Disfruta de los árboles en flor durante el camnio de regreso – Capítulo 4 (3)

Traducido por Shiro

Editado por Ayanami


La brisa era tranquila y las olas calmadas[1], los días pacíficos pasaban. El verano había terminado en un abrir y cerrar de ojos, y el otoño había llegado.

Los hombres del emperador deben soportar a toda la nación y, sin duda, su carga de trabajo, comparada con la de gente común, debe ser mucho más pesada. Por esta razón, necesitan de la diversión apropiada para relajarse tranquilamente y soltar las presiones del trabajo.

La salida de caza imperial, era el ejercicio que el emperador, generalmente, usaba para distraerse. Con esto, ajustaba tanto la función mental como la corporal por completo, así como para mantenerse en forma y aumentar su fuerza. Los viajes de caza serían, particularmente, frecuentes durante el otoño.

Este año, para la primera cacería otoñal, el emperador llamó a varios funcionarios civiles para que lo acompañen, Li Cong Qing se encontraba entre ellos. Su razón era, que los oficiales también debían poseer un físico saludable, para que, de este modo, pudieran hacer su mejor esfuerzo y así servir al país con toda su vitalidad.

Li Cong Qing, obviamente, es un académico débil, cuyas manos no tenían ni siquiera la fuerza para atar a un pollo, no se diga acerca de su espíritu heróico para azotar a un caballo y entrar al bosque, y mucho menos de su capacidad para sostener un arco de caza. Ya le agradece a los cielos y a la tierra por no perder su balance sobre el caballo y caer con las cuatro extremidades en dirección al firmamento[2]. Sumado a esto, esta primavera, acababa de sufrir una terrible lesión y, aunque ya se encontraba recuperado debido al atento cuidado que había recibido, el hombro que había soportado la herida, de vez en cuando, le incomodaba, especialmente, frente al cambio de clima.

Todo esto, lo llevó a escoger la yegua más dócil, pero, incluso montar a caballo lo hacía con extrema calma y lentitud. Retrasándose hasta la última fila, muy atrás de la procesión principal. Entre un carro tirado por un buey y él, no había diferencia alguna en términos de velocidad.

Después de atrapar dos venados, el emperador regresó a la tienda destinada a su persona para descansar y escuchar el reporte respecto a los asuntos gubernamentales, mientras el resto de sus compañeros estaban llevando a cabo un concurso de caza.

Cuando todos estaban luchando por ser el mejor y temiendo ser el último[3] al cazar zorros y ciervos, Li Cong Qing era el mismo de siempre, a diferencia del resto, lo que hacía era dar vueltas y revolotear. En cambio, dio un paseo tranquilo para disfrutar del paisaje. No tenía interés por la caza. Más bien, estaba correteando por aquí y por allá, mientras perseguía animales pequeños, cansándose en el proceso, incluso más que las pobres criaturas.

Como era de esperarse, Li Cong Qing no consiguió cazar ni siquiera un pequeño pájaro o conejo. Con ambas manos vacías, ocupó el honorable último lugar. No le importaba en lo más mínimo, en cualquier caso, no perdería su cabeza ni su trabajo sólo por esto, a lo sumo, sólo ocasionaría que la gente lo ridiculizara como un inútil.

El valor de un hombre no se determina por el número de zorros o conejos que pudiera cazar. Él, entendía a fondo su propia valía y capacidades. Cómo lo evaluaran otros no era su problema, ni lo consideraba importante.

Al anochecer, todos regresaron a la residencia imperial temporal, en una vasta e imponente procesión. Muchas personas ofrecieron su botín de caza como tributo al emperador, deseando ganar el favor del dragón. Al final, todos estos animales fueron enviados a la cocina, para ser servidos en la mesa y así entrar al templo de los cinco órganos[4]. Por lo que, al final, no importó en lo absoluto si había atrapado algo o no, ya que seguiría siendo capaz de comer.

Sin embargo, si pudieran comer el venado que el emperador cazó personalmente, eso era lo que se llama recibir el gran favor del dragón, el mérito más satisfactorio. Era como tener el beneficio de comer la carne sagrada de Tang Sanzang[5].

Lo que sorprendió a todos fue, que el emperador llamó a Li Cong Qing para que se sentara a su lado y compartió con él el venado que había cazado. Por supuesto que todos los demás también comieron un pedazo, pero, ninguno era tan grande como el de Li Cong Qing.

