Una generación de militares – Capítulo 30: Los misterios de la espada Ling Li (3)

Traducido por Yonile

Editado por Sharon


Los entrenamientos de la madrugada casi paralizaron sus extremidades, el salto de rana en especial fue el más despreciado. Para cuando terminaron, las piernas de todos temblaban tanto que no podían caminar. Gu Yun no prolongó su sufrimiento, y obedeciendo el horario, les permitió ir a desayunar.

El entrenamiento comenzaba antes del desayuno. Por eso, después de una semana con tal menú riguroso, no solo sus extremidades eran blandas, sino que tampoco podían comer ni beber por cansancio. GuYun desayunó con ellos, pero aunque los vio comer poco, no dijo nada y continuó mirándolos comer tres bollos al vapor y un plato de avena.

Después del desayuno, la fila de personas regresó una vez más al bosque en formación. Descubrieron que en el suelo, había varias armas amontonadas de acuerdo a los diferentes grupos. Lucían algo descuidadas, y entre ellas había arcos, ballestas, cuchillos, espadas, lanzas, escudos, hachas, azadas, alabardas, mazas, piquetas, tenedores, cuerda de brocado, y más. Podían ver por lo menos dieciocho en cada grupo, y a pesar de su apariencia, estaban en buen estado. En frente de cada pila, además, había una persona, todas de diferentes alturas y complexión; incluso había un anciano delgado de cincuenta años.

Gu Yun, que tampoco los esperaba, los miró con la boca abierta. Luego dejó que Yu Shijun buscara entre las armas para asignárselas a la persona más adecuada. Después de todo, ya que estaban aquí, estas personas también participarían en el ejercicio. Nunca hubiera pensado que harían algo tan inusual.

—Yu Shijun, haz los grupos al azar —dijo Gu Yun, tosiendo levemente.

—Si.

Según los resultados del sorteo, se formaron trece grupos de diez, con un grupo de solo ocho personas. Todos estaban preparados para actuar.

—En el ejército, hay diferentes unidades con sus especialidades. Además, se les entrega con armas adecuadas y en buenas condiciones, pero ese no podría ser el caso siempre. Por eso, el ejercicio de hoy será tomar una de las armas disponibles y usarla de manera adecuada —les explicó—. Cuando son desplegados, aunque siempre tendrán un arma, en el caso en que estén desarmados, pueden quitarle el arma al enemigo. Una vez en sus manos, solo podrán usarla si la conocen. Durante los próximos cinco días de entrenamiento, tendrán que explorar y practicar con cada una, y cuando la semana termine, habrá una evaluación. El grupo con la puntuación más baja obtendrá 10 puntos menos. Además, si uno de sus compañeros no pasa la prueba, todo el grupo sufrirá la disminución de puntos.

Podían entender que dedujera puntos si todos en el grupo obtenían un bajo puntaje, ¿pero por qué castigar a todo el grupo cuando solo una persona no pasara?

El rostro de Gu Yun se oscureció un poco cuando pudo sentir que había algunos que querían protestar y no estaban convencidos, pero como todos podían recordar lo que había dicho sobre disciplina, ningún hombre se atrevió a hacer un sonido. Por su parte, Gu Yun estaba escaneando a los miembros yendo y viniendo. Los hombres del grupo de Liu Xing parecían en especial enojados, porque lo veían como un “tramposo” sin las bases fundamentales. Ese grupo pensaba que estaban condenados al fracaso solo porque estaba en el grupo.

El objetivo del ejercicio es agudizar la capacidad de cooperación del equipo. Qué lástima que esta gente no comprenda ese concepto.

—Ejercicio de agrupación —ordenó, eligiendo no decir nada sobre sus pensamientos.

—¡Sí!

Cada miembro tenía media hora para aprender a usar el arma, luego cambiarla por otra, hasta el final de su turno. Gu Yun lo hizo de esta manera para probar su capacidad para usar algo nuevo con rapidez. En un grupo, había una o dos personas ya familiarizadas con un arma en particular, por lo que podían aprender con mayor velocidad.

El grupo que pueda aprender y colaborar entre sí será el de mayor posibilidad de ganar.

Desafortunadamente, no todos podían entender sus intenciones, por lo que media hora más tarde…

—¡Deténganse! —gruñó Gu Yun, y todos dejaron de jugar con las armas. Ella caminó hasta llegar junto a un hombre robusto, y en voz baja preguntó—: ¿Qué estás haciendo?

