Traducido por Shisai
Editado por Sakuya
Había pasado una semana entre el incidente del secuestro y cuando Meria, la niñera, dejaría la capital imperial para irse a su ciudad natal.
Fue una semana llena de preparativos para Herscherik, junto con un viaje a la ciudad del castillo para ver a la pareja de vendedores de frutas después de que Kuro le informó que estaban preocupados por él.
La pareja de vendedores de frutas se sintió aliviada de que Herscherik estuviera a salvo, como si fuera su propio hijo. Por supuesto, el esposo era tan poco sociable como siempre, pero aun así, usó su mano grande para revolver el cabello de Herscherik.
Cuando le preguntaron por qué no había venido, respondió que tenía dolor de cabeza, fiebre y mareos, así que descansó por si acaso. Cuando dijo esto, Luisa le regaló dulces horneados y, por alguna razón, su marido le dio un oso de peluche.
Al aceptar los dulces y el oso presentados, notó que las orejas del marido se ponían ligeramente rojas y pensó: ¡Ah, voy a terminar con esta brecha moe! Mientras simpatizaba con Luisa.
Una vez finalizados los preparativos, la formación del grupo del príncipe consistió en un carruaje que llevaba a Herscherik en el frente y otro, que llevaba a Meria y el equipaje, en la parte de atrás.
A su izquierda y derecha, había 25 miembros del escuadrón de élite de la Guardia Imperial del país, incluido el Comandante del Escuadrón y el cochero del carruaje, que servían a la familia real como guardaespaldas.
Dentro del carruaje vigilado, la linda y angelical cara del príncipe estaba deformada por el dolor.
—Kuro, ¿ya llegamos?
Le preguntó débilmente a su mayordomo principal Schwartz, también conocido como Kuro, que viajaba dentro del carruaje junto con él.
Mirando a su maestro en tal estado, Kuro dejó escapar un suspiro y, a pesar de ser un sirviente, respondió con una expresión irritada.
—Hersche, te escuché preguntar lo mismo hace 10 minutos. Sabes que todavía nos queda una semana, ¿verdad?
El viaje para llegar a la ciudad natal de Meria fue de aproximadamente dos semanas. Sin embargo, solo estaban a medio camino.
—Uuuu, Kuro está siendo despiadado. Y me siento enfermo.
Dicho esto, Herscherik metió la cara en la montaña de cojines.
— ¿Por qué tiene que balancearse tanto…?
—Porque es un carruaje.
Las palabras de Kuro fueron como una espada cortando las quejas de Herscherik.
El pequeño príncipe era actualmente la persona de más alto rango en toda esta marcha, y sufría de cinetosis.
Si no recuerdo mal, también era débil al viajar en algún vehículo en mi vida pasada…
Cada vez que Ryouko viajaba en un vehículo que ella no conducía, casi con seguridad se sentiría enferma. Tanto en los trenes normales, como en el tren bala, se marearía. Y era un hecho que lo sentía aún más en las máquinas de tipo montaña rusa. Cada vez que tenía que viajar largas distancias, activaba una alarma en su teléfono en el momento en que abordaba y se dirigía al país de los sueños, su única defensa contra la enfermedad.
Pero, este mecanismo de defensa resultó ser difícil dentro del carro mientras viajaba por el camino sin pavimentar.
—Hersche, aquí, un poco de agua.
—Gracias…
Kuro le tendió una cantimplora. A pesar de que dijo esas cosas, Herscherik se sintió agradecido con su atento mayordomo principal y aceptó la cantimplora.
Kuro, convirtiéndose en su mayordomo principal y atendiendo las necesidades y deseos de Herscherik, le había dado al príncipe numerosas sorpresas.
Este había demostrado, desde sus modales en la mesa, la etiqueta de conversación y el trabajo de oficina, hasta la habilidad de defensa personal, todas las habilidades necesarias para un mayordomo de una manera tan natural que cualquiera lo juzgaría impecable.
—Bueno, ser un espía no se trata solo de escabullirse.
Esta fue la respuesta de Kuro cuando le pregunté por qué era un mayordomo tan hábil. En otras palabras, infiltrarse por la noche no era su único trabajo como espía.
Si estuviera en la mansión de un aristócrata, sería un sirviente. Un café, un mesero. Y si fuera necesario, sería prostituta en un burdel. Todo esto para recopilar información. Era su trabajo integrarse en el entorno, comportarse de forma natural y manipular hábilmente las conversaciones para obtener la información que necesitaba.
