Traducido por Nidhogg
Editado por Sharon
Tres hombres serios, determinados, fuertes y justos estaban de pie frente a las cortinas de la tienda. Los soldados frente a ellos sudaban profusamente.
Era obvio que habían pasado por una intensa actividad física, pero no estaban sin aliento ni recuperándose. Todos mantenían su compostura. A pesar de que las personas reunidas tenían estado de nobleza, ningún rostro mostraba señal de miedo o intimidación al verlos.
Yan Hong Tian estaba muy satisfecho con ellos, y a pesar de que ninguno se arrodilló al verlo, no estaba enojado. En su lugar, los observó con gran interés al ver sus extraños uniformes militares.
Como miembros de las Fuerzas Élite de la milicia Su, no era una armadura y casco normal. Sus remeras de verde oscuro estaban ajustadas a sus cuerpos, sin hacerlos sentir atrapados. La parte superior de sus cuerpos estaba recubierta por una chaqueta reforzada ligera. En sus hombros derechos, llevaban sus ballestas, y en sus cinturas, un cinturón de cuatro pulgadas de ancho. Si uno miraba con cuidado, podían verse flechas cortas ordenadas con cuidado para el arma, y a un lado, un rollo de cuerda trenzada de cáñamo. En sus muslos izqueirdos tenían dos bandas que sujetaban una daga corta de aspecto extraño. Su calzado no estaba hecho de tela común, sino que era un par de botas cortas de cuero.
Aunque todo había sido idea de Qing Mo, Su Ling también había ayudado a prepararlo para ellos. Al verlos de pie con el conjunto y armados por primera vez, Su Ling se sorprendió.
Aunque estaban vestidos de forma extraña, la única que pudo reconocer lo que vestían fue Zhuo Qing. A duras penas logró contener la risa y la mantuvo en su interior.
¿Por qué no añadieron algo de pintura en sus mejillas para completar la apariencia de guerrilleros?
Gu Yun estaba muy satisfecha con la velocidad de los soldados. Si Su Ling hubiera podido mostrarle las ballestas de ráfaga contigua antes, habrían quedado perfectos.
—Ya les he informado del plan de rescate. ¿Alguien tiene alguna objeción? —les preguntó, atrayendo la atención de todos en los tres soldados. Yan Hong Tian se recuperó de la sorpresa, y sus delgados labios hicieron una leve sonrisa.
—Ya lo he dicho, el rescate es tu responsabilidad.
Bueno, eso dijo, ¿pero de verdad no va a objetar? Ya no tengo tiempo que gastar discutiendo y explicando.
Dejando de lado la falta de preocupación del emperador, Gu Yun miró los mapas topográficos en la mesa. Levantó su mano derecha y los tres soldados siguieron con la mirada su dedo índice, acercándose de inmediato hasta quedar tras su espalda
—El mapa topográfico, memorícenlo —les instruyó en un susurro.
—Sí.
Los tres se movieron con pasos constantes al mismo tiempo para observar los dibujos con cuidado. Mientras estudiaban el mapa, Gu Yun continuó informándoles sobre la situación.
—Hay unos veinte bandidos con cinco rehénes en sus manos. Tres adultos, un hombre y dos mujeres, y dos niños. La ubicación general es la guarida o la sala principal para los rehénes. Ge Jingyun, liderarás un escuadrón de élite a través del arroyo y al interior del jardín. Buscarás a los rehénes en el estudio y luego en el salón principal. Si no están al frente, ve hasta hasta el fondo, a la parte trasera.
»Leng Xiao y Luo Yan Nham, con sus escuadrones, crucen la montaña e ingresen al patio. Leng Xiao, estás a cargo de cubrir a Luo Yan Nham y su equipo, quienes deberán tomar el edificio de tres pisos que es usado como un puesto de vigilancia. Luego encontrarán la ubicación de Ge Jingyun y se reunirán en el estudio. Si encuentran a los rehénes, retírense de inmediato hacia la montaña. ¿Me han entendido?
Los tres tomaron nota de aquello que necesitaban recordar, se miraron y con voz clara respondieron de manera afirmativa.
Gu Yun se giró hacia Dan Yulan para darle su parte.
—Su señoría, permanezca frente a la entrada principal. Después de treinta minutos, exija dialogar con ellos. Trate de ganar tiempo. Cuando vea la bandera roja ondear en la ladera, significa que los rehénes han sido rescatados. Después de eso, podrá atacar.
—Bien, pero me temo que los hombres de negro exigirán verte antes de estar dispuestos a negociar. ¿Te quedarás en la tienda para hacerte cargo de todo?
Había visto lo que esta joven chica podía lograr en los casos que había manejado y ahora estaba dirigiendo el ejército como si le fuera costumbre. Por su actitud, no parecía que tuviera intenciones de quedarse dentro de la tienda.
Efectivamente, la frente de Gu Yun se frunció después de escuchar su pregunta. Su Ling sabía que no se quedaría quieta hasta escuchar si la operación tuvo éxito, o que fuera parte de las negociaciones. Esperaba en su corazón que se quedara en la tienda que era más segura.