—Practicando la maza —respondió con tono obvio el oficial. Gu Yun apretó los dientes con amargura y enojo.

—¡Mi orden fue comprender las fortalezas del arma, cómo usarla para sacar su máximo potencial! ¡Cualquiera puede tomar un cuchillo y atacar sin más! ¡¿Puedes entender o no?!

Los superiores tenían políticas, mientras que los subordinados siempre encuentran maneras de evitarlas [1]. ¡Estos hombres estaban esforzándose por encontrar la forma de no obedecerla!

Les pedí que estudiaran las armas para conocerlas a la perfección, y se limita a usar una espada larga como si fuera un simple cuchillo más. ¡Es tan simple y todavía cuestionan mis motivos!

Tenían que ser cuidadosos de no hacer trampa o mostrarse perezosos. Llorando en sus corazones, los hombres gritaron al unísono:

—¡Sí!

—¡De nuevo! —gritó Gu Yun—. ¡Quién intente aprovecharse para beneficiarse será movido a un lado para hacer mil saltos de rana!

¿Mil saltos de rana? ¡Era una condena de muerte!

De repente, el enorme bosque volvió a la vida. El sonido de las armas chocando de manera intermitente resonó por el lugar. Aunque algunos movimientos eran extraños e incómodos, nadie se atrevió a jugar. Gu Yun respiró hondo antes de aliviar la incomodidad del pecho. Tanto grito y enojo estaba haciéndole doler la herida.

Desde la distancia, un sirviente de la casa se acercó corriendo hacia Gu Yun.

—Qing Ling, la señora Lou viene de visita —le dijo.

¿Qing? ¿Qué está haciendo ella aquí?

—Déjala esperar —dijo después de pensarlo. El sirviente asintió con la cabeza y estaba a punto de regresar, cuando Yu Shijin se acercó.

—Jefa, ¿por qué no va a verla? Yo vigilaré a los hombres. —Gu Yun le lanzó una mirada, pero antes de que pudiera hablar, él se palmeó el pecho—. Puede estar segura de que nunca seré fácil. Seré implacable —le prometió, apretando los puños.

Gu Yun se rió y miró al grupo de un hombre practicando; muchos soldados ya se ven bien.

—Bien, no me defraudes —asintió.

—¡Absolutamente no lo haré! —respondió él de inmediato. Ella le miró de forma deliberada, y se volvió para seguir al sirvienta fuera del bosque. Detrás suyo pudo escuchar a Yu Shijun gruñendo cada tanto.

Sin darse cuenta, dejó escapar una sonrisa suave.

Esta milicia es de verdad muy linda.

♦ ♦ ♦

De vuelta en Yi Tian Yuan, Gu Yun vio que Zhuo Qing estaba descansando en el banco, con una taza de té humeante sobre la mesa, junto a un plato de pasteles, y su mano en su mejilla. Estaba mirando los árboles, pensando que serían buenos para practicar las barras transversales, mientras comía con lentitud. Viéndola lucir tan pacífica, haría que cualquiera se sintiera celoso.

—¿Qué te trae por aquí? —preguntó en un tono burlón.

Zhuo Qing miró hacia el patio, Gu Yun estaba apoyada contra la puerta, con las manos cruzadas sobre su pecho y una mirada seria en su rostro. El traje de cuello negro la hacía ver más delgada, y si no fuera por ese rostro tan lindo, Zhuo Qing le hubiera gritado que se veía guapa.

No se había dado cuenta porque cuando fue herida hace poco había estado acostada, pero viendo de cerca, el cuerpo de Qing Mo estaba creciendo mucho. De hecho, era natural. Qing Ling y Qing Feng eran altas, por lo que no había razones para que la menor de las hermanas no hubiera heredado la misma altura.

—Tu recuperación fue buena —rió Zhuo Qing, comiendo el pastel—. Estaba preocupada por ti. Eres como una cucaracha que no muere. Solo ha pasado un mes, y ya estás caminando tan animada.

¿Qué es este comentario? 

—¿Quieres verme muerta? —preguntó con mal humor, acercándose. Su frente estaba cubierta de sudor, algo que no terminaría aunque llegara el otoño. Después de todo, debía volver a ponerse en forma.

—Tu cuerpo está bien ahora, pero no te excedas —murmuró Zhuo Qing. Gu Yun sonrió y cambió el tema.