Naturalmente, las peleas pueden estallar, por lo que entrenó su fuerza física a un nivel más alto que cualquier matón en el área. Herscherik supuso que podría ser incluso más fuerte que los Guardias Imperiales que los escoltan en este momento.
Había cumplido sus pedidos hasta ahora utilizando libremente todas las habilidades a su disposición, y se convirtió en la presencia que ahora era por estos logros.
Qué especificaciones tan altas…
Pensó mientras se enterraba en la montaña de cojines.
Todos a su alrededor eran demasiado exigentes. ¿Por qué era el único sin nada? No pudo evitar sentir esa sensación de derrota una y otra vez desde que vino a este mundo.
Fue atormentado por su propia inutilidad y el mareo por una semana, antes de que finalmente pudiera pisar la ciudad natal de Meria, la tierra que una vez perteneció al Conde Luzeria.
— ¡Bienvenido, Su Alteza Herscherik!
Era de noche cuando llegaron a su destino.
Saludando frente a la mansión del señor por la noche, estaba quien incriminó al antiguo señor de esas tierras, el conde Grimm junto a todos sus sirvientes. Los sirvientes se pararon frente a la mansión, y fue todo un espectáculo verlos a todos alineados, con la excepción del conde Grimm, con las cabezas bajas en el mismo ángulo.
Aun así, el conde Grimm tenía su propio tipo de presencia.
Su ropa era del más alto grado y estaba envuelto en pieles. Tenía puestos anillos de oro, plata y joyas en sus dedos. Su estómago también sobresalía un poco más que la última vez que Herscherik lo había visto. Obviamente, viviendo la buena vida, su piel lucía brillante. Pero el cabello en su cabeza se había vuelto un poco más delgado desde la última vez que lo vio.
Hubiera sido mejor si te hubieras puesto aún más calvo.
Sin arrojar tal pensamiento fuera de su mente, Herscherik mostró una sonrisa perfecta y principesca.
—Conde Grimm, gracias por acomodar esta repentina visita.
Ante la adorable sonrisa del príncipe, tanto los sirvientes como las doncellas que estaban parados en una fila en la parte posterior, dejaron escapar un suspiro.
—Oh no, debe haber sido difícil el viaje. ¿Se encontraron con monstruos?
Grimm preguntó con preocupación en su voz. En respuesta, la sonrisa de Herscherik se convirtió en una expresión incómoda cuando respondió.
—Los encontramos muchas veces. Esta fue la primera vez que los vi.
A lo largo del viaje de dos semanas, fueron atacados por monstruos, animales transformados en existencias llenas de ira con poder mágico. Ver a estos monstruos desde la ventana del carruaje era tan espantoso como cierto juego de terror.
Una criatura que encontraron era un monstruo con forma de lobo; su pelaje negro y sus ojos color sangre tenían un brillo peligroso y su tamaño fácilmente podría exceder el suyo. Según Kuro, el físico y capacidad del monstruo evolucionaron por encima de los de cualquier animal salvaje gracias al poder mágico absorbido en su cuerpo.
Para que los monstruos fortalezcan su poder físico y mágico, se aprovecharon de aquellos con mayor poder mágico que ellos. Como generalmente atacaban a los humanos, la Orden de Caballeros del país enviaba periódicamente unidades a varios lugares para suprimir a estos monstruos. Los señores locales también contrataron mercenarios para la represión.
Aunque dicho esto, la inteligencia de los monstruos no era diferente de la de cualquier bestia salvaje, por lo que no representaban una gran amenaza, incluso cuando pululaban juntos. Ocasionalmente, aparecían monstruos fuertes llamados demonios, pero eran tratados como plagas para ser controlados por humanos.
El enjambre que atacó al grupo de Herscherik fue apenas un desafío para los Guardias Imperiales, quienes los derrotaron en un abrir y cerrar de ojos. Pero cuando recordaba la escena de esa época, sintió un poco de náuseas.
Supongo que realmente no desaparecen en destellos de luz como en los juegos.
Se cansó al recordar esa escena.
Los guardias imperiales arrojaron a los monstruos derrotados al borde del camino y al bosque, pero aún era tan grotesco como en los juegos de terror.
En su vida pasada, Ryouko era una gran jugadora, pero el único género en el que no se sumergió fueron los juegos de terror.