—El plan de rescate ha sido diseñado por Qing Mo —dijo Zhuo Qing, que se había mantenido en silencio hasta ahora—. Es más apropiado que esté al frente de sus hombres. Cuando hablaron antes los hombres de negro, era claro que no saben cómo luce porque pudieron verla. La cicatriz es la característica más llamativa. Fingiré ser Qing Mo, para que podamos ganar tiempo.
Gu Yun estuvo sorprendida por un momento. Miró a Zhou Qing, quien le devolvió la mirada con una sonrisa. A los ojos de Zhou Qing, era evidente que había insistido en ayudar porque esperaba salvar a los niños inocentes. El anciano miró a las dos mujeres que se miraban la una a la otra. Gu Yun estaba en contra, pero solo pudo tragarse sus quejas.
—Tienes que tener cuidado. No importa lo que digan, no debes acercarte a ellos.
—Entendido —respondió ella, dándole una sonrisa. Gu Yun miró a Lou Xi Yan, de pie junto a su amiga. Estando a su lado, Zhuo Qing nunca pensaría en hacer algo peligroso.
—Su Ren, ayuda al oficial Dan.
A proteger a Qing Ling. No necesitó decirlo, pues él entendió de inmediato.
—Puedes descansar tranquila.
—Todos, apúrense a sus estaciones.
Había pasado media hora y la tarea ya no podía ser retrasada. Gu Yun tomó la iniciativa saliendo de la tienda y los otros tres soldados la siguieron.
Yan Hong Tian, Su Ling y Lou Xi Yan parecían prescindibles.
Su Ling también estaba listo para salir cuando Yan Hong Tian de repente se levantó y fue tras él.
—Iré contigo.
—¡Su majestad, no! ¡Es demasiado peligroso, no puedes ir! —intervino Xin Yue Ning rápidamente. Había llegado a esta tienda dispuesta a intervenir.
Afuera, una figura delgada era seguida por tres hombres robustos sin dudarlo. La imagen que creaban era muy interesante. Yan Hong Tian miró a Su Ling de reojo, y le dio una sonrisa interesada.
—Si una mujer puede ir, ¿por qué nosotros no podríamos ir? [1] —Y con esas palabras, salió de la tienda de muy buen humor.
—¡Su majestad! —Xin Yue Ning estaba realmente nerviosa. Si el emperador tenía un accidente o si algo salía mal debido a ese incidente, la familia Xin no podría asumir la culpa por tal ofensa. Había logrado persuadirlo antes, pero ahora ya no la escuchaba. Solo se le ocurría una persona que pudiera convencerlo.
Ahh, necesito a Lou Xi Yan, pensó, y por suerte, ese hombre estaba de pie a su lado.
Sentado inmóvil en la silla, Lou Xi Yan no se había movido ni un centímetro ni pronunciado una sola palabra. Se acercó a él, necesitando culpar a alguien de su predicamento.
—Primer Ministro, el emperador está enfrentando dificultades que podrían dañar su cuerpo. ¿Cómo puede no aconsejarle?
El rostro de Lou Xi Yan se encontraba tan tranquilo como siempre.
—¿Si la emperatriz fue incapaz de cambiar la opinión del emperador, cómo podría este impotente ministro lograrlo? —dijo con inocencia.
—¡Tú!
Xin Yue Ning estaba furiosa. Terminaría enferma si no dejaba salir su frustración. Lou Xi Yan era la persona cuya opinión más importaba en asuntos del mundo para Yan Hong Tian. Sin embargo, ahora mismo él estaba fingiendo y actuando con arrogancia frente a ella. Quería enseñarle su lugar, pero no pudo más que apretar los dientes, incapaz de hacerle nada.
Mientras la emperatriz estaba medio ahogada por la ira, afuera de la tienda, Yan Hong Tian estaba tranquilo y compuesto, observando al grupo de soldados valientes y fornidos que escuchaban a la pequeña mujer, cuya cabeza ni siquiera les llegaba al pecho.
—Después, divídanse en tres escuadrones. Los líderes de escuadrón son Ge Jingyun, Leng Xiao y Lou Yan Nham. Presten atención a su despliegue, coordinación y apóyense los unos a los otros. Esto no es una prueba o un entrenamiento, es un rescate real. ¿Tengo que decir más? Deberían saber a qué me refiero.
Terminó de dar las órdenes con un tono tranquilo y determinado que le hacía sonar como si fuera un día como cualquier otro. En el caso de los escuadrones o equipos, los había desplegado con los miembros más compatibles, contando con excelentes habilidades. No tuvo que recordarles la ejecución, porque aquel escenario había sido anticipado y calculado durante medio mes. Este era el momento de ponerlo en práctica.
—Sí.
Respuestas claras y poderosas. Más de cien hombres se dividieron rápidamente en tres escuadrones, Ge Jingyun tomó uno de ellos para llevarlos a la parte superior del arroyo. Leng Xiao y Lou Yan Nham tomaron los otros dos escuadrones y trotaron por separado en dirección del monte Hou.