—¿Tenías algo para mí? Adelante.

—No es nada. ¿Por qué no puedo solo visitarte?

Esta mujer estaba cambiando el tema. Agarró un trozo de tarta, sin preocuparse por su imagen, y tiró el pedazo entero en su boca.

—Nunca fui una narcisista —respondió con un gemido de placer—. Ella podría venir y dar a luz durante la luna de miel. No tiene el lujo de chismorrear sin preocupación.

—Qing Feng dio a luz a un hijo hace dos días, y lo sabes —dijo con seriedad.

—Bien —asintió con tono casual.

—Es prematuro.

—¿Sucedió algo? —preguntó. Sus palabras enfatizaban que era probable que estuvieran ocultando algo detrás del nacimiento. Como pensaba, ella asintió.

—Fue prematuro porque se cayó por las escaleras —le confesó en tono claro.

—¿Descubrieron quién lo hizo? —preguntó Gu Yun con el ceño fruncido.

—¿Crees que es así de fácil? Ella dio a luz a un hijo, habrá más peligro en el futuro. Escuché que los hijos de Yan Hong Tian tienen una escasa supervivencia, en su mayoría murieron.

Ella de verdad no entendía la situación del harén. La última vez que fue al palacio, estuvo a punto de morir. Para Qing Feng, que vivía en ese lugar, no debía ser sencillo.

—¿Qué podemos hacer por ella? —A pesar de su pregunta, no podía intervenir.

—No podemos —negó Zhuo Qing, pero entonces agregó—: Lou Xi Yan y Su Ling pueden.

Siendo personas de la era actual ni ella ni Gu Yun tenían la capacidad de ayudar a Qing Feng. Lo único que podían hacer era tomar asilo con Lou Xi Yan y Su Ling. Gu Yun no sabía qué pensar.

—Solo si la familia Lou y Su la apoyan podrán protegerla a ella y al niño —continuó Zhuo Qing.

—¿Qué quieres que haga?

—Persuadir a Su Ling. Que envíe un regalo al príncipe recién nacido en nombre de su mansión.

Estaba casada con Xi Yan, por lo que los ministros sabían que apoyaban a Qing Feng, pero la relación entre Gu Yun y Su Ling no era clara. Sin embargo, al enviar un regalo ceremonial, aunque no dijeran nada, los manipuladores ocultos detrás del telón se asustarían. Zhuo Qing estaba esperando que esto les diera algo de espacio a Qing Feng y a su hijo.

Sabía muy bien qué significado tendría esta idea. Aunque no comprendía los eventos del Palacio, que un General apoyara abiertamente a un príncipe enviaba un claro mensaje: tendría que mantener a Qing Feng si deseaba el apoyo. Sin embargo, ¿esto no podría traerle problemas a Su Ling?

—No estoy segura —dijo incómoda, mirando a su amiga.

—Lou Xi Yan y yo ya llegamos a un acuerdo —rió Zhuo Qing, palmeando su hombro—. Cada vez que mencionas a Su Ling, siempre te muestras reacia a continuar.

Sentía lástima por Qing Feng, pero aun más por Gu Yun. Deseaba que este incidente no se convirtiera en un obstáculo entre ella y Su Ling.

—Bueno, sí —Gu Yun asintió levemente.

—Me voy, tú descansa —dijo Zhuo Qing, poniéndose de pie al notar que era mediodía.

—Bien. —Gu Yun también se paró para despedirla, pero la otra mujer le sonrió.

—No te preocupes, Mo Bai está afuera esperándome para acompañarme de regreso —le dijo girando la cabeza para hablarle mientras le daba la espalda.

—Entendido. —Gu Yun no insistió, y permaneció viendo su figura elegante desaparecer en el camino. Sentía algo extraño: Zhuo Qing se había integrado bien a esta era, aceptando su nueva identidad y futuro que antes no estaba claro. Ahora era la mujer del Primer Ministro, y la hermana de Qing Feng.

¿Pero y ella? Anhelaba tanto el entrenamiento policial y las investigaciones, porque solo en esos momentos podía ser ella misma, como Gu Yun. Ese era el tipo de vida que conocía, y al que quería regresar, ¿pero era verdad?