¡Llegó al punto en que el emperador le concedió la carne de vientre más tierna a su Ministro Asistente Soñoliento! Bueno, seguramente, se debía a que había salvado la vida del emperador, lo cual, podía contarse como un mérito de la corte. Por lo que, el que el emperador le diera un pequeño pedazo de carne de ciervo no era nada extraordinario. Los oficiales se negaron a creer que había algo de especial en esto, buscando razonar la situación con su lógica, para no tomarse la ocasión en serio.

Li Cong Qing se encontraba sentado tranquilamente, al lado del emperador. Poco a poco, fue comiendo la carne de venado. Masticaba con cautela y tragaba con lentitud, a su propio ritmo; no socializó con la otra persona a su lado. El emperador, también actuó con normalidad, e incesamente recibió a los funcionarios que se le acercaron y propusieron un brindis para así beber juntos todo lo que les apeteciera. Nadie volvió a mirar a la persona al otro lado.

No fue hasta que todos bebieron y comieron que les plació que el festín terminó; reunidos en grupos de tres o dos personas, mientras hablaban.

— ¡Señor Li, no sabe cuánto lo envidio! —Estas palabras salieron de la boca de otro oficial que también fue llamado a participar, Geng Bai Zuo, quien había venido a hablar con él. Él también era el candidato restante que había pasado exitosamente el examen imperial, obteniendo el segundo lugar, y el cual se encontraba entre las pocas personas que, genuinamente, se la llevan bien con Li Cong Qing. Actualmente, ocupa el cargo de ministro asistente en el Ministerio de Obras Públicas. Está de pie no muy lejos de él durante la corte de la mañana en la Gran Sala de Audiencias.

— ¿Qué envidias de mí?

—Que puedas comer la carne de venado que Su Majestad cazó, ¡me hacer realmente admirarte!

Así es, ¿quieres ser mi reemplazo para que te admiren y envidien a ti en lugar de a mí? Encantado te entregaría ese pedazo de carne.

Li Cong Qing pensó para sus adentros.

—Es sólo un pedazo de carne, ¡no hay nada que admirar! —Dijo, casualmente.

—La persona bendecida, no se percata de la bendición. ¿Sabes cuántas personas te observaron con fijeza?

¿Puedo rechazar este tipo de bendición?

No tenía la intención de ser el foco de atención del emperador y de todos los demás, ni siquiera lo pensaba en lo más mínimo. Por poco y deja escapar una expresión agria. La carne del banquete estaba deliciosa, la piel asada estaba crujiente y crocante, una sola mordida y el jugo invadiría la boca…sin embargo, ahora, sólo sentía que no era diferente de arsénico cubierto de azúcar, éste, lo había envenenado hasta la muerte.

Actualmente, podía sentir que el emperador lo había «tratado favorablemente». El siempre relajado Li Cong Qing, estaba haciendo un leve puchero, sin poder evitar llorar lágrimas amargas en su corazón.

Se estaba haciendo tarde en la noche, la risa y el clamor en la residencia imperial temporal se calmaron paulatinamente. Después de cansarse de jugar, todos fueron a descansar.

Inesperadamente, Li Cong Qing no durmió. Salió del recinto y, con pasos lentos, se dirigió a una pradera que no está muy lejos.

Levantando su cabeza, vio que la luna creciente, hoy, lucía como un garfio, las estrellas y las constelaciones brillan intensamente, la Vía Láctea se extendía a lo largo del vasto cielo nocturno, todas y cada una de las constelaciones se podían ver con claridad y se reflejaban en sus ojos.

—La estrella polar, la Formación Curva, el Guardaespaldas del Emperador, los Oficiales Subalternos, Venus, la Pared Larga, Virtud Oculta[6]. —Absorto en la observación, murmuró los nombres de las estrellas, planetas y constelaciones que podía ver.

— ¿Qué es lo que hace que te veas tan absorto?

¡¿Eh?!

El abrupto tono alto de voz, hizo que Li Cong Qing saltara del susto, girando su cabeza, le sorprendió ver al emperador de pie a sus espaldas, a una distancia muy cercana.

—Su humilde súbdito le rinde homenaje a Su Majestad. —Afanosamente, se giró para saludarlo apropiadamente.

El emperador extendió su mano y lo levantó, impidiéndole arrodillarse.

—Ministro Li, no es necesario ser tan formal. La próxima vez que me veas, no tienes que cumplir con tal formalidad.

