Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 77: Cosas nuevas

Traducido por Herijo

Editado por Sakuya


Al día siguiente, temprano en la mañana, ya estaba montando a caballo, cabalgando hacia el este por un camino que sale de la capital real. A mi lado iba Paulo, así como Ratoka, vestido con ropa de niña y llevando un velo, mientras que detrás de mí estaban Claudia y Bellway, compartiendo un caballo.

Anoche, Paulo montó a caballo como mensajero para informarme sobre la invasión de un grupo de bandidos del país vecino.

Habían estado ocultos en las afueras del Bosque de los Monstruos en el territorio de Jugfena, y al parecer habían invadido con frecuencia el territorio del marqués Genas, pero no había suficientes tropas para proteger la frontera contra ellos.

Bajo un ataque conjunto de las tropas de los territorios de Jugfena y Genas, el único lugar al que podían escapar geográficamente era, desafortunadamente, el territorio de Kaldia.

Gracias a que Ergnade me informó de sus planes de antemano, mis tropas ya se habían dispersado por todo Kaldia, y voluntarios de la tribu Shiru también estaban en alerta contra los bandidos. Será bueno si podemos capturarlos antes de que algún ciudadano resulte herido…

Cancelé la actividad de la iglesia a la que se suponía que debía asistir. El sacerdote principal también iba a venir, y realmente quería establecer algunas conexiones directas dentro de la iglesia, pero no se puede hacer nada dadas las circunstancias actuales. Espero poder compensarlo si regreso.

Aun así, no podré regresar a la capital real durante bastante tiempo. Además, el conde Terejia se ha estado sintiendo bastante mal últimamente, su salud se encuentra deteriorada.

En esta época del año, muchos nobles se reúnen en la capital real. El séquito del marqués Nordstrom también está aquí actualmente. Durante este tiempo en el que estoy lejos de la capital, no sé qué van a decir de mí.

Probablemente sea algo desfavorable para mí, que no se pueda confirmar de inmediato por terceros.

Pasamos por mi mansión original y finalmente llegamos a la parte central de mi territorio muy tarde por la noche, donde se había construido la residencia de un nuevo señor del territorio. Los suministros para construir esta nueva residencia en su mayoría provenían de las montañas circundantes, ya que las montañas Amon Nor se encontraban directamente al este de aquí, y había un río que fluía desde ellas que también proporcionaba agua.

Este río, el río Sera, discurre paralelo a un río que está en nuestra frontera occidental, el río Rukter. Aguas arriba de aquí se encuentra el pueblo Cyril. Además, en el lado este del río Sera, hay una región llana llena de lagos y llanuras.

—Has llegado, mi señor.

Justo cuando bajé de mi caballo, escuché el idioma Artolan desde atrás de mí. Cuando voltee, vi a un joven de la tribu Shiru corriendo hacia mí, llevando una túnica con diseños únicos.

—Ah, acabo de regresar. ¿Cómo van las cosas en Kaldia, Teo?

Teo, este joven llamado Teomer, fue la persona elegida directamente por la tribu Shiru para ser su representante en todo lo relacionado conmigo. También resulta ser el líder de sus jóvenes guerreros, así que, por supuesto, he hablado más con él que con nadie de su tribu.

—En este momento, mis fuerzas están buscando al este del río Sera a los bandidos. No creo que hayan cruzado al oeste del río todavía. Los chicos del ejército están custodiando los pueblos y el río. Esas fueron las órdenes de Gunther.

—Ya veo… Es más fácil rastrearlos en las llanuras. Pero como no podemos encontrarlos, es posible que ya hayan abandonado nuestro territorio. Tal vez, al igual que cuando los soldados de Jugfena los perseguían, cruzaron al territorio de Genas de nuevo… Si tan solo pudiéramos ponernos en contacto con el ejército de ese territorio…

Casualmente, miré a Bellway mientras decía eso, pero él negó con la cabeza.

—Envié una paloma mensajera, pero… La respuesta que recibí de la esposa del marqués Genas fue que ‘cada territorio debería encargarse de sus propios problemas’.