Hoy, después de la conversación con Zhou Qing, su mente estaba dispersa. Fue al pasto para acostarse, usando su mano como almohada para su cabeza, y observando las copas de los árboles. Aunque el suelo le hacía cosquillas en la espalda, se sentía muy cómoda. El Sol atravesó las numerosas hojas del árbol, y su luz cayó sobre su cuerpo, proyectando puntos, y dándole directamente en los ojos, pero no se movió del lugar.  Frente a ella había una vasta extensión de blanco, como su mente en este momento.

De alguna manera, Gu Yun no podía decidir si quería regresar, y había estado pensando continuamente. Pero ¿por qué en este momento vaciló un poco? Aquí ella no tenía nada que le hiciera querer quedarse, ¿verdad?

Como si una flecha la golpeara, ya nada era igual. No era solo Su Ling, ella también estaba comenzando a cambiar.

En ese momento, una sombra se interpuso en la luz deslumbrante. Al ver una mano grande frente a sus ojos, con dedos y palmas gruesas, limpias y cuidadas, Gu Yun volvió a la realidad. Quería agarrar esa mano, y cuando lo hizo, escuchó un susurro bajo.

—¿Qué es tan asombroso?

La mano que sostenía era grande, cálida pero no suave. Parecía que cada articulación contenía poder y cuando la atrapó, sintió cómo se ponía rígido. El sonido de los susurros las hojas le devolvió la cordura. Giró la cabeza hacia un lado para ver a Su Ling sentado, su cuerpo a su lado y ella… ¡Le agarró la mano!

Lo soltó con rapidez, y se sentó derecha. Ya había estado avergonzada al darse cuenta de sus sentimientos, con ese par de ojos negros profundos mirándola, su corazón no se clamaba.

Su Ling retiró la mano. El calor de las yemas de sus dedos parecía permanecer en su palma. Ahora, lamentaba haberla dejado ir.

—¿Qué estás pensando?

Una especie de mirada perdida, perteneciente a un corazón afligido.

Gu Yun bajó la cabeza, calmando lentamente su corazón desordenado, y recordó la confianza de Zhuo Qing. No sabía qué hacer.

—No es nada —susurró en su lugar, acostándose de nuevo en la hierba.

¡Mentira! Tal vez pueda distinguir entre las expresiones ocultas de los demás, pero no es buena para disfrazarse. De otra forma, ¿cómo podría una mujer tan decidida como ella mostrar esa mirada angustiada?

—¿Por qué no lo dices? Dudar no es tu estilo —insistió Su Ling.

—En tus ojos, ¿cómo luzco? —preguntó ella, con una risa suave.

—Alguien tan orgullosa hasta el punto de ser arrogante —dijo él sin dudar.

¿De qué estás hablando? ¿No eres tú quien me grita cada vez que me muevo? ¡Si no fuera por tus huesos tan duros, te los habría roto varias veces! Incluso ahora que estamos acostados en el pasto, y actúas moderado, mantienes esa aura autoritaria.

—Se necesita ser uno para reconocer a otros —replicó Gu Yun. Su Ling no lo negó, y en su lugar su voz profunda no se rindió.

—¿Todavía no lo quieres decir?

Gu Yun le dio una sonrisa tensa, y pensó por unos momentos. Su Ling rara vez la presionaba sobre algún problema, por lo que al final decidió responder:

—Mi hermana vino a verme hace un momento. —Su Ling no la interrumpió y solo esperó a que continuara—. Ella sospecha que Qing Feng… —pausó por unos momentos, y luego le explicó con una sonrisa—. Entre hermanas, a veces solíamos insultarnos.

Estaba avergonzada de referirse a Qing como su hermana mayor. A pesar de que ahora era mucho más joven que su edad real, no se sentía cómoda con ello.

Su Ling asintió, sin preocuparse por la manera en que hablaba. No era alguien a quien le preocuparan ese tipo de formalidades.

—Sospecha que el hijo de Qing Feng, nació prematuro deliberadamente —continuó. Su Ling se sentó con lentitud, sus ojos oscureciéndose, peor no la interrumpió—. El interés de Yan Hong Tian en ella no solo es incapaz de protegerla, sino que le da muchos problemas. Dio a luz a un príncipe, pero no vivirán juntos. Incluso su pequeña vida podría desaparecer con ella.

En este punto, Gu Yun se detuvo, preguntándose si debería continuar. Su Ling la miró solemne.

—¿Piensas que el emperador es tan incompetente? —preguntó con una sonrisa y la voz baja—. Si quiere proteger a Qing Feng, entonces nada le sucederá.