Li Cong Qing se congeló por un momento, y se inclinó juntando ambas manos.

—Su humilde súbdito obedece.

— ¿Qué estás mirando?

—Estrellas. Hoy, este lugar es ideal para ver las configuraciones de las estrellas.

— ¿Observas, a menudo, las configuraciones de las estrellas?

—Sí.

El emperador, finalmente, entendió, no sólo le encanta dormir, sumado a esto observa las estrellas todas las noches, lo que hace que pase el día soñoliento.

— ¿Quieres prever la suerte o los desastres a través de las estrellas?

—Respondiendo a Su Majestad, sólo observo las estrellas como pasatiempo, simplemente, me gusta mirarlas. Nada parecido a hacer observaciones astronómicas acerca de desastres o para aconsejar a las personas. Por lo que, no puedo prever la suerte o desastres que hay en el futuro —contestó Li Cong Qing. Sus pupilas brillaban relucientes bajo el cielo estrellado. Una chispa, nunca antes vista —El destino de una persona está en sus propias manos. No se encuentra determinada por las estrellas de un lugar lejano.

El emperador sonrió.

— ¿Deseas ser transferido a la oficina de astronomía?

—Gracias, Su Majestad, pero, mejor me niego. Cuando un pasatiempo se convierte en una obligación pierde el encanto. —Con estas palabras, se podía ver cómo Li Cong Qing pasaba su tiempo en este mundo, vivir la vida con calma es su meta, otras cosas como pasatiempos podían venir a después.

Probablemente, debido a que hablaban del tema favorito de Li Cong Qing o, tal vez, por la manera íntima del emperador, ambos, palabra a palabra, entablaron una charla ociosa. Gradualmente, se fueron relajando el uno con el otro, ya no se restringían ni se sentían tensos, eliminando la distancia que había entre ambos.

—Por ejemplo, la aparición de Marte, desde tiempos antiguos se consideró que traía desastres y calamidades nacionales, y se pensaba que era el presagio más terrible[8]. Pero, el hecho es que es sólo el patrón natural de su órbita. —Li Cong Qing señaló las estrellas. Era muy extraño que él fuera quien iniciara una conversación —Las estrellas, sin importar el movimiento que hagan en el cielo, al final, regresarán al mismo lugar.

El cielo estrellado parecía como si fueran cristales de hielo que llenan el firmamento, cada uno de ellos, como si estuviera ocultando su historia propia.

El emperador se dio cuenta que le gusta escuchar la tranquila voz de Li Cong Qing cuando habla, cosa que hizo que se inclinara ligeramente para escuchar mejor.

Li Cong Qing se dio cuenta de que le gusta ver la sonrisa cálida y gentil del emperador. El gesto íntimo de éste, casi lo hizo olvidar que eran monarca y súbdito.

Unas horas atrás, aún se sentía angustiado por el trato especial del emperador hacia él. Después de conversar por un rato, su angustia había sido enterrada en lo profundo de su mente. El olvidar las cosas en un instante era una de sus fortalezas, además, incluso si el emperador quisiera mirarlo de un modo diferente, está fuera de su control. Era demasiado perezoso como para molestarse con ello, por lo que, era mejor no hacerlo para empezar.

Estaban hablando de pie, pero, después de cansarse, ambos se sentaron, uno junto al otro, hombro con hombro.

Ambos, se encontraban en silencio, pero la atmósfera no se tornó incómoda debido a esto.

El estar sentados con calma y sin prisa, sin pronunciar palabra alguna, también podía crear una agradable sensación.

El amante del sueño, Li Cong Qing, mientras se encontraba sentado, se había quedado dormido sin darse cuenta. Su cabeza asentía y asentía, su cuerpo se balanceaba y tambaleaba, irrespetuoso al extremo, al encontrarse apoyado en el hombro del emperador.

El emperador se giró para mirarlo.

Ambos, se encontraban sumamente cerca, inclinados el uno contra el otro, tan cerca, hasta el punto en que podía sentir su cálido aliento. Involuntariamente, los labios rubicundos también se encontraban extremadamente cerca.

Tus labios, ¿son deliciosos? Déjame darles una mordida para probarlos, ¿de acuerdo?

Al pensarlo, fue incapaz de contenerse y, arqueando la cabeza, presionó suavemente los labios rojos como las flores primaverales…en una fracción de segundo, incluso él se asustó y dio un salto, irguió su cuerpo y se levantó rápidamente.

