noche, me siento culpable y torpe con ella. Realmente confía en mí, más aún, después de que la traje a salvo en aquella ocasión, pero parte de ese tiempo la había estado usando, aprovechando su estatus y su ingenuidad, para mis propios objetivos.

Como escapar.

Sé que es algo muy vil, pero también sé que a veces debes hacer lo que sea necesario para alcanzar tu meta. No soy un Santo. No puedo ser honesto y justo toda mi vida.

Murong Yu debería ser su marido. Creo que será un buen esposo, un buen padre y no mi…

Sacudo mi cabeza furiosamente, para ahuyentar estos pensamientos.

— ¿Hermano, puedes ir a hablar con él?

Niego con la cabeza sin responderle, ni siquiera miro sus ojos llenos de esperanza. No tengo nada que decir. Lo que necesito hacer ahora es mantenerme alejado de él.

La ayudo a verter la medicina y revolverla con una cuchara pequeña. Sólo después de asegurarme de que la temperatura está bien la acompaño a la habitación de Murong Yu.

Las luces de las velas brillan tenuemente, mientras él se sienta, inclinando la cabeza, para leer los informes de alta prioridad frente a él. Hay varios abiertos en su escritorio, con los que aún no ha terminado. El pincel y la tinta han sido puestos a un lado. Una brisa sopla, haciendo que el papel resuene en su estela. Tose ligeramente, sus hombros se mueven también. Su figura parece muy solitaria.

Siento un leve tirón en mi pecho.

Xiao Qinyun empuja la puerta abriéndola, entra sólo después de que le doy un pequeño empujón. Rápidamente, me hago a un lado y me escondo en la oscuridad.

Ella se le acerca y pone la medicina en su escritorio.

—Déjala y vete —le ordena fríamente, sin siquiera apartar la mirada de lo que está haciendo.

—Yu, me iré después de que lo bebas.

—Vete. No me hagas repetirlo.

— ¡No!

Tal vez, Murong Yu, verdaderamente se ha cansado y ya no la quiere cerca. Toma el tazón y se lo acaba de una vez, luego lo tira en la bandeja, antes de beber un poco de té.

—Puedes irte ahora.

Ella se muerde sus labios, antes de mirar hacia abajo sin decir una palabra y sale por la puerta.

Justo cuando estoy a punto de irme dice con su voz fría:

—Pasa, Han Xin.


[Shiro: Es una pena que Han Xin esté tan consternado. Para él seguro todo es un castigo XD Pero ambos me encantan. <3 <3 <3]

[1] El ginseng es muy positivo para los hombres: combate la impotencia, restaura la vitalidad, favorece la erección y estimula el apetito sexual. 😉 Aunque no es un afrodisíaco. XD

[2] Originalmente dice “playboy”, aunque como no creo que sea una expresión acorde a la época, por lo que la adapté, ya que tiene el mismo significado. 

[3] La escritura es así, debido a que tiene una pajita en la boca XD

[4] Tremella fuciformis: En la gastronomía China, Tremella fuciformis es empleado tradicionalmente en la elaboración de platos dulces. Aunque carece de sabor, Es apreciado por su textura gelatinosa y por sus supuestas propiedades medicinales. (Source: Wikipedia)

4 respuestas a “Indiferente a las Arenas Frías – Capítulo 12: Frío Otoñal”

  1. La vida de este hombre no ha sido fácil 😞 espero alcance sus metas y sea feliz, se lo merece, de verdad, gracias por traducir está tierna y triste novela, al pendiente de más 🙃

  2. Esta novela me gusta mucho, estoy feliz de haberla iniciado, gracias por publicarla.
    Pero estoy preocupada por si la seguiran actualizando o no, ¿Aun la traducirá?

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