—¿El problema radica en la sinceridad del emperador al protegerla? —gruñó con frialdad, pensando de manera diferente—. Además, hay muchas peleas internas entre las mujeres del harén que provocaron daños frente a él, y sobre las que no hizo nada. La muerte de una mujer para el emperador es simplemente un intercambio de vidas. No es de importancia. Escuché que muchos de sus hijos murieron, ¿todos fueron por causas naturales?

No creía en coincidencias, y tampoco en tantos accidentes. Al final, ella tenía un punto. El emperador pensaba lo mismo, y había varios ministros que adivinaron la situación. Quizás fuera solo Lou Xi Yan quien sabía la verdad.

Gu Yun se sentó en silencio, mirándolo con un deseo. Su Ling siempre fue duro, peor esta vez, sus delgados labios sonrieron.

—Mañana, enviaré una espada yazi fundida en oro al recién nacido príncipe como regalo de la Mansión del General.

Ahora entendía por qué estaba angustiada. Qing Feng era su hermana, por lo que quería ayudarla y a su sobrino, pero era demasiado tímida para decirlo.

—¿Yazi? —Gu Yun no reaccionó.

—Es uno de los nueve hijos del Dragón después de que se inclinara y se levantara para masacrar. El arma tiene tal significado para disuadir al enemigo.

Al escuchar la explicación de Su Ling, las cejas de Gu Yun en lugar de relajarse se fruncieron más. Su Ling controlaba dos tercios del poder militar de Qiong Yue. Enviar esta bestia representaría hostilidad hacia el príncipe heredero. Tan pronto como alguien inteligente notara el significado oculto, y si se sentía ofendido, ¿no interpretaría que el General estaba buscando problemas?

—Vas a provocar algo demasiado grandioso —negó Gu Yun—. Todos conocen ese significado…

—¿Estás preocupada por mí? —la interrumpió Su Ling con un tono ansioso. Gu Yun se quedó sin palabras, y se giró para ver los ojos ardientes a su lado.

—¡Me preocupa lo que podría provocar para la Mansión del General! —replicó, desviando la mirada.

Era una respuesta adecuada, pero Su Ling la miró con una expresión relajada y de mejor humor.

Por fin se dio cuenta de mi afecto, ¿verdad?

—Puedes estar tranquila, el pequeño príncipe es un niño dragón, pero la Casa del General es el hogar oficial para la milicia. Enviar un Yazi no es inapropiado. Además, la familia de la emperatriz es fuerte. Si la posición del príncipe heredero cae, podría convertirse en un paisaje peligroso, pero si el Primer Ministro Lou y yo apoyamos a Qing Feng, podría producirse un equilibrio de intereses que harán feliz al emperador. No te preocupes. —De repente, Su Ling se detuvo y dio un giro repentino—. Pero si se deshace de Lou Xi Yan, no puedo quedarme al margen.

Si se deshace de Lou Xi Yan, no se quedará al margen…, pensó Gu Yun con cuidado. Permaneció en silencio, y su rostro se sonrojó. Lou Xi Yan era un buen esposo para Zhuo Qing, por lo que prometer su ayuda significaba… ¿Es una confesión?

—En realidad, no necesitas ser tan complaciente conmigo —respondió Gu Yun, vacilante porque era demasiado inexperimentada para lidiar con esta situación.

Al terminar de hablar, sintió que había dicho algo impropio. ¿Quería que Su Ling se confesara? ¿No estaba obligándole a admitir que estaba interesado en ella?

Quería llorar pero no había lágrimas. En un estado de ánimo tenso, simplemente bajó la cabeza.

Estando a cien pasos de la red, es mejor ser ignorante [2], pensó.

De hecho, esta situación no era extraña solo para Gu Yun, sino que Su Ling también era ignorante. Había vivido muchos años, pero en su vida, eran pocas las mujeres inusuales que no se arrojaban a sus brazos. Por el contrario, si se hubiera encontrado con alguien que le molestaba, no habría lidiado con ella en el pasado. No sabía cómo hablar de manera melosa, pero frente a tal declaración, sabía que no podía quedarse callado. Sin embargo, no sabía qué decir ni cómo decirlo de manera adecuada.

—¡Estoy dispuesto! —terminó escupiendo.

¿Está dispuesto?, pensó Gu Yun, sorprendida. Recuperando la compostura, se giró hacia Su Ling. ¿Dispuesto a qué? ¿A complacerme? ¿Por qué la situación se volvió tan extraña?