Hubo un momento en que ella jugó a regañadientes uno porque se lo habían recomendado, pero tuvo una pesadilla aterradora de soldados esqueletos que la perseguían con armas y facturas.
Por cierto, los números en las facturas eran demasiado detallados, lo que le hizo verificar si olvidó algún pago en el trabajo al día siguiente. Este escape estrecho de la muerte sólo podría deberse a ese juego de terror y los esqueletos.
—Me sorprendió mucho, ya que nunca me he encontrado con eso en la capital imperial.
—Sí, ya veo. Estoy muy agradecido de que Su Alteza esté a salvo. Ya es tan tarde. Como debe estar cansado, puede ir a descansar en la villa que he preparado para usted.
Grimm señaló un edificio que se alzaba sobre una colina más allá del bosque.
—Guardias imperiales, por favor, de esta manera también. He preparado un modesto banquete esta noche. Los preparativos deberían completarse alrededor de las 6 en punto, así que por favor diríjase al comedor para entonces.
—6 en punto, ¿es así?
Herscherik sacó el reloj de su bolsillo y miró la hora. Mirándolo, parecía que eran las 4 en punto.
—En ese caso, escoltaré a mi niñera a su casa. Probablemente llegaré a tiempo, ¿le parece… Conde?
Cuando miró al hombre que no le respondía, notó que esté lucía una cara completamente pálida.
Observando el cambio instantáneo de color facial, como el de un papel tornasol, inclinó la cabeza hacia un lado.
— ¿Qué sucede?
— ¡Nada, nada! No fue nada. ¡Por favor, que tenga un buen viaje!
El hombre entró en pánico y pasó por alto el asunto. Herscherik mantuvo sus sospechas mientras señalaba a Kuro con una mirada.
Este último solo sonrió y le hizo una elegante reverencia en reconocimiento. Inmediatamente después, llamó al comandante de la Guardia Imperial, haciendo arreglos para que la mitad de los soldados descarguen el equipaje del carruaje y se dirigieran a la villa.
Y, con eso hecho, escoltó a Hersche y Meria al carruaje y pidió prestado un caballo a uno de los soldados.
Él montó el caballo tan brillantemente que los sirvientes del conde Grimm clamaron, aunque fue diferente de cuando reaccionaron por el príncipe. Por supuesto, esto se limitó a las mujeres en el caso de Kuro.
El carruaje comenzó a moverse y el paisaje desde la ventana se convirtió en el de casas privadas y campos ondulados.
Sin embargo, apenas había movimientos humanos en ellos. Además, a pesar de que esto era a mediados de otoño, los campos estaban áridos con solo unas pocas frutas.
—Meria, ¿la cosecha ya terminó para esta área?
Aunque su niñera se había vuelto bastante incómoda a su alrededor desde el incidente, Herscherik le preguntó de la manera habitual.
—…No. Originalmente el tiempo para cosechar trigo todavía debería estar en marcha, pero el clima de este año ha sido pobre, lo que ha llevado a la pérdida de cosechas. O eso he oído de mis padres.
En otras palabras, lo que podría ser cosechado ya se había hecho.
Y cuando él pidió más detalles, ella continuó: el río se inundó y arrasó los campos debido a una tormenta este verano, y hubo continuos períodos de días llenos de sequías.
Si hubiera al menos algún tipo de control de inundaciones, no habría habido ningún daño, pero el conde era negligente.
Esta tierra fue infértil desde el principio. Su cosecha rindió un poco menos en comparación con otras regiones, y entendieron claramente que si no trabajaban correctamente, este sería el resultado.
Herscherik recordó los documentos que había buscado antes de venir aquí.
Ciertamente hubo malas cosechas, por lo que se suponía que debían ser relevados de su pago de impuestos y recibir ayuda subsidiaria del país. Pero al observar los modales frívolos de su señor local, uno podría imaginar que ese dinero no se estaba utilizando en las razones correctas. Yendo aún más lejos, se suponía que el señor se ocuparía del problema en cuestión distribuyendo igualmente las raciones de emergencia. El propósito original del dinero subsidiario era apoyar a las áreas del país afectadas por un gran desastre.
— ¿Maestro Herscherik?
La cara del príncipe se había vuelto más sombría, por lo que Meria lo llamó incómoda. Al mirarla, mostró una sonrisa para tranquilizarla y pasó por alto la situación.