Yan Hong Tian se unió a la operación, pero no podía hacerlo solo, por lo que cuatro guardias imperiales le siguieron. Evitó a los soldados a pie, y a caballo, se dirigió hacia los acantilados. Sin embargo, cuando llegó allí, Leng Xiao y Lou Yan Nham ya estaban comandando a los soldados que ataran los nudos en sus cuerdas.
Estaba sorprendido. La velocidad de estos soldados era muy buena. Solo había partido unos momentos antes que ellos, pero a pesar de que estaban cabalgando, llegaron después.
Gu Yun desmontó y observó el terreno que le rodeaba. La pared de roca era justo como Cheng Hang había dicho: bastante empinada y compuesta mayormente solo por piedra, sin árboles o enredaderas de las cuales echar mano, pero las estructuras entre las rocas aún eran adecuadas para escalar.
Pronto, la larga cuerda estaba siendo anudada y Lou Yan Nham y Leng Xiao Gu miraban a Gu Yun, quien asintió ligeramente. Ambos ataron uno de los extremos de la cuerda alrededor de sus cinturas y comenzaron a escalar la pared de roca con sus manos desnudas, usando diferentes técnicas pero igual de rápido. En poco tiempo, alcanzaron la cima de la montaña, ataron la cuerda al árbol en la cima para asegurarla, sacudieron la cuerda y recibieron la señal para que la siguiente persona comenzara a subir.
No era de sorprender que ella dijera que la armada de Su podía conquistar la pared de roca en solo un cuarto de hora; usaban un método de relevos, dejando a una persona en cada lugar peligroso e impenetrable para ayudar al siguiente a subir, y con asistencia mutua, las setenta personas llegaron a la cima en muy poco tiempo.
Yang Hong Tian miró a Qing Mo quien no estaba muy lejos: su rostro estaba tranquilo, sin mostrar alegría u orgullo, como si este desempeño fuera normal y esperado. Ella sintió la presión que sus formidables ojos exudaban, y se giró para verlo. Luego, caminó hacia Su Ling y susurró:
—Acompáñalo y regresa. Iré a echar un vistazo primero.
—Mm, ¡ten cuidado!
Siempre había sido una persona de acción. Su entrenamiento de batalla era muy bueno escalando, y ahora era mucho más fuerte. Eso era lo que Su Ling sabía de ella.
Tal y como pensó, Gu Yun se giró hacia el acantilado, pero en lugar de usar la cuerda, encontró otro camino y lo estudió con cuidado. Su estatura pequeña y delgada no era adecuada para usar la ruta de los hombres, pero con sus movimientos habilidosos y ligeros, llegó a la cima sin problemas.
Yan Hong Tian parpadeó ligeramente y chasqueó la lengua.
—Qué ágil. ¿Qing Mo practica artes marciales?
Nunca se habría imaginado que esta pequeña niña pudiera moverse así. ¿Qué otras habilidades podría tener Qing Mo que pudieran causar la misma sorpresa afable?
—Algo —contestó Su Ling automáticamente.
—¿Le enseñaste a entrenar?
Podía ver que tenía varias habilidades, y que de alguna forma, también sabía cómo desplegar tropas. Viendo a los soldados que se subordinaban a ella sin problemas, estaba seguro de que Qing Mo les había instruido y practicado con ellos.
Sin darse cuenta, Su Ling sonrió. Él no fue quien le enseñó cómo entrenar, sino que fue al revés. Pero no quería que Yan Hong Tian lo supiera. Mostrar demasiado sus capacidades podría no ayudarla tanto en el futuro.
Viendo el rostro de su General brillando por el orgullo, el emperador no pudo evitar molestarlo con una sonrisa.
—Así que te gusta este tipo de mujer.
No era de extrañar que no hubiera mujeres en la residencia del General durante tantos años. Esas bellezas incomparables de sus funcionarios en verdad no cumplían con el ordinario requisito de ser “delicadas”.
Su Ling no tomó en serio la burla de Yan Hong Tian, así que respondió vagamente.
—Su majestad, por favor.
Sus ojos oscuros pasearon por los tramposos picos escarpados de la montaña, y comenzó a emocionarse.
—Ha pasado bastante tiempo desde que moví mis músculos. ¿Competimos? —dijo de repente. Su ling lo miró, y se dio cuenta que hablaba en serio.
—Bien —respondió con el mismo entusiasmo.
Los dos se miraron con mutua comprensión, y comenzaron. En un destello, las dos figuras altas escalaron. Su Ling usó su fuerza interna por completo. Cada vez que daba un paso, podía saltar más de veinte pasos. Sin embargo, Yan Hong Tian iba ganando por su cuerpo más ligero. Casi ni tocaba las rocas, y usaba la inercia para escalar con rapidez. Ambos llegaron a la cima al mismo tiempo, sin aliento.
Cuando Yan Hong Tian aún no ascendía al trono, solían hacer este tipo de actividades juntos. Después de que ascendiera, hace casi una década, ya no tuvieron más oportunidad para jugar.
—Tus artes marciales siguen cultivadas —rió Su Ling, recordando su niñez.
—Solía ser más rápido —replicó Yan Hong Tian, después de tomarse unos momentos para recuperar el aliento.