Los dos permanecieron mirándose con sorpresa por un largo rato.

Con los ojos de Gu Yun fijos en él, el corazón de Su Ling se tensó. Estaba pensando que su respuesta había sido estúpida, y bajo su piel morena, un rubor comenzó a extenderse, aunque no era muy obvio. Estaba nervioso hasta la muerte, y su rostro tenía el aspecto de alguien viendo un fantasma para otros. Entonces, Gu Yun esbozó una sonrisa y comenzó a reír.

No sabía que tenía un lado tan lindo.

La sonrisa exagerada y la risa rompieron el ambiente ambiguo. La cara de Su Ling no lucía complacida, así que Gu Yun tosió para apagar la risa.

—¿Por qué volviste tan temprano hoy? —cambió el tema con una sonrisa que no logró eliminar.

Enfadado por esa sonrisa y la risa de Gu Yun, Su Ling respondió con frialdad:

—Es entrenamiento del primer día,  ¡pero el instructor de entrenamiento estaba perdiendo el tiempo!

—Yo … —Gu Yun iba a explicar, pero luego cambió de opinión. Era cierto que se ausentó sin motivo y actuó de manera equivocada. No había nada que explicar, así que respondió con seriedad—. Lo siento, no habrá próxima vez.

Solo quería hacerle una broma casual, pero ella respondió de forma estricta.

—Solo estoy bromeando, ¡no te lo tomes en serio! —replicó él rápidamente—. No estás completamente recuperada y quieres practicar. Solo dáles tus órdenes y no hagas demostraciones. Tenemos cientos de miles de tropas, no hay tiempo para entrenarlos personalmente. —Sin embargo, Gu Yun seguía mirándolo con seriedad, así que comenzó a sentirse ansioso—. ¿Escuchas lo que digo?

Gu Yun se levantó, y se quitó de la ropa y el cabello pedazos de pasto pegado. Su apariencia decía que no le había escuchado nada, y mucho menos pensaba en responderle. Temiendo que estuviera esforzándose de más, y que su cuerpo recuperado volviera a colapsar, Su Ling lanzó un grito.

—¡Es una orden militar!

—¿Quién es arrogante, General Su? —devolvió Gu Yun, sosteniendo una hierba seca y con una sonrisa juguetona en sus labios.

Dando órdenes todo el año en el ejército, estaba acostumbrado a soltar tal frase. Habiéndola dicho sin pensar, ahora estaba un poco avergonzado. Su expresión no era feliz.

Los tigres eran buenos cada tanto para molestar y empujar, pero ahora que estaba molesto de verdad, tenía que limpiar el desorden.

—Ya pasó la hora de un almuerzo tardío —le dijo con una sonrisa—. General Su, ¿quiere ver la práctica de sus soldados?

Su Ling todavía estaba sentada en el suelo y esos ojos de águila la miraban directamente. Gu Yun levantó una ceja y se rió entre dientes.

—¿No?

Su Ling se levantó de mala gana. Los dos caminaron lado a lado hacia la montaña.

Silencioso todo el camino. Gu Yun se mordió el labio en secreto. ¿Quién le iba a decir cómo llevarse bien con él para hacerla sentir cómoda?

Cuando llegaron al campo de entrenamiento, vieron a un grupo de hombres musculosos recostados en el suelo o apoyados en un árbol, armas esparcidas por todas partes. Todos estaban agotados, algunos tenían los ojos cerrados, mientras que otros miraban hacia el cielo sin expresión.

Su Ling arqueó suavemente las cejas, y le dio una leve sonrisa.

—¿Esta es tu nueva forma de entrenar que se te ocurrió?

Quizás fue un malentendido suyo. Después de todo, la encontró aturdida en el Yi Tian Yuan, y los soldados en el bosque estaban igual.

Gu Yun sintió su corazón llenarse de llamas, precipitándose directamente hacia su corazón. Su rugido atravesó el cielo.

—¡¡¡Yu Shijun!!!


[1] Es un modismo chino. Básicamente significa que los superiores de una compañía establecen una serie de reglas, y los subordinados las aprenden para después buscarles el agujero legal a explotar para salirse con la suya.

[2] Otro modismo. No conozco el original, pero lo interpreto así: estando frente a una situación de la que no puedes escapar pero que no quieres aceptar, es mejor comportarse como un sordo y fingir que no escuchaste.

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