En cuanto Tang Feng entró en la empresa, habiendo estado ausente desde hacía mucho tiempo, sintió que el ambiente era distinto del habitual. Le faltaba algo de la despreocupación y la energía matutina y estaba lleno de sospechas, dudas e inquietud. Parecía que la noticia de los cambios en la alta dirección se habían filtrado dentro de la empresa.
¿Qué tiene que ver la reunión de la alta dirección con un pequeño empleado como yo? Seguí leyendo “Una Verdadera Estrella – Volumen 4 – Capítulo 24: El primer choque”
—Te vas a arrepentir.
Las cortinas se abrieron de golpe, obligando a Kaitel a entrecerrar los ojos por el repentino destello de luz. Aún aturdido por el sueño, levantó un brazo para protegerse.
—¿Qué demonios estás diciendo? Seguí leyendo “La hija del Emperador – Capítulo 30”
—Quiero erigir un cenotafio para mi padre —dijo Shao Qian.
Tal vez aquella bestia mágica de alto rango no había sido realmente ignorante. Quizá solo había pensado que, tarde o temprano, lograría conmover a esa mujer, y ella lo acompañaría a pasar juntos sus días en paz. Al final, sin embargo, ella resultó ser aún más cruel de lo que él había imaginado. Incluso después de su muerte, no fue capaz de mostrar piedad y dejar en paz a su hijo.
—Por supuesto —respondió Vincent. Seguí leyendo “Ningún mundo parece el adecuado – Capítulo 35: Mi emperador bestia, por favor, espere mi llegada”
¿A qué se refería con que ya lo sé? ¿Nos conocimos en el pasado? Pero si alguna vez hubiera conocido a Ishakan, no podría haberlo olvidado. Leah miró en silencio al hombre que tenía delante.
Tenía rasgos afilados. Iluminado por la luz de la luna, ese rostro era superior a cualquier rostro que hubiera visto jamás, incluso entre los kurkanos. Nunca olvidaría esa cara, incluso si hubiera querido.
Pero Ishakan no parecía dispuesto a seguir discutiendo el asunto. Él la levantó en sus brazos y cambió de tema. Seguí leyendo “Matrimonio depredador – Capítulo 107: La venganza de Genin”
Las publicaciones con las fotos estallaron en internet casi al unísono, en el letargo de la tarde.
A esa hora, Bai Lang estaba en el jardín infantil de Qiu Xiaohai, participando en su festival deportivo. Qiu Qian había partido el día anterior hacia el país V por el proyecto de licitación, pero antes de marcharse había reordenado todo su equipo de seguridad, asignándolo en torno a Bai Lang, e incluso había llamado a Lin Gongcheng para reforzar con más personal la vigilancia en el plató de rodaje y sobre ciertos individuos de interés. Solo después de estas disposiciones, Bai Lang lo había «despedido» del país. Así, había tomado un día libre para asistir al evento como representante de la familia. Seguí leyendo “El renacimiento de una estrella de cine – Capítulo 41: Ataque y contraataque”
Las patas traseras de la mujer lobo se impulsaron con fuerza y su cuerpo salió disparado por el aire. Cayó como una bomba y el suelo retumbó con un cráter abierto en medio del patio. Gigantesca, descomunal, pero nada torpe: su velocidad era la de una bestia cazadora. En cada zancada, sus garras brillaban, buscando desgarrar a Tang Mo. Seguí leyendo “La Tierra está en línea – Capítulo 141: Tang, ¡me la has jugado!”
Max se quedó perpleja al ver la determinación que había en los ojos de la chica. Idcilla, que tenía cuatro años menos que ella, era cien veces más valiente que ella. Sintiéndose incómoda bajo su mirada, Max apartó la vista. Seguí leyendo “Bajo el roble – Capítulo 109”
Posiblemente fuera él, y no ella, quien ya no podría ocultar sus sentimientos.
Eckart sintió una oleada de impotencia mezclada con una culpa leve, sensaciones que lo habían acompañado toda la vida pero que ahora, gracias a ella, ya no le resultaban incómodas. Seguí leyendo “Prometida peligrosa – Capítulo 172”
Ober la siguió y pronto desapareció. Elias y su esposa se retiraron, murmurando que estaban cansados. Pronto, los pasillos del tercer piso quedaron sumidos en silencio.
El silencio persistió hasta que los sirvientes y criadas de la mansión llegaron para limpiar. Seguí leyendo “Prometida peligrosa – Capítulo 171”
Al día siguiente de la detención de Zakharov, Cordelia volvía a hablar con Isma y otro caballero en el castillo. Ya les había explicado un poco la situación el día anterior, pero hoy la llamaban de nuevo porque había entrado en la mansión de Zakharov. Seguí leyendo “¡¡Gotas~!! La historia de la Princesa de la Fragancia~ – Acto 51: Falsas buenas acciones y diligencia sincera (4)”
—No crees que tu vida actual sea mala en absoluto, así que incluso trajiste a tu hija a tu mundo —Tang Feng sacudió la cabeza—. Tanto si hereda tu negocio como si tiene su propia vida, la pequeña debería tener la vida de una niña -despreocupada y feliz- en lugar de ser controlada por los adultos demasiado pronto.
—¡Shh! —Albert puso su dedo índice en los labios del actor. Seguí leyendo “Una Verdadera Estrella – Volumen 4 – Capítulo 23: Siempre hay una escapatoria”
En cuanto estuve en brazos de Kaitel, consideré qué decirle a mi inexpresivo padre.
¿Debería sonreír? Ugh, pero ¿por qué te ves más irritable que de costumbre? ¿Exceso de trabajo? ¿Necesitas una dosis de mis monerías para animarte? ¡Agh, ni que fuera tu payaso personal!
—¡Cito! Seguí leyendo “La hija del Emperador – Capítulo 29”
En algún momento, Erich, de nueve años, empezó a notar vagamente que no era normal. Ocurrió no mucho tiempo después de la muerte de sus padres.
¿Cómo podría no saberlo? Seguí leyendo “¡Cuidado con esos hermanos! – Capítulo 25.5: Los pensamientos de Erich”
Byun Gyeongbaek era un hombre desagradable, pero hasta ahora Leah al menos había reconocido sus habilidades, ya que había mantenido a raya a los Kurkan durante tanto tiempo en la frontera occidental. Pero todo había sido una mentira. Seguí leyendo “Matrimonio depredador – Capítulo 106: Secuestro de Gyeongbaek”
Cuando finalmente concluyeron todas las actividades de Calle caótica, el cielo ya se teñía de naranjas crepusculares.
Qiu Qian se levantó, sacudiéndose la chaqueta, solo para encontrarse rodeado por un bosque de micrófonos. Durante el evento, el rugido del presentador había frenado los intentos de los periodistas, pero ahora era imposible contenerlos. Seguí leyendo “El renacimiento de una estrella de cine – Capítulo 40: Represalias”