Habían pasado unos diez años desde que entrenaba con Su Ling. En esta tarde de invierno, el sol era cálido. Los dos se miraron el uno al otro y sonrieron, recordando el tiempo en que ambos eran jóvenes e imprudentes. En ese momento, los cuatro guardias imperiales también alcanzaron la cima de la montaña. El rostro de Yan Hong Tian había regresado a la normalidad, pero los guardias tenían la sensación de que el humor del emperador no era tan bueno como lo era en la base de la montaña. Entonces, el grupo vio a Qing Mo caminando en silencio en dirección al Monte Hou, trotando por el sendero con una expresión seria mientras miraba hacia abajo.
En esta posición, se podía ver con claridad la situación.
Había cinco personas custodiando el patio delantero y ninguno patrullando el salón ancestral ni el estudio. La atención de Gu Yun estaba en el pequeño edificio rodeado por seis hombres. Efectivamente, los hombres de negro estaban atentos a ees lugar, por lo que debía haber alguien adentro.
Luo Yan Nham con alrededor de treinta soldados había rodeado el pequeño edificio. Los hombres de negro estaban dispersos, por lo que se podría acabar con ellos uno por uno. Más importante, debían ser eliminados en silencio. Si los guardias en el patio delantero notaban que existían anomalías o algo inusual, ¡los rehenes podrían estar en un gran peligro!
Yang Hong Tian había estado observando a la docena de personas que se acercaban al pequeño edificio con movimientos extraños. Hicieron algunos gestos raros con las manos, como si así pudieran seguir comunicándose con la persona tras ellos sin alertar a los guardias. Luego se acercaron al objetivo en grupos de tres, uno atrayendo la atención del hombre de negro desde el frente y, cuando se giraban hacia el sonido del que provenía el movimiento, los otros dos rápidamnte se deshacían de ellos, estrangulándolos por detrás. La daga era usada rápida y despidadamente para perforar el cuello, cortando la vena en ese lugar, dandole al hombre de negro una muerte instantanea. Luego, los tres haciendo uso de su fuerza en conjunto, arrastraban el cuerpo hasta el bosque, ubicado en la parte trasera del patio. Los tres habían trabajado muy bien juntos en una serie de acciones y en poco tiempo se habían ocupado de los guardias fuera del edificio como si nada hubiera pasado.
Se escuchó el silbido de las flechas al ser disparadas al unísono por las ballestas. Escondidos tras las ventanas en el tercer piso y armados con flechas, estaban los hombres de negro agachados, custodiando el lugar. Las dos flechas disparadas por Shi Hu y Leng Xiao los mataron al instante. Desde la ubicación de Leng Xio el objetivo era sencillo de alcanzar, pero desde la de Shi Hu, requería un tiro extremadamente preciso. La mirada de Gu Yun se centró en la ubicación de este; siempre había sentido que él era alguien con un gran potencial. ¿Podría haber habido una razón cuando se cambió en el pasado los planes de ataque no autorizados?
Leng Xiao y Shi Hu se encargaron de los hombres de negro en el piso de arriba y Lou Yan Nham de los que custodiaban el pequeño edificio y logró asegurarlo con éxito. Gu Yan dejó salir un suspiro de alivio al ver que todo iba bien, pero se escuchó un ruido desde el salón principal, seguido por el grito de un niño. Uno de los hombres salió arrastrando a una pequeña niña, todo el camino hasta la puerta principal.
—¿Qué están haciendo? ¡Ni siquiera ha pasado una hora! —exclamó alarmada.
Cuando los asesinos arrastraron a la niña fuera de la puerta del patio, Dan Yulan se reunió con ellos de inmediato. De pie junto a él, con las manos atadas en su espalda estaba Zhou Qing. Estaban demasiado lejos como para escuchar lo que tenían que decir. Gu Yun solo esperaba poder rescatar a los rehénes lo antes posible.
Desde el arroyo, varias docenas de soldados entraron sigilosamente al otro patio. El puesto de centinela del edificio de tres pisos ya había sido tomado por Lou Yan Nham y el equipo de Ge Jingyun se movía sin problemas. Los dos equipos se reunieron frente al estudio para trabajar juntos, moviéndose en dirección al salón principal.
Treinta o cuarenta personas asediaban ahora el lugar y el resultado estaba fuera de toda duda. Pronto, Ge Jingyun hizo un gesto e informó a Gu Yun:
—Jefe, los rehénes están en el salón principal. Cuatro ya han sido rescatados.
—Primero llevalos a un lugar seguro —les dijo Gu Yun con los movimientos de sus manos. Sus ojos nunca dejaron a la chica en la puerta. ¿Cómo podría rescatarla?
Escoltado por los soldados, Gao Hong finalmente llegó al pie de la montaña. Era un hombre de mediana edad ligeramente regordete de poco más de cuarenta años. Tenía una lesión en su pierna derecha y, aunque tenía un pañuelo de tela atado alrededor de la herida, el sangrado parecía no haberse detenido. Su rostro había comenzado a tornarse blanco y azul, y parecía estar a punto de desmayarse en cualquier momento. Los soldados lo ayudaron a subir al pie del monte Hou, donde pudo ver a los demás de pie en la ladera. Sus ojos frenéticos de repente se agrandaron y cayó de rodillas.