El cuerpo inclinado de Li Cong Qing cayó sobre el prado, despertándose sobresaltado, abrió su par de ojos brumoso, tras lo que miró al emperador sombríamente, aunque sin saber por qué.

El emperador lo observó sin decir una palabra, la persona gentil y refinada que nunca se mostraba alegre o iracundo, en este momento, se veía algo molesto, sus ojos oscuros como el océano, estaban llenos de sentimientos encontrados.

— ¿Todo bien? —Li Cong Qing pestañeó varias veces.

La garganta del emperador se tensó, un brillo desconocido atravesó sus pupilas y, con una no muy agradable expresión, apartó la cara, sin mirarlo más, y sin decir palabra alguna, se dio la vuelta y se fue.

— ¿Qué le habrá molestado? —Murmuró aturdido para sí mismo. Sacudiendo su cabeza soñolienta, se recostó sobre el prado y, con una velocidad milagrosa, regresó a la tierra de los sueños.

Desde hacía mucho, con frecuencia se quedaba dormido en el patio de su casa, ya estaba acostumbrado. Lo que no consideró, fue que, en su hogar, siempre había alguien que le traería una cobija para cubrir su cuerpo, sin embargo, este era un campo abierto y desolado, los Cielos no serían tan amables como para arrojarle una cálida cobija.

♦ ♦ ♦

Sin embargo, al día siguiente, le sorprendió despertarse en la habitación de la residencia imperial temporal. Aunque no sabía, a partir de cuándo había sucedido esto, ni quién lo había traído. Estaba tan profundamente dormido, no difería en nada de estar desmayado. El paisaje exterior parecía estar obstruido.

Hmmm… ¿Podría haber sido el emperador? ¡Cómo podría existir tal posibilidad!

Suspiró para sus adentros al pensar en ello.

¡Li Cong Qing se equivocaba! Quien lo trajo de vuelta a la habitación fue, precisamente, quien él creía imposible que lo hubiese hecho, el emperador.

En aquel momento, después de que éste recorrió cierta distancia, no pudo evitar darse la vuelta y mirar a Li Cong Qing. Sorprendentemente, no se había levantado, sólo se había recostado para seguir durmiendo. Quería molestarse, aunque también quería reír. Ser perezoso a tal punto.

¡Ni siquiera sabe cómo cuidar de sí mismo!

La noche durante el otoño es muy fría. No tenía el corazón para dejarlo sufrir el viento helado, por lo que, sólo pudo regresar a su lado. Originalmente, tenía la intención de ordenarle que regresara a la residencia imperial temporal, pero, al verlo dormir tan profundamente, dudó durante un rato. Inclinando su cintura, lo tomó en sus brazos. Para evitar encontrarse con el guardia nocturno, lo llevó a una habitación vacía y, después de dejarlo, se fue a toda prisa. Ni siquiera se quedó por un momento…

El emperador, quien solía tener control sobre sí mismo, por primera vez en su vida, sintió que las cosas se salían de su control.


[1] La brisa está tranquila y las olas calmadas: expresión usada para referirse a un ambiente tranquilo.

[2] Caer con las cuatro extremidades en dirección al firmamento: me parece bastante obvia y cómica la verdad. Se refiere a cuando se cae de espaldas.

[3] Luchando por ser el mejor y temiendo ser el último: expresión usada cuando se están superando unos a otros o compiten entre sí para conseguir algo.

[4] Templo de los cinco órganos: corazón, hígado, bazo, pulmones y riñones.

[5] Tang Sanzang es un personaje ficticio, protagonista en la novela Viaje al Oeste de Wu Cheng’en, inspirado en el histórico monje budista chino Xuanzang, del que, originalmente, era un apelativo.

[7] Las constelaciones en la china antigua son diferentes de las que estamos familiarizados. Para quien le interese le dejo un enlace aquí.

[8] En la antigüedad se le conocía como el “Pequeño Maléfico” a Marte y el “Gran Maléfico” a Saturno. Como contrapartes estaban Venus como el “Pequeño Benefactor” y Júpiter como el “Gran Benefactor”.

Shiro
Kyyaaa~ ¡¡Qué hermosos!! (//ω//) Finalmente, me lo puedo sacar de adentro, no les iba a interrumpir el capítulo con mi emoción. Espero hayan disfrutado el capítulo. ❦

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