El linaje familiar de Meria parecía estar compuesto por granjeros. Su casa era inferior en comparación con la mansión del señor local, pero todavía era una casa considerablemente grande.
Su familia probablemente fue notificada de su llegada de antemano ya que los padres de Meria estaban parados frente a la entrada cuando el carruaje llegó a su casa. Sus cuerpos eran delgados, muy probablemente debido a sus dificultades recientes, todo lo contrario del conde.
—Su Alteza, no hay excusa posible que podamos dar por el terrible problema que nuestra hija y parientes le han causado.
Los dos saludaron brevemente a Herscherik cuando desembarcó del carruaje, y bajaron la cabeza tanto que parecía que su cuerpo se rompería.
Parecía que estaban al tanto de la situación y pensaban que la razón por la cual su hija podría regresar a casa con vida después de haber hecho tal cosa, fue gracias al príncipe.
La sorpresiva disculpa hizo que Herscherik mirara apresuradamente a su alrededor, pero por suerte, Kuro había pensado a futuro y envió a los soldados a patrullar el área circundante. Como tal, el tema de esta conversación no fue escuchado por ellos, lo que le permitió sentirse aliviado.
—Umm… tengo un poco de frío, ¿está bien si entramos?
Herscherik fingió un escalofrío.
Un miembro de la familia solía ser el que tuviera que hacer la invitación, pero al príncipe le preocupaba que los dos padres permanecieran postrados en el suelo debajo de este cielo frío, indefinidamente.
Mientras se recomponían junto a la chimenea, Herscherik escuchaba su historia.
Parecía que después de que los primos de Meria escaparon de la capital imperial, inmediatamente les transmitieron las cosas que hicieron, las cosas que intentaban hacer, y sobre Herscherik, junto con sus disculpas.
—Su Alteza, si el castigo es realmente necesario, entonces la responsabilidad debería recaer sobre nosotros, los responsables de ellos. Por favor, le pido que perdone a los jóvenes. Haz con nosotros lo que mejor te parezca.
El padre de Meria volvió a inclinar profundamente la cabeza, pero Herscherik sacudió la cabeza. Parecía que entendieron mal la razón de su viaje y pensaban que había venido para castigarlos.
—La razón por la que he venido aquí no es para castigarlos. Fue porque buscaron ayuda, así que he venido para cumplir con mi deber como miembro de la familia real… Debe haber sido difícil desde la muerte del conde Luzeria.
Herscherik dijo y sacó el hermoso y viejo reloj de bolsillo plateado para que lo vieran.
Cuando lo miraron, se sorprendieron y sus ojos se llenaron de lágrimas. Eso solo fue para mostrar cuánto adoraban al Conde Luzeria.
—Lo siento por traer recuerdos amargos. Definitivamente haré algo sobre la situación. —dijo, y respondieron con numerosos asentimientos sin ninguna palabra.
Esta fue la primera vez que Herscherik había visto una ciudad además de la del castillo.
Teniendo en cuenta su posición como príncipe y su condición física, se eligió alojamiento adecuado para él. Se sintió incómodo con todo el tratamiento que recibía donde quiera que iba, pero algo más estaba en su mente ahora.
Sería exacto decir que los ciudadanos de todo el país abiertamente le dieron una cálida bienvenida.
Sin embargo, había miedo reflejado en sus ojos, así como frías miradas de desprecio.
Sintió que estas miradas dirigidas a él probablemente eran las mismas que le daban a los otros miembros de la familia real.
Todo se convertirá en nada a este ritmo.
Meria, sus padres y su familia frente a él, así como las miradas frías de la gente, lo hicieron dolorosamente consciente de la necesidad de una existencia que debe proteger al país.
Sus gritos de dolor nunca llegarían al castillo real. Como había alguien obstruyendo que todo esto sucediera. Por alguien, se refería al señor local, funcionarios del gobierno, incluso aristócratas, la facción del Ministro.
Disfrazaron hábilmente sus crímenes mientras trabajaban para proteger sus propios logros.
Un país existe únicamente para su gente; los ciudadanos permiten que florezca su preciado país. Entonces, el destino de un país, que rechaza a sus ciudadanos, es caer.
Debe recuperar la confianza de los ciudadanos. Herscherik entendió que palabras como “dificultades” no serían suficientes para expresar el juicio que tenía ante sí. Se inclinó hacia delante, con el pecho pesado.