—¡El emperador también ha venido!
¡El propio emperador acudió en su ayuda! El corazón de Gao Hong se agitó y su desalentado espíritu pareció cobrar vida de nuevo.
—Puedes levantarte, ve a descansar —le dijo Yan Hong Tian, viendo su pierna herida, con un tono triste. Los soldados lo habían rescatado con éxito. Qing Mo había ganado, pero al verla, al parecer quería salvar a la niña. Era algo imposible, ¿lo intentaría igual?
Gao Hong también lo notó, pero no se atrevió a hablar. La herida en su pierna aún rezumaba sangre. Leng Xiao bajó su ballesta y miró a Gu Yun, cuyo ceño estaba fruncido.
—Jefe, la niña está ahora en sus manos. Si llamamos al ataque, perderá su vida. Si no lo hacemos, los explosivos de afuera no serán despejados. La salida de los rehénes tampoco puede ser retrasada. Si no partimos, Gao Hong va a morir.
—La bandera sostiene dos vidas ¿no es así? —preguntó Liu Xing, avergonzado, y la arrojó al suelo. No estaba dispuesto a jugar. Si se ondeaba la bandera, la niña definitivamente moriría.
Gu Yun frunció el ceño y reflexionó. Los gritos de la pequeña afligidos y alarmados podían escucharse desde el patio delantero. La situación se había vuelto más complicada. El patio trasero estaba ahora bajo su control. Había otros seis hombres de negro en el patio delantero. En el borde de la pared había tres, junto a la puerta había dos y también uno sosteniendo a la niña, de pie en la puerta. El asalto sería algo sencillo, ¡pero salvar a la niña de las manos de aquel tipo era algo extremadamente difícil!
Cuando la señora Gao escuchó que el plan inicial era atacar de inmediato, se levantó y le gritó:
—¿Qué estás esperando? ¡Deja que la gente que está afuera ataque!
—¡Oh, si, que se apresuren a entrar! —concordó el exhausto Gao Hong. La joven Concubina Shi, que sostenía a un niño aterrorizado en brazos, tenía los ojos cubiertos de lágrimas que caían sin parar.
—¡Señor, Pearl es su hija! —sollozó. En respuesta Gao Hong soltó un suspiro. Su esposa la regañó con dureza.
—Ella no es nada más que la hija de una concubina. ¡¿Es su vida más importante que la de tu maestro?!
La Concubina Shi no se atrevió a responder, y siguió sollozando en su lugar. Sus ojos humedecidos observaban los gritos distantes de su hija.
La señora Gao, al ver que el equipo táctico no se movía, corrió hacia la bandera para dar la señal, cuando una mano la detuvo. Gu Yun se mofó por la rabia. Tal y como pensaba, con esta familia, las vidas de las personas extrañas eran nada a sus ojos.
—¡¿Qué estás haciendo?! —preguntó Gao Hong, mirándola con desdén.
Gu Yun arrebató la bandera con tanta fuerza, haciendo que la mujer se cayera al piso.
—¡La vida de esa niña salvó la mía! —declaró. La señora Gao se estremeció ante su mirada enojada.
—¡Tú, tú…! ¡¿Quién eres?!
¿Cómo se atrevía a actuar de esa manera frente al emperador y al General Su?
Gu Yun no le prestó atención, y arrojó la bandera a las manos de uno de los soldados de pie a un lado. Se giró hacia Leng Xiao y su escuadrón, y gritó algunos nombres.
—Shi Hu, Leng Xiao, Liu Xing, ustedes tres vayan al pequeño edificio para tenderles una emboscada. Yo, Ge Jingyun y Lou Yan Nham atacaremos el patio delantero. Antes de entrar, hazte cargo de las tres personas en las paredes laterales. Yo iré al frente. Ge Jingyun y Lou Yan Nham, háganse cargo de los dos en la puerta del patio y déjenme al de afuera.
Si no podemos atacar desde el exterior ¡será desde dentro!
—¡Sí!
Varios hombres lucían bastante contentos y emocionados. El deber de un soldado era obedecer órdenes, pero también tenían sentimientos. A nadie le gustaría ver cómo se sacrificaba la vida de un niño. Ahora, el jefe les había dicho que quería salvarla, por lo que lo harían con todo su corazón.
—¡Vamos!
Seis personas bajaron la colina después de comprobar sus armas. Gu Yun de repente sintió un escalofrío recorrer su espalda, miró hacia atrás y se encontró con los ojos profundos y sombríos de Su Ling que la estaba observando, pero las otras cinco personas ya habían bajado de la montaña.
—Tendré cuidado —le dijo con una sonrisa. Y sin esperar su respuesta, su pequeña figura bajó la colina rápidamente.
Yan Hong Tian lo estaba mirando con una leve sonrisa, junto con una docena de soldados. Su Ling quería bajar, agarrar a Qing Mo y traerla de regreso para regañarla con firmeza, pero ahora mismo no podía perder el control.