Teo y yo asentimos sin sorpresa ante esto. Es bien sabido que la esposa del marqués Genas se encarga de la mayoría de los asuntos internos en el territorio y que ella odia a Kaldia. Debido a los hobbies insanos de mi difunto padre y al hecho de que heredé su apariencia y de que los Kaldia han recibido el apodo de ‘la familia demonio’, la esposa del marqués Genas no oculta en absoluto su desagrado hacia nosotros. Su disgusto, por cómo los mayores afectados por la locura de mis padres fueron los propios ciudadanos de Kaldia, probablemente llevó a su actitud hacia todo el territorio. Aunque no conozco los detalles, también hay rumores de que su padre y mi abuelo fueron enemigos acérrimos.

—Teo, ¿todavía tienes guerreros disponibles para movilizarse de inmediato en este momento?

—Sí, la mitad de ellos todavía están aquí, ayudando con la construcción del pueblo.

—La construcción puede esperar. Convoca a todos los guerreros restantes aquí.

Teo no asintió en reconocimiento. Se acercó a mí, se arrodilló y agarró mi hombro. Probablemente no contuvo su fuerza en absoluto, pude escuchar algunos crujidos provenientes de mi diminuto hombro.

Apreté los dientes y soporté el dolor. Ni siquiera permití que los músculos de mi mejilla se movieran en lo más mínimo. Enfrenté directamente la mirada afilada de Teo mientras hablaba.

—No puedo estar de acuerdo en que se retrase la construcción de nuestras viviendas. ¿O estás diciendo que los ciudadanos originales de tu territorio son más importantes que nosotros, los recién llegados? Tú fuiste quien nos dijo originalmente que nos tratarías por igual.

La construcción ya estaba muy retrasada. El líder original del proyecto, Kamil, ha fallecido. Los agricultores refugiados que habrían sido de ayuda en la construcción también han sido asesinados, y yo, como el nuevo supervisor de la construcción, he estado ausente por un tiempo. Están utilizando materiales de construcción con los que no están familiarizados y adaptándose a vivir en un entorno completamente nuevo.

Para él, terminar la construcción para su tribu es de vital importancia. También sabía de antemano cuán apasionado era sobre esto.

Teomer es uno de los líderes de la tribu Shiru. Durante la larga huida de su tribu del ejército de Densel, varios de sus líderes perecieron, por lo que fue elegido como uno de los nuevos líderes. Entre los ocho líderes de su tribu, él es el único joven, pero su edad no importa. Jóvenes y mayores, todos en la tribu Shiru lo respetan y depositan sus esperanzas en él.

Puse mi propia mano sobre la mano de Teo en mi hombro.

—Teomer Terit, también me preocupa el hecho de que la construcción de las viviendas de tu tribu aún no esté completa… Pero, no estuve en la capital real para jugar. No habrá problema en detener la construcción temporalmente.

Teo parpadeó lentamente. En sus ojos color gris piedra, parecía brillar una llama.

—¿Tienes algún tipo de medidas en marcha?

—Tuvimos una discusión con el señor Carson sobre contratar a algunos carpinteros. El próximo mes llegarán aquí sesenta carpinteros junto con todo su taller. Desde muebles hasta cosas más difíciles como barcos y puentes, ellos los construirán para nosotros. Actualmente están trabajando en el procesamiento de la madera que se utilizará. También les pedí que preparen algunas ruecas y máquinas de tejer.

De hecho, no tengo el lujo de jugar en la capital real en absoluto. No tengo el tiempo libre ni el derecho para hacer algo así. Continué hablando.

 —Lo sé. Presuntuosamente dije que aceptaría a tu tribu, pero mis ciudadanos originales tienen sentimientos negativos hacia mí. Aun así, tengo el deber de proteger a todos, por eso tengo que hacer uso de tus guerreros… Puede que no pueda llevar el estilo de vida de un guerrero, pero esto es algo que simplemente tengo que hacer por mi propio orgullo.

La mano de Teo en mi hombro aflojó por completo su agarre. Me miró directamente a los ojos, que eran del color de la sangre. Una llama ardía intensamente en sus ojos, similar a cuando el conde Terejia me miraba directamente como si pudiera ver a través de mí. Él podía verse reflejado en mis ojos.

Bajo el estímulo de Claudia detrás mío, finalmente se puso de pie. Luego, se inclinó profundamente hacia mí.

—Me disculpo por mi rudeza. Como mi señor ha ordenado, convocaré a todos los guerreros del pueblo aquí. Vamos a buscar hacia el oeste.

—Eso será de gran ayuda… Gracias.

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