El escuadrón cruzó con éxito el patio trasero. Leng Xiao se preparó para la emboscada, y entraron a la casa. Gu Yun, Ge Jingyun y Lou Yan Nham avanzaron lentamente hacia su destino.
Entre el patio delantero y el salón principal había una pared corta de aproximadamente una persona de altura, que también había sido la razón de que los rehénes fueron rescatados en secreto. Todos los hombres de negro eran muy hábiles en artes marciales. Como no quería levantar sospechas, Gu Yun no se atrevió a avanzar precipitadamente, por lo que continuaron observando la situación. La puerta se abrió y fueron capaces de ver a un hombre tirando de la mano de la niña. Desde esa distancia, podían escuchar la negociación entre el hombre y Dan Yulan.
—Dan Yulan, tráela, y liberaré a la familia de Gao Hong. De lo contrario, los mataré ahora. —Estaba impaciente, y era claro que la conversación lo había dejado insatisfecho.
—Hay una bomba cerca, ¿cómo puedo enviarla?
La voz de Dan Yulan sonaba tenue desde la distancia.
—Ordene a tus hombres que se retiren a una milla de distancia —respondió el hombre después de reflexionar por unos momentos.
—No, tienes que liberar a Gao Hong para poder entregarte a Qing Mo —insistió Dan Yulan, lo que aparentemente enfureció al hombre.
—Negocia primero por su cadáver. —El hombre agarró la ropa de la niña, dio unos pasos hacia adelante y la levantó en el aire. Si la soltaba, sería asesinada por los explosivos enterrados en el suelo.
—¡Madre! ¡Madre…! —lloraba la niña con la garganta seca.
Dan Yulan miraba nervioso a la parte trasera del recinto, esperando por la señal, pero esta no llegaba. ¿Había fallado el rescate?
La mujer atrás suyo mantuvo su cabeza gacha. Su corazón latía con fuerza y estaba muy nerviosa. Aunque atacaran ahora, no había manera en que podrían salvar a la niña.
Desde la montaña, solo podía ver la espalda del hombre de negro, pero detrás de la pared baja, solo podía ver el dobladillo inferior de su ropa. Al escuchar el tono de su voz, Gu Yun pudo sentir el estado de ánimo del hombre que ya estaba irritado. Su corazón se encogió e hizo un gesto a las dos personas que la rodeaban para que se prepararan para atacar. Ambos asintieron y apretaron sus manos sobre las dagas.
Cuando Gu Yun se dio la vuelta, Yan Hong Tian observó su gesto en dirección al pequeño edificio. En una fracción de segundo, se dispararon tres flechas cortas directamente a su objetivo previsto: por debajo de las paredes y hacia el patio delantero, golpearon a los hombres de negro justo entre las cejas. Al mismo tiempo, Gu Yun, Ge Jingyun y Lou Yan Nham se apresuraron silenciosamente al patio, los flanquearon a la izquierda y derecha y cubrieron los gritos de los dos hombres que custodiaban la puerta del patio de atrás cortando sus gargantas.
Gu Yun por fin estaba en el patio delantero. La ballesta en su mano apuntaba a la parte posterior de la cabeza del hombre fuera de la puerta del patio y estaba a punto de disparar, cuando él pareció sentir que algo iba mal, y se giró abruptamente con la niña de escudo. La mano de Gu Yun vaciló de inmediato y controló su fuerza en el último segundo. La flecha corta no había sido disparada, pero el hombre vestido de negro la había descubierto.
El asesino miró fijo a la pequeña mujer del patio. Su rostro no mostraba la sorpresa que estaba sintiendo. ¿Cómo había entrado? Ya que se había acercado en silencio, supuso que sus compañeros ya debían estar muertos. Aún sabiendo que tendría que pelear por su cuenta, su postura no mostró ningún miedo.
Observó a la mujer con dos cicatrices profundas en su mejilla, y sus ojos agudos que lo miraban con indiferencia, y comprendió a quién estaba mirando.
—¡Eres Qing Mo!
Gu Yun no respondió. Les lanzó una mirada significativa a Luo Yang y Ge Jingyun, que se escondían a ambos lados de la puerta. Ambos respondieron con un guiño y no se apresuraron, sino que esperaron la oportunidad de actuar. Estaban nerviosos, y sus frentes estaban cubiertos por una capa de sudor. El propósito del ataque era Qing Mo; además, sabían que ella accedería a tomar el lugar de la niña.
Su Ling ya no podía mantener la calma y al momento siguiente, su alta figura estaba corriendo hacia el pie de la colina.
Tan pronto como se fue, los fríos ojos de Yan Hong Tian se apagaron. Su Ling realmente tenía sentimientos profundos por Qing Mo. No era nada bueno para él. Como un General de mano dura, ¡no debía mostrar su debilidad de manera tan obvia!
—¡Baja la ballesta!
El hombre vestido de negro usó a la niña para protegerse, usándola como escudo. Si su disparo no daba en el blanco, o se apresuraba, estaría en una posición peligrosa. El cerebro de Gu Yun trabajaba a toda prisa, pero no bajó el arma.
—¡Deja la ballesta! —Esa mujer era peligrosa; tan solo sus ojos eran aterradores. Su agarre en el cuello de su rehén se apretó, y ella se tragó su llanto y ya no hizo ningún ruido. Con la fuerza de esa mano, su rostro comenzó a pasar del blanco al rojo oscuro.
Gu Yun respiró profundo y se arrodilló lentamente con la ballesta en la mano. Se movió con lentitud, dando la impresión de que estaba dispuesta a dejar su arma en el suelo. El hombre, complacido por esto, giró ligeramente la cabeza hacia un lado para mirar a Gu Yun, quien estaba medio agachada en el suelo, dejando expuesta la mitad de su rostro. En ese momento, el destello de dureza atravesó los ojos de Gu Yun.
La ballesta que sostenía había sido colocada en el suelo, pero sin cambiar de posición, levantó el arma y disparó con un solo movimiento. Con un silbido, la flecha atravesó el ojo derecho del hombre. El proyectil pasó por la cuenca ocular y llegó al cerebro, matándolo de un golpe.
En un abrir y cerrar de ojos se había invertido la situación. Todos los presentes estaban atónitos y no volvieron en sí mismos de inmediato. Incluso en la ladera, el emperador no pudo evitar pensar: “¡Bien!”.
Tan fría como un pepino, ella había aprovechado su oportunidad con sus ágiles movimientos. Esa mujer era en verdad habilidosa. No era sorprendente que Su Ling la considerara con especial cariño. Si hubiera sido un hombre, le habría dado el título de Vanguardia, pero como era una mujer, sin importar lo buena que fuera, solo podía usarla tras escenas como estratega.
Le di. Gu Yun soltó un largo suspiro de alivio, pero el peligro no se había terminado. Nadie podría haberlo predicho, y ella se sorprendió tanto que su corazón dio un vuelco.
Cuando el hombre murió, no soltó su agarre en el cuello de la niña, y como estaba usándola de escudo, su cadáver comenzó a caer en dirección al patio frontal. Es decir, caería directamente en el lugar lleno de explosivos.
¡Oh no!
Gu Yun corrió rápidamente. Lou Yan Nham, que estaba más cerca de la puerta y era más rápido, agarró a la niña por la cintura y la abrazó con fuerza. En el instante en que estuvo contra su cuerpo, hubo un fuerte estallido: los explosivos se habían detonado.
—¡Lou Yan Nham!
El polvo era tan denso que resultó imposible ver el camino. Gu Yun aun así quería acercarse, por lo que intentó buscar un camino seguro, pero no podía encontrar la familiar sombra verde oscuro.
—¡Lou Yan Nham!
El poder de los explosivos era mayor de lo que habían imaginado. Lou Yan Nham yacía en el sueño con sus extremidades y la espalda cubierta de sangre. Varios fragmentos de piedra estaban incrustados en su cuerpo. El olor de la sangre y la pólvora impregnaban el aire. Difícilmente había un lugar en buen estado en su cuerpo. Gu Yun no se atrevió a tocarlo, solo se quedó a su lado diciendo su nombre una y otra vez.
—¡Lou Yan Nham, Lou Yan Nham! ¡Responde, Lou Yan Nham!
Este yacía inmovil en el suelo, cuando de repente, hizo un movimiento débil. El corazón de Gu Yun, que se había detenido por unos momentos, tembló y recuperó la vida. El chaleco reforzado había protegido sus órganos, y él seguía vivo.
Parecía querer darse la vuelta, porque con difíciles movimientos, reveló la mano delicada de la niña que había protegido con su cuerpo.
—¡No te muevas! —le gritó Gu Yun, sosteniendo su hombro con gentileza. En ese momento, Ge Jingyun llegó corriendo y ella le susurró—: Cuidado con los lugares delicados. Sostenlo.
Ambos levantaron con cuidado a Lou Yan Nham por sus hombros. Bajo el refugio que había hecho con su cuerpo, la niña yacía asustada y aterrorizada, pero ilesa. Gu Yun la abrazó y la ayudó a levantarse. La onda expansiva de la explosión esparció la niebla y el polvo, causando una especie de miasma.
—¿Cómo están? —sonó la voz de Dan Yulan desde lejos. Zhou Qing estaba a un lado, desatando la cuerda que había atado sus manos, y mirándolos con ansiedad.
—¡Desháganse de los explosivos de inmediato! Necesitamos a un médico, ¡hay dos personas heridas! —gritó Gu Yun.
—Bien. —Dan Yulan levantó su mano y en poco tiempo desde la distancia llegó un grupo de seis hombres, llevando tres robustos troncos de árboles. Los hombres vestidos de negro que yacían en el suelo, ya habían sido volados en pedazos. Gu Yun sostuvo a la niña, que temblaba como una hoja en el viento, en sus brazos para impedirle ver esa sangrienta escena.
—Ayuda a Lou Yan Nham —le susurró a Ge Jingyun.
—Sí.
Él era alto, y tenía la fuerza suficiente para llevar a un hombre con facilidad, pero Lou Yan Nham estaba sangrando por todas partes. No sabía dónde poner sus manos, cuando de repente, él levantó al cabeza y vio el rostro preocupado de Ge Jingyun.
—¡No seré el primero en morir! —le dijo con una risa casi inaudible. Intentó levantarse por su cuenta, pero Ge Jingyun se negó a dejarlo mover tanto y se apresuró a ayudarlo.
Al entrar al patio, llegaron justo a tiempo para ver al General abrazando nerviosamente al “jefe” entre sus brazos, como si fuera a desaparecer si soltaba su agarre, mientras ella aún sostenía a la niña.
Encontrándose esa escena tan pronto como llegaron, los dos hombres estaban incómodos.
Gu Yun estaba también apenada. Cuando entró al patio, hace tan solo un momento, fue sujetada rápidamente por Su Ling y, antes de que pudiera decir algo, ya estaba contra su amplio pecho.
Su Ling, en el camino hacia abajo de la montaña, vio a Gu Yun lidiar con el hombre de negro; y luego escuchó el estruendo de la explosión. Su sangre casi se congeló en aquel instante y todo lo que daba vueltas en su cabeza era la imagen de Gu Yun cubierta de sangre. A pesar de que había menos de medio cuarto de hora desde la parte de atrás de la montaña hasta el patio delantero, el corazón de Su Ling ya había experimentado el tormento más profundo, por lo que solo sosteniendo a Qing Mo de aquel modo podía estar seguro de que ella estaba bien y sentirse aliviado.
La última vez que había sido herida en el pecho, había estado inconsciente y no tenía idea de lo que sucedía a su alrededor. Una vez despertó, Su Ling comenzó a actuar de manera extraña. Esta vez, podía ver el dolor profundo en sus ojos, y el miedo sin ocultar, por lo que Gu Yun también sintió la severidad de la situación.
—Estoy bien, es Lou Yan Nham el que resultó herido —le explicó con rapidez.
Su Ling miró a Lou Yan Nham sentado en el suelo y cubierto de sangre, dejando una línea de huellas ensangrentadas en el camino. La mano que estaba alrededor de ella apretó su agarre de nuevo. Si hubiera estado un poco más cerca de la niña, ¿habría estado en la misma condición ahora mismo? Su Ling juró que de ahora en adelante, nunca volvería a complacerla. Su corazón realmente no era tan fuerte.
El semblante de Su Ling era terrible. Gu Yun se dio cuenta de que realmente lo había asustado esta vez y quería decir algo, pero una fuerte explosión llegó desde fuera del patio. Gu Yun rápidamente cubrió los oídos de la niña y al momento siguiente, sus oídos fueron cubiertos por un par de manos grandes y fuertes. Una leve sensación de calidez le llegó desde sus palmas, y levantó la cabeza. El rostro de Su Ling aún lucía oscuro y la mantenía protegida contra su amplio pecho.
El suelo del pequeño patio parecía temblar. El fuerte ruido que sacudía la tierra era ensordecedor y el humo ondulado estaba dejando a la gente sin aliento. Gu Yun, por primera vez en ese tipo de entorno, hizo una mueca sin pensarlo.
Cuando el polvo se disipó un poco, se escuchó una voz ansiosa llamando desde lejos:
—¡Pearl, mi niña!
Era la joven de antes. Gu Yun bajó a la niña de sus brazos y esta corrió de inmediato en su dirección. La mujer abrazó a la niña con fuerza entre sus brazos, mientras las lágrimas brotaban sin control. Frente al patio estaba Da Yulan con el médico y Yan Hong Tian, quien había bajado de la montaña.
—Presenten sus respetos al emperador. —Al entrar por el patio trasero, la primera orden del magistrado y oficiales fue inclinarse. Gu Yun se quedó de pie, congelada.
Incapaz de contenerse, los miró con desdén. ¿No deberían curar a los heridos primero? Gu Yun se giró para ver a Lou Yan Nham, pero Yan Hong Tian ignoró al grupo de personas arrodilladas y en su lugar se acercó a ella.
—¿Cuál es el nombre del equipo?
Gu Yun se quedó atónita por un momento. No había pensado en cómo llamarlos, pero con una mirada de reojo al hombre que siempre estaba a su lado, respondió:
—Águila Gris.
Las fuerzas especiales de Su Ling eran dignas de ese nombre. Yan Hong Tian le dio una mirada pensativa a Su Ling y de repente se rió.
—El rescate de hoy ha sido gracias a las habilidades de Qing Mo. Cumpliré mi promesa.
¿Qué promesa? Gu Yun se había olvidado por completo de eso, y cuando recordó que se trataba de la ceremonia de boda, Yan Hong Tian ya estaba saliendo del patio, siendo escoltado por sus oficiales.
Soltó un resoplo despectivo.
¿Desde cuando mi matrimonio es el asunto de otros?
[1] En el original, el emperador habla de sí mismo como “zhen”. Ese es el plural mayestático, o el Yo imperial. Los emperadores de esta época suelen hablar de sí mismos en plural porque en su persona estarían invocando la voluntad de los emperadores pasados y futuros. Además, tengan en cuenta que la posición del emperador es una dada por los cielos, con lo cual esta forma de hablar estaría incluyendo a los dioses.